Cuando alguien me hace daño, aunque haya sido sin querer, aunque me pida disculpas, reconozca la cul
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Cuando alguien me hace daño, aunque haya sido sin querer, aunque me pida disculpas, reconozca la culpa etc .. mi subconsciente necesita que "pague" por ello y acabo diciendo cosas hirientes, o haciendo el vacío... Solo cuando siento que ya he hecho daño a la otra persona, soy capaz de perdonar. Me siento muy mala persona, y a la vez aunque intento evitarlo, siempre acabo haciendo lo mismo. Que me pasa?
Gracias por contarlo con tanta sinceridad. Lo que comentas no te convierte en mala persona, es un patrón aprendido y con recursos puede cambiarse. Lo importante es que te estás dando cuenta y ya eso abre la puerta al cambio.
Como te digo, esto suele originarse por aprendizajes tempranos (modelos familiares de castigo o reparación), por patrones de auto-castigo o por creencias tipo “si no pago, seré culpable”. Hay estrategias que en terapia pueden aprenderse con calma (aprender a parar en esos momentos de alta activación, entender con un análisis funcional en consulta que emoción sientes exactamente (“esto es rabia / vergüenza / dolor”) para reducir la reactividad y de donde viene, una vez hecho aprender a comunicarte asertivamente sobre lo ocurrido (muchas veces creemos que solo se puede hablar de el problema en el momento culmen, pero aunque de miedo, no hay mejor momento para hablar desde la calma, aunque parezca "tarde"), etc.
Como te digo, esto suele originarse por aprendizajes tempranos (modelos familiares de castigo o reparación), por patrones de auto-castigo o por creencias tipo “si no pago, seré culpable”. Hay estrategias que en terapia pueden aprenderse con calma (aprender a parar en esos momentos de alta activación, entender con un análisis funcional en consulta que emoción sientes exactamente (“esto es rabia / vergüenza / dolor”) para reducir la reactividad y de donde viene, una vez hecho aprender a comunicarte asertivamente sobre lo ocurrido (muchas veces creemos que solo se puede hablar de el problema en el momento culmen, pero aunque de miedo, no hay mejor momento para hablar desde la calma, aunque parezca "tarde"), etc.
Hola, gracias por compartir lo que te ocurre. Lo que describes refleja una dificultad en la gestión del daño y el perdón: aunque reconozcas la intención de la otra persona y sus disculpas, sientes la necesidad de “equilibrar la balanza” antes de poder soltar. Esto no significa que seas una mala persona, sino que probablemente hay emociones intensas detrás (rabia, resentimiento, sensación de injusticia) que te cuesta elaborar de otra forma.
Este patrón puede trabajarse en terapia, aprendiendo estrategias para expresar el malestar sin herir y gestionando esas emociones sin necesidad de “hacer pagar” al otro. Te animo a que cojas una cita, ya que con acompañamiento psicológico es posible comprender el origen de esta dinámica y encontrar formas más saludables de relacionarte.
Un saludo
Este patrón puede trabajarse en terapia, aprendiendo estrategias para expresar el malestar sin herir y gestionando esas emociones sin necesidad de “hacer pagar” al otro. Te animo a que cojas una cita, ya que con acompañamiento psicológico es posible comprender el origen de esta dinámica y encontrar formas más saludables de relacionarte.
Un saludo
Gracias por confiar al contarlo. Lo que describes —esa necesidad interna de que “se pague” algo para poder perdonar, y cómo entonces acabas reaccionando con palabras duras o distanciándote— tiene mucho sentido y no te hace “mala persona”.
A veces nuestro cuerpo y nuestra historia guardan una regla interna que busca restablecer un equilibrio cuando sentimos una deuda emocional o cuando hay culpa, aunque la otra persona ya haya pedido perdón. Esa regla actúa de forma automática y nos empuja a “compensar” o a protegernos, y puede salir en forma de ataque o frialdad.
