Hola pues mi novio y yo tenemos casi dos años de novios pero me eh dado cuenta que le gusta la porno
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Hola pues mi novio y yo tenemos casi dos años de novios pero me eh dado cuenta que le gusta la pornografia me causa mucha incomodidad y ya lo ha dejado por momentos pero le eh encontrado que lo hace en el trabajo todos los días durante 1 hora viendo esos videos, me moleste bastante ya que nosotros tenemos una actividad sexual activa y pues bastante, él se molesta siempre cuando hablo de eso y no para de normalizarlo pero yo siento que debería tomarme en cuenta ya que siento que es una falta de respeto, en realidad yo siempre quiero tener relaciones y hacer cosas diferentes pero él siempre está como a la espera del momento de ver esas cosas o siempre está pensando en eso, no sé qué hacer ya que dice que lo ha dejado por mí un tiempo pero que eventualmente lo retomará y tengo miedo que afecte mi vida sexual con el, ya que siento que él no tiene un control acerca de eso y él no quiere tener un control tampoco
Parece que tu pareja tiene cierta adicción al consumo de porno. Te recomiendo que le insistas en acudir a un psicólogo sexólogo con especialidad en el tema. No tiene porque afectar a vuestra relación de pareja pero si a ti y a tu autoestima por lo tanto, tú también debes colocarlo de una manera más sana.
Para que eso no acabe afectando a vuestra elección de pareja.
Para que eso no acabe afectando a vuestra elección de pareja.
Gracias por compartir algo tan íntimo y delicado. Lo que estás sintiendo es completamente comprensible: no estás exagerando ni siendo demasiado sensible. Estás expresando algo que te incomoda profundamente, y que no tiene tanto que ver con la pornografía en sí, sino con cómo te afecta emocionalmente, cómo influye en vuestra relación, y sobre todo, con la manera en la que él responde cuando tú se lo expresas.
En muchas parejas, el tema de la pornografía genera conflictos cuando hay una diferencia clara entre cómo cada uno la vive y la entiende. En tu caso, tú no solo sientes que te incomoda, sino que también percibes que interfiere en vuestra intimidad real. Y eso, por sí solo, ya merece ser escuchado y atendido.
Dices que tienes deseo, ganas de innovar, de conectar sexualmente… pero que, sin embargo, él parece estar más volcado en ese otro mundo virtual, repetitivo y desconectado. Esto puede generarte una sensación de rechazo, frustración o incluso soledad emocional y sexual, aunque estéis físicamente juntos.
Además, el hecho de que lo haga durante horas en el trabajo y lo justifique como algo “normal”, mientras tú te sientes herida o desplazada, puede ser muy doloroso y habla de una falta de empatía emocional hacia ti y lo que estás viviendo.
Y aquí es importante hacer una distinción clara: la pornografía no es sexualidad. La sexualidad implica vínculo, intimidad, deseo compartido, conexión emocional y corporal. La pornografía es una representación ficticia y, muchas veces, distorsionada de lo sexual. No debemos confundir una cosa con la otra. Cuando alguien prioriza el consumo de pornografía sobre la intimidad con su pareja, es importante revisar qué está ocurriendo realmente.
Desde una mirada terapéutica, y especialmente con enfoques como el EMDR, podríamos trabajar no solo el impacto actual de esta situación, sino también lo que despierta en ti a nivel más profundo: heridas del pasado, inseguridades, experiencias donde quizás ya sentiste que no eras suficiente o que no se te tenía en cuenta. No se trata solo de lo que pasa ahora, sino de cómo se enlaza con tu historia emocional.
También sería importante que te preguntes:
• ¿Te sientes libre para expresar tus necesidades y emociones en esta relación sin que se te juzgue?
• ¿Sientes que él está dispuesto a escucharte y a hacerse cargo de lo que a ti te duele?
• ¿Puedes cuidar tu autoestima dentro de esta dinámica?
Cuando una de las partes minimiza lo que a la otra le afecta, se rompe algo esencial: el cuidado mutuo. Una relación sana no se construye solo desde lo que uno tolera, sino desde la voluntad de cuidarse, respetarse y escucharse. Y si él te dice abiertamente que lo retomará aunque a ti te haga daño, ahí hay una desconexión que convendría mirar con calma y profundidad.
No estás pidiendo nada descabellado. Estás buscando una relación donde la sexualidad sea compartida, viva, cercana… y sobre todo respetuosa. Y si eso no está sucediendo, es lógico que lo sientas como una falta de respeto o como una herida.
Si esto te está afectando, si sientes que no eres tenida en cuenta, te animo a que busques un espacio terapéutico donde poder ordenar tus emociones, reforzar tus límites y preguntarte qué tipo de relación quieres construir. A veces, detrás de estas situaciones, hay historias anteriores que merecen ser revisadas y sanadas.
