Hola, tengo 26 años y hace unos meses tengo novio, vivo con mi mamá (soy universitaria) resulta que
12
respuestas
Hola, tengo 26 años y hace unos meses tengo novio, vivo con mi mamá (soy universitaria) resulta que a mi mamá no le parece que duerma con èl, no es algo que quiera que sea siempre pero de vez en cuando si quisiera y ella no me deja, le pido permiso pero me dice que èl no es mi marido como para dormir juntos y que no estoy en edad. Como puedo abordarla porfavor.
Hola, gracias por compartir tu situación. Lo que estás viviendo es bastante común en la etapa de transición entre la juventud y la adultez, especialmente cuando una persona adulta todavía convive con sus padres. Es natural que desees compartir momentos más íntimos con tu pareja, como dormir juntos de vez en cuando. Esa necesidad no solo es válida, sino también parte del desarrollo afectivo y relacional adulto.
Sin embargo, también es comprensible que tu madre tenga dificultades para aceptar esto. Su reacción probablemente viene de una mezcla de valores tradicionales, preocupación por tu bienestar y la percepción de que, al vivir aún bajo su techo, se siguen aplicando ciertas normas que ella considera apropiadas.
Es importante que sepas que, a tus 26 años, tienes derecho a tomar decisiones sobre tu vida afectiva y sexual, siempre que estas sean responsables y respetuosas. Pero también es cierto que, mientras vivas en casa de tu madre, necesitarás negociar ciertas reglas de convivencia. Esto no significa ceder tu autonomía, sino buscar acuerdos que permitan una convivencia sana.
Te recomiendo que hables con ella desde el respeto y la madurez, sin entrar en confrontaciones. Puedes explicarle que no estás pidiendo cambiar todas las reglas ni faltar a su confianza, sino simplemente que, como mujer adulta, deseas tener cierto espacio para vivir tu relación de forma natural. La clave está en mostrarle que tu petición no es rebeldía ni falta de respeto, sino parte de tu crecimiento personal.
Ofrece, si es necesario, algunos límites o acuerdos (como que solo ocurra ciertos días, o que se hable con anticipación), y pregúntale qué necesitaría ella para sentirse más tranquila. Mostrar disposición al diálogo, en lugar de exigir, suele ser la vía más efectiva para generar cambios en este tipo de dinámicas familiares.
Por último, si con el tiempo sientes que tu desarrollo personal o relacional se ve limitado por normas que no compartes, puede ser señal de que estás preparada para planificar tu independencia. No como una forma de romper el vínculo con tu madre, sino como parte natural de tu proceso de maduración.
Estoy seguro de que, si hablas con calma, claridad y respeto, puedes abrir una conversación constructiva con ella.
Sin embargo, también es comprensible que tu madre tenga dificultades para aceptar esto. Su reacción probablemente viene de una mezcla de valores tradicionales, preocupación por tu bienestar y la percepción de que, al vivir aún bajo su techo, se siguen aplicando ciertas normas que ella considera apropiadas.
Es importante que sepas que, a tus 26 años, tienes derecho a tomar decisiones sobre tu vida afectiva y sexual, siempre que estas sean responsables y respetuosas. Pero también es cierto que, mientras vivas en casa de tu madre, necesitarás negociar ciertas reglas de convivencia. Esto no significa ceder tu autonomía, sino buscar acuerdos que permitan una convivencia sana.
Te recomiendo que hables con ella desde el respeto y la madurez, sin entrar en confrontaciones. Puedes explicarle que no estás pidiendo cambiar todas las reglas ni faltar a su confianza, sino simplemente que, como mujer adulta, deseas tener cierto espacio para vivir tu relación de forma natural. La clave está en mostrarle que tu petición no es rebeldía ni falta de respeto, sino parte de tu crecimiento personal.
