Mi hija de 3 años que no fue a guardería me dicen que está muy madura y la niña me pregunta si van a
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Mi hija de 3 años que no fue a guardería me dicen que está muy madura y la niña me pregunta si van a colorear y me dice que no quiere hacerlo. Dice la maestra que se cansa y se aburre y se sale de clase es normal en esa etapa?
En la etapa de educación infantil es normal observar gran variabilidad de niveles entre el alumnado, sobre todo en el aula de 3 años. Hay muchos factores que influyen: desde una estimulación temprana intensa en el ámbito familiar hasta un desarrollo más precoz como característica individual del niño o la niña. Hay alumnado con un lenguaje verbal muy desarrollado, o una capacidad psicomotriz tanto gruesa como fina que le permite hacer cosas que quizás sus iguales aún están practicando. De la misma manera, hay niños y niñas que llegan sin controlar bien los esfínteres o con una vocalización que puede ser incluso difícil de entender. A esa edad la atención es corta, necesitan moverse y elegir, y además cada criatura tiene ritmos, intereses y necesidades sensoriales distintos. Es difícil determinar el origen o la causa y establecer un criterio de si es normal o no, y más con solo 3 años de edad. A veces, cuando pasan unos meses de haber empezado el curso, las capacidades se van igualando entre compañeros/as y las diferencias son menores. Otras veces, quien tiene que destacar por encima o por debajo de la media se mantiene y se puede entender mejor si tiene otras necesidades específicas de apoyo educativo. Para esto, creo que es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. La magnitud de la interferencia; es decir, en el caso de tu hija, si ese aburrimiento o negativa a hacer cosas que le cansan le supone un rechazo a los aprendizajes del aula en general y a ir a la escuela.
2. La vigilancia de la maestra, que por suerte está atenta a las señales y ya os ha comentado que ve algo que, de momento, la hace diferenciarse del resto de sus compañeras/os.
3. La atención a esas necesidades que ya muestra la niña. Por suerte, la etapa de educación infantil es muy flexible, y dependiendo de la metodología que se utilice en el centro educativo se puede atender por niveles a todo el alumnado de manera muy inclusiva. Mientras unos están coloreando un dibujo sencillo con ceras gruesas, quienes tienen una motricidad fina más desarrollada pueden coloreas un dibujo con más detalles y ceras finas, por ejemplo. O si algunas hacen un puzle de encajar figuras de animales, otras pueden hacer puzles de varias piezas. Cuentos y libros con más o menos texto, diferentes texturas, papel, cartón... Se trata de ofrecer diferentes alternativas para desarrollar el potencial de cada una/o.
No es raro ni “malo” que una niña de 3 años que no fue a guardería muestre esa madurez en algunos aspectos y, al mismo tiempo, poca tolerancia a actividades largas y estructuradas. Si la maestra está pendiente, es muy probable que ya haga el trabajo de observar todos estos puntos y considerar con el resto del equipo docente cuándo es necesario realizar una evaluación sociopsicopedagógica por parte del equipo de orientación del centro educativo, para determinar el nivel de desarrollo evolutivo y considerar a partir de ahí si es normal o no.
1. La magnitud de la interferencia; es decir, en el caso de tu hija, si ese aburrimiento o negativa a hacer cosas que le cansan le supone un rechazo a los aprendizajes del aula en general y a ir a la escuela.
2. La vigilancia de la maestra, que por suerte está atenta a las señales y ya os ha comentado que ve algo que, de momento, la hace diferenciarse del resto de sus compañeras/os.
3. La atención a esas necesidades que ya muestra la niña. Por suerte, la etapa de educación infantil es muy flexible, y dependiendo de la metodología que se utilice en el centro educativo se puede atender por niveles a todo el alumnado de manera muy inclusiva. Mientras unos están coloreando un dibujo sencillo con ceras gruesas, quienes tienen una motricidad fina más desarrollada pueden coloreas un dibujo con más detalles y ceras finas, por ejemplo. O si algunas hacen un puzle de encajar figuras de animales, otras pueden hacer puzles de varias piezas. Cuentos y libros con más o menos texto, diferentes texturas, papel, cartón... Se trata de ofrecer diferentes alternativas para desarrollar el potencial de cada una/o.
