Hola, debido a una enfermedad mental, me han incapacitado para trabajar. Siento mucha inseguridad en

12 respuestas
Hola, debido a una enfermedad mental, me han incapacitado para trabajar. Siento mucha inseguridad en mí misma por ser pensionista por enfermedad mental prácticamente me anula como persona a la hora de tener relaciones sociales, siento vergüenza e inferioridad respeto a lo que me digan o piensen el resto de la gente. Siento que me van a rechazar, que se van a meter conmigo , siento un gran complejo y que me van hacer un juicio constante sobre mí forma de ser, lo tengo muy interiorizado. Al tener esta enfermad pienso que no puedo sentirme bien conmigo misma, reírme , pasarlo bien, salir a la calle, relacionarme con la gente. No salgo de casa, ésto me aísla, es superior a mí, tengo evitado de cruzarme con gente que me conoce para no dar explicaciones porque la mayoría de las veces siempre me preguntan si trabajo, cuando digo que soy pensionista, la gente me ha dicho por ejemplo, as exagerado la enfermedad? pobre tan joven y pensionista, cuanto cobras? Yo de mayor quiero ser como tú... Cuando me viene un pensamiento de que me van a preguntar me pongo de mal humor conmigo misma o con las demás personas porque pienso que ellos piensan que estoy loco, que se van a reír de mi, que le dan una paguita.

Ya bastante difícil es vivir el día a día con la enfermedad que tengo, para más tener que soportar el estigma social, quizá si no me importase lo que dijeran la gente de mí, el estigma social no me afectaría, pero no sé cómo hacer para que no me afecte. Fuy a varias terapias y me dijeron lo típico, como, no te tiene que dar vergüenza, que cuánto más veces lo dijera menos vergüenza iva a tener, que me inventará una enfermedad física por ejemplo, problemas de espalda, que estaba en el paro... No han conseguido ayudarme, no he podido ayudarme.
 Marina Tatar
Psicólogo
Tarragona
Gracias por compartir tu experiencia. Es muy humano sentir lo que sientes cuando has vivido rechazo o juicio, y es comprensible que eso te haga protegerte.
Aunque el dolor del estigma es real, no define tu valor como persona. Parte del camino pasa por autoeducarte sobre tu propia enfermedad, entenderla sin culpa, y reconocer que tener una pensión no te quita dignidad ni derecho a disfrutar de la vida.
Te animo a construir poco a poco una nueva narrativa sobre ti, una que no empiece con lo que “no puedes”, sino con lo que estás sosteniendo cada día.
Es posible vivir con enfermedad mental y también con calma, dignidad y vínculo.
El primer paso no es “salir ahí fuera”, sino empezar a tratarte desde dentro con la misma comprensión que hoy estás buscando.
Encuentra un experto
Hola, muchas gracias por compartir cómo te sientes. Entiendo perfectamente que sientas inseguridad y miedo a que te juzguen o rechacen, teniendo en cuenta los comentarios que has compartido que te han hecho... Desafortunadamente, la sociedad aún no tiene suficiente conciencia ni respeto hacia la salud mental, y juzga a las personas, cosa que no ayuda nada ni a nivel individual ni a nivel colectivo...

Desde aquí te invito a que sigas adelante, que busques una terapia que te ayude, si te apetece, a trabajar el amor propio en ti misma, a validar lo que has vivido y lo que sientes, para sentirte segura con tu situación. Mereces estar tranquila con tu historia y con lo que te pasa, sin tener que justificarte ni esconder nada :) También, te invito a que poco a poco puedas ir trabajando en aprender a poner límites a quién consideres que no va a comprenderte, y reserves tu intimidad y la información sobre tu situación, solamente a las personas con las que estés segura que van a comprenderte.
Un fuerte abrazo y mucho ánimo!!
Gracias por abrirte así. Hay tanto en tus palabras que merece ser escuchado con calma y con respeto. Vivir el día a día con una enfermedad ya es suficientemente difícil. Es una lucha interna, silenciosa, constante. Pero tener que cargar, además, con las miradas, los juicios, los comentarios o incluso los silencios incómodos de quienes no entienden... eso agota, eso hiere. Y lo más injusto es que muchas veces se espera que encima de todo eso sigas como si nada, que no te afecte, que no te duela, que no te importe. Pero claro que importa. Porque no somos inmunes a lo que piensan o dicen los demás. Porque somos humanos y porque el dolor del rechazo, del señalamiento, de la invisibilidad o de la incomprensión, es uno de los dolores más profundos que existen.

