
Claudia Castilla
Especialista en Contenido Médico
Especialista en Contenido Médico
El TAC (tomografía axial computarizada), también conocido como TC (tomografía computarizada), es una prueba de diagnóstico por imagen que permite visualizar órganos y tejidos con gran precisión. Al igual que una radiografía, utiliza rayos X, pero con una resolución mucho mayor.
El TAC es un procedimiento radiológico que permite obtener imágenes detalladas del interior del cuerpo mediante el uso de rayos X. Para ello, se emplea un tomógrafo, un dispositivo que consta de una camilla móvil y un panel giratorio con emisores y detectores de rayos X.
El paciente se acuesta en la camilla, que se desplaza dentro del anillo del tomógrafo. Los rayos X atraviesan el cuerpo desde distintos ángulos y la información obtenida se procesa mediante un ordenador, generando imágenes detalladas de alta resolución en secciones transversales. En algunos casos, se administra un medio de contraste para mejorar la visibilidad de ciertas estructuras.
El TAC es una herramienta fundamental en el diagnóstico médico, ya que ofrece imágenes detalladas con una precisión de hasta 1 milímetro. Se utiliza en múltiples especialidades para:
Las regiones más comunes en las que se realiza un TAC son:
El TAC utiliza radiación ionizante, por lo que su uso se justifica solo cuando el beneficio supera el riesgo. Actualmente, los equipos están diseñados para emplear la menor dosis de radiación posible, minimizando los efectos adversos. No obstante, no se recomienda su uso frecuente, especialmente en:
Si tienes dudas sobre la seguridad del TAC, consulta con tu médico para evaluar alternativas como la resonancia magnética o la ecografía, que no utilizan radiación.
Aunque el TAC es una prueba segura, hay casos en los que debe evitarse o realizarse con precaución:
La preparación para un TAC varía en función del tipo de estudio que se realice. En los TAC sin contraste, no se requiere ninguna preparación especial, por lo que el paciente puede acudir a la prueba sin restricciones previas. Sin embargo, en los TAC con contraste, es fundamental seguir ciertas indicaciones para garantizar la seguridad y la eficacia del procedimiento. Se recomienda un ayuno de 4 a 6 horas antes de la prueba para evitar posibles reacciones adversas al medio de contraste. Además, es aconsejable beber abundante agua el día anterior, ya que esto ayuda a la eliminación del contraste una vez finalizado el estudio. En caso de antecedentes de alergia al yodo, es imprescindible informar al médico con antelación para evaluar alternativas o administrar medicación preventiva. Asimismo, el día del examen es necesario llevar consigo el DNI o documento de identidad, la orden médica que justifique la realización del TAC, y cualquier historial clínico o pruebas previas que puedan aportar información adicional al radiólogo. Seguir estas indicaciones facilitará el desarrollo de la prueba y reducirá posibles complicaciones.
El procedimiento para realizar un TAC es sencillo y no invasivo. Al llegar al centro de diagnóstico, el paciente será acomodado en la camilla del tomógrafo, que se desplazará lentamente dentro del anillo giratorio del equipo. Si la prueba requiere contraste, este será administrado por vía intravenosa antes o durante el estudio para mejorar la visibilidad de ciertas estructuras internas. Durante la exploración, el paciente deberá permanecer inmóvil para garantizar la claridad de las imágenes. El personal médico, ubicado en una sala contigua, supervisará el procedimiento y proporcionará indicaciones a través de un altavoz. En algunos momentos, se puede solicitar al paciente que contenga la respiración por unos segundos para optimizar la calidad de las capturas. La duración del examen varía entre 15 y 30 minutos, dependiendo de la zona a estudiar y de si se emplea contraste. Una vez finalizada la prueba, el paciente podrá retomar su rutina habitual, salvo en los casos en los que haya recibido sedación, en cuyo caso se recomienda esperar hasta recuperarse por completo antes de conducir o realizar actividades que requieran atención.
El medio de contraste utilizado en algunos estudios de TAC suele ser bien tolerado por la mayoría de los pacientes. Sin embargo, en ciertos casos puede provocar efectos secundarios leves y transitorios, como una sensación de calor en el cuerpo, sabor metálico en la boca o náuseas leves. Estos síntomas desaparecen rápidamente sin necesidad de tratamiento. En raras ocasiones, algunas personas pueden experimentar reacciones alérgicas al contraste, que pueden manifestarse con picazón, urticaria, enrojecimiento de la piel o, en casos más severos, hinchazón y dificultad para respirar. Si se presentan estos síntomas, es fundamental informar de inmediato al personal médico para recibir atención adecuada. Para reducir riesgos, es importante comunicar previamente al médico si se tiene historial de alergias, especialmente al yodo o a contrastes radiológicos, así como si se padece insuficiencia renal, ya que el contraste es eliminado a través de los riñones.
El precio de un TAC en España varía según la zona a estudiar y si requiere contraste. En clínicas privadas, los precios oscilan entre 100 y 400 euros, dependiendo del tipo de estudio y la ciudad.
El TAC también está cubierto por la Seguridad Social, aunque debe ser solicitado por un médico especialista y puede haber listas de espera en los hospitales públicos.
Los resultados suelen estar disponibles en 24 a 72 horas y se entregan en formato digital o impreso, junto con un informe radiológico. En casos urgentes, pueden estar listos en el mismo día.
En definitiva, el TAC es una prueba fundamental para el diagnóstico y tratamiento de múltiples afecciones. Si tu médico te la ha indicado, no dudes en realizarla y seguir todas las recomendaciones para garantizar un procedimiento seguro y eficaz.
Dependiendo de la región a estudiar, existen diferentes tipos de TAC, algunos de ellos con técnicas o contrastes especiales. A continuación, te mostramos los más comunes, organizados por zonas anatómicas:
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