Ofrece, si es necesario, algunos límites o acuerdos (como que solo ocurra ciertos días, o que se hable con anticipación), y pregúntale qué necesitaría ella para sentirse más tranquila. Mostrar disposición al diálogo, en lugar de exigir, suele ser la vía más efectiva para generar cambios en este tipo de dinámicas familiares.
Por último, si con el tiempo sientes que tu desarrollo personal o relacional se ve limitado por normas que no compartes, puede ser señal de que estás preparada para planificar tu independencia. No como una forma de romper el vínculo con tu madre, sino como parte natural de tu proceso de maduración.
Estoy seguro de que, si hablas con calma, claridad y respeto, puedes abrir una conversación constructiva con ella.
Hola, gracias por compartir esto. Entiendo lo complicado que puede ser querer vivir tu relación de una forma libre y sentir que no puedes hacerlo porque vives con tu madre. Tienes 26 años, estás en una etapa adulta, estudiando y construyendo tu vida, y es completamente válido que quieras compartir momentos más íntimos con tu pareja, aunque no viváis juntos ni estéis casados.
Muchas madres tienen creencias muy arraigadas sobre cómo “deberían” ser las cosas, por la educación que recibieron o por sus propios miedos. Pero eso no significa que tú estés haciendo algo mal. Lo importante es poder hablarlo con calma, desde el respeto, y ayudarla a ver que no es una cuestión de rebeldía, sino de madurez.
Podrías decirle algo como:
“Mamá, entiendo que esto te incomode y no quiero que esto sea motivo de discusión. Solo me gustaría que vieras que tengo 26 años, estoy en una relación seria, y no estoy pidiendo algo irresponsable ni habitual. Me gustaría que pudiéramos hablarlo con tranquilidad, porque valoro tu opinión, pero también necesito que respetes que estoy en una etapa distinta de mi vida.”
No se trata de imponerse, sino de abrir un diálogo más adulto entre vosotras.
Muchas madres tienen creencias muy arraigadas sobre cómo “deberían” ser las cosas, por la educación que recibieron o por sus propios miedos. Pero eso no significa que tú estés haciendo algo mal. Lo importante es poder hablarlo con calma, desde el respeto, y ayudarla a ver que no es una cuestión de rebeldía, sino de madurez.
Podrías decirle algo como:
“Mamá, entiendo que esto te incomode y no quiero que esto sea motivo de discusión. Solo me gustaría que vieras que tengo 26 años, estoy en una relación seria, y no estoy pidiendo algo irresponsable ni habitual. Me gustaría que pudiéramos hablarlo con tranquilidad, porque valoro tu opinión, pero también necesito que respetes que estoy en una etapa distinta de mi vida.”
No se trata de imponerse, sino de abrir un diálogo más adulto entre vosotras.
Hola, buenos días. Una buena propuesta podría ser empezar por identificar cómo te sientes tú en esta situación y, una vez lo sepas, comunicárselo a tu madre no desde el reproche, sino como una forma de compartir información emocional para que ella pueda conocer tu parte y entender tu punto de vista. Quizás esto no genera un cambio inmediato, pero sí puede abrir poco a poco un espacio de cambio a largo plazo. Otra opción puede ser preguntarle por sus motivos o miedos: quizás no confía del todo en tu pareja? quizás aún no lo conoce bien? o quizás tiene miedo de que vivas una mala experiencia? Puedes intentar abrir el diálogo con ella para intercambiar cómo vivís cada una esta situación. Puede que tú te sientas con más seguridad y confianza de la que ella percibe, y ayudarle a conocer esa parte tuya puede servir para tranquilizarla. Un abrazo y saludos
Gracias por compartir esto, de verdad. Es una situación que muchas personas atraviesan en algún momento de su vida adulta cuando, a pesar de estar creciendo y tomando sus propias decisiones, aún conviven con sus padres y eso genera ciertas tensiones entre lo que uno desea y lo que ellos consideran adecuado.
