Tengo una relación patológica con mi madre: da igual el tema, siempre acabamos discutiendo. Ya tengo
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Tengo una relación patológica con mi madre: da igual el tema, siempre acabamos discutiendo. Ya tengo más de 30 y he vivido solo por muchos años, pero recientemente volví a su casa por tema de trabajo y se me está haciendo imposible estar aquí. Sé que debería irme, pero ahora mismo lo único que me importa es ser capaz de controlar mis impulsos y no gritar. Sin embargo, se me hace difícil porque siento que nunca me escucha; no hay día que no me interrumpa, o que ignore lo que digo y comience a hablar de otra cosa o con otra persona dejándome con la palabra en la boca. Anoche discutimos porque dio un grito a las tantas de la noche para llamar a mi hermana, y me despertó cuando había pedido por favor algo de silencio porque llevaba dos noches ya durmiendo mal y me dolía la cabeza. Ella no asumió la responsabilidad y yo estallé, y acabé echándole en cara muchas cosas del pasado. "Dices que no sé lo que cuestan las cosas pero yo sé lo que es robar comida y acostarse con hambre". La hice llorar, y ahora me siento culpable. No sé cómo gestionar esto, antes de haber explotado incluso me fui a la calle a caminar para evitarlo, pero al regresar me podía la rabia y tiré mis zapatos en una esquina de forma ruidosa... Me siento un adolescente en cuerpo de adulto. Y no puedo más. A veces me gustaría que tan solo fueramos capaces de hablar, pero me temo que eso siempre ha sido imposible entre nosotros. Como cuando era niño, me llevo el aprendizaje de que mejor estar calladito. Pero mientras tanto, no puedo ni mantener un horario sano en esta casa porque no se respeta el silencio ni es posible establecer límites. Es su casa, después de todo. Y yo debería estar fuera en lugar de escribiendo esto, lo sé, pero no siempre es tan fácil decirlo como hacerlo. Honestamente, me siendo una basura humana ahora mismo.
Gracias por compartir esto con tanta sinceridad. Es comprensible que te sientas desbordado: convivir con quien interrumpe, no respeta límites y revive el pasado genera mucha rabia y cansancio. Hoy te recomendaría tres cosas concretas: 1) estrategias breves de desescalada (salir a caminar, respiración, “tiempo fuera” que ya haces); 2) un guion para poner límites en frío (‘Necesito 10 minutos para calmarme, luego hablamos’) y 3) planificar a medio plazo alternativas de vivienda o tiempos fuera para proteger tu ritmo y sueño.
Cuando tenemos estos "ataques de ira", es natural que después la emoción principal sea la culpa, ya que la función principal de dicha emoción es determinar si hemos hecho cosas bien o mal según nuestra moral o nuestro juicio.
Si crees que necesitas apoyo para poder manejar mejor esta situación, lo más recomendable es que pidas ayuda a un profesional de salud mental.
Cuando tenemos estos "ataques de ira", es natural que después la emoción principal sea la culpa, ya que la función principal de dicha emoción es determinar si hemos hecho cosas bien o mal según nuestra moral o nuestro juicio.
Si crees que necesitas apoyo para poder manejar mejor esta situación, lo más recomendable es que pidas ayuda a un profesional de salud mental.
Gracias por compartir lo que estás viviendo. Entiendo lo difícil que resulta convivir en estas circunstancias y el malestar que te genera perder el control en las discusiones. Es importante que no te castigues por ello: tu reacción es comprensible dada la tensión acumulada. Lo recomendable ahora sería una valoración psicológica para trabajar estrategias de regulación emocional y de convivencia mientras avanzas hacia una solución más estable.
Siento mucho que estés pasando por esto. Es totalmente comprensible que te sientas al límite: vivir en un espacio donde no se respetan tus necesidades básicas, desgasta muchísimo.
Quiero que sepas que la culpa suele aparecer después de explotar, pero no borra que antes estuviste conteniendo mucha rabia y tristeza.
Efectivamente, lo más sano será que salgas de ahí y cada uno tenga su propio espacio. Pero hasta que eso se posible, quizás te puede ayudar:
Cuando notes que la rabia sube, intenta una “pausa segura”: sal a caminar unos minutos como haces, ve al baño o a otra habitación, respira 6-6-6 (inhala 6 segundos, retén 6 segundos, exhala 6 segundos) hasta que baje la tensión.