Recuerda: tu incomodidad no es el problema. Es una señal de que algo necesita ser atendido. Y tú mereces una relación en la que tu deseo, tus emociones y tus necesidades sean valoradas con la misma importancia. Si decides dar ese paso, estaré aquí para acompañarte.
En muchas parejas, el tema de la pornografía genera conflictos cuando hay una diferencia clara entre cómo cada uno la vive y la entiende. En tu caso, tú no solo sientes que te incomoda, sino que también percibes que interfiere en vuestra intimidad real. Y eso, por sí solo, ya merece ser escuchado y atendido.
Dices que tienes deseo, ganas de innovar, de conectar sexualmente… pero que, sin embargo, él parece estar más volcado en ese otro mundo virtual, repetitivo y desconectado. Esto puede generarte una sensación de rechazo, frustración o incluso soledad emocional y sexual, aunque estéis físicamente juntos.
Además, el hecho de que lo haga durante horas en el trabajo y lo justifique como algo “normal”, mientras tú te sientes herida o desplazada, puede ser muy doloroso y habla de una falta de empatía emocional hacia ti y lo que estás viviendo.
Y aquí es importante hacer una distinción clara: la pornografía no es sexualidad. La sexualidad implica vínculo, intimidad, deseo compartido, conexión emocional y corporal. La pornografía es una representación ficticia y, muchas veces, distorsionada de lo sexual. No debemos confundir una cosa con la otra. Cuando alguien prioriza el consumo de pornografía sobre la intimidad con su pareja, es importante revisar qué está ocurriendo realmente.
Desde una mirada terapéutica, y especialmente con enfoques como el EMDR, podríamos trabajar no solo el impacto actual de esta situación, sino también lo que despierta en ti a nivel más profundo: heridas del pasado, inseguridades, experiencias donde quizás ya sentiste que no eras suficiente o que no se te tenía en cuenta. No se trata solo de lo que pasa ahora, sino de cómo se enlaza con tu historia emocional.
También sería importante que te preguntes:
• ¿Te sientes libre para expresar tus necesidades y emociones en esta relación sin que se te juzgue?
• ¿Sientes que él está dispuesto a escucharte y a hacerse cargo de lo que a ti te duele?
• ¿Puedes cuidar tu autoestima dentro de esta dinámica?
Cuando una de las partes minimiza lo que a la otra le afecta, se rompe algo esencial: el cuidado mutuo. Una relación sana no se construye solo desde lo que uno tolera, sino desde la voluntad de cuidarse, respetarse y escucharse. Y si él te dice abiertamente que lo retomará aunque a ti te haga daño, ahí hay una desconexión que convendría mirar con calma y profundidad.
No estás pidiendo nada descabellado. Estás buscando una relación donde la sexualidad sea compartida, viva, cercana… y sobre todo respetuosa. Y si eso no está sucediendo, es lógico que lo sientas como una falta de respeto o como una herida.
Si esto te está afectando, si sientes que no eres tenida en cuenta, te animo a que busques un espacio terapéutico donde poder ordenar tus emociones, reforzar tus límites y preguntarte qué tipo de relación quieres construir. A veces, detrás de estas situaciones, hay historias anteriores que merecen ser revisadas y sanadas.
Recuerda: tu incomodidad no es el problema. Es una señal de que algo necesita ser atendido. Y tú mereces una relación en la que tu deseo, tus emociones y tus necesidades sean valoradas con la misma importancia. Si decides dar ese paso, estaré aquí para acompañarte.
Hola, gracias por compartir tu preocupación con tanta sinceridad. Es comprensible que te sientas incómoda y dolida al descubrir que tu pareja ve pornografía con frecuencia, sobre todo si lo has percibido como una falta de respeto hacia vuestra relación y a pesar de tener una vida sexual activa juntos.
Lo primero que quisiera decirte es que tus sentimientos son totalmente válidos. No es exagerado que algo así te afecte, especialmente si sientes que impacta en la conexión emocional y sexual con él, o que no se está tomando en cuenta lo que tú necesitas para sentirte segura y respetada.
Cuando en la pareja hay una diferencia tan grande respecto a cómo se vive o se interpreta el uso de la pornografía, lo más importante es poder hablar de ello sin que se minimicen los sentimientos del otro. El hecho de que él normalice su comportamiento y no quiera buscar un equilibrio, incluso sabiendo que a ti te afecta, puede ser una señal de que hay un conflicto más profundo en la comunicación y en el respeto mutuo.
Por otro lado, si tú percibes que esto se ha convertido en una conducta repetitiva, difícil de controlar y que afecta su interés sexual hacia ti, podría ser útil que él también se planteara si hay detrás un problema de regulación de sus impulsos o una forma de evasión. En algunos casos, cuando el consumo es compulsivo y afecta la relación de pareja o el desempeño laboral, puede estar relacionado con una adicción comportamental.
Lo ideal sería que pudieran hablar de esto en un espacio seguro, quizás con la ayuda de un profesional que facilite el diálogo sin juicios. Tú tienes derecho a expresar tus límites y a cuidar tu bienestar emocional, especialmente si esto te está haciendo sentir insegura o rechazada.
