Artículos 29 agosto 2023

Alzheimer: la forma más común de demencia

Chantal Blanco Gracia Psicólogo, Psicólogo infantil
Chantal Blanco Gracia
Psicólogo, Psicólogo infantil

El Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. La demencia se define como una pérdida de las funciones cognitivas respecto a un nivel previo normal, de intensidad suficiente como para impedir el desarrollo independiente de la persona a su medio social y/o laboral habitual.

La demencia es un término amplio que abarca diferentes enfermedades que afectan la función cognitiva y aunque a menudo se utilizan indistintamente, es importante destacar que el Alzheimer es solo una de las muchas causas posibles de la demencia.

Actualmente es la principal causa, ya que supone más del 60% de los casos de demencia diagnosticados en el mundo, y cada año se diagnostican unos 10 millones de nuevos pacientes. La Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que en España hay unas 800.000 personas que padecen esta enfermedad.

La edad es el principal factor de riesgo para padecer la enfermedad. Afecta entre un 5 y un 10% de los adultos mayores de 65 años, unas cifras que se duplican cada 5 años hasta alcanzar una prevalencia del 60 % comentado en la población mayor de 85 años.

La escala GDS (del inglés Global Deterioration Scale) contempla 7 fases en el desarrollo de la enfermedad:

  • Primera fase: de normalidad, sin síntomas.
  • Segunda fase: sutiles dificultades de memoria similares a las propias del envejecimiento.
  • Tercera fase: deterioro cognitivo leve. Observamos ya desorientación, pérdida de objetos y dificultades para evocar palabras o nombres.
  • Cuarta fase: demencia leve. Dificultades para planificar actividades, recordar hechos recientes y cierta confusión sobre su propia historia personal.
  • Quinta fase: demencia moderada. Dificultades para realizar actividades cotidianas, imposibilidad para recordar datos simples, dificultades de orientación temporal y espacial. Aún reconoce a allegados y familiares.
  • Sexta fase: demencia moderadamente grave. Necesita ayuda para vestirse y mantener buena higiene personal. Aparecen problemas del control de esfínteres. Olvido del nombre de personas cercanas. Puede haber cambios en la conducta y personalidad como ansiedad, agresividad e incluso alucinaciones.
  • Séptima fase: demencia grave. Pérdida progresiva de su capacidad para comunicarse. Necesita ayuda para las actividades más básicas como comer, caminar y mantenerse erguido.

Factores de riesgo y su importancia en la prevención de la enfermedad

Según la SEN (Sociedad Española de Neurología) el Alzheimer es una patología de origen multifactorial, condicionada por factores genéticos y/o ambientales. Hemos hablado de la edad como el principal factor de riesgo pero también influyen otros como:

  • La hipertensión arterial
  • La hipercolesterolemia
  • La obesidad
  • El sedentarismo
  • El tabaquismo
  • La diabetes

Muchos de ellos son modificables, por lo que existen ciertos hábitos y conductas que reducen el riesgo de padecer esta enfermedad:

  • Practicar ejercicio físico de forma regular
  • No fumar
  • Evitar el abuso del alcohol
  • Controlar el peso corporal
  • Seguir una dieta sana
  • Mantener la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol en niveles adecuados

Se calcula que una reducción de al menos un 25% en estos factores de riesgo modificables podrían ayudar a prevenir entre 1 y 3 millones de casos de Alzheimer en el mundo. Pero un estudio publicado recientemente en la Revista Neurología señala que menos de un 50% de la población española tiene conocimiento sobre estos factores de riesgo de la enfermedad.

hombre anciano silla ruedas  Es necesario evitar el deterioro funcional permitiendo al paciente hacer siempre aquello que es capaz de las actividades de la vida diaria.

La importancia de trabajar en la prevención

Aumentar el grado de conocimiento de la enfermedad de Alzheimer es fundamental no solo para que la población pueda adoptar medidas que puedan ayudar a prevenir el deterioro cognitivo, si no que aquellas personas con mayor conocimiento de la enfermedad están más capacitadas para identificarla precozmente y buscar un tratamiento.

Esto es algo importantísimo porque se estima que en España más del 50% de los casos que aún son leves (formas prodrómicas en primera y segunda fase) están aún sin diagnosticar.

Tratamiento para la demencia

Los objetivos principales del tratamiento, tanto farmacológico como no farmacológico, de la demencia son:

  • Mejorar la calidad de vida
  • Mantener al máximo la autonomía funcional
  • Retrasar la pérdida cognitiva

El tratamiento farmacológico es solo una parte del tratamiento. A continuación se exponen las intervenciones más relevantes para enlentecer el avance de la enfermedad:

  • Es importante que el paciente se mantenga activo.
  • Debe establecerse una rutina diaria.
  • En las fases leves es importante el tratamiento mediante estimulación cognitiva e incluso mediante la terapia ocupacional que ayudan a retrasar el deterioro. Suele centrarse en tareas de atención, memoria, planificación, clasificación, ejecución de tareas sencillas, actividades físicas suaves que les ayudan a trabajar la movilidad, etc.
  • En los casos avanzados es importante limitar las restricciones físicas ya que es una medida limitadora de la libertad y autonomía de las personas y que tiene riesgos y complicaciones.
  • Es necesario evitar el deterioro funcional permitiendo al paciente hacer siempre aquello que es capaz de las actividades de la vida diaria. La evolución de la dependencia es variable a lo largo de la enfermedad y es importante ir adaptando los apoyos a las necesidades, nunca supliendo lo que saben hacer para no acelerar el deterioro.

El Alzheimer es una enfermedad devastadora que causa un impacto muy grande en la familia. Sus cuidados cada vez mayores suelen recaer en un familiar cercano al que hay que atender también y procurarle:

  • Información sobre las fases de la enfermedad para una mejor comprensión de la evolución y cuidados necesarios en cada una de ellas.
  • Visitas periódicas y apoyo emocional para sobrellevar el estrés que produce el cuidado.
  • Acceso real a profesionales y recursos como centros de día y residenciales en fases más avanzadas.

Las intervenciones centradas en los cuidadores muestran en diversos estudios una disminución del estrés del cuidador y un mejor desarrollo de estrategias en el plan de cuidados del paciente.

Referencias
  • Revista de Neurología de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
  • Claves sobre la enfermedad del Alzheimer. Fundació Pascual Maragall.

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