El lavado gástrico consiste en la introducción de una sonda hueca, multiperforada en su extremo distal y de calibre grueso, que se guiará hasta el estómago para evacuar cualquier tipo de sustancia nociva mediante la irrigación y aspiración de pequeñas cantidades de líquido. Para llevar a cabo un lavado gástrico correctamente, seguiremos los siguientes pasos: •Medir la longitud de la sonda y lubricar la porción distal •Introducirla por la cavidad oral, sin forzar, recomendando al paciente que trague para facilitar su avance y colocando el cuello en ligera flexión ventral. •Comprobar la ubicación de la sonda mediante la auscultación •Aspirar con la jeringa el mayor contenido gástrico posible, reservando una muestra para su posterior análisis toxicológico. •Introducir agua tibia (entre 150 y 300 ml.) •Masajear suavemente el epigastrio para ayudar a la disolución del tóxico con el líquido. •Vaciar el estómago colocando la porción proximal de la sonda por debajo del nivel del estómago o aspirando. •Observar que la cantidad de líquido sea similar a la introducida •Repetir esta acción hasta que el contenido salga claro o un máximo de 10 veces •Completar el lavado gástrico con la administración de carbón activado y el catártico. •Clamplar la sonda en su porción proximal y retirarla.