Si necesitas apoyo para tomar decisiones o aclarar cómo manejar esta situación, te animo a que busques también un acompañamiento psicológico individual, donde puedas explorar qué necesitas tú para sentirte valorada, amada y respetada en la relación.
Lo primero que quisiera decirte es que tus sentimientos son totalmente válidos. No es exagerado que algo así te afecte, especialmente si sientes que impacta en la conexión emocional y sexual con él, o que no se está tomando en cuenta lo que tú necesitas para sentirte segura y respetada.
Cuando en la pareja hay una diferencia tan grande respecto a cómo se vive o se interpreta el uso de la pornografía, lo más importante es poder hablar de ello sin que se minimicen los sentimientos del otro. El hecho de que él normalice su comportamiento y no quiera buscar un equilibrio, incluso sabiendo que a ti te afecta, puede ser una señal de que hay un conflicto más profundo en la comunicación y en el respeto mutuo.
Por otro lado, si tú percibes que esto se ha convertido en una conducta repetitiva, difícil de controlar y que afecta su interés sexual hacia ti, podría ser útil que él también se planteara si hay detrás un problema de regulación de sus impulsos o una forma de evasión. En algunos casos, cuando el consumo es compulsivo y afecta la relación de pareja o el desempeño laboral, puede estar relacionado con una adicción comportamental.
Lo ideal sería que pudieran hablar de esto en un espacio seguro, quizás con la ayuda de un profesional que facilite el diálogo sin juicios. Tú tienes derecho a expresar tus límites y a cuidar tu bienestar emocional, especialmente si esto te está haciendo sentir insegura o rechazada.
Si necesitas apoyo para tomar decisiones o aclarar cómo manejar esta situación, te animo a que busques también un acompañamiento psicológico individual, donde puedas explorar qué necesitas tú para sentirte valorada, amada y respetada en la relación.
Desde la teoría del apego, esta situación puede entenderse como una manifestación de las necesidades emocionales, de conexión y seguridad que cada persona lleva consigo en las relaciones íntimas. Cuando en una pareja uno de los dos siente que algo hiere o amenaza esa conexión, como en tu caso con el consumo de pornografía por parte de tu pareja, no se trata simplemente del acto en sí, sino de lo que despierta internamente: sentimientos de inseguridad, de no ser suficientemente visto o valorado, o incluso de sentirse desplazada emocional y sexualmente por un estímulo externo que parece tener más peso que la intimidad compartida.
El apego seguro se construye sobre una base de sensibilidad y respuesta mutua: cuando uno expresa malestar, el otro busca comprenderlo y ajustarse, no desde la culpa, sino desde el cuidado. Sin embargo, cuando tu pareja reacciona defendiéndose o minimizando tu malestar, se rompe ese circuito de confianza emocional. En lugar de sentir que tus necesidades son acogidas, sientes que son ignoradas o juzgadas, y eso activa un sistema de apego que puede volverse ansioso: buscas más cercanía, más validación, más intimidad para compensar ese dolor, y en respuesta, él parece cerrarse, lo que puede estar mostrando un estilo de apego más evitativo o desconectado emocionalmente.
También es importante notar que el consumo repetido y diario de pornografía, sobre todo en un contexto como el trabajo, puede no solo interferir en la intimidad, sino funcionar como una forma de regulación emocional por parte de él. Es decir, puede estar usando estos momentos como una manera de gestionar estrés, aburrimiento o desconexión, pero sin abrir un espacio emocional real contigo. Desde el apego, esto es significativo: si una persona prefiere recurrir a estímulos externos antes que a su vínculo de pareja para conectar o calmarse, la relación se resiente, porque se pierde esa función de “base segura” que debería ofrecer la relación amorosa.
Tu malestar es válido, no solo por lo que hace, sino por cómo te hace sentir: invisible, no escuchada y quizás poco importante en sus prioridades emocionales. El hecho de que tú estés dispuesta a buscar nuevas formas de conexión, a explorar lo sexual de manera activa y con creatividad, habla de un deseo de mantener vivo el vínculo desde un lugar seguro, íntimo, mutuo. Pero si él se niega a reconocer el impacto que esto tiene en ti y se posiciona en la idea de que “esto es normal y punto”, está defendiendo su conducta más que cuidando el vínculo.
Desde esta perspectiva, sería importante que puedan hablar no solo de la pornografía como tema, sino de lo que cada uno necesita para sentirse querido, deseado, respetado. Y si él sigue sin mostrar disposición a revisar el impacto emocional de su conducta, eso también te da información importante: no sobre la pornografía en sí, sino sobre cómo él está dispuesto a cuidar –o no– el lazo que tienen. Porque en toda relación, el apego saludable implica que cuando uno se siente herido, el otro se acerca, escucha y se adapta, no que se aleja o impone su punto de vista sin empatía.
