Tengo un niño de 9 años y va al fútbol por qué es un deporte que aparentemente le gusta. Pero no sab
8
respuestas
Tengo un niño de 9 años y va al fútbol por qué es un deporte que aparentemente le gusta. Pero no sabe jugar muy bien, hay niños que se burlan de él y lo machacan por que sabe jugar. Por más que le decimos que pase de ellos, pero él no tolera y se frustra el no poder hacerlo jugar fútbol en condiciones. Y por ese motivo quiere dejarlo por estos niños. Que debería hacer sacarlo del fútbol? O que aprenda a lidiar con las críticas?
Gracias por compartir lo que está viviendo tu hijo. Es muy común que en el deporte, especialmente a esas edades, los niños experimenten críticas o burlas que afectan su confianza y disfrute.
Antes de tomar la decisión de sacarlo del fútbol, es importante que tu hijo aprenda a manejar esas situaciones, pero con apoyo y herramientas adecuadas. Trabajar en su autoestima, reforzar lo positivo de que le guste el deporte y ayudarle a desarrollar habilidades sociales para afrontar las críticas es fundamental.
Podéis hablar juntos sobre cómo expresar lo que siente, practicar respuestas asertivas y buscar apoyo en entrenadores o en el club para que velen por un ambiente respetuoso. Si las burlas son muy intensas o constantes, también puede ser bueno valorar otras actividades deportivas o grupales donde se sienta más cómodo.
Lo importante es que el deporte siga siendo una fuente de alegría y aprendizaje, no una fuente de malestar. Un psicólogo podría orientaros en estrategias para fortalecer su confianza y habilidades emocionales y sociales.
Antes de tomar la decisión de sacarlo del fútbol, es importante que tu hijo aprenda a manejar esas situaciones, pero con apoyo y herramientas adecuadas. Trabajar en su autoestima, reforzar lo positivo de que le guste el deporte y ayudarle a desarrollar habilidades sociales para afrontar las críticas es fundamental.
Podéis hablar juntos sobre cómo expresar lo que siente, practicar respuestas asertivas y buscar apoyo en entrenadores o en el club para que velen por un ambiente respetuoso. Si las burlas son muy intensas o constantes, también puede ser bueno valorar otras actividades deportivas o grupales donde se sienta más cómodo.
Lo importante es que el deporte siga siendo una fuente de alegría y aprendizaje, no una fuente de malestar. Un psicólogo podría orientaros en estrategias para fortalecer su confianza y habilidades emocionales y sociales.
Quizá sería interesante revisar si la base de la solución que le están planteando podría ser diferente y con ello el resultado también. Y sobre todo la huella que esto va a dejar en su hijo y su desarrollo ...
Por qué habría su hijo de mirar hacia otro lado cuando le faltan al respeto ?
Un abrazo
Por qué habría su hijo de mirar hacia otro lado cuando le faltan al respeto ?
Un abrazo
La mejor opción en estos casos suele ser no sacar al niño del fútbol de inmediato, sino aprovechar la oportunidad para ayudarle a desarrollar habilidades para manejar la frustración, las críticas y las burlas. Dejar el deporte por presión puede aumentar la inseguridad y evitar que aprenda a enfrentarse con situaciones difíciles; en cambio, acompañar y entrenar en cómo afrontarlas es clave para el crecimiento emocional.
Buenas, te recomiendo que acudas a un profesional para que tu hijo pueda aprender a gestionar esta situación y comience a poner límites a esos niños que se burlan de él sin que para ello tenga que dejar el fútbol. Si deja de ir por esta situación sin acudir a un profesional, aumentará su miedo y sentimiento de indefensión ante estas situaciones y si se le obliga a ir sin tener herramientas para ello, afectará a su autoestima y salud mental. Por ello, lo mejor es que hables con tu hijo, pidáis ayuda al respecto y así junto al profesional podáis valorar mejor la situación.
