Si vas al psicólogo con cuánta frecuencia es recomendable ir? Cada semana cada dos semanas?

9 respuestas
Si vas al psicólogo con cuánta frecuencia es recomendable ir? Cada semana cada dos semanas?
Hola, en primer lugar gracias por tu pregunta. Respecto a tu consulta, la asistencia va a depender; del tipo de terapia, de las limitaciones que provoquen los síntomas, y de el estado en que se encuentre el paciente. Se puede requerir asistir dos veces por semana, por lo mencionado y después ir bajando la frecuencia y volver a subir según necesidades .Por tanto, es algo a evaluar junto con el profesional, dependiendo de los objetivos que se hayan acordado. Por lo general se suele comenzar con una vez por semana, para posteriormente si es lo mas adecuado bajarlo a dos semanas, y después cada tres...hasta el alta. Espero haberte podido ayudar,

Un saludo!

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Buenas, gracias por hacernos llegar tu consulta. En función de la dificultad que presentes el terapeuta te recomendará una frecuencia u otra. En mi consulta, con adultos acostumbro a pautar sesiones quincenales, pero si la persona viene con fuerte malestar recomiendo hacerlas semanalmente.
Del mismo modo cuando los síntomas empiezan a mejorar o remitir la frecuencia pasa a ser mensual.
Te recomiendo hablar directamente de tu necesidad con el psicólogo para que podáis valorar tus objetivos terapéuticos y también tu disponibilidad de tiempo y economía.
Saludos
Hola. Va a depender del problema, pero lo más recomendable es acudir con una frecuencia semanal. Una vez más avanzado el proceso, se puede pensar en espaciar las sesiones a una vez cada dos semanas. Un saludo.
La respuesta depende un poco del problema que se trate.
En la consulta privada, normalmente se acude una vez a la semana, aunque puede alargarse más, como una vez cada dos semanas o tres dependiendo de las necesidades del paciente y de lo que "trabaje" fuera de consulta.

Ya digo, lo más común suele ser una vez a la semana, al menos al principio.

En la consulta pública los tiempos son más amplios pero muchas veces esto es contraproducente por muchos motivos.

Además, en investigación de los tipos de tratamientos es frecuente encontrar planes semanales, aunque puede haber otras opciones. Lo más importante no es tanto la periodicidad como que lo que se trabaje surta un efecto real. Y ahí entra ya el saber hacer de cada uno.

Por otro lado, la visita semanal se ha instaurado como un mínimo socialmente aceptado que hace que las terapias no sean demasiado caras en un periodo de tiempo muy corto.

De todas formas, lo más importante es siempre personalizar bien a cada caso.

¡Espero haberte ayudado!
Buenos días,
La frecuencia con la que las personas acuden a consulta depende de diversos factores, entre ellos el problema que presentan. Pero es verdad que la frecuencia al inicio del proceso psicológico suele ser semanal hasta que la situación va mejorando.
Espero haberte ayudado.
Un saludo!
Buenas tardes, gracias por confiar en doctoralia. No hay una frecuencia exacta, dependerá de tu problemática, del nivel de malestar que te genere y de cómo te afecta ese problema en tu vida diaria. Normalmente al principio es recomendable acudir semanal o quincenalmente, y una vez la persona se encuentre algo mejor las sesiones se espaciarán.

Pero siempre es el paciente el que tomará la decisión, ya que no siempre se puede asumir ese gasto. En cualquier caso, acudir a terapia siempre tendrá beneficios aunque la frecuencia no sea la ideal.

Espero haber resuelto tu duda. Un saludo!
Yo y mi equipo solemos recomendar acudir una vez a la semana y poco a poco a medida que la persona va encontrándose mejor, entonces voy reduciendo una vez cada 15 días para luego posteriormente pasar a revisión, una vez al mes o cuando la persona solicite la sesión.

Un abrazo.
Gracias por confiar en nosotros para realizar tu pregunta.

Como te han comentado, a nivel privado suele comenzarse con una periodicidad semanal, espaciándose la frecuencia a medida que se van consiguiendo mejoras. Pero la frecuencia siempre se puede cambiar por necesidades del paciente, bien porque se encuentre en un momento donde prefiere que sean algo más seguidas, o bien porque por motivos económicos, familiares o de trabajo necesite espaciar las sesiones.
A nivel público la frecuencia es mucho menor, pero no está motivado por la evidencia científica de que sea mejor, sino por la escasez de recursos en salud mental, que hacen inviable otro tipo de periodicidad.

Un abrazo, Marta Ramos Chavarino
Gracias por compartir con nosotros su inquietud.

He leído las respuestas de mis ocho compañeros de Bilbao, Madrid, Palma de Mallorca, Sevilla, Villanova i La Geltrú, Valencia, y comparto la información facilitada por cada uno de ellos en cuanto a la frecuencia de las sesiones. Sin embargo, he querido ampliar el contenido de sus respuestas con un ejemplo que consideramos de suma importancia ya que suele ser particularmente difícil para muchos terapeutas.

Nuestra aportación a su pregunta:

¿Con qué frecuencia es recomendable acudir al psicólogo?

