Mi hijo es adicto a pokemon, se pasa todo el día jugando los videojuegos de pokemon, viendo las series

Buenos días. Sería fundamental valorar el grado de afectación que los Pokemon tienen en la vida diaria de su hijo: en qué medida deja de realizar otros juegos o incluso tareas obligatorias por jugar al pokemon, en qué medida es incapaz de relacionarse con otros niños de su edad porque únicamente habla de pokemon, etc. Este tipo de valoración es lo que nos va a dar información del nivel de gravedad de la adicción de su hijo y, por tanto, de la necesidad de intervenir y el tipo de intervención más conveniente. Para tomar esta decisión hay que tener en cuenta también la dinámica familiar y realizar un análisis exhaustivo de las motivaciones de su hijo.
Le animo a consultar con un psicólogo infantil.

Creo que si existe tal grado de preocupación, como bien dice el compañero, habría que evaluar si existieran problemas de adicción a los videojuegos y el papel que tiene el juego en la vida del niño. Le animo a acudir a un terapeuta y que él le explique todo el entramado.

Como apuntan mis compañeros, te recomiendo acudir a un psicólogo para realizar una valoración psicológica ya que tiene 9 años y puede afectar en varias áreas de su desarrollo: familiar, social, escolar..

Tu hijo tiene 9 años, eso significa que tienes la posibilidad y la responsabilidad de dosificar el tiempo y los contenidos de su ocio. Puedes premiar (reforzar) cualquier actividad alternativa, especialmente las que sean al margen de la TV, los videojuegos y la electrónica en general y además reducir progresivamente el tiempo de exposición a juguetes electrónicos y ayudarle a encontrar satisfacción en juegos compartidos y físicos e incluso libros y cuentos para su edad.
Esto no excluye la valoración por un psicólogo/a del grado de dependencia de los videojuegos y de posibles problemas emocionales o psicológicos, pero que con esta información no podemos suponer.

No tengo muy claro que sea una adicción como tal, necesitaría más información para saberlo. Lo que sí parece es muy obsesionado. Si esa obsesión le impide hacer una vida normal te recomiendo que lo lleves a un psicólogo para que lo evalúe lo trate y os de pautas para casa. Y sobre todo que intente averiguar de qué se está refugiando tu hijo en los pokemon. Que hay en su vida real tan malo como para querer perdérsela o que es lo que no hay de bueno. Yo intentaría averiguar qué le pasa y que socializara más, aunque con un tema de conversación tan limitado puede que le rechacen en el cole, porque algunos niños de 9 años ya no están en la fase pokemon. Espero que no se estanque y que se solucione todo.

Estoy muy de acuerdo con mis compañeros y simplemente para puntualizar. Los niños con 9 años aún no tiene bien desarrolladas las funciones ejecutivas, es decir, todavía muestran dificultades para controlar sus impulsos y monitorizar su propia conducta hacia planes o metas más largo plazo. Eso significa que cuando el niño juega no puedo gestionarse solo, por eso es tan importante el acompañamiento de un adulto que le "preste" su capacidad de control para que el niño pueda guiarse. Del mismo modo, opino que sería muy conveniente realizar una evaluación exhaustiva para poder conocer si el niño tiene alguna otra dificultad emocional que no está pudiendo expresar.

Buenos días. Lo más recomendable es acudir a un/a psicólogo/a con quien poder evaluar lo que está sucediendo. Los niños a los 9 años no tienen completamente desarrollada la parte del cerebro que permite regular los impulsos, posponer lo apetecible, etc. Aprenden a regularse gracias a la regulación por parte de los adultos que interactúan con ellos, especialmente los padres. Por tanto, será muy importante tu implicación en el tratamiento, para poder poner límites coherentes y predecibles. Será muy importante también explorar qué ocurre cuando se le pone un límite, cómo reacciona, qué hacéis los adultos de su entorno con su reacción, etc.
En términos generales, los niños necesitan límites claros y acompañamiento en su frustración. Es decir que aprender a no ceder y estar presentes para sostener la frustración (y posible rabieta) es fundamental para que los niños vayan aprendiendo a auto-regularse.
Un saludo.
Christian