El apego seguro se construye sobre una base de sensibilidad y respuesta mutua: cuando uno expresa malestar, el otro busca comprenderlo y ajustarse, no desde la culpa, sino desde el cuidado. Sin embargo, cuando tu pareja reacciona defendiéndose o minimizando tu malestar, se rompe ese circuito de confianza emocional. En lugar de sentir que tus necesidades son acogidas, sientes que son ignoradas o juzgadas, y eso activa un sistema de apego que puede volverse ansioso: buscas más cercanía, más validación, más intimidad para compensar ese dolor, y en respuesta, él parece cerrarse, lo que puede estar mostrando un estilo de apego más evitativo o desconectado emocionalmente.
También es importante notar que el consumo repetido y diario de pornografía, sobre todo en un contexto como el trabajo, puede no solo interferir en la intimidad, sino funcionar como una forma de regulación emocional por parte de él. Es decir, puede estar usando estos momentos como una manera de gestionar estrés, aburrimiento o desconexión, pero sin abrir un espacio emocional real contigo. Desde el apego, esto es significativo: si una persona prefiere recurrir a estímulos externos antes que a su vínculo de pareja para conectar o calmarse, la relación se resiente, porque se pierde esa función de “base segura” que debería ofrecer la relación amorosa.
Tu malestar es válido, no solo por lo que hace, sino por cómo te hace sentir: invisible, no escuchada y quizás poco importante en sus prioridades emocionales. El hecho de que tú estés dispuesta a buscar nuevas formas de conexión, a explorar lo sexual de manera activa y con creatividad, habla de un deseo de mantener vivo el vínculo desde un lugar seguro, íntimo, mutuo. Pero si él se niega a reconocer el impacto que esto tiene en ti y se posiciona en la idea de que “esto es normal y punto”, está defendiendo su conducta más que cuidando el vínculo.
Desde esta perspectiva, sería importante que puedan hablar no solo de la pornografía como tema, sino de lo que cada uno necesita para sentirse querido, deseado, respetado. Y si él sigue sin mostrar disposición a revisar el impacto emocional de su conducta, eso también te da información importante: no sobre la pornografía en sí, sino sobre cómo él está dispuesto a cuidar –o no– el lazo que tienen. Porque en toda relación, el apego saludable implica que cuando uno se siente herido, el otro se acerca, escucha y se adapta, no que se aleja o impone su punto de vista sin empatía.
Hola, gracias por compartir algo tan íntimo y que claramente te está generando malestar. Es completamente válido que te sientas incómoda si percibes que algo dentro de la relación no está alineado con tus valores o necesidades emocionales. La incomodidad que sientes no es exagerada ni errónea: es una señal importante de que hay algo que necesita ser atendido en la dinámica de pareja.
Si este hábito( ver pornografía) está afectando tu bienestar emocional, tu autoestima o la calidad de la intimidad entre vosotros, entonces no es un tema menor.
También es importante tomar en cuenta que si él reacciona molestándose cada vez que lo hablas y normaliza lo que a ti te duele, eso puede ser una señal de falta de empatía emocional o de evitación al conflicto, lo cual complica aún más la resolución del problema.
Te invito a conectar contigo misma desde la calma y la compasión. ¿Qué necesitas tú en esta relación para sentirte segura, deseada y respetada? A veces, en medio del ruido de lo que el otro hace o no hace, se nos olvida escuchar nuestras propias necesidades con claridad y sin culpa.
No se trata de juzgar el uso de la pornografía en sí mismo, sino de cómo este hábito está afectando tu bienestar y la intimidad compartida. Si él te ha dicho abiertamente que "eventualmente lo retomará" y que no quiere trabajar en ello, también es importante que te preguntes si eso está en línea con lo que tú deseas a largo plazo en una pareja.
Quizás una conversación más profunda, desde la calma, podría ayudar. Si eso no es posible o si él no está dispuesto a dialogar abiertamente y buscar soluciones juntos, entonces sería importante reflexionar sobre los límites que necesitas poner para cuidar tu salud emocional y sexual.
Estoy aquí si necesitas orientación más específica o ejercicios para fortalecer tu autoestima, tu comunicación en pareja o incluso para trabajar en tu propio proceso de decisión.
Un saludo, cuidate
Si este hábito( ver pornografía) está afectando tu bienestar emocional, tu autoestima o la calidad de la intimidad entre vosotros, entonces no es un tema menor.
También es importante tomar en cuenta que si él reacciona molestándose cada vez que lo hablas y normaliza lo que a ti te duele, eso puede ser una señal de falta de empatía emocional o de evitación al conflicto, lo cual complica aún más la resolución del problema.
Te invito a conectar contigo misma desde la calma y la compasión. ¿Qué necesitas tú en esta relación para sentirte segura, deseada y respetada? A veces, en medio del ruido de lo que el otro hace o no hace, se nos olvida escuchar nuestras propias necesidades con claridad y sin culpa.