Respuesta:

Como ejemplo, avanzaremos sobre uno de los problemas más habituales de las persona que acudan a un servicio de salud mental: los trastornos disociativos.

Razonamiento:

Partimos de que la revisión detenida para detectar una posible patología disociativa debería llegar a formar parte de la evaluación diagnostica habitual. Por ello, se recomienda explorar de forma sistemática y explicita en todas las personas la presencia de síntomas disociativos.

Discusión:

¿Cuáles son las directrices para el tratamiento de los trastornos disociativos en cuanto a la frecuencia y la duración de las sesiones?.

El plan de tratamiento diseñado para los pacientes que tengan un trastorno disociativo es vital, dado que esta población de pacientes supone una importante carga económica, como usuarios del número más elevado de sesiones de psicoterapia, por comparación con todos los demás trastornos psiquiátricos y psicológicos:

Las directrices para el tratamiento de los trastornos disociativos recomendadas por la Sociedad Internacional para el estudio del trauma (ISSTD, 2011) son:

Tener una o dos sesiones por semana, que oscilarían entre los 45 y los 120 minutos de duración.

¿Qué cuestiones hay que tener en cuenta antes de iniciar el tratamiento?

Las cuestiones a determinar serán:

1. ¿El terapeuta dispone de tiempo suficiente como para comprometerse a tener sesiones más largas o más frecuentes de forma regular?,

2. ¿El paciente tiene los recursos económicos suficientes como para poder permitírselo?.

De ser así, los pasos siguientes serán:

Fase 1:

Empezar por una sesión semanal habitual y de duración normal, y evaluar adicionalmente al paciente para ver si sería razonable tener sesiones más largas o más frecuentes. Empezar por más de esto podría desbordar al paciente o generar una dependencia que ni el terapeuta ni el paciente están preparados para manejar.

Fase 2:

La siguiente cuestión será si el tener dos sesiones semanales podría agilizar la estabilidad. Si el paciente se está desempeñando bien en la terapia, pero está teniendo problemas en mantener la estabilidad en el periodo entre sesiones, se podría considerar la posibilidad de tener dos sesiones semanales. El objetivo no sería tanto sacar a relucir más contenidos, sino ayudar al paciente a adquirir una mayor capacidad de manejar sus emociones y de reflexionar acerca de ellas, cuestionar las creencias desadaptativas, trabajar las partes disociativas más compasivamente y con mayor regularidad, y disminuir los síntomas graves de aflicción y angustia. El terapeuta deberá observar detenidamente su aumentan las llamadas de teléfono de emergencia o el padecimiento al aumentar la frecuencia de las sesiones, dado que ello podría indicar que la terapia está acabando por desbordar al paciente.

Fase 3:

Durante la labor de la fase 2 con los recuerdos traumáticos, el añadir una sesión adicional a la semana puede ser de ayuda para favorecer una mayor conciencia y percepción realista, y para dedicar una sesión a concentrarse en las cuestiones asociadas a la vida cotidiana y la otra sesión a trabajar los recuerdos traumáticos.

¿Se pueden tener sesiones más largas de lo normal? ¿Es preciso alargar la duración de una sesión?

1. La prolongación de las sesiones deberá planificarse con premeditación. Algunos pacientes son lentos y tardan más en ponerse en marcha con la labor terapéutica, y también necesitan más tiempo hacia el final para poner los pies en tierra y estar en condiciones de salir de la sesión.

2. Las sesiones más largas pueden facilitarles a algunos paciente el tiempo y la regulación suficientes como para ponerse manos a la obra.

3. Las sesiones que sobrepasen el tiempo correspondiente a las dos horas no son recomendables sin consultarlo antes detenidamente con un asesor especializado, dado que habitualmente ello suele exceder la capacidad de integración tanto del paciente como del terapeuta.

Conclusión:

La reflexiones anteriores deben venir acompañadas de las siguientes preguntas por parte del terapeuta:

1. ¿Cómo puede determinar el terapeuta lo que será más eficaz y más útil para un paciente dado?

2. ¿Se muestra el paciente comprometido y centrado en una labor que sería congruente con el plan de tratamiento?

3. ¿Tienen una buena alianza de trabajo con el terapeuta?

4. ¿Son capaces de salir de la sesión arraigados y a su hora?

Recomendaciones:

- Las sesiones deberán siempre empezar y acabar a su hora.

- Las sesiones más largas de lo normal deberán ser planificadas con antelación, en lugar de alargadas espontáneamente.

- Sesiones más frecuentes no siempre es sinónimo de una terapia eficaz. Los terapeutas deberán considerar detenidamente los pros y los contras, y tener unas razones claras para aumentar el número de sesiones o la duración de la sesión.

- El tratamiento deberá empezar por una sesión semanal hasta que el paciente pueda ser evaluado a fin de decidir si podría estar indicado tener más sesiones o sesiones más largas, y con qué objetivos.

Espero y deseo, que el ejemplo aportado pueda ayudarle a considerar que a la hora de intervenir en psicología es necesario elaborar un diagnóstico y sobre la base del diagnostico planificar el tratamiento.

Un saludo,
Juan José Regadera, Murcia.

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