Usa frases breves y concretas para poner límites sin entrar en discusión (“Necesito 30 minutos de silencio para dormir/descansar. Te aviso cuando vuelva a hablar.”).
Si anticipas que una conversación escalará, programa un “tiempo a hablar” y acuerda no reprochar en caliente: “Hablemos hoy a las 7pm para poner acuerdos. Ahora necesito calmarme.”
Practica un anclaje físico para el momento crítico: apoyar los pies en el suelo, sujetar una taza caliente o apretar una pelota pequeña para regular el cuerpo.
Por supuesto, no va a ser fácil, ni va a resultar a la primera. Ahora estás aprendiendo a poner límites siendo adulto — eso lleva tiempo y práctica.
Si la culpa te consume, escribe tres cosas que hiciste bien hoy (aunque sean pequeñas) para contrarrestar la narrativa de “soy una basura”.
Por último, recuerda que tu madre es una persona con sus propios defectos y eso, generalmente, no va a cambiar. A veces, disminuir las expectativas de que en algún momento cambie la relación, no es muy realista porque no depende solo de ti sino que la otra persona debería estar dispuesta también.
Espero haberte ayudado.
Quiero que sepas que la culpa suele aparecer después de explotar, pero no borra que antes estuviste conteniendo mucha rabia y tristeza.
Efectivamente, lo más sano será que salgas de ahí y cada uno tenga su propio espacio. Pero hasta que eso se posible, quizás te puede ayudar:
Cuando notes que la rabia sube, intenta una “pausa segura”: sal a caminar unos minutos como haces, ve al baño o a otra habitación, respira 6-6-6 (inhala 6 segundos, retén 6 segundos, exhala 6 segundos) hasta que baje la tensión.
Usa frases breves y concretas para poner límites sin entrar en discusión (“Necesito 30 minutos de silencio para dormir/descansar. Te aviso cuando vuelva a hablar.”).
Si anticipas que una conversación escalará, programa un “tiempo a hablar” y acuerda no reprochar en caliente: “Hablemos hoy a las 7pm para poner acuerdos. Ahora necesito calmarme.”
Practica un anclaje físico para el momento crítico: apoyar los pies en el suelo, sujetar una taza caliente o apretar una pelota pequeña para regular el cuerpo.
Por supuesto, no va a ser fácil, ni va a resultar a la primera. Ahora estás aprendiendo a poner límites siendo adulto — eso lleva tiempo y práctica.
Si la culpa te consume, escribe tres cosas que hiciste bien hoy (aunque sean pequeñas) para contrarrestar la narrativa de “soy una basura”.
Por último, recuerda que tu madre es una persona con sus propios defectos y eso, generalmente, no va a cambiar. A veces, disminuir las expectativas de que en algún momento cambie la relación, no es muy realista porque no depende solo de ti sino que la otra persona debería estar dispuesta también.
Espero haberte ayudado.
Lo que cuentas es muy doloroso y es comprensible que te sientas desbordado. No eres una “basura humana”: estás reaccionando a una convivencia difícil que toca heridas de muchos años. Lo más importante ahora es que no te castigues y que encuentres formas de regularte antes de estallar: salir a caminar, respirar hondo, escribir lo que sientes.
Si sientes culpa por lo ocurrido, una reparación breve puede ayudar: “Perdona por cómo hablé, estaba muy alterado”. No soluciona todo, pero sí baja la tensión. Te animo a buscar ayuda profesional para aprender a poner límites saludables, cuidar de ti es un acto de amor propio.
Si sientes culpa por lo ocurrido, una reparación breve puede ayudar: “Perdona por cómo hablé, estaba muy alterado”. No soluciona todo, pero sí baja la tensión. Te animo a buscar ayuda profesional para aprender a poner límites saludables, cuidar de ti es un acto de amor propio.
Está claro que la situación ha escalado y está en un momento tenso.
