Cómo se lleva una situación, hay una graduación de la hija de mi pareja, su hija me supongo por su m

Hola,

Entiendo perfectamente que esta situación te resulte incómoda. Es normal sentirse en un dilema cuando, por un lado, quieres acompañar a tu pareja en un momento importante y, por otro, notas que la hija no desea tu presencia, quizá influenciada por su madre.

En estos casos, lo más maduro suele ser valorar qué es lo que más ayuda a la hija y a la pareja en ese momento concreto. A veces, aunque no compartas la decisión, dar un paso al lado para no generar tensión en un acto tan especial puede ser un gesto de respeto y de apoyo hacia tu pareja. Eso no significa que no formes parte de su vida ni que tu vínculo sea menos importante.

Lo que sí puedes hacer es hablar con tu pareja de manera tranquila y expresar cómo te sientes, dejando claro que entiendes la situación y que, aunque no la compartas, estás dispuesto a manejarla de forma madura. Esto refuerza la confianza entre vosotros y evita que el conflicto con la ex pareja afecte a vuestra relación.

En paralelo, es útil que te recuerdes que estas dinámicas suelen mejorar con el tiempo, a medida que las hijas ven estabilidad en la relación y que tu presencia no es una amenaza. Lo importante es no forzar, sino mostrar coherencia, respeto y paciencia.

Un saludo,
David

Lo que planteas es una situación delicada y comprensible: en actos familiares importantes (como una graduación) suelen aparecer emociones encontradas, sobre todo cuando intervienen dinámicas de separación y decisiones de la expareja.

Desde un punto de vista maduro, lo primero es reconocer que la graduación es un momento especial para la hija, y que ella está en el centro de este evento. Si existe la sospecha de que su madre influye en la decisión, puede ser frustrante y hasta injusto para ti, pero lo importante es que el día no se convierta en un foco de tensión.

Algunas ideas que pueden ayudarte:
• Separar lo personal de lo práctico: tu vínculo con tu pareja no depende de asistir o no a un acto concreto.
• Hablarlo con tu pareja desde la calma: expresar cómo te sientes, sin reproches, y escuchar su visión.
• Valorar alternativas: acompañar en la celebración posterior, crear un momento propio de festejo con la hija, o bien aceptar que en este acto concreto tu pareja vaya solo, priorizando la tranquilidad.
• Pensar a largo plazo: actuar con respeto hoy puede favorecer que poco a poco se construya una relación más natural y menos condicionada en el futuro.

En resumen, la actitud madura suele pasar por poner la relación con tu pareja y la serenidad de la hija por encima del deseo inmediato de estar presente. Eso no significa renunciar, sino elegir el momento y la forma que aporten más paz a todos los implicados.

Hola, entiendo perfectamente lo difícil y doloroso que puede ser estar en medio de una situación así, donde tú deseas acompañar a tu pareja en un momento importante, pero percibes que la hija (o quizá la mamá de ella) no está cómoda con tu presencia. Es natural que esto te genere incomodidad y dudas sobre cómo actuar.

En estos casos, lo más importante es mantener una mirada madura y evitar que el conflicto se centre en ti. La graduación es un momento muy significativo para su hija, y lo esencial es que ella lo viva con tranquilidad. Si tu presencia va a generar tensión, puede ser un gesto de amor y madurez hacia tu pareja y hacia la propia situación que decidas no asistir, aunque eso no significa que no apoyes.

Lo que sí puedes hacer es hablar con tu pareja con calma, expresar lo que sientes y lo que te duele de la situación, para que él también sea consciente y te dé tu lugar de otra manera, quizá compartiendo contigo el momento después, celebrando juntos, o reconociendo tu apoyo.

Manejarlo desde la comprensión, más que desde la confrontación, te permitirá cuidar la relación sin dejar de reconocer tu valor. Y si este tipo de situaciones se repiten o te hacen sentir desplazada con frecuencia, también puede ser útil abordarlo en un espacio de terapia de pareja, donde ambos puedan encontrar formas de manejar los límites con respeto y sin que tú te sientas excluida. Estoy a vuestra disposición. Un abrazo.

Gracias por compartir tus dudas.
Entiendo que esta situación te genere incomodidad. En estos casos lo más maduro suele ser cuidar la comunicación con tu pareja: expresar cómo te sientes, escuchar lo que significa para ella y buscar un acuerdo respetuoso. A veces, dar un paso atrás con consciencia puede ser una muestra de consideración y ayudar a fortalecer la relación.

Saludos,

Pilar Rapela

Entiendo lo incómoda que puede ser la situación, sentir que te excluyen de un momento importante por decisiones de otros. Este tipo de circunstancias familiares suelen generar emociones difíciles de manejar sola. Contar con orientación profesional puede ayudarte a encontrar claridad y tomar decisiones de manera más equilibrada; no necesariamente tiene que ser conmigo, sino con alguien con quien te sientas en un espacio seguro para expresarte.

Hola, ¿y tú qué quieres hacer? ? ¿Lo has hablado con tu pareja?

Entiendo lo incómodo que puede sentirse estar en medio de esa situación, más aún cuando no depende solo de ti. Es natural que te genere ansiedad o incluso cierta sensación de injusticia. Quizás lo más sano ahora no sea buscar la decisión perfecta, sino darte un espacio para observar cómo te sientes, qué pensamientos se mueven en ti y cómo regular esa ansiedad antes de actuar. A veces, cuando logramos calmarnos y ver las cosas desde un lugar más sereno, se aclara también la forma de responder. ¿Cómo crees que podrías cuidarte tú en este momento para no dejar que la ansiedad pese demasiado en tu decisión?