Lo importante es que se puede aprender a reconocer ese impulso antes de actuar, entender qué necesita esa parte tuya (seguridad, reparación, reconocimiento) y ofrecerle alternativas más suaves que no dañen a los demás ni a ti. Si te parece, podemos trabajar juntas/os para localizar cuándo y por qué se activó esa regla en tu historia y entrenar respuestas distintas, más conscientes y compasivas.
Un saludo
A veces nuestro cuerpo y nuestra historia guardan una regla interna que busca restablecer un equilibrio cuando sentimos una deuda emocional o cuando hay culpa, aunque la otra persona ya haya pedido perdón. Esa regla actúa de forma automática y nos empuja a “compensar” o a protegernos, y puede salir en forma de ataque o frialdad.
Lo importante es que se puede aprender a reconocer ese impulso antes de actuar, entender qué necesita esa parte tuya (seguridad, reparación, reconocimiento) y ofrecerle alternativas más suaves que no dañen a los demás ni a ti. Si te parece, podemos trabajar juntas/os para localizar cuándo y por qué se activó esa regla en tu historia y entrenar respuestas distintas, más conscientes y compasivas.
Un saludo
Hola, lo que cuentas muestra una dificultad para soltar el resentimiento, más que maldad.
Cuando sentimos que alguien nos hiere, nuestro cerebro puede activar un modo de “protegerse” buscando equilibrio: que el otro también sienta el dolor.
Esto suele estar relacionado con heridas emocionales previas o miedo a quedar vulnerables.
Trabajar en terapia puede ayudarte a expresar el enfado sin necesidad de herir, y a encontrar maneras de perdonar que te den paz.
Cuando sentimos que alguien nos hiere, nuestro cerebro puede activar un modo de “protegerse” buscando equilibrio: que el otro también sienta el dolor.
Esto suele estar relacionado con heridas emocionales previas o miedo a quedar vulnerables.
Trabajar en terapia puede ayudarte a expresar el enfado sin necesidad de herir, y a encontrar maneras de perdonar que te den paz.
Lo que describes no te convierte en una mala persona. Lo que te pasa tiene más que ver con heridas emocionales no resueltas que con maldad. Esa necesidad de que el otro “pague” antes de poder perdonar suele estar relacionada con una sensación profunda de injusticia, de vulnerabilidad, o incluso de haber sido ignorado o no validado en el pasado.
Cuando alguien te hiere, aunque sea sin intención, se activa una parte de ti que no solo siente dolor, sino también una necesidad de equilibrio. Y si ese equilibrio no llega de forma emocional (con empatía, con reparación profunda), puede surgir el impulso de restablecerlo a través del castigo o el silencio. Es una forma de protegerte, aunque sea a costa de la relación.
Este patrón puede tener raíces en experiencias anteriores donde quizás no te sentiste escuchado, respetado o cuidado. Y ahora, tu sistema emocional responde con una especie de “justicia emocional” que te da la sensación de recuperar el control.
Pero también es agotador, ¿verdad? Porque después llega la culpa, el arrepentimiento, y el deseo de romper ese ciclo.
Lo que te puede ayudar:
- **Terapia centrada en el apego o en el manejo de emociones**: para entender de dónde viene esa necesidad de castigo y cómo transformarla en expresión emocional sana.
- **Trabajo con el perdón**: no como acto hacia el otro, sino como liberación interna.
- **Mindfulness y regulación emocional**: para aprender a observar el impulso sin actuar desde él.
- **Escritura terapéutica**: escribir lo que sientes antes de reaccionar puede ayudarte a canalizar sin herir.
No estás solo en esto. Muchas personas viven este conflicto entre el dolor y el deseo de justicia emocional. Lo importante es que lo estás reconociendo, y eso ya es el primer paso hacia el cambio. Si quieres, puedo ayudarte a construir una estrategia para responder de forma distinta la próxima vez que te sientas herido.
Cuando alguien te hiere, aunque sea sin intención, se activa una parte de ti que no solo siente dolor, sino también una necesidad de equilibrio. Y si ese equilibrio no llega de forma emocional (con empatía, con reparación profunda), puede surgir el impulso de restablecerlo a través del castigo o el silencio. Es una forma de protegerte, aunque sea a costa de la relación.
