Imagina que cada vez que intentas comer, sientes un nudo en la garganta, sudores fríos o un miedo intenso a atragantarte. Esto no es solo un mal momento, sino una realidad diaria para quienes padecen fagofobia, un trastorno de ansiedad poco conocido pero profundamente limitante. En este artículo, exploraremos en qué consiste esta condición, sus causas y las opciones de tratamiento disponibles para ayudarte a comprender mejor cómo abordarla.
Es un trastorno de ansiedad, un miedo irracional y persistente a tragar alimentos, líquidos o incluso la propia saliva por la posibilidad de atragantarse. A diferencia de la disfagia (dificultad para tragar por causas físicas), este trastorno tiene raíces psicológicas. Quienes lo sufren suelen experimentar síntomas como:
Un ejemplo cotidiano podría ser alguien que evita ir a restaurantes por temor a que los demás noten su estado de nervios, o una persona que mastica repetidamente cada bocado hasta que se convierte en una papilla para sentir mayor control sobre el miedo a atragantarse.
La paradoja de este trastorno de ansiedad es que la propia ansiedad puede provocar síntomas que aumenten el miedo a tragar. Cuando tenemos ansiedad podemos notar tensión en la garganta, boca o garganta seca o dificultad para tragar saliva, estos síntomas pueden reforzar el miedo de que nos pasa algo a la hora de tragar y que nos podríamos atragantar.
La fagofobia se manifiesta a través de síntomas físicos, emocionales y conductuales.Las causas de este trastorno dependen de diferentes factores, muchos de ellos tienen aspectos en común con diferentes trastornos de ansiedad, destacan las siguientes:
La fagofobia se manifiesta a través de síntomas físicos, emocionales y conductuales:
En casos extremos, la restricción alimentaria puede generar conflictos sociales, de salud y económicos, viéndose así las diferentes áreas que puede afectar este trastorno.
El diagnóstico diferencial es el que se hace para ver si se trata de un diagnóstico u otro. Es crucial diferenciar la fagofobia de otros trastornos o enfermedades con síntomas similares, algunos de ellos son:
Para trabajar la fagofobia se requiere de un enfoque desde diferentes ámbitos. Estos son los tratamientos más habituales:
Terapia cognitivo-conductuales (TCC): Mediante la modificación de los pensamientos o las conductas asociadas a un malestar se consigue una mejoría de la calidad de vida, pudiendo llegar a la remisión total del trastorno. Algunas técnicas usadas son:
Reestructuración cognitiva: Identificar pensamientos limitantes automáticos y trabajar para interiorizar pensamientos alternativos más ajustados a la realidad.
Exposición gradual: Establecer una escala de alimentos que cuestan ingerir, de menos a más, para ir añadiendo nuevos alimentos a la dieta a medida que se vaya asimilando que el alimento anterior lo ha podido ingerir sin que se cumpla el miedo catastrófico.
Ejercicios de relajación: Ejercicios de respiración diafragmática, respiración triangular o relajación muscular progresiva ayudan a controlar la ansiedad y a reducir los síntomas.
Terapia breve estratégica: Enfoque psicoterapéutico que busca soluciones rápidas y efectivas a problemas específicos, utilizando estrategias para facilitar el cambio y la resolución de problemas en un número limitado de sesiones.
Terapia basada en el vínculo: La “base segura” es el sistema relacional que da la confianza y contención suficiente a las personas como para que se vean capaces de enfrentar la vida. Una falla en la creación de una “base segura” puede impedir a las personas explorar el mundo con libertad o confianza.
Desde esta perspectiva se explora y trabaja sobre las figuras de apego y las relaciones significativas para la elaboración de una seguridad emocional que reduzca el miedo catastrófico.
Terapia psicodinámica: Explorando el desarrollo psíquico, la fagofobia estaría relacionada con dificultades en la incorporación de “elementos de fuera”, se podría entender como una necesidad de control sobre los cambios que están sucediendo en el momento actual.
Esta corriente terapéutica tiene como objetivo entender, relacionar y dar significado a pensamientos, situaciones y/o sensaciones que angustian a la persona en el día a día. El foco se pone en el simbolismo, en la relación con la historia de vida y en las defensas o resistencias, viendo cómo se relacionan con los conflictos subyacentes en relación al miedo a tragar.
Mindfulness: La atención plena en el momento actual ayuda a reducir la intensidad de los pensamientos negativos relacionados con el acto de comer, la anticipación del momento angustiante y, en consecuencia, los síntomas ansiosos que refuerzan el miedo a tragar.
La fagofobia tiene un pronóstico favorable con tratamiento oportuno. En niños, la tasa de remisión completa es mayor que en adultos, especialmente si se interviene temprano. A pesar de que no siempre se consiga la remisión completa, con el trabajo adecuado se pueden mejorar mucho los síntomas y aprender a convivir con las dificultades residuales.
En algunas personas la fagofobia puede ir acompañada de otros trastornos o condiciones, es importante aprender a diferenciarlos y trabajar tanto el cómo les afectan, como las herramientas para hacerles frente.
Potenciar los espacios personales, sociales y comunitarios donde podernos expresar, hablar de nuestros malestares y compartir experiencias que nos hayan podido servir, también puede ayudar en el proceso de mejoría, tanto de padecimiento como de otros similares.
La constancia en las terapias y el apoyo multidisciplinar (psicológico, médico, nutricional) son clave para mejorar los resultados a largo plazo.
La fagofobia puede transformar un acto tan natural como comer en una fuente de angustia, pero no es una condena de por vida. Con terapias adecuadas y apoyo profesional, es posible recuperar la confianza y disfrutar de la comida sin miedo.
Si te identificas con estos síntomas, recuerda que buscar ayuda es el primer paso hacia la mejora.
Referencias
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