Radiografía de rodilla

Se pueden diagnosticar múltiples afecciones, como fracturas óseas, artritis, desgaste del cartílago, infecciones óseas y tumores óseos. También se puede evaluar la alineación de los huesos, dismetrías o asimetrías y detectar la presencia de cuerpos extraños. Este examen es fundamental para determinar la causa del dolor, la inflamación o la limitación de movimiento en la rodilla, y para planificar el tratamiento adecuado.

Durante una radiografía de rodilla, no se experimenta dolor. Se debe permanecer inmóvil mientras se toman las imágenes, lo cual puede resultar ligeramente incómodo pero no doloroso. En algunos casos, se puede pedir que se adopten diferentes posiciones para obtener imágenes más claras. No se siente ninguna molestia por la radiación utilizada.

Es un procedimiento seguro y no invasivo. Los riesgos asociados son mínimos. La exposición a la radiación es baja y se considera segura para la mayoría de las personas. Sin embargo, se recomienda informar al médico si se está embarazada o se sospecha estarlo, ya que la radiación puede afectar al feto. En general, no se presentan efectos secundarios significativos tras la realización del examen.

Depende de la condición médica del paciente y de las indicaciones del médico. Generalmente, se recomienda realizarla solo cuando sea necesario para diagnosticar o evaluar el progreso de una lesión o enfermedad. No se aconseja realizar radiografías de manera rutinaria sin una razón médica justificada, ya que la exposición a radiación debe ser minimizada.

La radiografía de rodilla utiliza rayos X para obtener imágenes detalladas de los huesos y las articulaciones de la rodilla. A diferencia de otros estudios de imagen, como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), la radiografía es especialmente útil para detectar fracturas, artritis y deformidades óseas. La RM proporciona imágenes más detalladas de los tejidos blandos, como ligamentos y meniscos, mientras que la TC ofrece una visión más completa de la estructura ósea y los tejidos circundantes. Cada método tiene sus propias indicaciones y ventajas según el diagnóstico requerido.

Los resultados se interpretan mediante la revisión de las imágenes obtenidas por un especialista (traumatólogo, reumatólogo, radiólogo…), que evaluará la estructura ósea, la alineación y cualquier anomalía presente, como fracturas, desgaste articular o signos tanto directos como indirectos de enfermedades.

Generalmente, no se requieren cuidados especiales. Es importante esperar los resultados y acudir a la cita de seguimiento para discutir el diagnóstico y el plan de tratamiento. En caso de que se haya utilizado un medio de contraste, lo cual no es habitual hoy en día, se aconseja beber abundante agua para ayudar a eliminarlo del cuerpo.