Andrea Luca Álvarez Rodríguez

Estar abierto a la necesidad de quien nos consulta en un encuentro cálido y seguro para crear la conexión necesaria que ayude a la comprensión del problema y de lo que bajo él subyace y sea una puerta abierta a la esperanza y a la solución y sanación.

La mente de principiante es descubrir por primera vez las cosas sin prejuicios, observando lo que acaece en la mente para aprender a observar lo que acaece en la vida sin los tintes de nuestras problemáticas y obsesiones. El aquí y ahora es una fuente por la que mana lo eterno, que se hace real en cada presente y nos ayuda a transitar la vida en lo que es, más allá del sufrimiento, de las preocupaciones y obsesiones. Una técnica que ayuda a descubrir la profundidad de nosotros mismos y a ver la realidad con ojos nuevos.

Hemos nacido con unas características psíquicas y genéticas, en una familia determinada, con sus propias circunstancias y en una cultura impuesta por el tiempo y el espacio de nuestro ser en el mundo. La adaptación no es fácil y nos produce sufrimiento. Analizar estas variables, vivenciar junto con el terapeuta los nudos emocionales, las angustias y los sufrimientos, puede ayudarnos a encontrar la mejor versión de nosotros mismos para una vida rica y con sentido.

Ya no vivimos en los tiempos donde la psicoterapia se veía como indicativo de problemática social y familiar, donde el paciente se sentía algo estigmatizado. Muy al contrario, hoy la psicoterapia es algo cotidiano y necesario, pues no sólo ayuda a sanar una sintomatología determinada, a afrontar unos problemas puntuales, sino que es un camino privilegiado para la autocomprensión. el autoconocimiento y la autotranscendencia. Nos enseña a mirarnos en el espejo, a mejorarnos y a mejorar el mundo.

Un espacio de conocimiento, de comprensión, de motivación, de sanación y de autorrealización. Un espacio en el que paciente y terapeuta buscan y encuentran los caminos para comprender, sanar, bien ser y bien estar.

Con mucha frecuencia los pensamientos se nos imponen creando una realidad que nos genera sufrimiento emocional. Discutir esa realidad generada en nuestra mente, descubrir los resortes de los pensamientos obsesivos, paliar el asalto a nuestra psique de los pensamientos intrusivos es parte de mi trabajo como psicóloga. La reestructuración cognitiva ayuda a modificar esos caminos mentales desde los que nos asalta el sufrimiento para cambiar el cristal de las gafas con que miramos el mundo por otras que nos permitan verlo con realidad y bienestar emocional.

Es un camino de abordaje a determinadas problemáticas, centradas en la conducta y el pensamiento. Pero este abordaje desde lo cognitivo-conductual es solamente una parte de la terapia, pues es la problemática de cada paciente la que indica desde qué ámbito actuar y cuáles son las herramientas más convenientes en cada fase del tratamiento.

Un espacio de conocimiento, de comprensión, de motivación, de sanación y de autorrealización. Un espacio en el que paciente y terapeuta buscan y encuentran los caminos para comprender, sanar, bien ser y bien estar.

El yo es el vehículo con el que nos movemos por el mundo y a través del cual nos relacionamos con los demás. La autoestima es una necesidad básica para que el vehículo transite adecuadamente por la vida. Una baja autoestima nos deja caídos en un socavón que nos limita el adecuado acceso a lo cotidiano, tanto en las relaciones sociales, como laborales, como personales. Salir del agujero de la baja autoestima con el adecuado conocimiento de nosotros mismos, de nuestras fortalezas y debilidades, nos ayudará a sanar miedos, ansiedades, inseguridades y a caminar con paso seguro en nuestro día a día.