Lo que cuentas es una situación más común de lo que parece. A los 9 años, el deporte es una buena oportunidad para aprender valores, pero también puede ser una fuente de frustración cuando hay burlas o comparaciones. Forzar a tu hijo a continuar en un entorno donde se siente mal puede dañar su autoestima; pero retirarlo sin más tampoco le ayuda a desarrollar recursos para afrontar las críticas.
Lo ideal es un punto intermedio: escuchar cómo se siente, validar su malestar y valorar si ese equipo concreto es el adecuado. A veces cambiar de grupo o actividad deportiva es positivo, sobre todo si el ambiente es más sano. Paralelamente, trabajar con él en habilidades para gestionar la frustración y las burlas le dará más seguridad para enfrentarse a situaciones similares en el futuro. Un psicólogo infantil puede acompañaros en este proceso y ayudarle a fortalecer la autoestima y la resiliencia.
Lo ideal es un punto intermedio: escuchar cómo se siente, validar su malestar y valorar si ese equipo concreto es el adecuado. A veces cambiar de grupo o actividad deportiva es positivo, sobre todo si el ambiente es más sano. Paralelamente, trabajar con él en habilidades para gestionar la frustración y las burlas le dará más seguridad para enfrentarse a situaciones similares en el futuro. Un psicólogo infantil puede acompañaros en este proceso y ayudarle a fortalecer la autoestima y la resiliencia.
Hola, encantado de saludarle. En estos casos muchas veces nos vemos atrapados entre nuestros deseos o expectativas y las necesidades del niño. En mi opinión, es esto segundo lo que debe ser más importante siempre en la crianza, priorizando las necesidades más imperiosas y siempre asegurándonos de que podemos comprender la manera de sentir que tienen, que se difiere mucho de la percepción adulta. Con esto claro, me gustaría plantearle: ¿Qué cree usted que necesita su hijo? Quizás sea seguridad, quizás cariño o quizás un reto... Pero hay que tener claro que los niños se están preparando para la vida y a veces no están tan preparados como pensamos que tienen que estar, por lo que el problema subyace en esas expectativas que los adultos queremos imponer en este mundo tan acelerado. Los niños necesitan cariño, seguridad y atención mientras se desarrollan y podría apostar a que si le blinda con estos afectos de la forma que exactamente el niño necesita, el propio niño le dirá qué hacer y el cometido de los adultos es simplemente acompañarle. Espero haberle podido ser de ayuda. Un cordial saludo.
Entiendo lo complicada que resulta la situación. Habitualmente nos han enseñado que lo más inteligente es cumplir con el "a palabras necias, oídos sordos". Pero exponer a un niño al acoso en un entorno poco amable, poco respetuoso e intolerante con sus circunstancias no es lo adecuado. Los demás niños tendrían que ayudarle a jugar cada vez mejor si son un "equipo", es la esencia de los deportes de equipo, no humillarlo. Tenemos que plantearnos qué valores y qué capacidades queremos desarrollar en nuestros/as hijos/as. Es decir, ¿queremos que se conforme con participar en un grupo en el que no se están portando bien con él?, ¿queremos que aprenda a "tolerar" (más bien, normalizar) las faltas de respeto?, ¿queremos que ignore sus propios sentimientos, emociones y necesidades?, ¿que vea que los niños que le tratan mal no tienen ninguna consecuencia y se sienta cada vez más frustrado e indefenso? o por el contrario, que aprenda a alejarse de entornos y personas que no son buena compañía, que busque soluciones cuando alguien se sobrepasa con él, que sepa poner límites a aquellas personas que son injustas con él... que escuche sus propias necesidades y reconozca sus emociones, sentimientos, y sepa actuar en consecuencia...
Creo que tenemos que replantearnos la manera que tenemos de atender a las necesidades emocionales de los/as hijos/as. Es desde la familia y desde casa el primer lugar donde tienen que percibir que lo que sienten, importa.
