Fortalecer la autoestima. Consejos prácticos para tener una percepción sana de uno mismo

La autoestima, ese juicio interno que hacemos de nosotros mismos, juega un papel esencial en nuestro desarrollo personal y en nuestra salud mental y emocional. La forma en que nos vemos y nos valoramos a nosotros mismos influye en todos los aspectos de nuestra vida, desde nuestras relaciones personales hasta el ámbito laboral o académico. Pero, ¿qué es realmente la autoestima y cómo influye en nuestro bienestar emocional? En este artículo, podrás conocer de qué se trata la autoestima, cómo se desarrolla y cómo mejorarla.

¿Qué es la autoestima?

La autoestima es la valoración subjetiva que hacemos de nosotros mismos. Es la percepción de nuestra propia valía, competencia y valor como individuos. En definitiva, es cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos valoramos en relación con los demás y con el mundo que nos rodea.

Las personas que desarrollan una baja autoestima no suelen percibirse a sí mismas con claridad. Estas personas tienden a enfocarse y a magnificar sus propias debilidades, siendo críticas consigo mismas y subestimando sus fortalezas. En ocasiones, pueden no ser conscientes de las cualidades positivas que poseen. El resultado de este reflejo distorsionado de uno mismo es una desagradable sensación de insuficiencia. Al compararse con las personas que les rodean, son capaces de reconocer el equilibrio entre las fuerzas y debilidades de todos ellos, pero no de sí mismos.

¿Cómo se desarrolla la baja autoestima?

La formación de la autoestima se desarrolla a lo largo de la vida: comienza en la infancia temprana y continúa a lo largo de las diferentes experiencias que vamos viviendo. Sin embargo, los primeros cimientos de la autoestima suelen establecerse a medida que los niños empiezan a comprender quién son y cómo son percibidos por su entorno.

Es importante entender que la baja autoestima se va adquiriendo a lo largo de la vida a través de la vivencia de diferentes experiencias negativas. Estas pueden ser:

• Abandono o negligencia parental.
• Críticas constantes por parte de personas significativas.
• Falta de apoyo emocional.
• Falta de refuerzo positivo.
• Rechazo social, acoso escolar o laboral.
• Abuso sexual.
• Relaciones de maltrato o abusivas.
• Cambios vitales significativos (ej: cambios de colegio, muerte de seres queridos, separación de los padres, etc).

Todas estas experiencias tienen un impacto en el individuo. En la mayoría de las personas, el cúmulo de vivencias desagradables de este estilo, da lugar a una sensación de insuficiencia, inferioridad o fracaso. Estos sentimientos son una prueba de que nuestra percepción sobre nuestra propia valía ha sido influenciada y condicionada por estas experiencias adversas, y tendemos a ver el mundo a través del filtro de la baja autoestima.

En otras palabras, nuestras gafas por las que percibimos el mundo, a los demás y a nosotros mismos, han sido moldeadas por la baja autoestima, lo que hace que algunas de las interpretaciones que hacemos puedan estar sesgadas.

¿Cómo se mejora la autoestima?

La autoestima es un tema amplio, complejo y diverso, ya que varía notablemente de una persona a otra. Para abordar de manera efectiva la baja autoestima y poder fortalecerla, resulta esencial llevar a cabo una evaluación psicológica. Eso nos permitirá comprender con precisión qué áreas requieren atención.

En general, el objetivo de mejorar la autoestima se basa en poder tener una percepción lo más objetiva posible sobre quienes somos. Esto incluye conocer nuestros puntos débiles, mejorándolos y también aceptándolos, e identificar y promover nuestras fortalezas.

Existen diferentes áreas que pueden trabajarse y mejorarse para fortalecer la autoestima:

• Mejorar el autoconocimiento: se trata de desarrollar una mayor conciencia sobre quién somos, cuáles son nuestros valores, qué fortalezas nos definen y cuáles son nuestras debilidades.
• Disminuir la autocrítica: cada uno de nosotros tiene imperfecciones, defectos y debilidades, pero es fundamental abordar estas cuestiones con autocompasión y respeto. En este punto, es importante enfocarnos en trabajar el diálogo interno y redirigir aquella voz interna tan crítica que a menudo resulta perjudicial. El objetivo no es eliminar la autocrítica, pues esta cumple una función importante en nuestras vidas, sino modular y equilibrar lo magnificada que esté esa voz.
• Promover la asertividad: aprender a poner límites es una habilidad fundamental para mejorar la autoestima y promover el bienestar emocional. Ser asertivo significa definir y comunicar de manera clara y respetuosa lo que estás dispuesto o no a aceptar en tus relaciones, tanto personales como profesionales.
• Flexibilizar el perfeccionismo y la autoexigencia: tanto el perfeccionismo como la autoexigencia en su máximo nivel pueden generar autocrítica, miedo al fracaso e intolerancia a la frustración. Establecer metas realistas, y promover la autoaceptación y el autocuidado será imprescindible en este proceso hacia una autoestima sana.
• Promover relaciones sanas: al igual que las relaciones disfuncionales de amistad, familiares o de pareja pueden erosionar nuestra valía personal, las relaciones saludables son una fuente de apoyo, de validación y de crecimiento personal.
• Tener una rutina diaria sana que incluya actividades gratificantes: la rutina diaria debe incluir obligaciones personales, laborales y tiempo de ocio. Este último punto es imprescindible para poder tener un buen estado de ánimo y para saber quiénes somos, qué nos gusta y con qué nos sentimos bien.

Beneficios de tener una buena autoestima

Es recomendable que un psicólogo pueda acompañarte y guiarte en este camino hacia la autoestima sana. Se trata de un proceso gradual que implica tiempo y esfuerzo; sin embargo, los beneficios de tener una buena autoestima son muchos, entre ellos:

• Mejora en la salud mental y en la calidad de vida de la persona.
• Confianza en uno mismo.
• Mayor resiliencia.
• Mayor autonomía a la hora de tomar decisiones sin necesidad de buscar excesivamente la aprobación externa.
• Poder tener relaciones sanas.
• Aceptación de uno mismo.

En conclusión, la autoestima es un pilar fundamental de nuestro bienestar emocional y desarrollo personal. Es importante recordar que la autoestima no es estática, es moldeable y susceptible de mejora a lo largo del tiempo. Para poder trabajarla, es recomendable que un profesional de la salud mental pueda acompañarte en el proceso y guiarte con diferentes pautas y estrategias personalizadas. Aunque este proceso requiere de cierto tiempo y esfuerzo, los beneficios en tu salud mental y calidad de vida son abundantes.

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