En tu caso, lo que se ve claramente es que ya no estás en una etapa infantil o adolescente. Tienes 26 años, estás en la universidad, tienes una relación de pareja y estás empezando a construir tu propia vida emocional y afectiva. Es completamente válido que quieras pasar tiempo de intimidad con tu novio, y no tiene nada que ver con que sea tu “marido” o no. Las relaciones no necesitan un contrato para ser importantes, cuidadas y significativas. Y también es válido que no quieras hacerlo todo el tiempo, sino que simplemente desees que se respete tu deseo en algunas ocasiones.
Tu madre, en cambio, parece seguir viéndote desde una mirada más rígida o conservadora. A veces los padres mantienen esquemas muy tradicionales sobre lo que “debería ser” una relación o sobre lo que “se permite” mientras uno vive bajo su techo. Y aunque es cierto que vivir con ella implica ciertos acuerdos, también es cierto que tú ya no eres una niña, y que seguir controlando tu intimidad de esa manera puede hacerte sentir infantilizada o limitada en tu crecimiento personal.
Por eso, el abordaje con ella requiere una mezcla de firmeza, respeto y empatía. Puedes intentar algo así:
> “Mamá, quería hablar un momento contigo sobre un tema que para mí es importante. Sé que no te parece bien que duerma a veces con mi novio, y entiendo que tengas tu forma de ver las cosas. Pero me gustaría que pudieras escuchar también mi parte. Yo tengo 26 años, estoy en una etapa adulta de mi vida, y aunque todavía vivo contigo, también estoy construyendo mi autonomía. No te estoy pidiendo permiso para hacer algo que te falte al respeto o te afecte directamente. Solo quiero poder tener algo de libertad en mi vida íntima, sin sentirme como si estuviera haciendo algo mal. Mi relación es importante para mí, y me gustaría que, aunque no estés del todo de acuerdo, pudieras confiar en mis decisiones. No quiero que esto se convierta en un motivo de conflicto, pero sí me gustaría que lo habláramos desde el cariño y desde el respeto mutuo.”
Es posible que al principio ella reaccione a la defensiva, especialmente si tiene creencias muy arraigadas. Pero a veces, cuando las hijas o hijos empiezan a hablar desde un lugar adulto —sin confrontar, pero sí marcando sus propios límites y necesidades—, eso empieza a mover algo en la dinámica.
Y si ves que esto te afecta más de lo que pensabas, que te cuesta poner límites, que te sientes culpable cada vez que deseas algo diferente de lo que tu madre espera, quizás también sea buen momento para que vengas a terapia. Porque no se trata solo de este tema puntual, sino de cómo te posicionas frente a tu vida, frente a tus deseos, frente a tu independencia emocional. En terapia podríamos trabajar esto, acompañarte a tomar decisiones que respeten tu crecimiento, y ayudarte a gestionar mejor la culpa o el miedo a decepcionar.
Te lo mereces. Mereces vivir una adultez más libre, más propia, más en paz contigo misma. Y si te cuesta hacerlo sola, aquí estoy para acompañarte. Cuando quieras.
En tu caso, lo que se ve claramente es que ya no estás en una etapa infantil o adolescente. Tienes 26 años, estás en la universidad, tienes una relación de pareja y estás empezando a construir tu propia vida emocional y afectiva. Es completamente válido que quieras pasar tiempo de intimidad con tu novio, y no tiene nada que ver con que sea tu “marido” o no. Las relaciones no necesitan un contrato para ser importantes, cuidadas y significativas. Y también es válido que no quieras hacerlo todo el tiempo, sino que simplemente desees que se respete tu deseo en algunas ocasiones.
Tu madre, en cambio, parece seguir viéndote desde una mirada más rígida o conservadora. A veces los padres mantienen esquemas muy tradicionales sobre lo que “debería ser” una relación o sobre lo que “se permite” mientras uno vive bajo su techo. Y aunque es cierto que vivir con ella implica ciertos acuerdos, también es cierto que tú ya no eres una niña, y que seguir controlando tu intimidad de esa manera puede hacerte sentir infantilizada o limitada en tu crecimiento personal.