Por un lado, todo lo que cuentas respecto a la convivencia es normal. Las personas salimos del nido y desarrollamos nuestras propias manías y rutinas, a veces intentando mejorar lo que hemos vivido en el hogar familiar. Volver a enfrentarse a las rutinas del pasado, perder el espacio personal, la intimidad, la capacidad de tomar decisiones en "mi casa" es algo muy duro y difícil de sobrellevar.
Ahora bien, como dices, es su casa. Si las circunstancias no te permiten salir de allí, el cambio tiene que producirse en ti porque eres la persona que ha escrito esto. En terapia no se puede cambiar a nadie salvo a la persona que consulta. Entender sus razones, ponerse en su lugar, empatizar, relativizar, perdonar... son cosas que aparecen a consecuencia del trabajo terapéutico.
Mucho ánimo!
Por un lado, todo lo que cuentas respecto a la convivencia es normal. Las personas salimos del nido y desarrollamos nuestras propias manías y rutinas, a veces intentando mejorar lo que hemos vivido en el hogar familiar. Volver a enfrentarse a las rutinas del pasado, perder el espacio personal, la intimidad, la capacidad de tomar decisiones en "mi casa" es algo muy duro y difícil de sobrellevar.
Ahora bien, como dices, es su casa. Si las circunstancias no te permiten salir de allí, el cambio tiene que producirse en ti porque eres la persona que ha escrito esto. En terapia no se puede cambiar a nadie salvo a la persona que consulta. Entender sus razones, ponerse en su lugar, empatizar, relativizar, perdonar... son cosas que aparecen a consecuencia del trabajo terapéutico.
Mucho ánimo!
Es comprensible que estés desbordado; lo importante ahora es protegerte y evitar explosiones. Cuando notes la ira, sal un momento a la calle o a otra habitación, respira 4-4-4 y vuelve sólo cuando estés sereno; usa ese tiempo para calmarte antes de responder. Habla con tu madre en un momento tranquilo, marca un límite concreto (horario de sueño, silencio por la noche) y acuerda consecuencias claras si no se respeta; si seguir viviendo allí te daña, planifica un paso práctico para independizarte (ahorro, opciones de vivienda). Pide disculpas y haz reparaciones tras un estallido (frases breves: “lo siento, me equivoqué, necesito tiempo”) y busca apoyo profesional para gestionar impulsos y la relación familiar.
Si quieres, podemos trabajar esto en consulta (online o a domicilio si están Madrid Norte) conmigo o con cualquier profesional que te genere confianza.
Si quieres, podemos trabajar esto en consulta (online o a domicilio si están Madrid Norte) conmigo o con cualquier profesional que te genere confianza.
Hola, gracias por compartir tu caso. Por lo que explicas, estás viviendo una dinámica familiar crónica que te genera dificultades en la regulación emocional, alteraciones del sueño y un malestar sostenido. Esto es comprensible y tiene solución con una intervención psicológica focalizada: trabajo en regulación emocional, establecimiento de límites y planificación hacia un proceso de mayor autonomía.
Si lo deseas, podemos programar una primera sesión de evaluación donde priorizaremos objetivos y elaboraremos un plan concreto y práctico. Te dejo mi contacto para reservar cita.
Si lo deseas, podemos programar una primera sesión de evaluación donde priorizaremos objetivos y elaboraremos un plan concreto y práctico. Te dejo mi contacto para reservar cita.
Buenas tardes. Gracias por compartir su forma de sentir y el tipo de relación que tiene con su madre. Francamente, parece muy ejemplificante. Parece usted preso de la angustia y el sufrimiento, con carencia de energía y leve amor propio, así como un gran sentimiento de culpa. Lamento decirle que no existen remedios fuera del proceso psicoterapéutico para aquello de lo que usted se aflije...
Le recomendaría encarecidamente que pidiese cita con un profesional de la salud mental.
Le deseo mucha fuerza.
Un saludo
Le recomendaría encarecidamente que pidiese cita con un profesional de la salud mental.
Le deseo mucha fuerza.
Un saludo
Que hayas reaccionado de esta manera no significa que seas una "mala persona", aunque tu mente te lo diga, sino que estás atrapado en una dinámica que lleva mucho tiempo en tu vida. Y precisamente por eso se puede trabajar, porque lo que está aprendido también puede cambiarse.
