Artículos 26 febrero 2024

Hígado graso: qué es, causas, síntomas, tipos y tratamiento

David Sanchis Dietista Nutricionista
David Sanchis
Dietista Nutricionista

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La acumulación de grasa en el hígado es muy frecuente y representa, junto con las hepatitis de origen vírico, la gran mayoría de las enfermedades hepáticas.

La prevalencia mundial oscila entre el 20-30% y se estima que irá en aumento sobre todo por el estilo de vida actual. Esto se explica por el consumo excesivo de comida y alcohol asociado a las costumbres sociales y culturales, factores claves del desarrollo de esta enfermedad.

Qué es el hígado graso

El hígado graso se caracteriza por el depósito excesivo de ácidos grasos en las células del hígado >5%. Puede presentar diversas formas clínicas, desde situaciones iniciales de la enfermedad como la esteatosis simple (acumulo de grasa), a una inflamación del tejido hepático como es la hepatitis. Esta última forma conlleva un aumento del riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer de hígado.

Tipos de hígado graso

Se clasifican principalmente en hígado graso alcohólico (HGA) y no alcohólico (HGNA).

  • El hígado graso alcohólico está directamente vinculado al consumo excesivo de alcohol.
  • Por contra el HGNA aunque pueda existir consumo de alcohol está relacionado con obesidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, niveles altos de grasas en la sangre (síndrome metabólico).

La combinación de obesidad y consumo de alcohol puede tener efectos sinérgicos en el desarrollo de enfermedad hepática.

Prevalencia

La enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA) es la patología hepática más frecuente, con una prevalencia que algunos estudios sitúan en torno al 20-30% de la población general en Europa y del 25% en España.

Por contra en el caso de la enfermedad hepática alcohólica (EHA) las cifras estimadas son mucho menores, en torno al 2% de la población general en Europa, incluyendo a España. Aún así, es la causa más frecuente de enfermedad hepática avanzada y cirrosis, que cursa con una elevada mortalidad.

Causas del hígado graso

El HGA se produce por la ingestión excesiva de alcohol. Cuando el hígado ve superada su capacidad depuradora por una cantidad excesiva de alcohol y esta situación se prolonga en el tiempo, se producen lesiones. Estas se deben básicamente a la acumulación de tóxicos y aumento de la oxidación en las células hepáticas.

En general, la cantidad de alcohol consumida (cuánto, con qué frecuencia y durante cuánto tiempo) determina el riesgo y la gravedad de la lesión del hígado.

En el caso del HGNA existe una estrecha relación entre el incremento de la incidencia de la obesidad a nivel mundial, consecuencia de una dieta rica en calorías y grasas saturadas y el incremento en la prevalencia de la EHGNA presentando tasas de prevalencia que superan el 50 % entre la población con obesidad, el 70% entre aquellas personas con diabetes y más del 80% en personas con síndrome metabólico (conjunción de obesidad, resistencia a la insulina, dislipidemias).

El mecanismo fundamental parece ser un defecto en la acción de la insulina sobre el metabolismo de las grasas y carbohidratos (“resistencia a la insulina”), por lo que estas se acumulan en exceso en el hígado, dando lugar a la lesión de tipo 1 o “esteatosis simple”. Se cree que la grasa acumulada en el hígado es la que provoca una serie de “reacciones de oxidación”, cuya consecuencia final es la aparición de inflamación y cicatrices (lesión de tipo 2 o “esteatohepatitis”). Si las cicatrices ocupan la mayor parte del hígado, es cuando el enfermo tiene la lesión más grave, la tipo 3 o “cirrosis”.

Sin duda la incorrecta alimentación es uno de los factores más importantes del desarrollo y progresión del hígado graso no alcohólico. En general, la dieta occidental que seguimos en la actualidad, con una alta densidad energética, rica en productos procesados que aportan grasas -trans, saturadas y colesterol, así como la presencia de bebidas azucaradas ricas en fructosa incrementa la adiposidad visceral y estimula la acumulación hepática de grasas y la consiguiente progresión de la enfermedad.

hombre barba polo azul manos estomago higado graso La dieta mediterránea logra mayor reducción de grasa hepática.

Síntomas del hígado graso

De forma resumida, podemos decir que existen tres enfermedades del hígado: la esteatosis hepática, la hepatitis y la cirrosis.

  • La esteatosis hepática consiste en un acúmulo de grasa (triglicéridos) en el hígado como consecuencia del daño hepático. En este caso el paciente apenas tiene síntomas o presenta molestias inespecíficas, aunque en general existe un agrandamiento del hígado (hepatomegalia) y las pruebas analíticas se encuentran alteradas. En muchos casos se diagnostican sólo por alteraciones analíticas.
  • La hepatitis se debe a un daño hepático mayor con inflamación y destrucción de las células del hígado; aparece más bruscamente y puede ser muy grave. Los pacientes suelen presentar coloración amarillenta (ictericia), malestar general, náuseas, vómitos, dolor abdominal y fiebre.
  • Finalmente, la cirrosis asocia una importante destrucción de células hepáticas con un marcado proceso de cicatrización (fibrosis) que altera de forma importante la arquitectura del hígado, llegando a comprometer sus funciones. Inicialmente los pacientes pueden estar casi sin síntomas pero si su evolución prosigue pueden presentar acumulo de líquidos en el vientre (ascitis), hemorragias digestivas, trastornos de la conducta (encefalopatía) e incluso un tumor hepático.