Es muy valiente que digas que has ido a varias terapias. Eso no es poco. Eso habla de una parte tuya que ha querido cuidarse, que ha intentado buscar salida, que no se ha rendido del todo. Y también es completamente legítimo que te sientas defraudada si sentiste que no te entendieron, que te ofrecieron respuestas demasiado simples para un dolor tan complejo. Porque decirle a alguien “no te tiene que dar vergüenza” no es suficiente cuando una parte de ti sí la siente. Porque pedirte que lo repitas muchas veces no alcanza si cada vez que lo haces es como exponerte a una herida abierta. Y porque decirte que te inventes otra cosa es, en el fondo, pedirte que vuelvas a ocultarte. Que no seas del todo tú. Que sigas disfrazando lo que te pasa para que encaje con lo que los demás esperan.

Pero lo que tú necesitas no es que te digan lo que deberías sentir. Lo que tú necesitas —y mereces— es un lugar donde lo que sientes tenga sentido, donde no te pidan cambiar a base de fórmulas prefabricadas, donde puedas empezar desde donde estás, sin tener que justificar nada. Y eso existe. Hay formas de acompañar el dolor que no pasan por decirte lo que está bien o mal sentir. Hay terapias en las que no se trata de corregirte, sino de comprenderte. De ayudarte a poner palabras a lo que duele, a lo que pesa, a lo que a veces parece imposible de cambiar.

No se trata de fingir que no te afecta. Se trata de entender por qué te afecta tanto, de qué heridas se conecta, de qué historia personal forma parte. Se trata de darle sentido a tu vivencia, no de taparla. Y eso solo puede hacerse con alguien que escuche de verdad, sin prisas, sin recetas automáticas, sin exigencias de mejora rápida. Porque a veces no se trata de mejorar. Se trata, primero, de sentir que por fin alguien te ve.

Yo no sé todo lo que llevas dentro. Pero sé que si has llegado hasta aquí, si has puesto en palabras esto que te duele, es porque hay una parte de ti que todavía quiere cuidarse. Que todavía no se ha apagado del todo. Y esa parte merece ser acompañada con cuidado. No con frases hechas. No con soluciones mágicas. Con humanidad. Con respeto. Con escucha.

Por eso, si en algún momento decides volver a intentarlo, aquí estoy. Esta vez de otra manera. Desde otro lugar. Sin exigencias. Sin fórmulas. Solo con el deseo profundo de poder ayudarte a mirar tu historia desde otra luz. De que puedas respirar un poco más aliviada. De que dejes de sentirte sola en esto. Porque no lo estás.

Cuando estés lista, cuando lo sientas, podemos comenzar. Desde donde tú estés. Como tú puedas. Y esta vez, de verdad, no tendrás que inventarte nada. Porque aquí, puedes ser tú. Tal cual.

 Eva Larios
Psicólogo
Cercedilla
Hola, gracias por compartir algo tan profundo y valiente. Entiendo lo duro que debe ser sentirte juzgada constantemente y vivir con ese peso. Lo que estás pasando no te define ni te hace menos. Como psicóloga, sé lo difícil que es convivir con el estigma, y también sé que se puede empezar a construir una relación distinta contigo misma, desde la compasión y no desde el juicio. Si en algún momento sientes que puedo acompañarte en este proceso, estoy aquí para ayudarte. No estás sola.
Hola, gracias por compartir tu experiencia con tanta sinceridad y profundidad. Lo que estás viviendo es muy difícil, y lo describes con una claridad que refleja una gran capacidad de introspección. Sentimientos como la inseguridad, el aislamiento o el miedo al juicio social son completamente comprensibles cuando se ha atravesado por una enfermedad mental y además se sufre el estigma asociado.

Quiero que sepas que no estás solo/a en esto, y que es posible trabajar sobre todo lo que estás sintiendo. Tu malestar no es una debilidad, sino una señal de que algo muy importante necesita atención y cuidado. La vergüenza y el miedo al juicio pueden ser profundamente paralizantes, pero también son aspectos que en terapia se pueden abordar con herramientas concretas, desde el respeto, la aceptación y un enfoque que se ajuste a tu historia personal.

La psicoterapia no se trata de darte frases hechas ni soluciones simplistas, sino de caminar juntos/as para ir comprendiendo el origen de estos sentimientos, cuestionar creencias limitantes y, sobre todo, ayudarte a recuperar una relación más amable contigo mismo/a y con el entorno.

