Cuidados de enfermería en administración de la carbamazepina

La carbamazepina es un anticonvulsivo y estabilizador del ánimo que requiere una administración cuidadosa por parte del personal de enfermería, especialmente en tratamientos prolongados o en pacientes vulnerables.

Cuidados de enfermería clave:

Antes de la administración:

Verificar la dosis y vía de administración prescrita.
Confirmar antecedentes de alergias o reacciones adversas previas.
Comprobar posibles interacciones farmacológicas (puede interferir con anticoagulantes, anticonceptivos, otros antiepilépticos...).
Asegurar niveles plasmáticos previos si están indicados (control terapéutico).
Durante la administración:

Administrar con alimentos para reducir molestias gastrointestinales.
No triturar comprimidos de liberación prolongada, salvo indicación médica.
En el caso de jarabe, agitar bien el frasco y usar dosificador adecuado.
Después de la administración:

Vigilar signos de efectos adversos: somnolencia, visión borrosa, ataxia, temblores, náuseas, alteraciones del ánimo o erupciones cutáneas.
Controlar signos vitales y estado neurológico si el paciente está en fase de ajuste de dosis.
En tratamientos prolongados, vigilar signos de toxicidad hepática o hematológica (analíticas periódicas).
Educación al paciente:

No suspender el tratamiento de forma brusca.
Evitar alcohol y otros depresores del sistema nervioso.
Informar de signos de alerta: fiebre, hematomas, erupciones, fatiga excesiva, visión doble.
Recomendación desde la medicina personalizada:
La carbamazepina puede causar reacciones graves en personas con ciertas variantes genéticas, como el alelo HLA-B*15:02 (asociado al síndrome de Stevens-Johnson). En pacientes con antecedentes familiares o sensibilidad a medicamentos, se recomienda valorar un test de farmacogenética antes de iniciar el tratamiento, especialmente en poblaciones asiáticas.

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