No se trata de juzgar el uso de la pornografía en sí mismo, sino de cómo este hábito está afectando tu bienestar y la intimidad compartida. Si él te ha dicho abiertamente que "eventualmente lo retomará" y que no quiere trabajar en ello, también es importante que te preguntes si eso está en línea con lo que tú deseas a largo plazo en una pareja.
Quizás una conversación más profunda, desde la calma, podría ayudar. Si eso no es posible o si él no está dispuesto a dialogar abiertamente y buscar soluciones juntos, entonces sería importante reflexionar sobre los límites que necesitas poner para cuidar tu salud emocional y sexual.
Estoy aquí si necesitas orientación más específica o ejercicios para fortalecer tu autoestima, tu comunicación en pareja o incluso para trabajar en tu propio proceso de decisión.
Un saludo, cuidate
Es completamente válido que te sientas incómoda si tu pareja consume pornografía de forma frecuente, especialmente cuando esa conducta interfiere con vuestra intimidad o provoca un malestar emocional en ti. En una relación de pareja, el respeto mutuo, la empatía y la comunicación son pilares fundamentales. Si algo te hiere o genera inseguridad, es importante que pueda ser escuchado y valorado.
Cuando el consumo de pornografía se vuelve constante, compulsivo o se realiza en momentos inadecuados (como durante el trabajo), puede ser señal de una relación poco saludable con ese contenido. Además, si tu pareja prioriza la pornografía frente a vuestra vida sexual o emocional, es lógico que eso afecte tu bienestar y el vínculo de pareja.
También es preocupante si, cada vez que expresas tu malestar, él se enfada, minimiza lo que sientes o dice que “lo retomará” sin considerar cómo te afecta. Esto no es solo una cuestión de gustos o libertad personal, sino de cómo se construye una relación basada en acuerdos, cuidado y reciprocidad.
Desde la psicología, se puede trabajar tanto el impacto emocional que esto tiene en ti como la forma en que se está gestionando la vida sexual y afectiva en la pareja. Si no hay apertura al diálogo, o si tus necesidades se invalidan de forma repetida, puede ser necesario replantearse ciertos límites.
Si sientes que necesitas orientación para afrontar esta situación o quieres explorar cómo te está afectando a nivel emocional, puedes reservar cita online o escribirme a: mapipsicologa@gmail.com. Estoy aquí para ayudarte.
Cuando el consumo de pornografía se vuelve constante, compulsivo o se realiza en momentos inadecuados (como durante el trabajo), puede ser señal de una relación poco saludable con ese contenido. Además, si tu pareja prioriza la pornografía frente a vuestra vida sexual o emocional, es lógico que eso afecte tu bienestar y el vínculo de pareja.
También es preocupante si, cada vez que expresas tu malestar, él se enfada, minimiza lo que sientes o dice que “lo retomará” sin considerar cómo te afecta. Esto no es solo una cuestión de gustos o libertad personal, sino de cómo se construye una relación basada en acuerdos, cuidado y reciprocidad.
Desde la psicología, se puede trabajar tanto el impacto emocional que esto tiene en ti como la forma en que se está gestionando la vida sexual y afectiva en la pareja. Si no hay apertura al diálogo, o si tus necesidades se invalidan de forma repetida, puede ser necesario replantearse ciertos límites.
Si sientes que necesitas orientación para afrontar esta situación o quieres explorar cómo te está afectando a nivel emocional, puedes reservar cita online o escribirme a: mapipsicologa@gmail.com. Estoy aquí para ayudarte.
En primer lugar, reconocer tu valía por hablar de este tema. Es normal que sientas incomodidad y frustración frente al comportamiento de tu pareja, especialmente cuando sientes que tus necesidades emocionales y sexuales no están siendo tomadas en cuenta.
Los vínculos de pareja se sostienen en la seguridad emocional. Sentir que tu pareja te ve, te escucha y responde a tus necesidades. Cuando uno actúa de forma que el otro percibe como desconexión o rechazo, como podría ser el caso del uso compulsivo de pornografía, esto puede generar inseguridad, miedo al rechazo, soledad, etc. Tu malestar tiene sentido en este contexto.
También es importante considerar la dimensión de la comunicación dentro de la pareja. Cuando una conducta que afecta la dinámica de pareja (como el uso frecuente de pornografía en secreto) no puede ser hablada sin generar defensividad o relativización, se genera una ruptura en la comunicación íntima. Y la relación empieza a organizarse en torno al evitar el conflicto, en lugar de crear conexión.
Si tu pareja ha dicho que no quiere controlar su consumo, eso podría ser un indicio de que es poco flexible para modificar ese hábito, y no está listo para cuestionarse qué función cumple esa conducta en su vida. Entiendo que esto te esté afectando directamente a ti, pero trabajar esta conducta sería algo directamente relacionado con él.
No obstante, uno de los problemas que podemos encontrarnos, precisamente es pedirle al otro que cambie, pero no siempre lo conseguimos. Por eso me planteo algunas preguntas. ¿Qué pasa cuando tú expresas dolor o preocupación? ¿Se abre un espacio de conexión o se activa un patrón de evitación o relativización sobre el tema?