Mencionas que entras en conflicto por diferentes temas y que intentas cambiar patrones, aunque se te dificulta mucho. Eso ya muestra un esfuerzo de tu parte por manejarlo. Hay muchas formas de modificar las dinámicas entre dos personas y pueden empezar a cambiar incluso cuando solo una de ellas toma un camino diferente.
Si quieres trabajar sobre esto y ver tu caso en profundidad, puedes visitar mi perfil y reservar una primera reunión de valoración. Estaré encantado de acompañarte en este proceso.
Mencionas que entras en conflicto por diferentes temas y que intentas cambiar patrones, aunque se te dificulta mucho. Eso ya muestra un esfuerzo de tu parte por manejarlo. Hay muchas formas de modificar las dinámicas entre dos personas y pueden empezar a cambiar incluso cuando solo una de ellas toma un camino diferente.
Si quieres trabajar sobre esto y ver tu caso en profundidad, puedes visitar mi perfil y reservar una primera reunión de valoración. Estaré encantado de acompañarte en este proceso.
No eres basura, solo estás agotado. Lo que describes no es un simple “choque de caracteres”; es una relación que lleva años acumulando malentendidos, heridas y silencios que no encontraron espacio seguro para resolverse. Y volver a convivir en ese terreno es casi como meterse en una habitación sin oxígeno. No sorprende que acabes estallando.
Lo que hiciste anoche (salir a caminar, intentar calmarte) fue un reflejo de contención, no de fracaso. Nadie reacciona bien después de sentirse ignorado repetidamente. No gritaste por gusto: gritaste porque ya no encontraste otra manera de ser escuchado.
Esa culpa que sientes también habla de ti: de que no quieres hacer daño, solo que pare de doler.
Por ahora, lo más útil podría ser centrarte en regularte tú, no en intentar cambiar la dinámica con ella (de momento). Te propongo anticípate al punto de ebullición. Si ves venir la discusión, aléjate antes, incluso aunque parezca infantil. No esperes a estar al límite. Marca tiempos y espacios. Busca momentos del día en los que puedas estar fuera, aunque sea un rato: caminar, leer, trabajar en silencio. La distancia física es una forma de autocuidado. No busques reparación en medio del conflicto. Si surge otra discusión, no intentes “resolver la relación” ahí. En ese instante solo hay que pasar la ola. Haz algo diario que no dependa de ella. Algo que te recuerde que tu vida no se reduce a esta convivencia temporal. Y cuando puedas, empieza a planear esa salida sin castigarte por necesitarla. Irte no sería una huida, sería respirar.
No necesitas convertirte en el hijo perfecto ni en el adulto imperturbable. Solo en alguien que se cuida lo bastante como para no seguir sufriendo en el mismo sitio.
Lo que hiciste anoche (salir a caminar, intentar calmarte) fue un reflejo de contención, no de fracaso. Nadie reacciona bien después de sentirse ignorado repetidamente. No gritaste por gusto: gritaste porque ya no encontraste otra manera de ser escuchado.
Esa culpa que sientes también habla de ti: de que no quieres hacer daño, solo que pare de doler.
Por ahora, lo más útil podría ser centrarte en regularte tú, no en intentar cambiar la dinámica con ella (de momento). Te propongo anticípate al punto de ebullición. Si ves venir la discusión, aléjate antes, incluso aunque parezca infantil. No esperes a estar al límite. Marca tiempos y espacios. Busca momentos del día en los que puedas estar fuera, aunque sea un rato: caminar, leer, trabajar en silencio. La distancia física es una forma de autocuidado. No busques reparación en medio del conflicto. Si surge otra discusión, no intentes “resolver la relación” ahí. En ese instante solo hay que pasar la ola. Haz algo diario que no dependa de ella. Algo que te recuerde que tu vida no se reduce a esta convivencia temporal. Y cuando puedas, empieza a planear esa salida sin castigarte por necesitarla. Irte no sería una huida, sería respirar.
No necesitas convertirte en el hijo perfecto ni en el adulto imperturbable. Solo en alguien que se cuida lo bastante como para no seguir sufriendo en el mismo sitio.
