Es un estado causado por la debilidad del músculo responsable de levantar el párpado, por daño a los nervios que controlan esos músculos o por flacidez de la piel que rodea los párpados superiores. Esta caída puede ser total, si cubre todo el área de la pupila, o parcial. Dependiendo de su grado puede bloquear o dificultar la visión por lo que su pronóstico y tratamiento es muy diferente si se presenta en un niño o en un adulto. Cuando la ptosis se presenta desde el nacimiento se denomina ptosis congénita. Si un niño nace con una ptosis moderada o severa debe ser tratada y revisada por un oftalmólogo pues, al dificultar la visión por oclusión del área pupilar, se puede desarrollar una pérdida irreparable de la visión. Los factores de riesgo abarcan envejecimiento, diabetes, accidente cerebrovascular, síndrome de Horner, miastenia grave y un tumor cerebral u otro cáncer, los cuales pueden afectar el nervio o las reacciones musculares. El tratamiento de la ptosis es generalmente quirúrgico ya que pocos casos pueden ser tratados médicamente y esta intervención estará condicionada por la valoración de los siguientes factores: la edad, la uní o bilateralidad, el grado de la ptosis, la presencia de tortícolis, la fuerza del músculo elevador y la presencia de estrabismo.