Por eso, el abordaje con ella requiere una mezcla de firmeza, respeto y empatía. Puedes intentar algo así:
> “Mamá, quería hablar un momento contigo sobre un tema que para mí es importante. Sé que no te parece bien que duerma a veces con mi novio, y entiendo que tengas tu forma de ver las cosas. Pero me gustaría que pudieras escuchar también mi parte. Yo tengo 26 años, estoy en una etapa adulta de mi vida, y aunque todavía vivo contigo, también estoy construyendo mi autonomía. No te estoy pidiendo permiso para hacer algo que te falte al respeto o te afecte directamente. Solo quiero poder tener algo de libertad en mi vida íntima, sin sentirme como si estuviera haciendo algo mal. Mi relación es importante para mí, y me gustaría que, aunque no estés del todo de acuerdo, pudieras confiar en mis decisiones. No quiero que esto se convierta en un motivo de conflicto, pero sí me gustaría que lo habláramos desde el cariño y desde el respeto mutuo.”
Es posible que al principio ella reaccione a la defensiva, especialmente si tiene creencias muy arraigadas. Pero a veces, cuando las hijas o hijos empiezan a hablar desde un lugar adulto —sin confrontar, pero sí marcando sus propios límites y necesidades—, eso empieza a mover algo en la dinámica.
Y si ves que esto te afecta más de lo que pensabas, que te cuesta poner límites, que te sientes culpable cada vez que deseas algo diferente de lo que tu madre espera, quizás también sea buen momento para que vengas a terapia. Porque no se trata solo de este tema puntual, sino de cómo te posicionas frente a tu vida, frente a tus deseos, frente a tu independencia emocional. En terapia podríamos trabajar esto, acompañarte a tomar decisiones que respeten tu crecimiento, y ayudarte a gestionar mejor la culpa o el miedo a decepcionar.
Te lo mereces. Mereces vivir una adultez más libre, más propia, más en paz contigo misma. Y si te cuesta hacerlo sola, aquí estoy para acompañarte. Cuando quieras.
Hola.
Creo que lo que buscas en un consejo para poder convencerla, y no creo que ninguno de los que te conteste conozca más a tu madre que tú. Es posible que el problema no sea tu madre, sino la relación que mantienes con ella.
Creo que lo que buscas en un consejo para poder convencerla, y no creo que ninguno de los que te conteste conozca más a tu madre que tú. Es posible que el problema no sea tu madre, sino la relación que mantienes con ella.
Hola! Comprendo la frustración de la situación y es de valorar que quieras abordarla de forma activa. Agradezco que hayas comentado con nosotros tus dudas, sin embargo, para poder valorar cómo abordar la situación debería hacerse una evaluación más completa de tu caso porque faltan algunos datos que pueden ser muy relevantes. Te animo a acudir a un profesional si consideras que necesitas ayudar externa para solventar esta situación. Cualquier otra duda no dudes en preguntarme!
Entiendo lo frustrante que puede ser querer compartir una parte importante de tu vida con tu pareja y sentir que no tienes libertad para hacerlo. Es una situación muy común y compleja, sobre todo cuando aún vivimos en casa de nuestros padres. A veces, detrás de esos límites hay miedos, creencias culturales o ideas muy arraigadas sobre cómo deberían ser las cosas. Hablar con tu madre desde la calma, sin enfrentamientos, y expresándole cómo te sientes (no solo lo que quieres hacer) puede abrir una puerta al entendimiento. Si te apetece trabajarlo más a fondo y encontrar una manera de comunicarte con ella sin tanto desgaste, estoy aquí para ayudarte.
Hola, gracias por compartir esto con tanta honestidad.
Entiendo que estés en una etapa donde deseas tomar decisiones desde tu adultez, pero te encuentras con límites que te hacen sentir como si aún no tuvieras ese espacio propio.
