¿Qué es delirio?

El delirio, podríamos decir, es una falsa creencia, pensamiento erróneo que una persona puede tener, que no está fundamentada y que, normalmente, no es coherente con el contexto en el que se genera. En función del contenido de dicha creencia puedes encontrarte diferentes delirios: de referencia (piensa que todo el mundo habla de él), de persecución (hay un complot contra él de sus vecinos e, incluso, de familiares), de grandeza, etc.
Estas creencias, como es lógico, producen un malestar significativo en la persona (imagina, por ejemplo, que se siente espiado continuamente, hasta en su casa, en su dormitorio,...)
Suelen aparecer, normalmente, en episodios psicóticos.

El delirio cumple una función importante para la adaptación. Es una manera de establecer relaciones con el entorno y conseguir el equilibrio, que depende de la compresión de los mensajes del exterior y de las posibilidades de responder adecuadamente. Cuando no es posible, la solución es la retirada de la realidad y su sustitución por otra fantaseada que se vive como real. En potencia, todos podemos delirar, lo que determina la consolidación de un pensamiento delirante es la existencia de ciertas características que aumenta la vulnerabilidad y favorece el deterioro del funcionamiento cognitivo. Se trata de errores a la hora de realizar juicios de realidad. La persona confiere carácter de objetividad a sus interpretaciones, dejando de cuestionar su probabilidad, otorgándole un grado de certeza absoluta y manifestando una incapacidad absoluta para generar otras explicaciones alternativas. Se puede enseñar a la persona a modificar sus delirios con técnicas cognitivoconductuales.

El delirio se origina cuando la persona tiene serias dificultades para poder hacer una discriminación entre los pensamientos internos y la realidad externa. Desde una perspectiva técnica el delirio se origina para ayudar a la persona que lo sufre una cierta adecuación y construcción que le permita salir de la confusión psíquica en la que se encuentra.
Conviene trabajar el delirio y no desmontarlo para no ocasionar al paciente un sufrimiento mayor. Afortunadamente en la actualidad existen medicamentos que ayudan a las personas que sufren delirios y les permite una adaptación a la realidad, más o menos adecuada.
Desde un punto de vista técnico es importante que el paciente pueda tener atención Psiquiátrica y ayuda de un especialista en la Salud Mental.