En los últimos años, el teletrabajo ha ido ganando terreno como alternativa en el desempeño de las tareas de un puesto de trabajo. Ofrece muchas ventajas como la flexibilidad y comodidad, pero también puede dificultar mantener la concentración y productividad debido a distracciones, falta de rutinas y, en algunos casos, un entorno poco estructurado. Aunque muchas personas se enfocan en la mejora de la productividad mediante herramientas tecnológicas o estrategias de organización, a menudo pasan por alto un factor crucial: la alimentación.
El cerebro es un órgano metabólicamente exigente, que consume alrededor del 20% de la energía del cuerpo diariamente. Esto significa que las elecciones alimentarias tienen un impacto directo en nuestras capacidades cognitivas, como la memoria, la atención y la toma de decisiones. Una alimentación adecuada no solo puede mantenernos enfocados, sino también proteger nuestro cerebro de la fatiga y el estrés a largo plazo.
La relación entre la alimentación y el rendimiento cognitivo está mediada por varios procesos biológicos:
Una dieta que aporte una cantidad baja de estos nutrientes puede conducir a problemas como fatiga mental, falta de concentración, irritabilidad y, a largo plazo, un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Las elecciones alimentarias tienen un impacto directo en nuestras capacidades cognitivas.Cuando nos referimos a frutos secos, siempre nos referimos a las versiones tostadas o naturales, nunca a las versiones fritas, por ejemplo: almendras tostadas, anacardos, cacahuetes, avellanas, semillas de lino o de chía. Respecto a las semillas, es recomendable que sean consumidas previamente hidratadas, tostadas o molidas para mejorar su digestibilidad. Asimismo, la elección de frutos secos debería de ser, preferentemente, sin sal. Investigaciones previas han demostrado que el consumo regular de frutos secos está asociado a un mejor envejecimiento cerebral y una mayor capacidad cognitiva.
Investigaciones en Frontiers in Aging Neuroscience (2020) concluyen que los arándanos tienen un impacto positivo en la memoria a corto plazo y la atención sostenida. No obstante, puede que no sean los arándanos en sí los que mejoran la concentración, sino el consumo regular de frutas.
Es importante recalcar que el chocolate al que nos referimos ha de ser negro, con una pureza de cacao de al menos 85%, aunque cuanta más cantidad de cacao contenga, mejor, ya que así se disminuye el consumo de azúcar y que la ración debería de rondar la onza diaria. Como alternativa, se puede optar por una cucharadita de cacao en polvo desgrasado.
La alimentación es una** herramienta poderosa para potenciar el rendimiento cognitivo y emocional, especialmente cuando trabajas desde casa**. Incorporar alimentos ricos en antioxidantes, grasas saludables y carbohidratos complejos puede mejorar no solo tu capacidad de concentración, sino también tu estado de ánimo y resistencia al estrés.
Recuerda que cada persona tiene necesidades específicas, por lo que, si deseas una orientación personalizada, consulta a un nutricionista. Una dieta adecuada no solo impulsa tu productividad diaria, sino que también protege la salud de tu cerebro a largo plazo.
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