Soy una mujer de 40 años y siempre me he sentido diferente al resto. Mi mente nunca cesa y siempre h
12
respuestas
Soy una mujer de 40 años y siempre me he sentido diferente al resto. Mi mente nunca cesa y siempre hay ruido en mi cabeza. No soy capaz de relajarme desde que soy pequeña. Me cuesta mucho tener conversaciones banales con la gente y suelo tener que pensar no solo en procesar lo que me dicen sino también en mi postura, en obligarme a mirar a los ojos (cosa que me resulta increíblemente molesta y si me concentro en eso a veces pierdo el hilo de la conversación), en mi respuesta, etc. normalmente ensayo en mi mente las conversaciones que voy a tener si alguien me dice que quiere hablar conmigo sobre algo. No puedo manejar los conflictos y me bloqueo totalmente. Después de una conversación no hago otra cosa que repasar palabra por palabra lo que he dicho, como lo he dicho o pensar si he sido muy intensa, si he dicho algo fuera de lugar o si mi tono no ha sido el adecuado porque, para mí, tener una conversación no fluye de forma natural a no ser que sea un monólogo mío sobre algún tema que me interesa ( los animales, por ejemplo). Cuando algo me interesa lo investigo a fondo y me puedo pasar días indagando todo sobre ese tema hasta hacerme "experta" y al tiempo pierdo el interés y estoy como perdida hasta que encuentro un nuevo tema de fijación.
No se ni quien soy ni como me siento, cuando alguien me pregunta finjo una sonrisa y digo que estoy bien porque realmente ni tengo ganas de hablar ni se lo que estoy sintiendo en cada momento. En ocasiones tengo mucha ansiedad sobretodo ante conflictos o cuando alguien percibe (porque lo hacen) que hay algo raro en mí. Que mis respuestas no son sinceras. Que finjo reacciones. No quiero engañar a nadie, es que no se me sale natural lo que a otros si.
Tengo marido e hija y me siento cómoda con ellos tanto para hablar como en el contacto físico pero en general no me gusta que me toquen y hablar, por teléfono por ejemplo, es un muy incómodo para mí y suelo evitarlo no llamando y escribiendo o no cogiendo el teléfono.
Tengo cita en breve con mi médico de atención primaria porque siento que ya no puedo más y que la ansiedad y la falta de descanso están pudiendo conmigo. Tal vez ustedes me podrían sugerir si lo que me pasa se puede tratar de algún trastorno o que es lo que no funciona bien en mí. No se si la terapia me ayudaría pero quería hablar con mi médico de cabecera antes aunque me da miedo que me diga, como siempre, que solo es ansiedad sobretodo ahora que hace poco perdí a mi padre. Pero esto no es de ahora, llevo toda mi vida sintiéndome así. Necesito ayuda.
No se ni quien soy ni como me siento, cuando alguien me pregunta finjo una sonrisa y digo que estoy bien porque realmente ni tengo ganas de hablar ni se lo que estoy sintiendo en cada momento. En ocasiones tengo mucha ansiedad sobretodo ante conflictos o cuando alguien percibe (porque lo hacen) que hay algo raro en mí. Que mis respuestas no son sinceras. Que finjo reacciones. No quiero engañar a nadie, es que no se me sale natural lo que a otros si.
Tengo marido e hija y me siento cómoda con ellos tanto para hablar como en el contacto físico pero en general no me gusta que me toquen y hablar, por teléfono por ejemplo, es un muy incómodo para mí y suelo evitarlo no llamando y escribiendo o no cogiendo el teléfono.
Tengo cita en breve con mi médico de atención primaria porque siento que ya no puedo más y que la ansiedad y la falta de descanso están pudiendo conmigo. Tal vez ustedes me podrían sugerir si lo que me pasa se puede tratar de algún trastorno o que es lo que no funciona bien en mí. No se si la terapia me ayudaría pero quería hablar con mi médico de cabecera antes aunque me da miedo que me diga, como siempre, que solo es ansiedad sobretodo ahora que hace poco perdí a mi padre. Pero esto no es de ahora, llevo toda mi vida sintiéndome así. Necesito ayuda.