Si decides dar este paso, estaré encantada de acompañarte en este proceso, respetando tus ritmos, tus dudas y tu historia. Pedir ayuda ya es un acto valiente y es el primer paso hacia un cambio real.

Estoy aquí si decides empezar.

Un saludo cálido,

Francesca Ferrandi
 Paloma López Escalada
Psicólogo
Santander
Hola, lo que describes, por desgracia, es muy común en personas que sufrís algún problema de salud mental y la responsabilidad es más social que individual. Como bien has dicho, tú puedes trabajar el autoestigma, el cómo te sientes ante un cambio de situación vital como es una incapacidad laboral, el poder reajustar caminos, expectativas y darte un tiempo de adaptación como en cualquier duelo, que al final es el proceso que estás atravesando. Sin embargo, hay otra parte que tiene que ver con los prejuicios que tenemos como sociedad y la forma en la que nos relacionamos, comunicamos y vivimos en la actualidad. Desde mi experiencia como psicóloga, una de las intervenciones que considero más efectivas es la terapia de grupo entre personas que os encontráis en situaciones similares. Es necesario tener referentes y ejemplos de quienes han transitado circunstancias parecidas a las que tú describes y con las que compartirás muchos de los sentimientos y emociones como los que expresas en este mensaje. Cuando he tenido la suerte de impartir estos grupos, he aprendido muchísimo y me he dado cuenta que la figura menos importante era la mía. También he visto la transformación de estos sentimientos de vergüenza a otros de lucha y reivindicación. Igualmente, es necesario que las personas profesionales que te acompañen entiendan lo que explicas pero sobre todo, que tú te sientas entendida por ellas. Espero que encuentres los lugares donde poder compartir tu experiencia sin juicio y que te puedan acompañar en esta nueva reconstrucción vital ¡Mucha fuerza!
Gracias por compartir con tanta sinceridad lo que estás sintiendo. Te leo con el corazón abierto y puedo ver cuánto estás cargando en silencio. Lo que estás viviendo no es solo el peso de una enfermedad mental, sino también el dolor de sentirte juzgado/a, incomprendido/a y aislado/a.

Desde mi experiencia personal y desde la mirada de la bioneuroemoción, me gustaría ofrecerte otra forma de mirar lo que te está ocurriendo. No para negar tu dolor, sino para ayudarte a comprender qué sentido profundo puede tener en tu vida, y qué oportunidad puede estar escondida detrás de este momento.

La enfermedad no es una condena. Es un mensaje del inconsciente, una manera en que el cuerpo y la mente expresan lo que no hemos podido poner en palabras. Tal vez desde muy pequeño/a has tenido que aprender a esconder lo que sentías, a temer el juicio de los demás, a creer que no eras suficiente si no cumplías con ciertas expectativas… ¿Te resuena esto?

Muchas veces, detrás de estos sentimientos de inferioridad y vergüenza, hay heridas emocionales del pasado, especialmente en nuestra infancia. Tal vez aprendiste que tenías que demostrar constantemente tu valor, o que debías esconder tu sufrimiento para no incomodar a otros. Quizá, de niño/a, alguien te hizo sentir que no estaba bien ser vulnerable. ¿Te has preguntado qué papel tuviste que asumir en tu familia cuando eras pequeño/a?

La buena noticia es que no estás solo/a. Y que esto que hoy vives puede transformarse. La bioneuroemoción no busca cambiar lo que te pasa desde la lógica o la voluntad, sino desde una comprensión profunda de ti mismo/a, de tu historia, y de las creencias inconscientes que te han acompañado y que hoy puedes empezar a cuestionar.

No eres “menos” por ser pensionista. No eres débil. Eres una persona que ha atravesado mucho, que está intentando entenderse y que merece sentirse valioso/a por ser, no por lo que hace.

Si te parece bien, podríamos empezar a explorar tu historia personal: ¿Cómo era tu infancia? ¿Qué figuras te marcaron? ¿Qué emociones no podías expresar? Solo tú tienes las respuestas. Yo solo estoy aquí para ayudarte a mirar desde otro lugar.

Un abrazo grande.
Hola, gracias por expresar con tanta honestidad lo que estás viviendo. Lo que cuentas es profundo y doloroso, y merece ser escuchado con respeto.

La inseguridad, el aislamiento, la vergüenza y el miedo al juicio de los demás que describes no son un fallo tuyo, ni una debilidad: son una consecuencia muy real del estigma social que sigue existiendo alrededor de la salud mental. Cuando a esto se suma una situación de incapacidad, es fácil que aparezcan sentimientos de inferioridad, dudas sobre el propio valor y un sufrimiento silencioso que a menudo no se ve desde fuera.

