Llevo mucho tiempo en terapia y cuando empezaba a ver la salida y mi ansiedad ya no era mi enemiga m

Lo que cuentas refleja algo muy importante: en terapia la confianza con el profesional es la base del proceso. Es normal que, si sientes que se tomaron decisiones que no compartías del todo (como incluir a tu hija en las sesiones), aparezcan dudas, sensación de retroceso e incluso culpa.

La ansiedad suele reaparecer cuando sentimos pérdida de control, y en este caso tu incomodidad es una señal clara de que necesitas recuperar tu voz en la terapia. Hablarlo con franqueza —como ya empezaste a hacer— es fundamental. No se trata de ‘agradar al terapeuta’, sino de que el espacio sea realmente tuyo.

Mi consejo es que le expreses directamente cómo te está afectando esta situación. Si la relación terapéutica no vuelve a ser un lugar seguro, también es legítimo plantearte un cambio de profesional. La terapia debe ayudarte a avanzar, no a sentirte como en un experimento.

Lo que nunca deberías hacer es quedarte con la culpa: sentirte incómoda no significa que estés fallando, significa que estás escuchándote. Y eso, en sí mismo, ya es un paso adelante en tu proceso

Hola. Gracias por contar tu experiencia.
En primer lugar, el progreso que habías conseguido hasta ese momento, así como lo que has aprendido en terapia no ha desaparecido. Aunque es posible que este evento te haya generado desajustes que hay que trabajar, el camino recorrido sigue siendo valioso.
Por otro lado, sería conveniente explorar qué es lo que te incomoda de compartir terapeuta con tu hija, ya sea la sensación de pérdida de intimidad u otra razón. Si ya lo has hablado con tu terapeuta y no encuentras respuesta, existe la opción de valorar un cambio de profesional. La terapia siempre debe ser un lugar de cuidado y apoyo, nunca de experimentación.
Un saludo,
Nereida Gutiérrez
CM03627

Buenos tardes! Lo primero empatizar con tu situación porque entiendo que no debe ser fácil estar en una situación tan incómoda sin sentir que puedas expresarte. Considero que en terapia siempre se debe poder hablar de cómo nos estamos sintiendo. Tu terapeuta lo entenderá. Si no estás de acuerdo con la decisión de que os vea a la vez comunícaselo y pídele que te aporte alternativas. En última instancia, si consideras que ya no puedes seguir con esa terapia es comprensible y siempre habrá un profesional que esté esperándote para poder empezar una nueva terapia. Entiendo que te genere culpa, no elegimos cómo nos sentimos pero comprende que es una situación que es comprensible que sea incómoda y, aunque en un momento puedas sentir culpa, estás en tu derecho de sentir molestia y pedir alternativas. Un saludo! Espero haberte ayudado

Hola, ¿qué tal? Es normal que, tras expresar tus dudas y no sentirte escuchada del todo, pierdas confianza o te sientas incómoda y culpable: tu reacción no es un “fracaso”, sino una señal de que quizás tus límites o necesidades no se han respetado como esperabas, y esto merece ser atendido y hablado sin juicio.

Como profesional considero que es fundamental que la terapia se adapte a tus tiempos y que te sientas segura para avanzar. Si percibes que tu confianza con este terapeuta se ha debilitado, tienes derecho a expresar tu malestar con claridad y, si es necesario, valorar un cambio de profesional. También podrías explorar modelos donde tú y tu hija tengáis espacios separados, respetando la autonomía de ambas. En consulta te ayudaría a conectar con tus propias necesidades, a tomar decisiones desde la autocompasión y a recuperar confianza en el proceso terapéutico, ya sea con tu terapeuta actual o con otro que te haga sentir mejor acompañada.

Recuerda que tú eres la protagonista de tu proceso y mereces sentirte respetada, segura y escuchada en cada paso. Buscar apoyo para clarificar tus emociones y decidir cómo avanzar es valiente y completamente legítimo. Un saludo, Silvia.

Gracias por compartir lo que estás viviendo. Es comprensible que te sientas incómoda y descolocada después de este cambio en tu terapia. Cuando uno empieza a recuperar confianza en sí mismo y a sentir que avanza, cualquier giro inesperado en el proceso puede remover mucho, sobre todo si no te has sentido del todo escuchada o si percibiste cierta presión en una decisión tan delicada. Es normal que sientas ansiedad, culpa e incluso desconfianza en este momento.

Lo primero que quiero transmitirte es que no estás equivocada por sentirte así: tus emociones son una señal de que necesitas retomar un espacio seguro en el que vuelvas a sentirte acompañada, comprendida y respetada en tu ritmo.

Algunas cosas que puedes hacer ahora mismo para aliviar un poco esta situación:
- Hablar abiertamente con tu terapeuta, expresando sin miedo cómo te ha hecho sentir este cambio. Un buen espacio terapéutico debería poder acoger tus dudas y malestar sin que eso se convierta en un obstáculo.
- Escuchar tu intuición: si sientes que este encuadre ya no te ayuda como antes, estás en tu derecho de buscar otra manera de continuar tu proceso.
- Practicar herramientas de autorregulación que ya conoces de tu terapia (respiración, escritura emocional, autocuidado), para que estas crisis no te hagan sentir que has perdido todo lo avanzado. Recuerda: lo que has trabajado hasta ahora sigue ahí, no lo has perdido.

