Vivo con mi hija de 12 años y siempre discutimos,le he dado una oportunidad de pareja a un chico/ami
12
respuestas
Vivo con mi hija de 12 años y siempre discutimos,le he dado una oportunidad de pareja a un chico/amigo que mr engañó mucho y auqnque intente estar bien me vienr la desconfianza,el trabajo no encuentro mi camino y eso me tiene muy nerviosa siempre,mi madre todo el dia reproches que no voy a verla pero....no tengo ganas ni de verme a mi misma,estoy sin ilusión,sin ganas de la vida,estoy cansada de habérmelo hecho todo sola desde pequeña...tengo 43 años y a veces queiro desaparecer,siento que ya lo he hecho todo en la vida,no trngo propósitos....muchas gracias
Llevas mucho en tus espaldas. Necesitas drenar y ordenar un poco las cosas. Poner ciertos límites y trabajar tu sensación de culpa. Te recomiendo que acudas a algún profesional porque mantenerse en esta tensión por demasiado tiempo acaba por derrotarnos. Un abrazo grande. Lo haces muy bien
Lo que estás viviendo no es solo un momento difícil: es una acumulación de años sosteniendo el mundo con tus propios hombros, sin un espacio donde descansar de verdad. Discutir con tu hija, sentir que tu trabajo no tiene sentido, convivir con una pareja que te ha fallado, recibir reproches de tu madre cuando lo que más te falta es una palabra de alivio… todo eso no son hechos aislados, sino hilos que van tejiendo un nudo muy profundo dentro de ti. Un nudo de cansancio, de soledad, de no saber quién eres más allá de los roles que has asumido: madre, hija, mujer fuerte, luchadora. Esa sensación de no tener ilusión, de no encontrar propósitos, es muy comprensible cuando una ha tenido que construirse sola, sin apenas sentir que alguien la sostuvo de verdad. A veces no es que una quiera morirse, sino que no quiere seguir viviendo así, cargando con la culpa, con la duda, con la frustración, con la sensación de que ya no hay nada nuevo que esperar. Pero no es cierto que lo hayas hecho todo en la vida. Lo que sucede es que has hecho demasiado por los demás, por sobrevivir, por adaptarte, por cumplir… y quizás nunca has hecho lo suficiente por ti, no por egoísmo, sino porque nunca te enseñaron que tú también mereces ser cuidada.
Te han dolido muchas cosas. El engaño de ese hombre no solo fue una traición, sino el recordatorio de cuántas veces has querido confiar y te han defraudado. Y aun así intentas seguir. Pero la desconfianza aparece como una defensa, como una forma de no volver a romperte. Esa sensación de estar sin rumbo en el trabajo, de sentirte nerviosa todo el tiempo, habla de una identidad que pide a gritos reconstruirse, no desde lo que toca hacer, sino desde lo que verdaderamente deseas. Lo que dices sobre tu madre también duele: cuando uno está al límite, lo último que necesita es más exigencias. Y sin embargo, sientes que ni siquiera puedes explicarlo, porque no tienes fuerza ni para verte a ti misma. Eso no es pereza ni desamor, es una señal de agotamiento emocional muy serio. Una señal de que necesitas ser escuchada, vista, comprendida.
A veces, tocar fondo no es el fin, sino el comienzo de otra forma de vivir. Pero para eso hay que dejarse acompañar. No tienes que poder sola esta vez. Porque nadie debería tener que hacerlo todo sola. Y aunque hoy no tengas ilusión ni propósito, hay caminos que aún no conoces, maneras de sentirte viva que quizás todavía no has probado. La luz no siempre vuelve de golpe. A veces es una rendija mínima que se abre solo cuando alguien, aunque sea una sola persona, te dice que vale la pena seguir. Yo creo que vale la pena. Porque aún puedes recuperar una vida en la que no solo existas por inercia, sino que empieces a vivir por ti. Estoy aquí si quieres que te acompañe.
Te han dolido muchas cosas. El engaño de ese hombre no solo fue una traición, sino el recordatorio de cuántas veces has querido confiar y te han defraudado. Y aun así intentas seguir. Pero la desconfianza aparece como una defensa, como una forma de no volver a romperte. Esa sensación de estar sin rumbo en el trabajo, de sentirte nerviosa todo el tiempo, habla de una identidad que pide a gritos reconstruirse, no desde lo que toca hacer, sino desde lo que verdaderamente deseas. Lo que dices sobre tu madre también duele: cuando uno está al límite, lo último que necesita es más exigencias. Y sin embargo, sientes que ni siquiera puedes explicarlo, porque no tienes fuerza ni para verte a ti misma. Eso no es pereza ni desamor, es una señal de agotamiento emocional muy serio. Una señal de que necesitas ser escuchada, vista, comprendida.
