La candidiasis es una infección causada por el hongo Candida, presente de forma natural en nuestro cuerpo: en la piel, la boca, el intestino y la zona genital.
En equilibrio, no supone un problema. Pero cuando la microbiota se altera, este hongo puede multiplicarse y provocar síntomas molestos o recurrentes.
La candidiasis puede afectar a mujeres, hombres y personas mayores, sin distinción de edad. Conocer la causa y cómo prevenirla es esencial para mantener la salud y el bienestar.
El tipo más común es la causada por Candida albicans. Este microorganismo convive con las bacterias beneficiosas del organismo, pero cuando el equilibrio se rompe, la Candida prolifera.
Los tipos más frecuentes son:
Cuando las infecciones son repetitivas, pueden indicar una disbiosis intestinal o un problema inmunológico que requiere valoración médica.
Diversos hábitos y situaciones pueden alterar la microbiota y favorecer la proliferación del hongo Candida:
Según el portal Frontiers in Cellular and Infection Microbiology (2023), una microbiota intestinal diversa y equilibrada es clave para prevenir infecciones por hongos.
La prevención se basa en cuidar la microbiota intestinal, el sistema inmunitario y la higiene íntima. Estos hábitos marcan la diferencia:
En casos de candidiasis recurrente, los probióticos (como Lactobacillus rhamnosus o Lactobacillus reuteri) pueden ser un complemento útil, siempre bajo orientación médica.
Una dieta variada y rica en fibra vegetal favorece la diversidad microbiana y refuerza la inmunidad natural.No tomes antibióticos ni antifúngicos sin prescripción. Su uso indebido puede agravar el desequilibrio de la flora.
Y si los síntomas son persistentes o frecuentes, consulta siempre a tu médico o nutricionista. Solo un diagnóstico profesional garantiza un tratamiento eficaz.
La microbiota intestinal actúa como una barrera natural frente a microorganismos dañinos.
Una dieta variada y rica en fibra vegetal favorece la diversidad microbiana y refuerza la inmunidad natural.
Investigaciones publicadas en Journal of Nutrition & Health (2024) señalan que las dietas bajas en azúcares refinados y ricas en prebióticos : ajo, cebolla, puerro, plátano, ayudan a prevenir la proliferación de Candida albicans.
El estrés, el descanso insuficiente o la ropa húmeda tras hacer deporte pueden ser pequeños detonantes.
La gestión del estrés mediante meditación, respiración o técnicas de relajación ayuda a mantener el equilibrio hormonal y fortalecer las defensas.
Son cambios simples que tienen un impacto profundo en la salud íntima y general.
La candidiasis es una infección común, pero totalmente prevenible si cuidamos los pilares de la salud: alimentación, descanso, equilibrio emocional e higiene.
Cuando la microbiota está en armonía, el cuerpo se defiende de forma natural.
En salud, prevenir siempre es mejor que tratar.
Cuidar la microbiota intestinal y mantener hábitos saludables no solo protege frente a infecciones por Candida, sino que también mejora el bienestar general y la calidad de vida.
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