Por otra parte me planteo. ¿Tus necesidades están siendo validadas en esta relación? ¿Puedes hablar con tu pareja sin sentir miedo a su reacción? ¿La relación promueve tu seguridad emocional y bienestar?
No estás sola, y es legítimo tener límites en lo que estás dispuesta a aceptar. Considerar una conversación seria puede ser un paso importante. Y si sientes que ya lo has intentado todo y no hay disposición al cambio, también es válido preguntarte si esta relación está alineada con tus valores y tus necesidades.
Si sientes que necesitas ayuda, puedes buscar un profesional, seguro podemos ayudarte.
Los vínculos de pareja se sostienen en la seguridad emocional. Sentir que tu pareja te ve, te escucha y responde a tus necesidades. Cuando uno actúa de forma que el otro percibe como desconexión o rechazo, como podría ser el caso del uso compulsivo de pornografía, esto puede generar inseguridad, miedo al rechazo, soledad, etc. Tu malestar tiene sentido en este contexto.
También es importante considerar la dimensión de la comunicación dentro de la pareja. Cuando una conducta que afecta la dinámica de pareja (como el uso frecuente de pornografía en secreto) no puede ser hablada sin generar defensividad o relativización, se genera una ruptura en la comunicación íntima. Y la relación empieza a organizarse en torno al evitar el conflicto, en lugar de crear conexión.
Si tu pareja ha dicho que no quiere controlar su consumo, eso podría ser un indicio de que es poco flexible para modificar ese hábito, y no está listo para cuestionarse qué función cumple esa conducta en su vida. Entiendo que esto te esté afectando directamente a ti, pero trabajar esta conducta sería algo directamente relacionado con él.
No obstante, uno de los problemas que podemos encontrarnos, precisamente es pedirle al otro que cambie, pero no siempre lo conseguimos. Por eso me planteo algunas preguntas. ¿Qué pasa cuando tú expresas dolor o preocupación? ¿Se abre un espacio de conexión o se activa un patrón de evitación o relativización sobre el tema?
Por otra parte me planteo. ¿Tus necesidades están siendo validadas en esta relación? ¿Puedes hablar con tu pareja sin sentir miedo a su reacción? ¿La relación promueve tu seguridad emocional y bienestar?
No estás sola, y es legítimo tener límites en lo que estás dispuesta a aceptar. Considerar una conversación seria puede ser un paso importante. Y si sientes que ya lo has intentado todo y no hay disposición al cambio, también es válido preguntarte si esta relación está alineada con tus valores y tus necesidades.
Si sientes que necesitas ayuda, puedes buscar un profesional, seguro podemos ayudarte.
Buenos días, por lo que cuentas te sientes poco valorada por tu pareja e insatisfecha con su comportamiento ya que le ves muy enganchado al consumo de pornografía.
Es comprensible que no te guste el consumo que hace de este tipo de contenido, pero ello no tiene que ver con el nivel de atracción que siente hacia tí. Son cosas diferentes. Cuánto y cómo se masturba una persona no tiene que ver con que esté satisfecho o no respecto a las relaciones que tiene con su pareja. Puede que tu pareja haya adquirido el hábito de masturbarse diariamente haciendo uso de la pornografía en vez de usando su imaginación, e igualmente disfrute de las prácticas que hacéis dentro de vuestras relaciones sexuales.
Sin embargo, puede que a ti no te guste que tu pareja consuma porno por cuestiones personales o ideológicas, eso también es válido. Igual que tienes opinión y preferencias respecto a otros comportamientos de tu pareja, que hacen que te guste o no, por ejemplo, si te gusta como trata a sus amistades o familia, si te gusta su actitud ante el trabajo, o su forma de divertirse, también sucede con esto: puede que no te guste el grado en que consume porno o los contenidos.
Las relaciones de pareja y la sexualidad son áreas importantes de nuestra vida, que repercuten en nuestra felicidad. Si consideras que necesitas tratar con más profundidad estas cuestiones para aclararte y abordar las dificultades que encuentras en tu relación, te recomiendo que solicites una primera visita con una psicóloga. Si lo deseas, puedes visitar mi perfil y agendar una cita conmigo.
Es comprensible que no te guste el consumo que hace de este tipo de contenido, pero ello no tiene que ver con el nivel de atracción que siente hacia tí. Son cosas diferentes. Cuánto y cómo se masturba una persona no tiene que ver con que esté satisfecho o no respecto a las relaciones que tiene con su pareja. Puede que tu pareja haya adquirido el hábito de masturbarse diariamente haciendo uso de la pornografía en vez de usando su imaginación, e igualmente disfrute de las prácticas que hacéis dentro de vuestras relaciones sexuales.