Hola,
Gracias por confiar y abrirte con tanta claridad —lo que has escrito transmite mucha lucidez y, al mismo tiempo, un profundo cansancio por tener que “sostenerlo todo” desde hace tantos años. No es extraño que llegues a un punto en el que simplemente digas “ya no puedo más”. Has estado haciendo un enorme esfuerzo invisible cada día: tratando de encajar, de parecer tranquila, de entender lo que otros hacen con naturalidad. Y eso, con el tiempo, agota emocionalmente.
Por lo que describes, hay varios elementos que podrían estar relacionados con un perfil dentro del espectro autista de alto funcionamiento (antes llamado Asperger) o con un trastorno de ansiedad generalizada sostenido durante años. No puedo afirmarlo sin una evaluación clínica, pero sí puedo decirte que lo que cuentas —la sobrecarga sensorial, la dificultad para sostener el contacto visual, la hipervigilancia social, la necesidad de ensayar conversaciones, la sensación de “no saber quién eres” y la fijación intensa en temas de interés— encajan con lo que muchas personas dentro del espectro refieren.
El primer paso que estás dando, pedir ayuda médica, es muy importante. Si tu médico se centra solo en la ansiedad, puedes explicarle que no es un síntoma reciente ni puntual, sino algo persistente desde la infancia. Eso puede ayudarle a derivarte a un/a psicólogo/a clínico/a o psiquiatra con experiencia en neurodiversidad en adultos, algo fundamental para que se entienda el conjunto y no solo el malestar emocional.
La terapia sí puede ayudarte, pero necesita estar adaptada a ti. Un espacio donde no tengas que forzarte a “actuar normal”, donde no se interprete tu forma de comunicarte como frialdad, y donde puedas aprender estrategias para regular la ansiedad, identificar tus emociones y encontrar maneras de descansar mentalmente sin sentir que finges.
Y sobre todo, no hay nada “roto” en ti. Hay un modo distinto de procesar el mundo que ha quedado sepultado bajo años de esfuerzo por parecer como los demás. Con acompañamiento profesional adecuado —y puedo ayudarte a construir ese espacio paso a paso, sin prisa— es totalmente posible aprender a vivir con más calma, autoconocimiento y autoaceptación.
Un saludo,
David
Gracias por confiar y abrirte con tanta claridad —lo que has escrito transmite mucha lucidez y, al mismo tiempo, un profundo cansancio por tener que “sostenerlo todo” desde hace tantos años. No es extraño que llegues a un punto en el que simplemente digas “ya no puedo más”. Has estado haciendo un enorme esfuerzo invisible cada día: tratando de encajar, de parecer tranquila, de entender lo que otros hacen con naturalidad. Y eso, con el tiempo, agota emocionalmente.
Por lo que describes, hay varios elementos que podrían estar relacionados con un perfil dentro del espectro autista de alto funcionamiento (antes llamado Asperger) o con un trastorno de ansiedad generalizada sostenido durante años. No puedo afirmarlo sin una evaluación clínica, pero sí puedo decirte que lo que cuentas —la sobrecarga sensorial, la dificultad para sostener el contacto visual, la hipervigilancia social, la necesidad de ensayar conversaciones, la sensación de “no saber quién eres” y la fijación intensa en temas de interés— encajan con lo que muchas personas dentro del espectro refieren.
El primer paso que estás dando, pedir ayuda médica, es muy importante. Si tu médico se centra solo en la ansiedad, puedes explicarle que no es un síntoma reciente ni puntual, sino algo persistente desde la infancia. Eso puede ayudarle a derivarte a un/a psicólogo/a clínico/a o psiquiatra con experiencia en neurodiversidad en adultos, algo fundamental para que se entienda el conjunto y no solo el malestar emocional.