Lo que sientes tiene sentido. El estigma no solo viene de fuera, también se interioriza: uno empieza a creerse que no tiene derecho a disfrutar, a reír, a relacionarse… como si por tener una pensión o un diagnóstico tuviera que esconderse. Pero esto no te define como persona. No eres tu enfermedad. No eres tu pensión. Eres alguien con historia, con emociones, con valor.

Entiendo que en tu caso las respuestas que has recibido en terapia no te han ayudado, quizá porque han sido superficiales o poco ajustadas a lo que necesitas. Minimizar tu malestar o darte soluciones rápidas como “di que tienes problemas de espalda” no solo no ayuda, sino que puede aumentar la sensación de soledad o incomprensión.

Te animo a buscar un acompañamiento terapéutico diferente, centrado en:
• Trabajar el estigma interiorizado: no para que no te importe lo que piensen los demás, sino para aprender a vivir sin que eso te anule.
• Reconectar con tu identidad más allá del diagnóstico.
• Recuperar espacios seguros de relación, sin exigencias ni máscaras.
• Validar lo que sientes y que puedas, poco a poco, volver a ocupar un lugar en el mundo con dignidad, sin tener que justificarte constantemente.

Si lo deseas, puedo ayudarte en ese proceso. No se trata de que “no te dé vergüenza”, sino de entender de dónde viene esa vergüenza, qué sentido ha tenido en tu historia, y cómo empezar a desmontarla con cuidado.

Un abrazo
Hola. Creo que debe de ser muy difícil para ti vivir con esta preocupación, y con sensación de tener que esconderte para evitar preguntas. Sabemos que a veces la gente pregunta más desde su curiosidad que desde el interés por lo que te pueda ocurrir. Aquí hay varias cosas a tener en cuenta. En primer lugar, no sé cuánto hace que tienes la incapacidad pero, si hace poco, seguramente necesites un tiempo para adaptarte a esta nueva situación y hacerte a la idea del cambio. Al fin y al cabo, el trabajo forma parte de la identidad personal y los cambios pueden llevar cierto tiempo. En segundo lugar, seguramente tu enfermedad mental te dificulte hacer algunas cosas, pero seguro que hay otras que puedes hacer. Y en tercer lugar, no podemos controlar que los demás te pregunten o te juzguen, pero sí podemos controlar las reacciones a ello. Sé que no basta con que te digan que "no te tiene que dar vergüenza": es que esta respuesta hay que trabajarla en terapia y, si se hace bien, funciona. Lo compruebo cada día con muchos/as pacientes. Se trata de cambiar el efecto que estas preguntas tienen en ti para que ganes seguridad al relacionarte con los demás. Estoy a tu disposición si quieres empezar a trabajar en ello.
 Silvia Schoffer Kraut
Psicólogo
Santa Cruz de Tenerife
Gracias por compartir lo que estás viviendo. Lo que describes es un dolor profundo, y muy real. Estás hablando no solo de la carga que implica vivir con una enfermedad mental, sino también del peso adicional del estigma social, de la vergüenza impuesta desde fuera y de una sensación de invalidez que no debería estar ahí, pero que se ha instalado en ti.

Lo primero que necesitas saber es que no estás sola. Muchísimas personas en situaciones similares se sienten rechazadas, invalidadas o vistas como "menos" solo por no cumplir con ciertos estándares sociales, como el trabajo o la productividad. Sin embargo, tu valor como persona no depende de tener un empleo, ni de justificarte ante los demás. Eres valiosa simplemente por ser tú, con tus esfuerzos diarios, con tu historia, con tu lucha.