Sin embargo, puede que a ti no te guste que tu pareja consuma porno por cuestiones personales o ideológicas, eso también es válido. Igual que tienes opinión y preferencias respecto a otros comportamientos de tu pareja, que hacen que te guste o no, por ejemplo, si te gusta como trata a sus amistades o familia, si te gusta su actitud ante el trabajo, o su forma de divertirse, también sucede con esto: puede que no te guste el grado en que consume porno o los contenidos.
Las relaciones de pareja y la sexualidad son áreas importantes de nuestra vida, que repercuten en nuestra felicidad. Si consideras que necesitas tratar con más profundidad estas cuestiones para aclararte y abordar las dificultades que encuentras en tu relación, te recomiendo que solicites una primera visita con una psicóloga. Si lo deseas, puedes visitar mi perfil y agendar una cita conmigo.
Gracias por abrir un tema tan delicado pero tan importante. Lo que estás viviendo genera un tipo de malestar que muchas personas sienten, pero pocas se atreven a expresar con tanta claridad: la mezcla de dolor, inseguridad, frustración y confusión cuando el consumo de pornografía en la pareja empieza a sentirse como una barrera, no como algo neutro.
Desde la perspectiva de las Terapias Contextuales, no se trata de decidir si la pornografía es “buena” o “mala”, sino de entender cómo está impactando en tu vida, en tu relación y en tu bienestar emocional y sexual.
Y por lo que cuentas, está ocurriendo algo muy significativo:
- Tú sientes que no estás siendo tenida en cuenta.
- Que tu incomodidad se minimiza.
- Y que, aunque tú estás dispuesta a explorar y a enriquecer la vida sexual, parece que eso no es suficiente o ni siquiera se está valorando.
Eso, más allá del tema específico de la pornografía, habla de un desequilibrio en la conexión emocional y sexual. Y eso sí importa, mucho.
Además, mencionas algo clave: él no quiere tener control sobre esto. Cuando una conducta se mantiene aunque ya genera conflicto, y no hay disposición real de revisar su impacto, estamos frente a algo que podría convertirse en un patrón de evasión o dependencia.
Mi propuesta no es juzgarle, sino abrir un espacio donde puedas explorar tu malestar sin que sea invalidado, donde puedas escuchar con claridad lo que tú necesitas y lo que estás dispuesta o no a aceptar en una relación de pareja.
Tienes derecho a sentirte incómoda. Tienes derecho a poner límites. Y tienes derecho a no adaptarte a algo que te duele solo para mantener una relación.
Si sientes que necesitas acompañamiento para ordenar lo que sientes, ganar claridad y tomar decisiones desde un lugar de fortaleza emocional —no desde el miedo ni la resignación—, estaré encantado de ayudarte. Trabajo con personas que, como tú, quieren vivir relaciones sanas, con deseo mutuo, conexión auténtica y respeto profundo.
Aquí estoy si decides dar ese paso.
Un abrazo,
Daniel Moscoso
Psicólogo especialista en Terapias Contextuales y Mindfulness
Premiado como Mejor Psicólogo de España 2020 por Doctoralia
Desde la perspectiva de las Terapias Contextuales, no se trata de decidir si la pornografía es “buena” o “mala”, sino de entender cómo está impactando en tu vida, en tu relación y en tu bienestar emocional y sexual.
Y por lo que cuentas, está ocurriendo algo muy significativo:
- Tú sientes que no estás siendo tenida en cuenta.
- Que tu incomodidad se minimiza.
- Y que, aunque tú estás dispuesta a explorar y a enriquecer la vida sexual, parece que eso no es suficiente o ni siquiera se está valorando.
Eso, más allá del tema específico de la pornografía, habla de un desequilibrio en la conexión emocional y sexual. Y eso sí importa, mucho.
Además, mencionas algo clave: él no quiere tener control sobre esto. Cuando una conducta se mantiene aunque ya genera conflicto, y no hay disposición real de revisar su impacto, estamos frente a algo que podría convertirse en un patrón de evasión o dependencia.
Mi propuesta no es juzgarle, sino abrir un espacio donde puedas explorar tu malestar sin que sea invalidado, donde puedas escuchar con claridad lo que tú necesitas y lo que estás dispuesta o no a aceptar en una relación de pareja.
Tienes derecho a sentirte incómoda. Tienes derecho a poner límites. Y tienes derecho a no adaptarte a algo que te duele solo para mantener una relación.
Si sientes que necesitas acompañamiento para ordenar lo que sientes, ganar claridad y tomar decisiones desde un lugar de fortaleza emocional —no desde el miedo ni la resignación—, estaré encantado de ayudarte. Trabajo con personas que, como tú, quieren vivir relaciones sanas, con deseo mutuo, conexión auténtica y respeto profundo.
Aquí estoy si decides dar ese paso.
