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TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO
El Trastorno Obsesivo Compulsivo es un trastorno neurobiológico que afecta a hombres, mujeres y niños de todas las razas, religiones, nacionalidades y grupos socioeconómicos. El TOC es mucho más común de lo que las organizaciones Sanitarias habían pensado y está asociado con altos niveles de sufrimiento y discapacidad.
Se diagnostica TOC cuando las obsesiones y compulsiones:
Consumen cantidades de tiempo excesivas (una hora o más al día).
Causan estrés significativo.
Interfieren con el funcionamiento diario en el trabajo o la escuela, o con actividades
sociales, relaciones familiares y/o rutinas normales.
Las obsesiones son imágenes, impulsos o pensamientos persistentes, incontrolables que
son invasivos, no deseados y perturbadores. A pesar de que la mayoría de las personas con
TOC se dan cuentan de que sus obsesiones son irracionales, igualmente creen que la única
forma de aliviar su ansiedad o malestar es mediante la realización de sus compulsiones.
Las compulsiones son acciones o rituales mentales repetitivos que tienen la intención
de aliviar la angustia causada por las obsesiones. Por ejemplo, una persona con un
miedo obsesivo a los intrusos puede revisar y volver a revisar los cerrojos de las puertas
repetidamente. Sin embargo, el alivio que proporcionan las compulsiones es solamente
temporal, y termina reforzando la obsesión, creando un ciclo de comportamiento del TOC
que empeora gradualmente.
El TOC no es cuestión de personalidad ni de poder de voluntad. A pesar de que se desconoce la causa exacta del TOC, una combinación de factores biológicos, genéticos, de
comportamiento, cognitivos y/o ambientales es la responsable del desarrollo de este trastorno.
El TOC es una condición médica crónica pero tratable. La mayoría de las personas son capaces de experimentar alivio de los síntomas del TOC a través de la terapia cognitiva conductual. Con TCC, las personas con TOC aprenden cómo cambiar sus patrones de pensamiento y comportamientos, ayuda a “reentrenar el cerebro”. Algunas personas también se benefician al agregar medicación a su plan de tratamiento.
Muchas personas esconden sus síntomas y no buscan ayuda. Desconocen que el
TOC es una enfermedad y que hay tratamiento disponible; otros son reacios a admitir que
necesitan ayuda. El TOC es una condición médica, igual que la presión sanguínea alta o
las alergias, y el buscar tratamiento no es motivo de vergüenza.
La evitación no siempre se reconoce como un síntoma. Algunas personas con TOC evitan
lugares, eventos, objetos e incluso personas por miedos incontrolables e irracionales.
La evitación continua fortalece las obsesiones y empeora el trastorno.
El TOC puede involucrar pensamientos no deseados de contenido perturbador, incluyendo violencia, sexualidad (obsesiones homosexuales, parafílicas o pedofilicas),
blasfemia y enfermedad. Algunas personas con TOC no se sienten cómodas al hablar
sobre estos pensamientos incluido al terapeuta. Una persona con TOC normalmente no tiene deseos de llevar esos pensamientos a la acción, y estos pensamientos son recurrentes precisamente por ser tan perturbadores. Los terapeutas cognitivos conductuales están entrenados para trabajar con personas cuyas vidas están dañadas por tales pensamientos invasivos.
Los cambios pueden ser difíciles. Para hacer cambios y enfrentar los miedos se necesita
valor, particularmente si las obsesiones y compulsiones han existido durante muchos años. Algunas personas con TOC tienen miedo a recibir tratamiento, sus maneras contraproducentes de lidiar con su trastorno crean una ilusión de seguridad y puede ser difícil renunciar al control.
Como la evitación, hay muchos síntomas comunes, pero menos familiares que pueden
no entenderse como señales de TOC. Este trastorno puede tener muchas formas y no se
limita a los tipos más familiares de TOC como lavar y revisar. Ejemplos de síntomas que
se pueden pasar por alto incluyen:
— Dejar las cosas para más tarde
— Dificultad para tomar decisiones
— Hacer preguntas reiterativas
— Buscar aprobación
¡El Tratamiento Funciona!
El tratamiento preferido para todas las formas del TOC es una clase especial de terapia
llamada terapia cognitiva conductual (TCC). Esta terapia es recomendada por
instituciones de Salud Mental reconocidas a nivel nacional e internacional.
En muchos casos, esta clase de terapia sola, es altamente efectiva en el tratamiento del TOC.
Para algunas personas, sin embargo, es más efectiva la combinación de la TCC y medicación. La
medicación puede ayudar a calmar y reducir la ansiedad lo suficiente como para que la persona
comience su terapia y eventualmente la complete en forma exitosa. A menudo, la medicación
solo se usa en forma temporal hasta que la persona aprende a manejar los síntomas a través de sus sesiones de terapia.
Los terapeutas cognitivos conductuales usan dos técnicas: la terapia cognitiva más exposición y
prevención de respuesta (EPR).
Es importante encontrar un terapeuta cognitivo conductual entrenado y experimentado en
el tratamiento del TOC.
Terapia Cognitiva
Esta forma de terapia ayuda la persona a identificar y modificar patrones de pensamiento que
causan ansiedad, angustia o comportamientos negativos, como por ejemplo, el perfeccionismo o la tendencia a sobrestimar el peligro.
Exposición y prevención de respuesta (EPR)
La EPR emplea exposiciones controladas y graduales a situaciones que disparan las
obsesiones y compulsiones de la persona. Con el tiempo, la persona aprende a responder de
forma diferente a estos disparadores, lo que lleva a una disminución en la frecuencia de las
compulsiones y la intensidad de las obsesiones. Los síntomas del TOC a menudo se vuelven
tan leves que son fáciles de ignorar y a veces desaparecen.
Esta clase de terapia deliberadamente crea ansiedad con el propósito de mejorar al paciente,
pero a un nivel que el paciente está listo para tolerar. Requiere coraje comenzar la EPR pero
los participantes normalmente encuentran que las exposiciones no son tan difíciles como se
habían imaginado. Y en la medida que sus miedos se desvanecen y logran éxitos, el aumento
de su seguridad los motiva a continuar con exposiciones más difíciles.
El primer paso en la EPR consiste en que la persona le describa al terapeuta con detalles sus
obsesiones y compulsiones. Se forma una lista en la que se ordenan los síntomas según su
intensidad de menos a más molesto. Luego, comenzando con uno de los síntomas menos
molesto, el terapeuta diseña “exposiciones” o desafíos que ponen a la persona en situaciones que disparan sus obsesiones. La persona entonces evita comportamientos compulsivos (“prevención de respuesta”) durante períodos de tiempo cada vez más prolongados. A través de exposiciones reiteradas, las personas con TOC se dan cuenta que la ansiedad aumenta temporalmente, alcanza su punto más alto y luego disminuye sin realizar las compulsiones.
En resumen, los pensamientos intrusos son un fenómeno frecuente en la población general y tienen el mismo contenido que los que experimentan las personas que sufren de TOC. El origen del problema está, en la activación de una serie de creencias o valoraciones disfuncionales sobre la naturaleza o el propio contenido de los pensamientos intrusos cuando aparecen, haciendo que los valoren como muy importantes, que crean que tienen influencia en los eventos de la vida real, que son malos, dañinos o peligrosos.
El TOC se puede tratar, puedes mirar al futuro con optimismo.
22/03/2023