Mi sugerencia es que no lo abordes como una petición de permiso, sino como una conversación desde tu madurez. Expresarle a tu madre con respeto que entiendes sus valores, pero que también estás construyendo tu identidad como mujer adulta, puede abrir un nuevo tipo de diálogo.
Decir algo como:
"Mamá, entiendo tu postura y la valoro. Pero necesito que también veas que estoy creciendo, tomando decisiones responsables y que este vínculo que estoy construyendo merece un lugar en mi vida. No te pido permiso, te comparto con respeto quién soy y hacia dónde voy."
A veces no se trata de ganar la discusión, sino de ocupar tu lugar con firmeza y amor.
Un abrazo,
Isaac Mercadé – Psicólogo
Entiendo que estés en una etapa donde deseas tomar decisiones desde tu adultez, pero te encuentras con límites que te hacen sentir como si aún no tuvieras ese espacio propio.
Mi sugerencia es que no lo abordes como una petición de permiso, sino como una conversación desde tu madurez. Expresarle a tu madre con respeto que entiendes sus valores, pero que también estás construyendo tu identidad como mujer adulta, puede abrir un nuevo tipo de diálogo.
Decir algo como:
"Mamá, entiendo tu postura y la valoro. Pero necesito que también veas que estoy creciendo, tomando decisiones responsables y que este vínculo que estoy construyendo merece un lugar en mi vida. No te pido permiso, te comparto con respeto quién soy y hacia dónde voy."
A veces no se trata de ganar la discusión, sino de ocupar tu lugar con firmeza y amor.
Un abrazo,
Isaac Mercadé – Psicólogo
Hola, gracias por compartir esta situación, que es mucho más común de lo que parece.
Estás en un momento de tu vida en el que buscas más autonomía: eres adulta, tienes pareja, estudias en la universidad… pero al vivir con tu madre, ciertas decisiones —como dormir con tu novio— todavía se ven atravesadas por normas familiares que pueden sentirse como un límite difícil de negociar.
Por lo que cuentas, tu madre expresa su desacuerdo desde una visión más tradicional (que no sea tu marido, que “no estás en edad”), y esto probablemente esté relacionado con sus valores, creencias o miedos. Es importante entenderlo, pero eso no significa que tengas que renunciar a tu deseo de vivir tu vida adulta con responsabilidad.
Algunas claves para abordar el tema:
• Elige un momento tranquilo para hablar, sin tensiones inmediatas. Plantea la conversación como un diálogo, no como una confrontación.
• Puedes decir algo como: “Mamá, sé que esto te incomoda y entiendo que te preocupe, pero necesito que también escuches cómo me siento. Estoy creciendo, tengo una relación estable y me gustaría que poco a poco pudieras confiar en mis decisiones.”
• Evita justificarte en exceso. No se trata de convencerla de que estás “en lo correcto”, sino de expresar que necesitas más espacio para ejercer tu autonomía.
• Puedes proponer acuerdos: que no sea algo frecuente, que ella sepa dónde estás, que haya comunicación y cuidado mutuo.
Este tipo de tensiones forman parte de los procesos de diferenciación en la vida adulta: aprender a sostener tu criterio con respeto, aunque no siempre seas comprendida al 100%.
Si sientes que esto afecta mucho a tu día a día o te hace dudar de ti misma, un espacio terapéutico puede ayudarte a fortalecerte emocionalmente y a manejar este tipo de conversaciones sin sentir culpa.
Un abrazo
Estás en un momento de tu vida en el que buscas más autonomía: eres adulta, tienes pareja, estudias en la universidad… pero al vivir con tu madre, ciertas decisiones —como dormir con tu novio— todavía se ven atravesadas por normas familiares que pueden sentirse como un límite difícil de negociar.
Por lo que cuentas, tu madre expresa su desacuerdo desde una visión más tradicional (que no sea tu marido, que “no estás en edad”), y esto probablemente esté relacionado con sus valores, creencias o miedos. Es importante entenderlo, pero eso no significa que tengas que renunciar a tu deseo de vivir tu vida adulta con responsabilidad.