La terapia sí puede ayudarte, pero necesita estar adaptada a ti. Un espacio donde no tengas que forzarte a “actuar normal”, donde no se interprete tu forma de comunicarte como frialdad, y donde puedas aprender estrategias para regular la ansiedad, identificar tus emociones y encontrar maneras de descansar mentalmente sin sentir que finges.
Y sobre todo, no hay nada “roto” en ti. Hay un modo distinto de procesar el mundo que ha quedado sepultado bajo años de esfuerzo por parecer como los demás. Con acompañamiento profesional adecuado —y puedo ayudarte a construir ese espacio paso a paso, sin prisa— es totalmente posible aprender a vivir con más calma, autoconocimiento y autoaceptación.
Un saludo,
David
Por lo que describes, parece que llevas mucho tiempo conviviendo con un nivel muy elevado de autoobservación, ansiedad y esfuerzo constante por “encajar” en lo social, lo que puede resultar muy agotador. Este tipo de experiencias pueden estar relacionadas con distintos rasgos o condiciones (como un perfil de alta sensibilidad o neurodivergencia leve), pero solo una valoración personalizada podría ayudarte a comprender mejor lo que ocurre y cómo abordarlo.
Te recomiendo que pidas una cita online conmigo para poder ofrecerte herramientas y estrategias concretas que te ayuden a manejar la ansiedad, mejorar la conexión contigo misma y reducir la sobrecarga mental en tus relaciones cotidianas. Desde la terapia, podemos trabajar en identificar tus necesidades emocionales y crear recursos prácticos para que te sientas más tranquila y segura en tu día a día.
Te recomiendo que pidas una cita online conmigo para poder ofrecerte herramientas y estrategias concretas que te ayuden a manejar la ansiedad, mejorar la conexión contigo misma y reducir la sobrecarga mental en tus relaciones cotidianas. Desde la terapia, podemos trabajar en identificar tus necesidades emocionales y crear recursos prácticos para que te sientas más tranquila y segura en tu día a día.
Hola,
Tu mensaje refleja una gran sensibilidad y una profunda conciencia de lo que te ocurre. Se percibe el esfuerzo que has hecho durante años por comprenderte, por poner orden en todo ese ruido interno que te acompaña, y también el agotamiento de quien ha intentado hacerlo todo por sí misma. Has tratado de analizarlo, de racionalizarlo, de buscar explicaciones que te ayuden a sentirte mejor, pero probablemente lo que estás necesitando no sea más conocimiento, sino un espacio donde puedas descansar de esa exigencia de entenderlo todo.
Cuando una persona vive en un estado de observación constante sobre sí misma, midiendo cada palabra, cada gesto o cada reacción, es como si perdiera contacto con la espontaneidad. No porque haya algo “mal” en ti, sino porque en algún momento tu mente aprendió que debía protegerte de esa manera. Ese esfuerzo por controlar cada detalle, por parecer “natural”, puede haber sido una forma de sobrevivir emocionalmente, de mantenerte a salvo de algo que en su momento fue demasiado.
Por eso, más allá de etiquetas o diagnósticos, lo importante ahora no es encontrar “qué tienes”, sino poder sentirte acompañada por alguien que te ayude a reconectar con tu propio mundo interno. Buscar información en libros o en internet puede darte una sensación de control, pero no calma el vacío ni la ansiedad. Lo que verdaderamente puede ayudarte es una relación terapéutica cálida, sostenida en el tiempo, donde puedas ser comprendida sin tener que explicarte tanto, donde tus emociones sean acogidas sin prisa, y donde poco a poco aprendas a escucharte desde otro lugar.
Has hecho bien en pedir ayuda y en compartir tu malestar. Te mereces poder soltar ese esfuerzo constante por entender y empezar a vivirte desde la experiencia, no desde el análisis. Un terapeuta con sensibilidad y formación en lo emocional podrá acompañarte a encontrar sentido a lo que sientes, no desde lo racional, sino desde la vivencia misma.