No es raro ni “malo” que una niña de 3 años que no fue a guardería muestre esa madurez en algunos aspectos y, al mismo tiempo, poca tolerancia a actividades largas y estructuradas. Si la maestra está pendiente, es muy probable que ya haga el trabajo de observar todos estos puntos y considerar con el resto del equipo docente cuándo es necesario realizar una evaluación sociopsicopedagógica por parte del equipo de orientación del centro educativo, para determinar el nivel de desarrollo evolutivo y considerar a partir de ahí si es normal o no.
Es importante que busque ayuda profesional. Un saludo, falta información para pderte asesorar
Buenos días,
Como comentas que te comentan en otros contextos y tú observas una madurez por encima de su edad cronológica, podría ser interesante realizar una evaluación psicológica de altas capacidades.
Espero haber resuelto tus dudas.
Un saludo.
Como comentas que te comentan en otros contextos y tú observas una madurez por encima de su edad cronológica, podría ser interesante realizar una evaluación psicológica de altas capacidades.
Espero haber resuelto tus dudas.
Un saludo.
Sí, lo que cuentas es bastante normal a los 3 años, sobre todo si tu hija no fue antes a guardería. A esta edad, los niños están aprendiendo a mantener la atención y a adaptarse a rutinas más estructuradas. Es habitual que se cansen o se aburran con actividades como colorear, ya que suelen preferir el movimiento y el juego libre.
El hecho de que sea “madura” no significa que ya tenga desarrollada la capacidad de concentración o motivación escolar. Lo importante es no forzarla, validar lo que siente y permitirle participar a su ritmo. Poco a poco, con paciencia y actividades más libres o breves, su interés y tolerancia irán creciendo de forma natural.
El hecho de que sea “madura” no significa que ya tenga desarrollada la capacidad de concentración o motivación escolar. Lo importante es no forzarla, validar lo que siente y permitirle participar a su ritmo. Poco a poco, con paciencia y actividades más libres o breves, su interés y tolerancia irán creciendo de forma natural.
Hola. Dices que la niña es muy "madura", ¿lo dice la profesora?. ¿Puede que sea una niña precóz?. Hay que comprobar si la niña se cansa y se aburre porque ya tiene adquiridos ciertos conocimientos, porque se frustra al observar que lo que colorea no sale como ella quiere (disincronía entre la mente que quiere verlo hecho mejor y la motricidad fina que aún no está bien desarrollada por la edad), o por negarse a trabajar por otros motivos, para ello lo mejor es consultar con el orientador u orientadora del colegio que te dará la clave de lo que ocurre junto con la tutora. Lo que no veo claro es que se salga de la clase, no suele ocurrir en niños tan pequeños.
A los 3 años es habitual que los niños muestren grandes diferencias en su adaptación escolar, especialmente si no han asistido previamente a guardería. Es posible que tu hija, por su madurez cognitiva, se aburra con tareas repetitivas o poco motivadoras, o bien que esté manifestando una necesidad de movimiento, exploración o seguridad emocional en un entorno nuevo. También es normal que aún tenga un tiempo de atención corto y que prefiera actividades más libres o creativas. En esta etapa, lo importante es acompañarla con paciencia, validar sus emociones y favorecer una adaptación progresiva, sin presionarla. Si la actitud persiste o interfiere en su bienestar, puede ser útil comentar con el centro estrategias más individualizadas o consultar con un psicólogo infantil para valorar su ritmo madurativo y sus intereses.
A los 3 años es habitual que los niños muestren resistencia o desinterés ante ciertas actividades escolares, sobre todo si no han pasado por guardería. No se trata de falta de madurez, sino de adaptación al nuevo entorno y a la estructura del aula. Algunos niños necesitan más tiempo para tolerar la rutina, la concentración y las tareas que les resultan poco estimulantes.
Si tu hija es madura y sociable, lo más probable es que simplemente esté poniendo a prueba los límites o buscando actividades que le resulten más motivadoras. En estos casos, conviene no forzar, pero sí acompañar con calma, validar sus emociones y mantener una comunicación fluida con la maestra.