Hola,
Por lo que compartes, estás viviendo una situación muy desgastante a nivel emocional, y tiene mucho sentido que te sientas así. Volver al entorno familiar puede reactivar viejas heridas y patrones relacionales que ya creías superados. No es solo una convivencia difícil: es también el reencuentro con una historia en la que quizás no te sentiste escuchado ni validado, y eso puede despertar rabia, frustración y culpa a partes iguales.
Es importante que no te castigues ni te hables desde la dureza —no eres una “basura humana”—, sino alguien que está atravesando una etapa muy exigente y que necesita herramientas nuevas para manejar vínculos antiguos. A veces, cuando intentamos poner límites en dinámicas familiares que nunca los han tenido, es normal que aparezca el conflicto. No significa que estés fallando, sino que estás intentando hacer las cosas de otra manera.
Con mi experiencia acompañando procesos familiares y personales complejos, puedo ayudarte a trabajar esta relación desde un enfoque de autocompasión y regulación emocional, para que logres protegerte sin romper el vínculo, sostenerte sin sentirte culpable y encontrar formas de vivir en este entorno con mayor serenidad y claridad.
Un saludo,
David
Por lo que compartes, estás viviendo una situación muy desgastante a nivel emocional, y tiene mucho sentido que te sientas así. Volver al entorno familiar puede reactivar viejas heridas y patrones relacionales que ya creías superados. No es solo una convivencia difícil: es también el reencuentro con una historia en la que quizás no te sentiste escuchado ni validado, y eso puede despertar rabia, frustración y culpa a partes iguales.
Es importante que no te castigues ni te hables desde la dureza —no eres una “basura humana”—, sino alguien que está atravesando una etapa muy exigente y que necesita herramientas nuevas para manejar vínculos antiguos. A veces, cuando intentamos poner límites en dinámicas familiares que nunca los han tenido, es normal que aparezca el conflicto. No significa que estés fallando, sino que estás intentando hacer las cosas de otra manera.
Con mi experiencia acompañando procesos familiares y personales complejos, puedo ayudarte a trabajar esta relación desde un enfoque de autocompasión y regulación emocional, para que logres protegerte sin romper el vínculo, sostenerte sin sentirte culpable y encontrar formas de vivir en este entorno con mayor serenidad y claridad.
Un saludo,
David
Hola, gracias por compartir algo tan íntimo y doloroso. Lo que describes es más común de lo que parece: cuando hay una historia larga de comunicación difícil con la madre, volver a convivir puede reactivar muchas emociones antiguas —rabia, frustración, culpa— que se mezclan con el deseo genuino de tener una relación más sana.
El hecho de que reconozcas lo que sientes, intentes calmarte y quieras entender por qué reaccionas así ya habla de un cambio importante: estás queriendo romper un patrón que probablemente se ha repetido muchos años. No eres una “basura humana”; estás agotado emocionalmente y sin espacio para respirar.
Con apoyo psicológico es posible aprender a gestionar la rabia sin reprimirla, poner límites sin culpa y sanar la herida de no sentirte escuchado o comprendido.
Si te parece, puedo ofrecerte una sesión de valoración breve (30 minutos) para entender mejor tu historia y orientarte sobre el tipo de acompañamiento más adecuado para ti. A veces, el primer paso es solo tener un lugar seguro donde poder hablar sin sentirte juzgado.
Un abrazo con mucho respeto,
Ariana Valeri
Psicóloga sanitaria |
El hecho de que reconozcas lo que sientes, intentes calmarte y quieras entender por qué reaccionas así ya habla de un cambio importante: estás queriendo romper un patrón que probablemente se ha repetido muchos años. No eres una “basura humana”; estás agotado emocionalmente y sin espacio para respirar.
Con apoyo psicológico es posible aprender a gestionar la rabia sin reprimirla, poner límites sin culpa y sanar la herida de no sentirte escuchado o comprendido.
Si te parece, puedo ofrecerte una sesión de valoración breve (30 minutos) para entender mejor tu historia y orientarte sobre el tipo de acompañamiento más adecuado para ti. A veces, el primer paso es solo tener un lugar seguro donde poder hablar sin sentirte juzgado.
Un abrazo con mucho respeto,
Ariana Valeri
Psicóloga sanitaria |
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