Se trata de un trastorno neurológico frecuente en la población especialmente en mujeres. Los síntomas más comunes son dolor de cabeza intenso y pulsante en un lado de la cara junto con alteraciones en la visión que pueden provocar náuseas y sensibilidad a la luz, de forma reiterada y con una duración desde 4 hasta 72 horas. Los estudios indican que existe un porcentaje elevado de herencia genética de esta patología. También, hay personas que son más propensas a desarrollar migraña tras el consumo de ciertos alimentos (chocolate, queso, vino) o medicamentos (píldoras anticonceptivas) así como realizando ejercicio, viajando en avión (cambios de presión), si padece ansiedad o relacionado con el ciclo menstrual (en caso de las mujeres). Se recomienda evitar el alcohol, el tabaco, la falta de sueño y la pérdida de apetito. Existen tratamientos a base de medicación como analgésicos y antiinflamatorios (para aliviar el dolor) y antieméticos (para frenar las náuseas y vómitos); tratamientos más agresivos por inyección intramuscular o intravenosa; y tratamientos alternativos menos agresivos mediante homeopatía, acupuntura, entre otras terapias.