Lo que te pasa (evitar salir, evitar que te pregunten, anticipar juicios) no es debilidad, sino una consecuencia muy común de haber recibido rechazo o invalidación. El problema no está en ti, sino en una sociedad que no sabe cómo tratar con empatía a quienes atraviesan dificultades invisibles.
Este proceso llevará tiempo, y no tienes que hacerlo sola. Cada paso, por pequeño que parezca, es una semilla. Mereces vivir sin esa culpa, sin esa vergüenza, sin esa sensación de que tienes que esconderte. No por lo que hagas, sino porque ya eres suficiente. Un saludo y ¡ánimo!
Hola buenas, por lo que comentas no lo estás pasando nada bien en tu situación. Esa inseguridad que estás notando, junto con la vergüenza, el sentimiento de inferioridad, la anticipación del rechazo de otros, la rabia/enfado, el diagnóstico de enfermedad mental, la incapacitación laboral, el estigma… parece que están tomando el control de tu vida a la hora de relacionarte con otros (como dices “es superior a ti”). Con esto me refiero a que, contactando con todo esto, parece que tira de ti hacia la evitación de estas sensaciones, y quizás tú querrías verte afrontando estas situaciones de otro modo. Me pregunto si te está siendo útil mantenerte al margen quedándote en casa, aislándote, evitando interactuar con otros para no tocar ciertos temas que puedan hacer emerger este cúmulo de sensaciones y anticipaciones. ¿Cómo te ves de aquí a unos meses o años, de seguir así? ¿Es así como querrías estar, es esa la vida que quieres para ti? En tu historia de aprendizaje han quedado seleccionadas ciertas conductas en respuesta a X contenidos (sensaciones/pensamientos/emociones…) que emergen o toman presencia en diferentes contextos, y eres consciente perfectamente de cómo estás funcionando, de cómo te estás relacionando con todo este malestar. La pregunta que te hago es, si crees que esta evitación está siendo útil, y qué tendrías que entrenar que pudiera serte de utilidad a la hora de afrontar estas situaciones sociales, que entiendo son importantes para ti. Desde la Terapia de Aceptación y Compromiso entrenamos a las personas a moverse en dirección valiosa sosteniendo el dolor, supone un acercamiento diferente, cambiando la forma en la que respondes al malestar, cosa que puedes controlar o acabar controlando, sin intervenir sobre tus pensamientos o sensaciones, que tal vez no sean tan controlables y sigan ahí durante un tiempo indefinido. Espero haberte ayudado, un saludo.
Gracias por compartir algo tan íntimo y tan valiente. Lo que describes no solo refleja el impacto de convivir con una enfermedad mental, sino también el dolor añadido que genera el estigma social. Y eso, muchas veces, duele más que los propios síntomas.

Sentirse juzgada, rechazada o cuestionada por algo que ya cuesta sostener cada día puede hacer que una persona se encierre en sí misma como forma de protección. Y no tiene nada de raro que te sientas así. Has desarrollado estrategias para evitar el daño: evitar salir, evitar dar explicaciones, evitar preguntas incómodas... y aunque esas estrategias te están aislando, nacen de un instinto muy legítimo de cuidado.

El problema no eres tú. El problema es una sociedad que aún no sabe mirar con respeto y comprensión la salud mental. Vivimos en un mundo que aplaude la productividad, pero invisibiliza el esfuerzo inmenso que supone, para muchas personas, simplemente levantarse cada día y seguir adelante.

No estás sola. Muchas personas con enfermedades mentales se sienten culpables, avergonzadas, o fuera de lugar por no poder encajar en lo que “se espera”. Y también muchas, con apoyo y espacios seguros, han conseguido reconciliarse con su historia, ganar confianza y construir relaciones donde pueden ser ellas mismas, sin esconderse.

El objetivo de la terapia no es decirte “no tengas vergüenza” ni obligarte a hablar más de la cuenta. Es ofrecerte un espacio donde trabajar, poco a poco, ese dolor que llevas dentro: la sensación de ser menos, el miedo a ser juzgada, el deseo legítimo de reírte y disfrutar sin tener que justificar tu existencia.

No estás anulada como persona. Estás herida, pero no rota. Y es posible reconstruir desde ahí.

Te animo a que sigas buscando un acompañamiento terapéutico donde puedas sentirte escuchada de verdad, sin fórmulas prefabricadas. Porque lo que necesitas no es que te digan qué deberías sentir, sino que alguien te ayude a sanar desde donde estás.

Un abrazo

Elbire Arana
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807

¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!

  • Tu pregunta se publicará de forma anónima.
  • Intenta que tu consulta médica sea clara y breve.
  • La pregunta irá dirigida a todos los especialistas de Doctoralia, no a uno específico.
  • Este servicio no sustituye a una consulta con un profesional de la salud. Si tienes un problema o una urgencia, acude a tu médico o a los servicios de urgencia.
  • No se permiten preguntas sobre casos específicos o segundas opiniones.
  • Por cuestiones de salud, no se publicarán cantidades ni dosis de medicamentos.

Este valor es demasiado corto. Debe contener __LIMIT__ o más caracteres.


Elige la especialidad de los médicos a los que quieres preguntar
Lo utilizaremos para notificarte la respuesta (en ningún momento aparecerá en Doctoralia)

¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:

Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.