Estás dando un paso importante al reconocer que no puedes más y que necesitas ayuda. Eso no es debilidad, sino el inicio de un proceso de encuentro contigo misma que puede ser profundamente reparador. Has hecho bien en pedir ayuda a tu médico, pero quizá el siguiente paso sea encontrar un profesional de la salud mental que pueda acompañarte con cercanía y comprensión, alguien con quien no tengas que “explicarte tanto” y que te ayude a sentir en lugar de analizar.
Te mando mucho ánimo.
Un cordial saludo.
Tu mensaje refleja una gran sensibilidad y una profunda conciencia de lo que te ocurre. Se percibe el esfuerzo que has hecho durante años por comprenderte, por poner orden en todo ese ruido interno que te acompaña, y también el agotamiento de quien ha intentado hacerlo todo por sí misma. Has tratado de analizarlo, de racionalizarlo, de buscar explicaciones que te ayuden a sentirte mejor, pero probablemente lo que estás necesitando no sea más conocimiento, sino un espacio donde puedas descansar de esa exigencia de entenderlo todo.
Cuando una persona vive en un estado de observación constante sobre sí misma, midiendo cada palabra, cada gesto o cada reacción, es como si perdiera contacto con la espontaneidad. No porque haya algo “mal” en ti, sino porque en algún momento tu mente aprendió que debía protegerte de esa manera. Ese esfuerzo por controlar cada detalle, por parecer “natural”, puede haber sido una forma de sobrevivir emocionalmente, de mantenerte a salvo de algo que en su momento fue demasiado.
Por eso, más allá de etiquetas o diagnósticos, lo importante ahora no es encontrar “qué tienes”, sino poder sentirte acompañada por alguien que te ayude a reconectar con tu propio mundo interno. Buscar información en libros o en internet puede darte una sensación de control, pero no calma el vacío ni la ansiedad. Lo que verdaderamente puede ayudarte es una relación terapéutica cálida, sostenida en el tiempo, donde puedas ser comprendida sin tener que explicarte tanto, donde tus emociones sean acogidas sin prisa, y donde poco a poco aprendas a escucharte desde otro lugar.
Has hecho bien en pedir ayuda y en compartir tu malestar. Te mereces poder soltar ese esfuerzo constante por entender y empezar a vivirte desde la experiencia, no desde el análisis. Un terapeuta con sensibilidad y formación en lo emocional podrá acompañarte a encontrar sentido a lo que sientes, no desde lo racional, sino desde la vivencia misma.
Estás dando un paso importante al reconocer que no puedes más y que necesitas ayuda. Eso no es debilidad, sino el inicio de un proceso de encuentro contigo misma que puede ser profundamente reparador. Has hecho bien en pedir ayuda a tu médico, pero quizá el siguiente paso sea encontrar un profesional de la salud mental que pueda acompañarte con cercanía y comprensión, alguien con quien no tengas que “explicarte tanto” y que te ayude a sentir en lugar de analizar.
Te mando mucho ánimo.
Un cordial saludo.
Muchas gracias por tu sinceridad y por tu honestidad al compartir todo esto. Es muy valiente escribir sobre algo tan profundo y personal, y hacerlo suele ser señal de que te encuentras en un punto de agotamiento y que ya no sabes de dónde sacar más recursos para seguir adelante. Así que quiero felicitarte, porque el hecho de que hayas decidido pedir ayuda es, sin duda, el primer paso para comenzar a cambiar las cosas.
Debo decirte que lo que describes no tiene una respuesta simple, porque lo que te ocurre tampoco lo es. Se percibe que llevas mucho tiempo viviendo con un nivel de malestar y ansiedad muy alto, con lo que en psicología llamamos interferencia clínica, es decir, que tus síntomas están afectando de forma significativa a tu bienestar y a tu vida cotidiana.
Por lo que cuentas, parece que este malestar no es algo reciente, sino que viene de lejos, posiblemente con raíces en experiencias o formas de funcionar que se establecieron hace muchos años y que, con el tiempo, se han ido intensificando.