Algunas claves para abordar el tema:
• Elige un momento tranquilo para hablar, sin tensiones inmediatas. Plantea la conversación como un diálogo, no como una confrontación.
• Puedes decir algo como: “Mamá, sé que esto te incomoda y entiendo que te preocupe, pero necesito que también escuches cómo me siento. Estoy creciendo, tengo una relación estable y me gustaría que poco a poco pudieras confiar en mis decisiones.”
• Evita justificarte en exceso. No se trata de convencerla de que estás “en lo correcto”, sino de expresar que necesitas más espacio para ejercer tu autonomía.
• Puedes proponer acuerdos: que no sea algo frecuente, que ella sepa dónde estás, que haya comunicación y cuidado mutuo.
Este tipo de tensiones forman parte de los procesos de diferenciación en la vida adulta: aprender a sostener tu criterio con respeto, aunque no siempre seas comprendida al 100%.
Si sientes que esto afecta mucho a tu día a día o te hace dudar de ti misma, un espacio terapéutico puede ayudarte a fortalecerte emocionalmente y a manejar este tipo de conversaciones sin sentir culpa.
Un abrazo
Hola, ¿Qué tal? Es completamente comprensible que te sientas incómoda con la postura de tu madre respecto a tu relación, especialmente considerando que ya eres una persona adulta de 26 años. Aunque vivas con ella y dependas de ciertas normas del hogar, también estás en una etapa de tu vida en la que necesitas comenzar a ejercer tu autonomía emocional y afectiva. Por eso, es importante que encuentres un momento adecuado, en un ambiente tranquilo, para hablar con ella con calma y respeto. Podrías explicarle que entiendes sus valores y preocupaciones, y que no buscas desafiarlas ni faltarle el respeto, sino simplemente compartir tu deseo de poder pasar alguna noche con tu pareja de vez en cuando, sin que eso signifique un cambio drástico en tu estilo de vida ni una falta de compromiso con tu familia.
Además, sería útil que le expresaras cómo te hace sentir esta situación, señalando que aunque valoras su opinión, también necesitas que reconozca que estás en una relación estable y que eres capaz de tomar decisiones responsables. En lugar de entrar en una discusión, podrías plantearlo desde lo emocional, diciendo que te gustaría que hubiera más diálogo y menos imposiciones, ya que eso te ayudaría a sentirte escuchada y respetada como adulta. Aun si al principio ella no cambia de opinión, es probable que si mantienes una actitud abierta y madura, con el tiempo pueda comprender tu punto de vista. En definitiva, no se trata de imponerle tus decisiones, sino de empezar a negociar tu lugar como mujer adulta dentro del entorno familiar.
¡Espero que te sirva! Un saludo, Silvia
Además, sería útil que le expresaras cómo te hace sentir esta situación, señalando que aunque valoras su opinión, también necesitas que reconozca que estás en una relación estable y que eres capaz de tomar decisiones responsables. En lugar de entrar en una discusión, podrías plantearlo desde lo emocional, diciendo que te gustaría que hubiera más diálogo y menos imposiciones, ya que eso te ayudaría a sentirte escuchada y respetada como adulta. Aun si al principio ella no cambia de opinión, es probable que si mantienes una actitud abierta y madura, con el tiempo pueda comprender tu punto de vista. En definitiva, no se trata de imponerle tus decisiones, sino de empezar a negociar tu lugar como mujer adulta dentro del entorno familiar.
¡Espero que te sirva! Un saludo, Silvia
Gracias por tu confianza al expresar algo tan importante. A los 26 años, es natural que desees construir tu propia autonomía afectiva y tomar decisiones sobre tu vida íntima. Al mismo tiempo, entiendo que vivir con tu madre puede generar ciertas tensiones entre tu independencia personal y las normas familiares.