Este patrón puede tener raíces en experiencias anteriores donde quizás no te sentiste escuchado, respetado o cuidado. Y ahora, tu sistema emocional responde con una especie de “justicia emocional” que te da la sensación de recuperar el control.
Pero también es agotador, ¿verdad? Porque después llega la culpa, el arrepentimiento, y el deseo de romper ese ciclo.
Lo que te puede ayudar:
- **Terapia centrada en el apego o en el manejo de emociones**: para entender de dónde viene esa necesidad de castigo y cómo transformarla en expresión emocional sana.
- **Trabajo con el perdón**: no como acto hacia el otro, sino como liberación interna.
- **Mindfulness y regulación emocional**: para aprender a observar el impulso sin actuar desde él.
- **Escritura terapéutica**: escribir lo que sientes antes de reaccionar puede ayudarte a canalizar sin herir.
No estás solo en esto. Muchas personas viven este conflicto entre el dolor y el deseo de justicia emocional. Lo importante es que lo estás reconociendo, y eso ya es el primer paso hacia el cambio. Si quieres, puedo ayudarte a construir una estrategia para responder de forma distinta la próxima vez que te sientas herido.
Hola! Muchas veces el sentimiento de venganza es incontrolable. Quizás tuviste situaciones en tu vida que te hicieron necesitar desquitarte para poder tranquilizarte. También puede ser un patrón aprendido que has incorporado en tu manera de ser. Los bloqueos emocionales te pueden hacer comportarte de esa manera. La solución es analizar que te produce esa necesidad de vengarte, ver que tipo de emoción se activa y trabajar con ello. Saludos
Gracias por contarlo con tanta honestidad —no es fácil reconocer algo así y ya ese paso dice mucho de tu conciencia y tu deseo de cambiar. Te respondo a continuación:
¿Qué puede estar pasando? Lo que describes suele responder a una mezcla de procesos emocionales que funcionan en “piloto automático”:
1. Herida moral / necesidad de reparación: cuando alguien te hace daño tu sistema emocional demanda justicia o “equilibrio”. A veces eso se traduce en pedir que la otra persona “pague” para calmar tu malestar.
2. Vergüenza y rabia: la vergüenza por sentirte herida puede volverse rabia externalizada; en vez de tolerar la vergüenza la devolvemos al otro.
3. Venganza como regulación: dar un golpe verbal o hacer el vacío reduce momentáneamente la angustia (sensación de control), por eso se repite a pesar de luego sentir culpa.
4. Patrón aprendido: puede ser un hábito relacional que se activó muchas veces y se automatizó: tú reaccionas, la otra persona reacciona, se cierra un ciclo disfuncional.
Esto te convierte en “mala persona”., es un patrón que duele y que puede trabajarse en psicoterapia.
Un abrazo,
Elbire Arana
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807
¿Qué puede estar pasando? Lo que describes suele responder a una mezcla de procesos emocionales que funcionan en “piloto automático”:
1. Herida moral / necesidad de reparación: cuando alguien te hace daño tu sistema emocional demanda justicia o “equilibrio”. A veces eso se traduce en pedir que la otra persona “pague” para calmar tu malestar.
2. Vergüenza y rabia: la vergüenza por sentirte herida puede volverse rabia externalizada; en vez de tolerar la vergüenza la devolvemos al otro.
3. Venganza como regulación: dar un golpe verbal o hacer el vacío reduce momentáneamente la angustia (sensación de control), por eso se repite a pesar de luego sentir culpa.
4. Patrón aprendido: puede ser un hábito relacional que se activó muchas veces y se automatizó: tú reaccionas, la otra persona reacciona, se cierra un ciclo disfuncional.
Esto te convierte en “mala persona”., es un patrón que duele y que puede trabajarse en psicoterapia.