Lo más importante ahora es que estás dando el primer paso: buscar ayuda. El segundo será aceptarla, es decir, permitirte entrar en un proceso terapéutico y diagnóstico que te ayude a comprender mejor qué te está ocurriendo. Una vez tengas ese conocimiento y el acompañamiento adecuado, podrás empezar a trabajar con las herramientas necesarias para sentirte mejor y más en calma contigo misma.
No existen respuestas rápidas ni soluciones inmediatas para lo que describes, pero sí hay caminos de comprensión y mejora. Espero que encuentres el apoyo profesional que necesitas y que este sea el inicio de un proceso de cambio positivo para ti.
Muchas gracias por compartirlo y mucho ánimo en este primer paso que ya estás dando.
Debo decirte que lo que describes no tiene una respuesta simple, porque lo que te ocurre tampoco lo es. Se percibe que llevas mucho tiempo viviendo con un nivel de malestar y ansiedad muy alto, con lo que en psicología llamamos interferencia clínica, es decir, que tus síntomas están afectando de forma significativa a tu bienestar y a tu vida cotidiana.
Por lo que cuentas, parece que este malestar no es algo reciente, sino que viene de lejos, posiblemente con raíces en experiencias o formas de funcionar que se establecieron hace muchos años y que, con el tiempo, se han ido intensificando.
Lo más importante ahora es que estás dando el primer paso: buscar ayuda. El segundo será aceptarla, es decir, permitirte entrar en un proceso terapéutico y diagnóstico que te ayude a comprender mejor qué te está ocurriendo. Una vez tengas ese conocimiento y el acompañamiento adecuado, podrás empezar a trabajar con las herramientas necesarias para sentirte mejor y más en calma contigo misma.
No existen respuestas rápidas ni soluciones inmediatas para lo que describes, pero sí hay caminos de comprensión y mejora. Espero que encuentres el apoyo profesional que necesitas y que este sea el inicio de un proceso de cambio positivo para ti.
Muchas gracias por compartirlo y mucho ánimo en este primer paso que ya estás dando.
Hola, muchas gracias por tu mensaje y por describir con tanto detalle lo que te ocurre. Tu relato se ajusta en muchos puntos vengo escuchando y abordando en mi consulta con pacientes con neurodivergencias, en concreto con trastorno del espectro autista. Naturalmente, constatar la existencia de la condición de TEA requeriría una evaluación pormenorizada, pero en tu descripción abundan los síntomas más característicos del trastorno: el enmascaramiento, la dificultad para comprender y desenvolverte en contextos socioemocionales, el mimetismo, la hipersensibilidad sensorial, el bloqueo, la dificultad para gestionar los conflictos y, entre otros, los intereses restringidos.
Como relatas, todas esas circunstancias llevan al sufrimiento constante que parece girar alrededor de un autocuestionamiento y un estigma hacia nosotros. Razón por la que explorar la posibilidad de la existencia de un trastorno del neurodesarrollo es clave, pues desde mi experiencia, se produce un vuelco en la percepción (y posteriormente, la comprensión) de todo nuestra realidad.
Sin lugar a dudas, hay mucha ayuda y comprensión, si estás interesada en contarme más y explorar opciones de atención, no dejes de contactarme.
Como relatas, todas esas circunstancias llevan al sufrimiento constante que parece girar alrededor de un autocuestionamiento y un estigma hacia nosotros. Razón por la que explorar la posibilidad de la existencia de un trastorno del neurodesarrollo es clave, pues desde mi experiencia, se produce un vuelco en la percepción (y posteriormente, la comprensión) de todo nuestra realidad.
Sin lugar a dudas, hay mucha ayuda y comprensión, si estás interesada en contarme más y explorar opciones de atención, no dejes de contactarme.
Hola, gracias por compartir este mensaje tan personal. Antetodo comentarte que el hecho de escribir ciertos aspectos personales y de buscar ayuda, ya sea en ver si hay algo que me pasa o simplemente es normal, es el primer paso y considero que es de ser valiente conociendo también la terrible situación que señalas al final.
