Ecografía musculoesquelética

Con esta técnica, se pueden examinar diversas partes del cuerpo, incluyendo músculos, tendones, ligamentos, articulaciones y tejidos blandos. Las áreas más comunes que se evalúan son el hombro, codo, muñeca, mano, cadera, rodilla, tobillo y pie. También se pueden detectar lesiones, inflamaciones, desgarros y otras patologías relacionadas con el sistema musculoesquelético.

No es dolorosa. En general, los pacientes solo sienten una leve presión del transductor sobre la piel. No se emplean agujas ni se requiere anestesia, lo que hace que sea una técnica segura y bien tolerada por la mayoría de las personas.

Es una técnica no invasiva y no utiliza radiación, lo que la hace segura para repetidas evaluaciones. Permite obtener imágenes en tiempo real, facilitando la evaluación dinámica de músculos, tendones y articulaciones durante el movimiento. Además, proporciona una alta resolución de las estructuras superficiales y puede realizarse en la consulta sin necesidad de preparación previa. Su capacidad para guiar procedimientos intervencionistas, como inyecciones, también es una ventaja significativa.

No se utilizan radiaciones ionizantes, por lo que no presenta riesgos asociados a la exposición a radiación. Los efectos secundarios son extremadamente raros y generalmente se limitan a una leve incomodidad en la zona examinada debido a la presión del transductor. No se han reportado complicaciones graves. Este tipo de ecografía es ampliamente utilizado en la práctica clínica debido a su seguridad y eficacia en el diagnóstico de diversas afecciones musculoesqueléticas.

Los resultados son interpretados por un radiólogo especializado en imágenes diagnósticas. Este profesional analizará las imágenes obtenidas durante el procedimiento para identificar posibles anomalías, como desgarros, inflamaciones, quistes, tumores o lesiones en músculos, tendones, ligamentos y articulaciones. Posteriormente, se elaborará un informe detallado que será enviado al médico tratante, quien discutirá los hallazgos con el paciente y determinará el plan de tratamiento adecuado en función de los resultados obtenidos.

La necesidad de repetir dependerá de la evolución de la condición del paciente y de las indicaciones del médico tratante. En algunos casos, puede ser necesario realizar ecografías de seguimiento para evaluar la respuesta al tratamiento o monitorear cambios en la lesión o patología. La frecuencia y la necesidad de repetir el estudio serán determinadas por el especialista en función de los hallazgos clínicos y la evolución del paciente.