En estos casos, puede ser útil abordar la conversación desde la empatía mutua, no tanto para pedir permiso como para compartir tu necesidad de ser tratada como adulta. Validar su preocupación (desde su generación, valores o temores) puede ayudar a que se sienta escuchada, pero también es importante que pueda reconocer tu derecho a tomar decisiones responsables y maduras.
Una comunicación tranquila, clara y sin confrontación suele abrir más puertas que la imposición o el silencio. Si este tipo de situaciones se repite o genera malestar profundo, el acompañamiento terapéutico puede ayudarte a trabajar los límites, la autonomía y el diálogo dentro de la familia.
Un saludo afectuoso y mucho ánimo.
En estos casos, puede ser útil abordar la conversación desde la empatía mutua, no tanto para pedir permiso como para compartir tu necesidad de ser tratada como adulta. Validar su preocupación (desde su generación, valores o temores) puede ayudar a que se sienta escuchada, pero también es importante que pueda reconocer tu derecho a tomar decisiones responsables y maduras.
Una comunicación tranquila, clara y sin confrontación suele abrir más puertas que la imposición o el silencio. Si este tipo de situaciones se repite o genera malestar profundo, el acompañamiento terapéutico puede ayudarte a trabajar los límites, la autonomía y el diálogo dentro de la familia.
Un saludo afectuoso y mucho ánimo.
Hola, gracias por compartir tu situación. Entiendo que quieras encontrar una manera de abordar este tema con tu madre sin generar conflicto.
En lo que cuentas hay dos planos distintos:
Tus deseos y tu autonomía como persona adulta.
Las normas y valores de tu madre en el hogar que compartís.
Aunque tengas 26 años y seas legalmente independiente, al vivir con ella es natural que existan ciertas reglas que reflejan sus creencias, valores o preocupaciones, incluso si no las compartes. A veces, detrás de este tipo de límites hay razones vinculadas a la educación que recibió, a su forma de entender las relaciones o a su deseo de protegerte.
Para abordarlo, puede ayudarte:
Elegir un momento tranquilo para hablar, no justo antes o después de pedir permiso.
Expresar cómo te sientes y lo que significa para ti compartir esas noches con tu pareja, sin descalificar su punto de vista.
Escuchar sus razones y tratar de comprender qué teme o qué le incomoda.
Buscar acuerdos intermedios que respeten sus valores pero también tus necesidades, como concretar fechas puntuales o condiciones específicas.
Si ves que el desacuerdo se mantiene, recuerda que a veces la solución pasa por cambios en la convivencia: vivir juntos implica adaptarse a las reglas del hogar, pero tener tu propio espacio te daría más libertad para tomar estas decisiones.
Un abrazo!
Elbire Arana – Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807
En lo que cuentas hay dos planos distintos:
Tus deseos y tu autonomía como persona adulta.
Las normas y valores de tu madre en el hogar que compartís.
Aunque tengas 26 años y seas legalmente independiente, al vivir con ella es natural que existan ciertas reglas que reflejan sus creencias, valores o preocupaciones, incluso si no las compartes. A veces, detrás de este tipo de límites hay razones vinculadas a la educación que recibió, a su forma de entender las relaciones o a su deseo de protegerte.
Para abordarlo, puede ayudarte:
Elegir un momento tranquilo para hablar, no justo antes o después de pedir permiso.
Expresar cómo te sientes y lo que significa para ti compartir esas noches con tu pareja, sin descalificar su punto de vista.
Escuchar sus razones y tratar de comprender qué teme o qué le incomoda.
Buscar acuerdos intermedios que respeten sus valores pero también tus necesidades, como concretar fechas puntuales o condiciones específicas.
Si ves que el desacuerdo se mantiene, recuerda que a veces la solución pasa por cambios en la convivencia: vivir juntos implica adaptarse a las reglas del hogar, pero tener tu propio espacio te daría más libertad para tomar estas decisiones.
Un abrazo!
Elbire Arana – Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807
¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!
¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:
Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.