Y, si lo deseas, puedo acompañarte en este momento. Creo que lo que necesitas es un espacio terapéutico donde la prioridad seas tú, en el que puedas volver a sentir confianza, seguridad y libertad para avanzar sin presiones, trabajando tu ansiedad, tu autoestima y tu manera de situarte en las relaciones. Un abrazo.

En un espacio terapéutico quien se tiene que sentir cómodo es el paciente y se deben atender las demandas del paciente, no las que el profesional crea que deben abordarse (aunque vengan bien). Creo que un cambio de profesional te vendría bien ya que creo que has perdido esa confianza con él.

Gracias por compartir lo que estás viviendo. Es comprensible que te sientas así: cuando has avanzado tanto en tu proceso y de repente se introduce un cambio que no pediste, es normal que aparezcan dudas, incomodidad o incluso sensación de retroceso. Que lo hables ya muestra tu capacidad de poner palabras a lo que sientes, y eso es un recurso muy valioso.

Que tu terapeuta sugiriera trabajar también con tu hija puede tener sentido desde su perspectiva clínica, pero lo importante aquí es cómo lo has vivido tú. Si te has sentido presionada o en un “experimento”, es natural que tu confianza se haya resentido. No significa que estés fallando ni que no valores el proceso, simplemente es una señal de que necesitas que tus tiempos y tus límites se tengan más en cuenta.

Lo que puedes hacer ahora es volver a abrir el tema con tu terapeuta de forma clara, expresando no solo que te resultó incómodo, sino cómo impactó en tu confianza y en tu bienestar. También puedes darte el derecho a valorar si quieres continuar con esta persona o si prefieres explorar otras opciones. No es una traición ni un fracaso, sino cuidar de ti y de tu proceso.

Y sobre la culpa: recuerda que sentirla no significa que estés haciendo algo mal. A menudo la culpa aparece cuando intentamos poner límites o cuando nos damos cuenta de que algo no nos encaja. Más que rechazarla, puede ayudarte a escuchar qué te quiere señalar.

Gracias por compartir tu experiencia. Es comprensible que te sientas incómoda y con dudas. En un proceso terapéutico es fundamental que la persona se sienta segura, escuchada y respetada en sus decisiones. Forzar a alguien a tomar un camino que no desea, aunque sea con buena intención, suele ser un error porque genera desconfianza y puede hacer retroceder los avances logrados.

Que tu terapeuta haya propuesto trabajar también con tu hija no tiene por qué estar mal en sí mismo, pero la decisión debía ser tuya y sentirse adecuada para ti. Si lo vives como una presión, es lógico que tu ansiedad se reactive y que pierdas confianza en el proceso.

Lo importante ahora es que recuperes un espacio terapéutico donde puedas expresarte sin sentirte obligada ni culpable por lo que piensas. Puedes hablarlo de nuevo de manera clara con tu terapeuta, y si sigues sintiendo incomodidad o un cambio de profesional.

Gracias por compartir tu experiencia, entiendo lo difícil que debe ser sentir que avanzabas y de pronto retrocedes, y además con dudas hacia la persona en quien confías.

Es importante recordar que en terapia tus sensaciones son valiosas y merecen un lugar. Sentirte incómoda, presionada o con menos confianza no significa que estés fallando: significa que algo en el proceso necesita revisarse. Lo que sientes no es una “culpa”, sino una señal de que quieres cuidarte.

En estos casos puede ser útil hablar con tu terapeuta de manera abierta sobre cómo te has sentido con la propuesta respecto a tu hija y el impacto que ha tenido en ti. Un buen vínculo terapéutico se construye precisamente en la capacidad de poder expresar también lo que no funciona.

Si, tras intentar aclararlo, sigues sintiéndote insegura, siempre tienes la opción de buscar otra mirada profesional. Lo importante es que la terapia sea un espacio donde te sientas acompañada y comprendida, no en duda constante.

Confía en tu intuición: cuidar de ti también es parte del proceso.

Un abrazo,

Elbire Arana
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807

Buenos días. Para nada te sientas culpable por sentirte así. Lo más adecuado es que cada miembro de la familia tenga su propio terapeuta, a no ser que sea una terapia familiar o que se le den directrices a los padres para ayudar con el problema que presenten los hijos. Te recomendaría que acudieras a otro psicólogo para ti y, en su caso, que tu hija siguiera con este terapeuta. Es lógico que te sientas con menos confianza, más insegura. Es fundamental que te sientas con plena libertad para elegir al terapeuta con el que compartir tus problemas, y debes estar tranquila y en plena confianza con él. De lo contrario, la terapia no funcionará o se verá perjudicada. Un saludo

Hola, quizá una alternativa es cambiar de terapeuta.

Es comprensible que te sientas frustrada y desconfiada: cuando se modifica el plan terapéutico sin que te sientas acompañada, puede romperse la alianza y aparecer recaídas. Te recomiendo pedir una sesión específica para hablar solo de cómo te ha afectado esa decisión, exigir explicaciones claras y un plan compartido, y —si no te convence la respuesta— solicitar una segunda opinión o cambiar de terapeuta. La relación terapéutica es esencial; si hay presión o pérdida de confianza, tienes todo el derecho a replantearlo.