Hay un problema, que has planteado muy claramente: él no sabe jugar bien al futbol, pero aún siendo un deporte que le gusta, está apuntado a una actividad extraescolar en la cual no está ni disfrutando ni aprendiendo a jugar mejor. ¿Cuál es el sentido real de que se mantenga ahí? Focalicemos, el problema no es que él no sepa lidiar con las críticas, es que está lidiando con faltas de respeto, y justamente lo está haciendo bien, os está pidiendo ayuda. Lidiar con la crítica es que yo acepte que me digan en qué puedo mejorar y me aporten alternativas o soluciones para que lo pueda conseguir, no que se rían de mí indefinidamente. Eso no se puede tolerar.
Ante este problema, simplemente, busquemos una solución. Valorad: ¿Sigue disfrutando del deporte? ¿El coste emocional supera el beneficio de seguir? ¿Hay otras actividades que le gusten? ¿Otros lugares en los que apuntarse a fútbol?
Con él, importante, conectad. Lo primero es validar lo que siente vuestro hijo: decidle que tiene sentido que se sienta herido y frustrado. Entrenad habilidades asertivas, no solo “aguantar”, practicad situaciones concretas en casa ("no me gusta que te rías de mí, déjame jugar tranquilo, estoy aprendiendo", pedir ayuda al entrenador...). Reforzad lo que hace bien y el esfuerzo, evitad centrar demasiado la conversación en “si gana o no”, comentad el esfuerzo, progreso... Hablad también con el entrenador para que supervise las dinámicas del grupo y promueva la inclusión, porque si las burlas persisten y le generan ansiedad, evitación o un deterioro del ánimo, dejar el fútbol es una opción legítima y protectora (no un fracaso).
Creo que tenemos que replantearnos la manera que tenemos de atender a las necesidades emocionales de los/as hijos/as. Es desde la familia y desde casa el primer lugar donde tienen que percibir que lo que sienten, importa.
Hay un problema, que has planteado muy claramente: él no sabe jugar bien al futbol, pero aún siendo un deporte que le gusta, está apuntado a una actividad extraescolar en la cual no está ni disfrutando ni aprendiendo a jugar mejor. ¿Cuál es el sentido real de que se mantenga ahí? Focalicemos, el problema no es que él no sepa lidiar con las críticas, es que está lidiando con faltas de respeto, y justamente lo está haciendo bien, os está pidiendo ayuda. Lidiar con la crítica es que yo acepte que me digan en qué puedo mejorar y me aporten alternativas o soluciones para que lo pueda conseguir, no que se rían de mí indefinidamente. Eso no se puede tolerar.
Ante este problema, simplemente, busquemos una solución. Valorad: ¿Sigue disfrutando del deporte? ¿El coste emocional supera el beneficio de seguir? ¿Hay otras actividades que le gusten? ¿Otros lugares en los que apuntarse a fútbol?
Con él, importante, conectad. Lo primero es validar lo que siente vuestro hijo: decidle que tiene sentido que se sienta herido y frustrado. Entrenad habilidades asertivas, no solo “aguantar”, practicad situaciones concretas en casa ("no me gusta que te rías de mí, déjame jugar tranquilo, estoy aprendiendo", pedir ayuda al entrenador...). Reforzad lo que hace bien y el esfuerzo, evitad centrar demasiado la conversación en “si gana o no”, comentad el esfuerzo, progreso... Hablad también con el entrenador para que supervise las dinámicas del grupo y promueva la inclusión, porque si las burlas persisten y le generan ansiedad, evitación o un deterioro del ánimo, dejar el fútbol es una opción legítima y protectora (no un fracaso).
A esas edades se juega y hace deporte por diversión principalmente, en ocasiones atraído por los compañeros, viendo que le cuesta el se siente frustrado lo cual también es normal, se le puede plantear que en el tiempo es posible mejorar la técnica, solo durante un tiempo y si no cambia la situación con alguna disculpa sacarlo.
¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!
¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:
Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.