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Gracias por compartir lo que sientes. Lo que describes muestra una gran carga de ansiedad anticipatoria: esa sensación de que si no estás constantemente alerta, algo terrible va a suceder. La mente se adelanta, imagina escenarios catastróficos y te mantiene en un estado de preocupación constante, impidiéndote vivir con calma el presente.

Es muy habitual que este tipo de pensamientos estén relacionados con miedos profundos: la pérdida, la soledad, el abandono, el futuro incierto. Y aunque racionalmente sepamos que muchas de esas cosas no ocurrirán, el cuerpo y la mente lo viven como si ya estuvieran pasando.

Es importante entender que estos pensamientos no te definen, ni reflejan una verdad absoluta. Son una manifestación del malestar emocional que estás atravesando y que puede trabajarse con apoyo profesional. Aprender a reconocer estos patrones de pensamiento, regular las emociones que los acompañan y desarrollar recursos personales puede marcar una gran diferencia.

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Claro. La ansiedad te hace creer que si no trabajas constantemente o no produces, tu vida se va a desmoronar. Te empuja a vivir en un futuro imaginado lleno de carencias y miedos, y te roba el presente. Pero la verdad es que, incluso en situaciones difíciles, sobrevives. Cubres lo básico: suministros, algo de comida, un techo. No es ideal, pero no desapareces.

Ese miedo profundo que sientes —a quedarte solo, a que muera alguien a quien amas— en realidad está muy conectado con el miedo al vacío, a la pérdida total, al abandono. Y sí, todos vamos a pasar por eso en algún momento, es parte de vivir. Pero lo más curioso es que, aunque creas que no vas a poder soportarlo, lo haces. Lo hacemos. El ser humano tiene una capacidad brutal para seguir adelante, incluso después de grandes pérdidas.

Y aunque alguien muera, esa persona sigue contigo de otras formas: en recuerdos, en gestos que repites sin darte cuenta, en cosas que te enseñó. Lo importante es no dejar que la ansiedad convierta esas posibilidades en certezas destructivas. Porque como tú mismo dices: el 90% de lo que temes no ocurre. Y cuando algo ocurre… lo enfrentas, y sobrevives. Como todos. Como tú también vas a hacer.

Hola! Entiendo, aveces sentimos mucha incertidumbre por el futuro y aumentamos nuestra autoexigencia para conseguir ''ese futuro mejor'' pero para llegar a tu meta es importante cuidarte en el proceso, obtener las herramientas necesarias para disminuir tu ansiedad y cuidarte para no sostener este malestar durante más tiempo tu sola.

Por otro lado, lamento que hayas pasado por la muerte de un ser querido, me imagino lo difícil que ha tenido que ser. ¿Cómo lo llevas en tu día a día?. Yo acompaño en las cuatro tareas para superar el duelo para recolocar al fallecido y adatarnos a nuestro día a día.

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Hola buenas. No he podido entender bien lo que comentas. ¿Qué querrías consultar, cuál es la pregunta?

La ansiedad puede ser abrumadora cuando nos lleva a preocuparnos por el futuro, el dinero, o la soledad. Es cierto que muchas de las cosas que tememos no suceden, y eso nos recuerda que gran parte de nuestras preocupaciones son proyecciones del miedo más que realidades. La muerte, tanto la nuestra como la de los demás, es un tema difícil, pero también es un recordatorio de lo importante que es vivir el presente, abrazar nuestras emociones y aprender a soltar lo que no podemos controlar.

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La ansiedad tiene esa manera tan intensa de hablarnos desde el miedo: al futuro, a la pérdida, a la soledad, incluso a no ser capaces de "sobrevivir" a lo que pueda venir. Y muchas veces, lo hace tan fuerte que nos saca del presente, del ahora, que es el único momento real que tenemos.
Lo que compartís toca algo muy humano: el temor a la muerte, no solo la propia, sino la de quienes amamos. Y también el vacío, esa sensación de abandono que todos, en algún momento, tememos o atravesamos.
Desde una mirada integral, estos pensamientos no son solo síntomas: también son mensajes de partes internas que necesitan ser escuchadas. La mente se activa con escenarios futuros como una forma de buscar control, de anticiparse al dolor… pero muchas veces, lo que más necesita es pausa, presencia, y espacio para sentir y procesar lo que ya está ocurriendo dentro.
El trabajo terapéutico puede ser un refugio para esto: no para evitar el miedo, sino para aprender a habitarlo de una manera más amable, con recursos, con conciencia, y con más conexión contigo misma/o.
Porque sí: el ser humano tiene un instinto de supervivencia increíble. Pero además de sobrevivir, también podemos vivir con más calma, más profundidad, más sentido.
Si sentís que este tipo de pensamientos están siendo muy frecuentes o difíciles de sostener, no tenés por qué atravesarlo solo/a. Estoy acá para acompañarte. Carolina

Lo que estás sintiendo tiene mucho sentido. La ansiedad suele aparecer cuando la mente se adelanta al futuro con preguntas que dan miedo: “¿Y si no lo consigo?”, “¿y si pierdo el trabajo?”, “¿cómo voy a sobrevivir?”, “¿y si me quedo solo?”. Es una voz que intenta protegerte, pero lo hace desde el miedo, y eso termina robándote la tranquilidad del presente.

Detrás de esos pensamientos hay temores más profundos: miedo al abandono, a estar solo, a perder a quienes amas, o incluso a tu propia muerte. Son miedos universales, todos en algún momento los sentimos. Pero la mayoría de las cosas que anticipamos con angustia no llegan a suceder. Y cuando algo difícil sí ocurre, solemos descubrir que tenemos más recursos de los que pensábamos para sobrellevarlo.

No se trata de eliminar esos miedos, sino de aprender a que no te dominen. La mente quiere certezas, pero la vida solo puede vivirse en el presente. Y en este momento, estás vivo. Estás acá. Eso ya es valioso. Un abrazo

La ansiedad nos hace temer por el futuro y sufrir en el presente, muchas veces por miedo a la muerte y a la soledad. Sin embargo, la mayoría de esos miedos no se cumplen. Después de la pérdida, la vida sigue, y aunque duela, el instinto de supervivencia nos ayuda a continuar, manteniendo a nuestros seres queridos presentes de otra forma.

— Dolo Boix CV18993