Recordar como anteriormente dijimos que las formas más severas de esta enfermedad suelen desarrollarse con mayor frecuencia por el abuso del alcohol, es decir, al hígado graso alcohólico.

Tratamiento para el hígado graso

El tratamiento fundamental en enfermedad hepática alcohólica es la abstinencia del alcohol. De hecho, si se deja de beber se aumenta la supervivencia de forma significativa. En las fases iniciales de la afectación hepática, el hígado se puede recuperar en su totalidad en muchos casos; en fases más avanzadas (cirrosis) se mejora la función del hígado, se impide su progresión y disminuyen las complicaciones.

La adicción al alcohol a menudo requiere intervención psicológica y apoyo emocional. Los programas de rehabilitación y el asesoramiento pueden ayudar a los pacientes a mantener la abstinencia. Se ha observado que en muchos casos graves existe deshidratación y desnutrición. Una hidratación y alimentación adecuada puede mejorar notablemente el estado general del enfermo. Los pacientes con EHA pueden necesitar suplementos nutricionales (sobre todo aminoácidos , vitaminas B y K).

En algunos pacientes puede ser necesario emplear otros tratamientos e incluso realizar un trasplante hepático cuando la enfermedad continúa progresando a pesar de la abstinencia.

En el caso de la EHNA las modificaciones en la dieta y el estilo de vida son el pilar de tratamiento fundamental de esta enfermedad.

Reducción del sobrepeso

En general la mayoría de pacientes con HGNA presentan sobrepeso/obesidad . Existe un amplio consenso sobre que la pérdida de peso es el factor más determinante en la mejoría de la EHGNA y apuntan a que es necesario un descenso de al menos un 7%.

Desde el SEEN (Sociedad Española Endocrinología y Nutrición) se recomienda una pérdida del 7% o más en los primeros 6 meses a un ritmo de 0,5-1 Kg por semana. Una pérdida ponderal demasiado rápida podría movilizar los ácidos grasos del tejido adiposo al hígado y empeorar la esteatosis.

Dieta

Se ha demostrado que cualquier tipo de dieta que logre reducción del peso corporal tendrá efectos beneficiosos. No obstante, además de la restricción calórica, es necesario tener en cuenta determinados componentes cualitativos de la dieta que también pueden influir sobre el depósito de grasas en el hígado como:

  • Las grasas saturadas y trans tienen una estrecha relación con el desarrollo del hígado graso y otras patologías metabólicas, por contra, las dietas ricas en grasas insaturadas, en especial monoinsaturadas tienen un efecto beneficioso.
  • Hidratos de carbono: las dietas con un elevado índice glucémico y los alimentos ricos en azúcares en especial fructosa, como las bebidas azucaradas, aumentan la acumulación de grasa hepática.

Por ello se recomienda que la dieta sea:

  • Rica en ácidos grasos monoinsaturados (aceite oliva y frutos secos).
  • Rica en antioxidantes naturales y fibra (consumo elevado de fruta y verdura).
  • Dieta baja en grasa saturada, evitando carnes grasas, mantecas y comida basura (industrial, fast-food…).
  • Moderar el consumo de carne y aumentar el de pescado, en especial pescado azul (fuente de w3).
  • Restringir el aporte de hidratos de carbono con alto índice glucémico (en especial el aporte de fructosa a través de bebidas azucaradas).
  • Rica en fibra por el consumo de cereales y granos integrales (en especial legumbres, arroz, avena).
  • Consumo diario de lácteos (sobre todo fermentados, probióticos).

Diversos estudios apuntan a que la dieta mediterránea logra mayor reducción de grasa hepática, respecto a otras, precisamente porque reúne estas características.

Ejercicio

Existen estudios que demuestran un efecto beneficioso de la actividad física independientemente de los cambios en el peso corporal.

Una revisión sistemática concluyó que tanto el ejercicio aeróbico como el de resistencia son eficaces en reducir la esteatosis. Se considera necesario como mínimo unos 40-45 min de ejercicio, 3 veces por semana. Si tienes alguna duda o necesita ayuda puedes pedir cita con un nutricionista.

Referencias
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  • Rocío Aller de La Fuente 1,2, Natalia Fernández Angulo 2, Daniel de Luis Román 2.3. Nutrición en el hígado graso no alcohólico. Revisión sistemática. Nutrición clínica en medicina Vol. XIII - Número 2 - 2019 pp. 89-98.
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  • Jiménez-Cruz Arturo, Gómez-Miranda Luis Mario, Díaz Ramírez Glenda, Carvalí Meza Nuris Yohana, Bacardí-Gascón Montserrat. [La adiposidad como factor de riesgo del hígado graso no alcohólico: revisión sistemática: La adiposidad como factor de riesgo del hígado graso no alcohólico.

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