
Claudia Castilla
Especialista en Contenido Médico
Especialista en Contenido Médico
Hacer ejercicio es una de las mejores formas de cuidar la salud física y mental. Pero durante los meses de calor intenso, entrenar al aire libre puede convertirse en un riesgo si no se toman las precauciones adecuadas.
El golpe de calor ocurre cuando el cuerpo pierde la capacidad de regular su temperatura interna, que puede subir rápidamente por encima de los 40 °C, especialmente en condiciones de alta humedad y calor ambiental.
Durante el ejercicio:
La temperatura corporal aumenta naturalmente.
El cuerpo trata de compensarlo mediante el sudor y la vasodilatación.
En ambientes muy calurosos o húmedos, este mecanismo puede ser insuficiente.
Si no se regula, puede producirse deshidratación, fatiga térmica o incluso un golpe de calor.
Es fundamental aprender a escuchar al cuerpo durante el ejercicio al aire libre. Presta atención si aparecen:
Mareos o visión borrosa
Náuseas o vómitos
Dolor de cabeza
Calambres musculares
Piel caliente, enrojecida o seca
Confusión, desorientación o somnolencia
Pulso acelerado y respiración agitada
Si aparecen estos síntomas, suspende el ejercicio de inmediato, busca sombra y refresca el cuerpo. Si no mejoras, busca atención médica.
Aquí van algunas recomendaciones clave para mantener la seguridad durante tu rutina física:
Entrena preferentemente en las primeras horas de la mañana (antes de las 10 h) o al atardecer (después de las 20 h). Evita el ejercicio entre las 12 h y las 17 h, cuando el riesgo térmico es mayor.
No esperes a tener sed. Bebe agua con frecuencia y, si el ejercicio es intenso o prolongado, considera bebidas con electrolitos.
Opta por prendas de colores claros y materiales que permitan la evaporación del sudor, como el poliéster técnico o algodón ligero. Lleva gorra o visera.
Aunque no sea un factor directo del golpe de calor, las quemaduras solares empeoran la regulación térmica del cuerpo por eso es importante elegir un buen protector solar.
Reduce la intensidad del entrenamiento si el calor es muy alto. Hacer pausas regulares y encontrar sombra puede marcar la diferencia.
Los deportes más riesgosos bajo altas temperaturas son los que combinan esfuerzo físico intenso con exposición directa al sol, como:
Running
Ciclismo
Fútbol o deportes de campo
CrossFit o entrenamientos HIIT en exterior
Si practicas alguno de estos, considera hacerlo en lugares cubiertos, con ventilación o bajo supervisión profesional en los días más calurosos.
Si no quieres dejar de entrenar pero buscas seguridad, considera:
Caminar en zonas sombreadas
Ejercicios de movilidad o estiramientos al aire libre, en horarios seguros
Entrenamientos breves e intermitentes, con pausas frecuentes
También puedes alternar entrenamientos al aire libre con sesiones en casa o en el gimnasio durante olas de calor.
Hacer ejercicio en verano es posible, pero debe hacerse con responsabilidad. Entrenar al aire libre puede ser saludable, siempre que se respeten los horarios, se mantenga una hidratación constante y se vigilen los signos de alerta.
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