Ruth Vicens Cabrera

Hola, gracias por compartir vuestra situación . Entiendo la preocupación, pero también quiero transmitiros calma: a los 2 años y medio todavía estamos en una etapa en la que puede haber mucha variabilidad en el desarrollo del lenguaje.

El hecho de que vuestro hijo esté expuesto a tres lenguas distintas (eslovaco en casa, castellano y catalán en la guardería) es un factor a tener en cuenta. La exposición a varios idiomas desde tan pequeño no es negativa en absoluto, pero sí puede hacer que el inicio del lenguaje verbal sea un poco más lento. Lo importante es que poco a poco vaya comprendiendo bien lo que se le dice y empiece a ampliar su vocabulario.

Algunas posibles causas de un inicio tardío en el lenguaje pueden ser:

Diferencias individuales en el ritmo de desarrollo (cada niño avanza a su manera).

La alta carga lingüística por la exposición a varios idiomas.

Factores madurativos o hereditarios.

En algunos casos, dificultades auditivas u otras condiciones asociadas (por eso siempre es recomendable una revisión de audición si hay dudas).

Señales positivas que podéis observar:

Que vuestro hijo os entienda bien en la vida diaria.

Que se comunique también con gestos, miradas o acciones.

Que intente imitar sonidos o palabras aunque no las diga del todo claras.

Mi recomendación sería:

Seguir hablándole en vuestro idioma materno (el eslovaco), porque es importante que tenga una base sólida en una lengua.

Hablarle despacio, con frases cortas y claras.

Darle modelos: repetir y ampliar lo que él dice (“agua” → “sí, quieres agua fresca”).

Estimular la comunicación en juegos, canciones y rutinas.

Si en los próximos meses no veis avances claros en vocabulario o frases, lo más adecuado sería realizar una valoración logopédica temprana para descartar dificultades y, si hace falta, acompañarle con estrategias específicas.

Un abrazo,
Ruth Vicens Cabrera – Logopeda infantil

Hola, gracias por compartir cómo te sientes . Entiendo perfectamente tu angustia, porque cuando aparece la tartamudez en edades tan tempranas suele generar mucha preocupación en las familias.

A los 3 años y medio es bastante común que algunos niños pasen por lo que llamamos disfluencias evolutivas, una etapa en la que su lenguaje se desarrolla muy rápido y su capacidad de hablar aún no va al mismo ritmo que sus ideas. En muchos casos, esta fase puede remitir de manera natural con el tiempo.

Hay algunas señales que nos ayudan a diferenciar si conviene solo observar o si es recomendable hacer un seguimiento más cercano:

Si la tartamudez se mantiene más allá de 6 meses.

Si va en aumento en lugar de disminuir.

Si notas tensión física (muecas, esfuerzo al hablar, bloqueos largos).

Si tu hijo empieza a frustrarse o evita hablar.

Y también hay señales de buen pronóstico que nos indican que probablemente se trate de una etapa transitoria:

La tartamudez aparece de forma repentina pero también hay días o momentos en los que habla con fluidez.

No hay tensión física ni gestos asociados.

Tu hijo sigue comunicándose con ganas y no evita hablar.

No hay antecedentes familiares cercanos de tartamudez persistente.

La aparición coincide con un momento de gran desarrollo del lenguaje.

Mientras tanto, lo que podéis hacer en casa es muy valioso: escucharle con calma, no corregirle ni terminar sus frases, darle tiempo para expresarse y mantener un ambiente relajado en las conversaciones. Todo esto le transmite seguridad y confianza.

Mi consejo es que, aunque a veces los especialistas indiquemos observar y esperar, el acompañamiento temprano siempre aporta tranquilidad a la familia y estrategias prácticas para el día a día. No dudéis en consultar de nuevo si veis que la situación se prolonga o genera malestar en vuestro hijo o en vosotros.

Un abrazo,
Ruth Vicens