Expones una situación muy compleja, la de las familias enlazadas o reconstituidas y el papel de la madrastra. No es fácil encontrar el lugar que ocupan las madrastras. Me pregunto cómo es el vínculo con tu hijastra, y si quieres acudir a su graduación; definitivamente es un momento muy importante para ella, y en consecuencia para todos sus familiares, y tú eres su familiar. A veces las madres biológicas se colocan en un lugar de competencia con las madrastas que no resulta saludable para nadie. Si tú acudes a ese evento, sólo estás colocándote maduramente en tu lugar (si es que tú deseas ir, y si es que tu hijastra quiere que acudas). Sería interesante también valorar la opinión del padre de tu hijastra, tu pareja, ¿él quiere que acudas? Es crucial saber qué lugar te da él. Entiendo tu conflicto, pero me parece que la que tiene el conflicto es la madre biológica sobre todo... Un saludo

Es comprensible que te sientas incómoda. En estos casos lo más maduro suele ser priorizar a la hija y evitar conflictos en un día importante para ella. Puedes hablar con tu pareja y acordar que asista solo al acto, mostrando comprensión, y luego buscar un momento aparte para celebrar juntos de forma tranquila. Eso refuerza la relación sin añadir tensión familiar.

Hola, ¿qué tal? Entiendo que sea una situación incómoda y,, aunque puedas comprenderlo, no significa que tengas que compartirlo, lo importante es cómo lo afrontas.
Actuar de manera madura implica comunicarte con tu pareja abierta y sinceramente sobre cómo te hace sentir esta decisión, dejando claro que respetas los deseos de su hija y entiendes la postura de su madre, pero también que valoras tu lugar en la vida de ambos y que te gustaría que estos temas se pudieran abordar juntos. Si decides no asistir, hazlo desde la empatía y el respeto, permitiendo que tu pareja participe en el evento con tranquilidad y evitando entrar en conflictos que no te corresponden, pero sin guardar resentimiento. Esto refuerza vuestra conexión y muestra responsabilidad emocional, dejando la puerta abierta para que, en el futuro, la relación con su hija pueda mejorar. Un saludo, Silvia.

Vamos a llamar a las cosas por su nombre: esto es una faena y es normal que te siente como un tiro. Que te excluyan de un momento importante bajo la excusa de "política" es, en el mejor de los casos, cobarde y, en el peor, una maniobra de poder en toda regla. Tu incomodidad y tu sensación de que aquí hay gato encerrado son totalmente legítimas.

Ahora bien, la pregunta clave es: ¿cómo se juega esta partida de una forma madura para que, a la larga, ganes tú? Porque aquí no se trata de ganar la batalla de la graduación, sino la guerra del respeto en tu relación.

Aquí tienes el plan de acción, sin rodeos:

NO VAYAS. Y hazlo por estrategia, no por sumisión.
Ir a la fuerza o presionar a tu pareja para que te defienda en este momento solo te traerá problemas. Te colocaría en el papel de "la conflictiva", "la que no entiende", y le darías la razón a la madre (si es que está detrás de esto). En cambio, quedándote, demuestras una seguridad y una elegancia que desarma. No entras en su juego de poder. Elegir tus batallas es el mayor signo de madurez. Y esta, créeme, no es la tuya. La protagonista de ese día es la hija, y lo último que necesita es un ambiente tenso por un pulso entre adultos.

La Conversación CLAVE es con tu Pareja.
Aquí está el meollo de la cuestión. Tu pareja no puede irse sin más, como si nada pasara. Necesitáis tener una conversación honesta y adulta antes del evento. Siéntate con él y dile algo así:

"Cariño, entiendo perfectamente que tienes que estar en la graduación de tu hija. Es su día y tu lugar está a su lado. Por ella y por la paz, yo no voy a ir. Pero necesito que entiendas cómo me siento yo: me duele, me siento excluida y me parece injusto. Acepto esta situación por esta vez, por el bien de tu hija, pero quiero que sepas que no estoy de acuerdo y que esto no puede sentar un precedente. Nosotros somos un equipo, y en el futuro, necesito sentir que nuestro lugar como pareja se defiende y se respeta."

¿Ves la diferencia? No le das un ultimátum. Le dejas ir, pero le dejas muy clara tu postura, tu herida y tu límite para el futuro. Le haces partícipe de tu dolor sin convertirlo en una pelea.

Planifica "VUESTRA" Celebración.
Ese día, mientras él está en el acto, haz algo por y para ti. No te quedes en casa fustigándote. Y proponle celebrar vosotros dos la graduación a vuestra manera: una cena especial esa noche o al día siguiente. Esto refuerza la idea de que, aunque los eventos familiares sean complicados, vuestra unidad como pareja es lo importante y encontráis vuestros propios espacios para celebrar.

En resumen: cede en la asistencia, pero no cedas ni un milímetro en tu sentir y en tus límites. La madurez aquí consiste en jugar a largo plazo. La madre "gana" una foto. Tú, con esta actitud, ganas el respeto de tu pareja y fortaleces los cimientos de vuestra relación para que esto no se repita. Tú no estás en esa guerra de guerrillas. Tú estás construyendo otra cosa.