Un abrazo,
Elbire Arana
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807
Hola,
Gracias por confiar en nosotros y expresar algo tan íntimo y complejo. Lo que describes es más común de lo que parece: a veces, cuando sentimos que alguien nos ha hecho daño, nuestro impulso de justicia interna o “equilibrio emocional” nos lleva a actuar de forma reactiva, incluso si esa reacción luego nos hace sentir mal. Esto no te convierte en mala persona, sino que refleja un patrón emocional que ha sido reforzado a lo largo del tiempo y que aún no sabes gestionar de otra manera.
Es importante distinguir entre lo que sientes (la necesidad de que se reconozca el daño) y cómo actúas (decir cosas hirientes o hacer el vacío). Identificar este patrón es el primer paso para poder cambiarlo. Con trabajo terapéutico, se puede aprender a reconocer la rabia y la frustración en el momento, poner límites de forma asertiva, y encontrar formas de expresar y procesar la emoción sin lastimar a los demás ni a ti misma.
Si quieres, puedo acompañarte en este proceso para que explores estas reacciones, comprendas por qué surgen y desarrolles estrategias que te permitan perdonar y manejar los conflictos de forma más saludable, sin sentir culpa por cómo respondes.
Un saludo,
David
Gracias por confiar en nosotros y expresar algo tan íntimo y complejo. Lo que describes es más común de lo que parece: a veces, cuando sentimos que alguien nos ha hecho daño, nuestro impulso de justicia interna o “equilibrio emocional” nos lleva a actuar de forma reactiva, incluso si esa reacción luego nos hace sentir mal. Esto no te convierte en mala persona, sino que refleja un patrón emocional que ha sido reforzado a lo largo del tiempo y que aún no sabes gestionar de otra manera.
Es importante distinguir entre lo que sientes (la necesidad de que se reconozca el daño) y cómo actúas (decir cosas hirientes o hacer el vacío). Identificar este patrón es el primer paso para poder cambiarlo. Con trabajo terapéutico, se puede aprender a reconocer la rabia y la frustración en el momento, poner límites de forma asertiva, y encontrar formas de expresar y procesar la emoción sin lastimar a los demás ni a ti misma.
Si quieres, puedo acompañarte en este proceso para que explores estas reacciones, comprendas por qué surgen y desarrolles estrategias que te permitan perdonar y manejar los conflictos de forma más saludable, sin sentir culpa por cómo respondes.
Un saludo,
David
Lo que describes no te hace “mala persona”, sino alguien que ha aprendido a gestionar el dolor desde la revancha. Es un mecanismo de defensa: si el otro “paga”, tu mente cree que recuperas equilibrio. La buena noticia es que esto se puede entrenar. Con terapia cognitiva puedes aprender a soltar ese impulso y encontrar formas más sanas de perdonar sin hacer daño.
Hola ¿qué tal? Lo que describes es un ciclo de venganza emocional. Esta reacción no te convierte en mala persona, tu dolor y tu ira activan mecanismos automáticos para aliviarte temporalmente, generando una sensación breve de alivio pero manteniendo el resentimiento y las heridas abiertas. Has de poner atención a ello ya que, a la larga, perpetúa el malestar, la culpa y la desconexión con quienes te rodean. En consulta te ayudaría a reconocer estos automatismos, regular tus emociones y construir nuevas formas de gestionar las heridas del pasado, para que puedas protegerte sin necesidad de castigar y encontrar formas más sanas y satisfactorias de sanar y perdonar. Un saludo, Silvia.
Gracias por abrirte con tanta sinceridad. Lo que cuentas es más frecuente de lo que parece y no te convierte en “mala persona”: muchas veces, cuando nos sentimos heridos, se activa un mecanismo de defensa. Al final, seguramente estarás sintiendo un cúmulo de emociones (ira, vergüenza, tristeza) que te llevan a alejarte del otro.
Al final, lo importante creo que consiste en que podemos encontrar maneras de regular todas esas emociones y poder actuar de una forma que se alinee mas con tus propios valores.
Al final, lo importante creo que consiste en que podemos encontrar maneras de regular todas esas emociones y poder actuar de una forma que se alinee mas con tus propios valores.
Pues lo principal es que te has dado cuenta de lo que haces, y de la reacción neurótica de tu carácter. Lo siguiente sería probar a hacer algo distinto.
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