En cuanto a lo que comentas, parece ser que eres bastante consciente y señalas aquellas partes que más sientes que se deben trabajar o valorar. Es totalmente normal tener dudas sobre uno mismo, sobre si lo que sentimos o pensamos entra dentro de lo “normal”, o si podría ser parte de algo que merece mayor atención.
La evaluación en terapia es una parte clave para poder entender mejor lo que estás viviendo, más allá de etiquetas o diagnósticos rápidos. Y el hecho de que algunos aspectos puedan trabajarse no significa que algo esté “mal” contigo, sino que todos tenemos áreas de mejora.
Por último, quiero subrayar que si crees que necesitas ayuda, puedes pedirla. No es una señal de debilidad, sino de fortaleza y compromiso contigo mismo.
Espero que este mensaje te ayude.
En cuanto a lo que comentas, parece ser que eres bastante consciente y señalas aquellas partes que más sientes que se deben trabajar o valorar. Es totalmente normal tener dudas sobre uno mismo, sobre si lo que sentimos o pensamos entra dentro de lo “normal”, o si podría ser parte de algo que merece mayor atención.
La evaluación en terapia es una parte clave para poder entender mejor lo que estás viviendo, más allá de etiquetas o diagnósticos rápidos. Y el hecho de que algunos aspectos puedan trabajarse no significa que algo esté “mal” contigo, sino que todos tenemos áreas de mejora.
Por último, quiero subrayar que si crees que necesitas ayuda, puedes pedirla. No es una señal de debilidad, sino de fortaleza y compromiso contigo mismo.
Espero que este mensaje te ayude.
¡Hola, buenas tardes! En primer lugar, hace bien en consultar con su médico de referencia lo que le angustia e incomoda, puesto que son un pilar fundamental de ayuda y apoyo ante cualquier problema de salud. Lo que refiere parece que es una historia de largo recorrido en la que, como es lógico, convergen distintas variables. Siendo así, y dado que se apunta a dificultades e incomodidades de tipo interpersonal, cambios relacionados con la motivación y el comportamiento y malestar emocional, es totalmente recomendable la consulta con un profesional de la psicología, que deberá recoger los síntomas y preocupaciones que señala, así como su historia personal y de desarrollo, para después valorar la hipótesis explicativa que se ajuste a su situación y proponerle un plan de acción, además de resolver sus dudas con fundamento científico.
Espero que la respuesta le pueda servir de ayuda. Un cordial saludo.
Espero que la respuesta le pueda servir de ayuda. Un cordial saludo.
Gracias por compartir algo tan íntimo y complejo; lo que describes muestra un gran nivel de autoconciencia y también de agotamiento por haber convivido tanto tiempo con esas sensaciones. Lo que relatas (la sobrecarga mental, la dificultad para conectar socialmente, la incomodidad con el contacto físico, el procesamiento distinto de las interacciones y la fijación intensa por ciertos temas) son aspectos que pueden encontrarse en distintos cuadros, como ansiedad generalizada, alta sensibilidad o incluso ciertos rasgos dentro del espectro autista en adultos.
Haces muy bien en acudir a tu médico de cabecera; sería importante que le expliques con calma lo que vives desde hace tanto tiempo, no solo los síntomas de ansiedad recientes. Así podrá valorar la derivación a un profesional de salud mental para una evaluación más específica.
Buscar ayuda psicológica también puede ser de gran apoyo, no tiene que ser conmigo necesariamente, pero sí con alguien con quien te sientas cómodo y comprendido, que te acompañe a entender mejor tu forma de sentir y relacionarte, y a encontrar estrategias para aliviar la ansiedad y el cansancio que todo esto te genera.
Haces muy bien en acudir a tu médico de cabecera; sería importante que le expliques con calma lo que vives desde hace tanto tiempo, no solo los síntomas de ansiedad recientes. Así podrá valorar la derivación a un profesional de salud mental para una evaluación más específica.