Un abrazo,
Daniel Moscoso
Psicólogo especialista en Terapias Contextuales y Mindfulness
Premiado como Mejor Psicólogo de España 2020 por Doctoralia
Entiendo tu preocupación. El uso excesivo de la pornografía puede convertirse en una adicción al sexo, que afecta la relación y la intimidad. Es importante que él reconozca el problema y busque ayuda, ya que sin control puede afectar la vida sexual y emocional de ambos. Considerar terapia individual o de pareja puede ser un buen paso.
— Dolo Boix CV18993
— Dolo Boix CV18993
Para empezar es normal que te sientas de la forma que expresas.
No necesariamente. La pornografía por sí sola no es dañina en todas las relaciones; si bien es cierto que la pornografía tiene muchos elementos perjudiciales como los estereotipos erróneos acerca de las relaciones sexuales y el placer y otras muchas cosas, pero en este caso lo que genera el conflicto aquí es:
El uso excesivo o compulsivo.
La desconexión emocional o sexual contigo.
La falta de respeto hacia tus límites emocionales.
La evasión al diálogo cuando tú intentas expresarte.
En pareja, lo que uno siente importa. No se trata de “prohibir” o “imponer”, sino de construir acuerdos donde ambos se sientan escuchados y valorados.
No necesariamente. La pornografía por sí sola no es dañina en todas las relaciones; si bien es cierto que la pornografía tiene muchos elementos perjudiciales como los estereotipos erróneos acerca de las relaciones sexuales y el placer y otras muchas cosas, pero en este caso lo que genera el conflicto aquí es:
El uso excesivo o compulsivo.
La desconexión emocional o sexual contigo.
La falta de respeto hacia tus límites emocionales.
La evasión al diálogo cuando tú intentas expresarte.
En pareja, lo que uno siente importa. No se trata de “prohibir” o “imponer”, sino de construir acuerdos donde ambos se sientan escuchados y valorados.
Gracias por compartir tu experiencia con tanta sinceridad. Es comprensible que te sientas incómoda y preocupada: más allá del tema de la pornografía en sí, lo que señalas es que esto está afectando tu confianza, tu intimidad y la conexión sexual con tu pareja.
En algunas personas, el consumo de pornografía puede ser ocasional y no interferir en la relación; en otras, la frecuencia, la forma de uso o la función que cumple (por ejemplo, como vía principal de excitación) sí pueden impactar negativamente en la vida sexual y emocional. Por lo que describes —una hora diaria en el trabajo, falta de control y negativa a regularlo— podría tratarse de un patrón problemático o incluso de un uso compulsivo.
Algunos puntos a tener en cuenta:
1. Tus sentimientos son legítimos; en una relación sana, las necesidades y límites de ambas personas deben ser escuchados y respetados.
2. No es solo “si la pornografía está bien o mal”, sino cómo está influyendo en su deseo, en su conexión contigo y en su disponibilidad sexual.
3. Si él no reconoce que el uso le está afectando o no desea regularlo, será difícil que haya un cambio solo desde tu insistencia.
Te recomendaría:
1. Tener una conversación clara, desde el “yo siento” en lugar de acusaciones, para expresar el impacto que esto tiene en ti.
2. Considerar una terapia de pareja o individual para explorar el tema en profundidad.
3. Reflexionar sobre qué necesitas para sentirte respetada y satisfecha en tu vida sexual y afectiva, y si esas condiciones pueden darse con su disposición actual.
Tu incomodidad es una señal importante: atenderla a tiempo puede ayudarte a cuidar de tu bienestar emocional y sexual.
Un abrazo y gracias por compartir,
Elbire Arana
Psicóloga Sanitaria
Colegiada M-42807
En algunas personas, el consumo de pornografía puede ser ocasional y no interferir en la relación; en otras, la frecuencia, la forma de uso o la función que cumple (por ejemplo, como vía principal de excitación) sí pueden impactar negativamente en la vida sexual y emocional. Por lo que describes —una hora diaria en el trabajo, falta de control y negativa a regularlo— podría tratarse de un patrón problemático o incluso de un uso compulsivo.
Algunos puntos a tener en cuenta:
1. Tus sentimientos son legítimos; en una relación sana, las necesidades y límites de ambas personas deben ser escuchados y respetados.
2. No es solo “si la pornografía está bien o mal”, sino cómo está influyendo en su deseo, en su conexión contigo y en su disponibilidad sexual.
3. Si él no reconoce que el uso le está afectando o no desea regularlo, será difícil que haya un cambio solo desde tu insistencia.
Te recomendaría:
1. Tener una conversación clara, desde el “yo siento” en lugar de acusaciones, para expresar el impacto que esto tiene en ti.
2. Considerar una terapia de pareja o individual para explorar el tema en profundidad.
3. Reflexionar sobre qué necesitas para sentirte respetada y satisfecha en tu vida sexual y afectiva, y si esas condiciones pueden darse con su disposición actual.
Tu incomodidad es una señal importante: atenderla a tiempo puede ayudarte a cuidar de tu bienestar emocional y sexual.
Un abrazo y gracias por compartir,
Elbire Arana
Psicóloga Sanitaria
Colegiada M-42807
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