Mi camino como psicóloga: pasión por acompañar a quienes buscan apoyo
Elegí ser psicóloga porque lo sentí desde dentro. Siempre he querido ayudar a las personas, estar presente en los momentos difíciles y ofrecer un espacio seguro cuando más se necesita.
Desde pequeña me llamaba la atención comprender cómo pensamos, cómo sentimos y cómo esas experiencias influyen en nuestra vida diaria. Con el tiempo, esa curiosidad se convirtió en una vocación y me llevó a especializarme en el ámbito jurídico y forense, un área que me desafía y me enseña constantemente.
A lo largo de los años he acompañado a personas que atravesaban situaciones complejas. Ese recorrido me ha hecho crecer tanto a nivel profesional como personal. Me ha enseñado a mirar más allá del conflicto y a encontrar en cada historia una posibilidad de cambio.
Esta profesión me ha dado más de lo que imaginaba. He tenido la oportunidad de conocer a personas extraordinarias que me recuerdan cada día que siempre existe una forma de avanzar, incluso cuando el camino parece difícil.
Hoy trabajo en Psicoclinic y también formo a otros profesionales. Cada encuentro y cada proceso terapéutico me recuerdan lo importante que es cuidar nuestra salud emocional y me motivan a dar siempre lo mejor de mí.
Creo firmemente que todas las personas tienen una luz propia, aunque a veces cueste verla. Mi labor consiste en acompañar para que esa luz vuelva a sentirse, para que recuperen la confianza en sí mismas y descubran su capacidad de crecer y sanar.
Para mí, ser psicóloga no es solo una profesión. Es una forma de conectar de manera auténtica con quienes buscan apoyo y de ofrecer esperanza. Siempre llevo conmigo una idea que considero fundamental: aunque nada cambie, si yo cambio, cambia todo.
Ese pensamiento me recuerda que el proceso de transformación empieza dentro de cada uno, y estoy aquí para acompañar ese camino con respeto, empatía y compromiso.