Buscar ayuda psicológica también puede ser de gran apoyo, no tiene que ser conmigo necesariamente, pero sí con alguien con quien te sientas cómodo y comprendido, que te acompañe a entender mejor tu forma de sentir y relacionarte, y a encontrar estrategias para aliviar la ansiedad y el cansancio que todo esto te genera.
Hola!
En primer lugar destacar que has sido capaz de describir de un modo muy explicativo tus experiencias, aunque no sería adecuado dar ningún tipo de diagnóstico por este medio.
Lo que si te aconsejo es que si te decides a buscar profesional para iniciar terapia, busques a alguna psicóloga con formación y experiencia en neurodivergencias en mujeres adultas y en Trauma complejo para poder hacer una evaluación y tratamiento lo mas certero posible.
Por mi parte soy experta en trauma, pero no en neurodivergencias.
Espero haberte podido aclarar y ayudar con mi opinión.
Un saludo
En primer lugar destacar que has sido capaz de describir de un modo muy explicativo tus experiencias, aunque no sería adecuado dar ningún tipo de diagnóstico por este medio.
Lo que si te aconsejo es que si te decides a buscar profesional para iniciar terapia, busques a alguna psicóloga con formación y experiencia en neurodivergencias en mujeres adultas y en Trauma complejo para poder hacer una evaluación y tratamiento lo mas certero posible.
Por mi parte soy experta en trauma, pero no en neurodivergencias.
Espero haberte podido aclarar y ayudar con mi opinión.
Un saludo
Hola
Antes que nada, gracias por compartir todo esto con tanta sinceridad. Leer lo que escribes transmite mucha lucidez, autoconocimiento y también mucho cansancio emocional, y es totalmente comprensible que te sientas así después de tantos años intentando encajar o entenderte.
Lo que describes son rasgos que pueden encontrarse en ciertos perfiles. Como el trastorno del espectro autista, por ejemplo, que a veces pasa desapercibido durante años porque muchas personas aprenden a camuflarlo muy bien.
Eso no significa que este sea necesariamente un diagnóstico definitivo, pero sí sería importante comentarlo a tu médico y pedir una derivación a un profesional de salud mental especializado en adultos.
No es “solo ansiedad”; puede ser el resultado de haber vivido muchos años intentando encajar y sosteniendo un nivel de esfuerzo muy alto. Entiendo que pueda llegar a ser agotador y mereces un espacio seguro donde no tengas que “fingir” para ser entendida.
La terapia puede ayudarte, no para cambiarte, sino para entenderte mejor, aliviar la ansiedad y aprender estrategias que te hagan la vida más llevadera.
Por mi parte, te felicito. No todo el mundo es capaz de reconocer lo que le pasa y empezar a ponerle nombre a ello ya es un paso enorme.
Te acompaño cuando y en lo que necesites.
Antes que nada, gracias por compartir todo esto con tanta sinceridad. Leer lo que escribes transmite mucha lucidez, autoconocimiento y también mucho cansancio emocional, y es totalmente comprensible que te sientas así después de tantos años intentando encajar o entenderte.
Lo que describes son rasgos que pueden encontrarse en ciertos perfiles. Como el trastorno del espectro autista, por ejemplo, que a veces pasa desapercibido durante años porque muchas personas aprenden a camuflarlo muy bien.
Eso no significa que este sea necesariamente un diagnóstico definitivo, pero sí sería importante comentarlo a tu médico y pedir una derivación a un profesional de salud mental especializado en adultos.
No es “solo ansiedad”; puede ser el resultado de haber vivido muchos años intentando encajar y sosteniendo un nivel de esfuerzo muy alto. Entiendo que pueda llegar a ser agotador y mereces un espacio seguro donde no tengas que “fingir” para ser entendida.
La terapia puede ayudarte, no para cambiarte, sino para entenderte mejor, aliviar la ansiedad y aprender estrategias que te hagan la vida más llevadera.
