Dermatitis atópica en niños: Guía de cuidados para padres

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La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente a la población pediátrica. Su prevalencia ha aumentado notablemente en las últimas décadas, y actualmente se estima que entre un 15% y un 20% de los niños la padecen, siendo una de las enfermedades cutáneas más frecuentes en la infancia.

Este artículo tiene como objetivo proporcionar a los padres una guía para ayudarles a identificar la dermatitis atópica en sus hijos, comprender su evolución y aprender a aplicar los cuidados básicos y especializados para mejorar la calidad de vida del niño.

¿Qué es la dermatitis atópica?

La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea de origen multifactorial. Intervienen factores genéticos, inmunológicos y ambientales y se manifiesta a través de inflamación, xerosis (sequedad extrema), prurito (picor intenso) y lesiones eccematosas.

Entre los mecanismos fisiopatológicos más estudiados se encuentra la disfunción de la barrera cutánea, así como una respuesta inmunológica desregulada. Estas alteraciones hacen que la piel sea más vulnerable a irritantes, alérgenos y microorganismos.

La DA tiene un componente hereditario importante y está relacionada con la aparición de alergias, asma y rinitis (marcha atópica) y con la mayor predisposición a contraer determinadas enfermedades como el impétigo, los moluscos y el herpes.

¿Cómo se manifiesta en niños?

• En lactantes: suele iniciarse en las mejillas, frente y cuero cabelludo. Las lesiones son exudativas y muy pruriginosas.

• En niños mayores: las placas eccematosas se localizan principalmente en pliegues (codos, rodillas, cuello), y suelen estar acompañadas de engrosamiento cutáneo por rascado crónico (liquenificación).

• Síntomas comunes:

  • Piel seca y enrojecida.

  • Picazón persistente, que puede alterar el sueño.

  • Brotes recurrentes con periodos de remisión.

Cuidados recomendados

El tratamiento de la dermatitis atópica consiste en controlar el brote, reforzar la barrera cutánea y la prevención de complicaciones. Es importante destacar que el control precoz de los brotes de dermatitis, sobre todo en los primeros años de vida, tiene un gran impacto positivo en la evolución de la enfermedad, contribuyendo a su mejoría y curación en la edad adulta. El refuerzo de la barrera cutánea y el control precoz de brotes previene en gran medida la aparición de complicaciones y enfermedades alérgicas.

A continuación, se exponen las medidas higiénicas y de cuidados esenciales.

1. Hidratación intensiva

• Aplicar emolientes a diario o incluso dos veces al día, especialmente después del baño, sobre la piel sana. En la piel inflamada (con eccemas), a menudo las cremas producen escozor; en estas zonas, se recomienda aplicar el tratamiento farmacológico de forma precoz y hasta la resolución completa.
• Elegir productos sin fragancias ni conservantes irritantes, preferiblemente recomendados por el dermatólogo.

2. Higiene suave y controlada

• Realizar baños diarios cortos (máx. 10 minutos) con agua tibia. No usar esponja.

• Emplear limpiadores sin jabón (fórmulas syndet y aceites limpiadores), suaves y con pH ácido (4.5-5.5).

• Secar la piel con toques suaves, sin frotar, y aplicar inmediatamente el emoliente sobre la piel todavía húmeda.

3. Evitar desencadenantes

Cada niño tiene factores específicos que pueden exacerbar la dermatitis. Es importante aprender a identificarlos y minimizar la exposición a los mismos. Algunos de los más frecuentes son:

• Cambios bruscos de temperatura o humedad.

• Tejidos sintéticos o lanas.

• Jabones y detergentes agresivos.

• Estrés emocional.

• Alérgenos alimentarios, diagnosticados clínicamente, no por suposiciones.

4. Rascado y medidas protectoras

• Mantener las uñas cortas y limpias.

• Utilizar guantes de algodón durante la noche si el niño se rasca dormido.

• Ofrecer al niño alternativas como stick anti-rascado a aplicar en las zonas afectadas, ya que el rascado suele ser compulsivo más que intencional.

5. Tratamiento farmacológico

El tratamiento debe ser siempre indicado por un dermatólogo. Las opciones incluyen:

• Corticoides tópicos: de baja o media potencia. Importante su implementación precoz y mantenida hasta controlar por completo el brote de dermatitis.

• Inmunomoduladores tópicos: especialmente indicados para el mantenimiento entre brotes o para el tratamiento activo en zonas sensibles como pliegues, cara, párpados.

• Antihistamínicos orales: pueden ayudar a controlar el picor nocturno, mejorando el descanso, aunque su efectividad es variable.

• En casos severos, se valoran terapias sistémicas con corticoides orales, inmunosupresores, fototerapia, terapias biológicas.

6. Educación y apoyo

• Enseñar al niño (según su edad) a reconocer los síntomas iniciales y aplicar las cremas adecuadamente.

• Integrar a la familia en el plan terapéutico para mejorar la adherencia.

• En casos persistentes, considerar el apoyo psicológico familiar.

La dermatitis atópica es una enfermedad que requiere compromiso a largo plazo, pero con un enfoque adecuado, tiene un buen pronóstico y la mayoría de los niños logra mantener una piel sana y una vida normal.

Es fundamental que los padres se mantengan informados, consulten fuentes confiables y cuenten con el acompañamiento de un dermatólogo pediátrico. La constancia en los cuidados diarios y la detección precoz de los brotes son clave para reducir el impacto de esta enfermedad. Pide cita con un dermatólogo para que pueda ayudarte.

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