Con el paso de las semanas, y si se siente comprendida y segura, lo habitual es que se integre sin problemas y empiece a disfrutar del colegio.
Si tu hija es madura y sociable, lo más probable es que simplemente esté poniendo a prueba los límites o buscando actividades que le resulten más motivadoras. En estos casos, conviene no forzar, pero sí acompañar con calma, validar sus emociones y mantener una comunicación fluida con la maestra.
Con el paso de las semanas, y si se siente comprendida y segura, lo habitual es que se integre sin problemas y empiece a disfrutar del colegio.
Buenas noches.
A los tres años puede ser habitual que una niña aún esté ajustándose a las actividades escolares, sobre todo si no fue a guardería y este es su primer contacto con una dinámica formal. A veces se cansan rápido, se aburren o necesitan moverse y explorar de otra forma. Colorear exige atención sostenida, control fino de la mano y tolerancia a la repetición, y no todos los niños muestran interés por ello a la misma edad. Que pregunte por la actividad y exprese que no quiere hacerla también habla de que está conectada con lo que siente y se atreve a ponerlo en palabras, lo cual es un signo positivo de madurez emocional.
Puede ser útil validar su emoción y su curiosidad diciendo algo como: "Entiendo que a veces no te apetece colorear. En el cole hay momentos para muchas cosas distintas y poco a poco irás acostumbrándote". Transmitirle calma y confianza en su capacidad de adaptarse suele ayudar más que insistir en que haga la actividad perfecta desde el principio. Si la maestra comenta que se sale de clase, es valioso mantener una comunicación cercana con ella para saber cómo lo están acompañando, de qué forma la redirigen y si pueden ofrecer pequeñas pausas o alternativas cuando se vea saturada. A veces un gesto de cuidado y una transición amable son suficientes para que vuelva a centrarse.
Observar cómo está fuera del colegio también da pistas. Si en casa juega, se relaciona, imagina y disfruta, puede ser simplemente un proceso natural de adaptación al ritmo escolar. Si en algún momento percibís mucha angustia, rechazo persistente o dificultades para regularse incluso en contextos tranquilos, sería apropiado acudir a un profesional de salud mental infantil para valorar con calma y acompañaros en esta etapa.
Espero haber podido ser de ayuda. Un cordial saludo.
A los tres años puede ser habitual que una niña aún esté ajustándose a las actividades escolares, sobre todo si no fue a guardería y este es su primer contacto con una dinámica formal. A veces se cansan rápido, se aburren o necesitan moverse y explorar de otra forma. Colorear exige atención sostenida, control fino de la mano y tolerancia a la repetición, y no todos los niños muestran interés por ello a la misma edad. Que pregunte por la actividad y exprese que no quiere hacerla también habla de que está conectada con lo que siente y se atreve a ponerlo en palabras, lo cual es un signo positivo de madurez emocional.
Puede ser útil validar su emoción y su curiosidad diciendo algo como: "Entiendo que a veces no te apetece colorear. En el cole hay momentos para muchas cosas distintas y poco a poco irás acostumbrándote". Transmitirle calma y confianza en su capacidad de adaptarse suele ayudar más que insistir en que haga la actividad perfecta desde el principio. Si la maestra comenta que se sale de clase, es valioso mantener una comunicación cercana con ella para saber cómo lo están acompañando, de qué forma la redirigen y si pueden ofrecer pequeñas pausas o alternativas cuando se vea saturada. A veces un gesto de cuidado y una transición amable son suficientes para que vuelva a centrarse.
Observar cómo está fuera del colegio también da pistas. Si en casa juega, se relaciona, imagina y disfruta, puede ser simplemente un proceso natural de adaptación al ritmo escolar. Si en algún momento percibís mucha angustia, rechazo persistente o dificultades para regularse incluso en contextos tranquilos, sería apropiado acudir a un profesional de salud mental infantil para valorar con calma y acompañaros en esta etapa.
Espero haber podido ser de ayuda. Un cordial saludo.
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