Por mi parte, te felicito. No todo el mundo es capaz de reconocer lo que le pasa y empezar a ponerle nombre a ello ya es un paso enorme.
Te acompaño cuando y en lo que necesites.
Seria recomendable acudir a un psicólogo para hacer un buen diagnóstico, por lo que explicas eres una persona insegura, con baja autoestima que necesita agradar a los demás. Sin embargo debido a que tus experiencias sociales no han sido gratificantes para ti has aprendido a evitar situaciones. Por otro lado parece que presentas pensamientos recurrentes que te generan un gran malestar emocional. Espero haberte podido ayudar.
Hola, gracias por compartir algo tan íntimo y valiente. Lo que describes refleja un enorme esfuerzo por adaptarte al mundo social desde muy pequeña, sosteniendo una constante autovigilancia mental que puede resultar agotadora. Esa sensación de “ruido interior”, la dificultad para relajarte, la hipersensibilidad ante los matices de la interacción y la necesidad de planificar o analizar las conversaciones, no son simples rasgos de ansiedad: hablan de un funcionamiento interno muy rico, pero también muy exigente.
Tu manera de procesar la información, de vincularte y de interesarte intensamente por temas concretos puede tener relación con un perfil neurodivergente —por ejemplo, dentro del espectro autista de alto funcionamiento o con rasgos de procesamiento sensorial distinto—, aunque eso solo puede valorarse adecuadamente en una evaluación clínica. No se trata de una etiqueta, sino de comprender mejor cómo funciona tu mente y qué necesita para vivir con más calma y autenticidad.
Has hecho muy bien en pedir ayuda a tu médico; puedes comentarle todo esto y solicitar que te derive a un profesional de salud mental (psicólogo/a o psiquiatra) que tenga experiencia tanto en ansiedad como en neurodivergencias. La psicoterapia puede ayudarte mucho a entender tus patrones internos, a identificar lo que sientes y necesitas, y a desarrollar estrategias que reduzcan la autoexigencia y te permitan relacionarte desde un lugar más genuino y tranquilo.
Mientras tanto, puedes empezar por algo sencillo: tratarte con la misma amabilidad con la que cuidarías a alguien que vive con sobrecarga constante. No es que “funciones mal”; simplemente tu mente ha tenido que funcionar en “modo supervivencia” durante mucho tiempo. Con apoyo adecuado, ese ruido puede volverse más suave y tu vida más habitable por dentro.
Un abrazo y muchas fuerza en tu proceso,
Elbire Arana
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807
Tu manera de procesar la información, de vincularte y de interesarte intensamente por temas concretos puede tener relación con un perfil neurodivergente —por ejemplo, dentro del espectro autista de alto funcionamiento o con rasgos de procesamiento sensorial distinto—, aunque eso solo puede valorarse adecuadamente en una evaluación clínica. No se trata de una etiqueta, sino de comprender mejor cómo funciona tu mente y qué necesita para vivir con más calma y autenticidad.
Has hecho muy bien en pedir ayuda a tu médico; puedes comentarle todo esto y solicitar que te derive a un profesional de salud mental (psicólogo/a o psiquiatra) que tenga experiencia tanto en ansiedad como en neurodivergencias. La psicoterapia puede ayudarte mucho a entender tus patrones internos, a identificar lo que sientes y necesitas, y a desarrollar estrategias que reduzcan la autoexigencia y te permitan relacionarte desde un lugar más genuino y tranquilo.
Mientras tanto, puedes empezar por algo sencillo: tratarte con la misma amabilidad con la que cuidarías a alguien que vive con sobrecarga constante. No es que “funciones mal”; simplemente tu mente ha tenido que funcionar en “modo supervivencia” durante mucho tiempo. Con apoyo adecuado, ese ruido puede volverse más suave y tu vida más habitable por dentro.
Un abrazo y muchas fuerza en tu proceso,
Elbire Arana
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807
¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!
¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:
Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.