Katia Kokoulina

No te preocupes, no necesariamente se trata de una crisis de pareja, ni de un cambio en los sentimientos de él. Al margen de ese dato que comentas, ¿vuestra relación sigue siendo buena? Presta atención a si en los últimos meses hubo algún cambio importante entre vosotros. ¿Seguís disfrutando del tiempo en pareja? ¿Hacéis cosas juntos? ¿Las relaciones íntimas siguen funcionando de la misma manera que antes? ¿Habláis de las cosas igual que siempre? Ojo, no tengas en cuenta los cambios desde que le mencionaste el tema de no nombrarte – podrían deberse a la inhibición natural que ocurre cuando uno de los dos comunica al otro que hay un problema. Analiza los hechos con la mayor objetividad posible, intentando dejar tu preocupación de lado. Si vuestra relación sigue siendo más o menos igual que siempre, no le des más importancia – cuanto más hables del tema y más afectada te muestres, más se bloqueará él. Piensa que ese detalle podría deberse a muchísimas cosas que no tienen nada que ver contigo ni con la relación (el estrés, los problemas laborales, alguna amistad fallida, una crisis vital personal, etc). Ahora sí, si observas que efectivamente hubo cambios importantes (a peor) en vuestra vida de pareja, pide ayuda. Un psicólogo especializado en terapia de pareja puede ayudaros mucho más de lo que te imaginas.
Un abrazo,
Katia Kokoulina

El tema del uso del móvil en la adolescencia (o en las edades más tempranas) es muy delicado y no debería tratarse a la ligera. Para un adolescente hoy en día disponer o no de un teléfono móvil puede suponer algo tan grave como la exclusión de su grupo social – si TODOS sus compañeros de clase tienen un teléfono, es fácil que se sienta excluido.
Cada caso es diferente. ¿Los padres del niño están divorciados y el móvil ayuda a tener comunicación con ambos sin restricciones? ¿Los horarios de trabajo de los padres son complicados y el niño pasa mucho tiempo solo? ¿El niño suele cumplir con sus obligaciones escolares? ¿Es lo suficientemente maduro como para entender las barreras que no debe traspasar (como hablar con desconocidos, mandar sus fotos etc)?
Te recomendaría lo siguiente:
1) No amenaces a tu hijo/a con ejercer el “control parental” de sus redes sociales – no hay nada peor para la confianza que pensar que tu intimidad será vigilada y controlada. Es más; el efecto será justo el contrario: tu hijo/a se las ingeniará para abrir perfiles ocultos de los que no tendrás ni idea.
2) Si sospechas que es necesario hacer algún control, es mejor que le avises explicándole los motivos (o mejor aún, que le pidas permiso). Créeme, es mucho más importante que confíe en ti, y para eso la sinceridad es la clave.
3) Negocia y llega a los acuerdos que tu hijo/a acepte. Eso es muy distinto a que los padres ejerzan la dictadura en ese tema. Si le has dado un teléfono a tu hijo/a, no debes crear la amenaza de poder quitárselo en cualquier momento. ANTES de dárselo, hablad sobre el tiempo máximo que podrá dedicarle a los juegos; en qué redes sociales podrá entrar y bajo qué condiciones; etc.
4) Negocia los límites infranqueables ANTES de darle el teléfono. Por ejemplo: el uso del móvil en el colegio está prohibido; no puede usarlo antes de terminar de hacer los deberes; la hora tope por la noche; etc. Las consecuencias de no cumplir estos límites también deben estar claras de antemano. Tu hijo/a nunca debe tener la sensación de que le quitas el teléfono cuando se te antoje (y lo peor es pensar que eso dependerá de si estás enfadado con él por otras cosas que no tienen nada que ver).
Como siempre, el DIÁLOGO y el RESPETO son fundamentales.
Un abrazo,
Katia Kokoulina