Se trata de un proceso reumático crónico representado por un dolor generalizado, especialmente en zonas musculares, sin que exista un daño aparente (como un accidente o una infección) y con una gran sensibilidad al contacto físico y al cambio de temperatura. Síntomas: dolor de músculos, fatiga mental, trastornos del sueño, síndrome del intestino irritable y trastornos psicológicos. Una evaluación clínica servirá para descartar otras patologías como el lupus, el hipotiroidismo o la artritis reumatoide.