A veces, tocar fondo no es el fin, sino el comienzo de otra forma de vivir. Pero para eso hay que dejarse acompañar. No tienes que poder sola esta vez. Porque nadie debería tener que hacerlo todo sola. Y aunque hoy no tengas ilusión ni propósito, hay caminos que aún no conoces, maneras de sentirte viva que quizás todavía no has probado. La luz no siempre vuelve de golpe. A veces es una rendija mínima que se abre solo cuando alguien, aunque sea una sola persona, te dice que vale la pena seguir. Yo creo que vale la pena. Porque aún puedes recuperar una vida en la que no solo existas por inercia, sino que empieces a vivir por ti. Estoy aquí si quieres que te acompañe.
Lamento profundamente que te sientas así. Lo que describes refleja un gran agotamiento emocional, fruto de haber cargado con mucho durante demasiado tiempo. Sentirse sin ilusión, con desconfianza, sobrepasada por los conflictos familiares y con la sensación de no encontrar tu lugar es una señal de que necesitas cuidado, no juicio.
Tu mensaje transmite una historia de esfuerzo constante y soledad emocional. Cuando una persona siente que lo ha hecho todo sola desde pequeña, es normal que llegue un momento en que el cuerpo y la mente digan “basta”. No es debilidad: es el resultado de años de sostener más de lo que tocaba.
La falta de propósitos y la idea de desaparecer suelen ser formas de expresar un dolor que no ha encontrado espacio para ser mirado con compasión. Y es posible empezar a construir ese espacio en terapia. Trabajar con alguien que te escuche sin juzgar, que te ayude a entender de dónde vienen tus emociones y cómo puedes reconstruir una vida con sentido, puede marcar la diferencia.
No estás sola. Pedir ayuda es el primer paso para dejar de sostener tanto tú sola. Te animo a que des ese paso.
Tu mensaje transmite una historia de esfuerzo constante y soledad emocional. Cuando una persona siente que lo ha hecho todo sola desde pequeña, es normal que llegue un momento en que el cuerpo y la mente digan “basta”. No es debilidad: es el resultado de años de sostener más de lo que tocaba.
La falta de propósitos y la idea de desaparecer suelen ser formas de expresar un dolor que no ha encontrado espacio para ser mirado con compasión. Y es posible empezar a construir ese espacio en terapia. Trabajar con alguien que te escuche sin juzgar, que te ayude a entender de dónde vienen tus emociones y cómo puedes reconstruir una vida con sentido, puede marcar la diferencia.
No estás sola. Pedir ayuda es el primer paso para dejar de sostener tanto tú sola. Te animo a que des ese paso.
Hola, por lo que nos comentas llevas mucho años metida en una rueda de autoexigencia que no te ayuda a salir de ese malestar que te acompaña. Es normal que si percibes la vida como un "machaque" constante, no tengas ganas de vivir. Un consejo rápido que te doy es frena, trata de simplificar tu vida, no te hagas responsable de la vida de los demás (sé que suena raro, pero probablemente estés encargándote tú de que la vida de los demás sea lo mejor posible).
Todo estoy hay que trabajarlo en consulta, porque probablemente necesites que te refuercen la autoestima, pero te dejo aquí una serie de preguntas para que te hagas a ti misma:
¿Qué estoy tratando de compensar buscando la aprobación de mi madre?
¿Estás tratando de conseguir su cariño a través de su aprobación?
¿Por qué aceptas una relación con un hombre que te hace daño? ¿Crees que eso te está ayudando?
¿Cuándo fue la última vez que te has mimado? y con esto no me refiero a ir a la peluquería o hacerte unos masajes, me refiero a ¿Cuándo ha sido la última vez que te has hablado bien, qué has hecho algo por ti y para ti o que has priorizado tus necesidades ante las de los demás?
Espero que estas preguntas te ayuden a encontrarte a ti misma, pero mi consejo es que trabajes con un profesional que te ayude a gestionar toda esa carga emocional. Te mando un abrazo y espero que con ayuda, te encuentres a ti misma.
Todo estoy hay que trabajarlo en consulta, porque probablemente necesites que te refuercen la autoestima, pero te dejo aquí una serie de preguntas para que te hagas a ti misma:
¿Qué estoy tratando de compensar buscando la aprobación de mi madre?
¿Estás tratando de conseguir su cariño a través de su aprobación?
¿Por qué aceptas una relación con un hombre que te hace daño? ¿Crees que eso te está ayudando?
¿Cuándo fue la última vez que te has mimado? y con esto no me refiero a ir a la peluquería o hacerte unos masajes, me refiero a ¿Cuándo ha sido la última vez que te has hablado bien, qué has hecho algo por ti y para ti o que has priorizado tus necesidades ante las de los demás?
Espero que estas preguntas te ayuden a encontrarte a ti misma, pero mi consejo es que trabajes con un profesional que te ayude a gestionar toda esa carga emocional. Te mando un abrazo y espero que con ayuda, te encuentres a ti misma.
Toda persona merece ser respetada, que la consideren y vivir tranquila. Mira de qué manera puedes iniciar este camino de valorarte y quererte a ti misma con pequeñas decisiones diarias. Las pequeñas decisiones a veces llevan a otras más grandes y hacen que nos sintamos mejor. Cuando nos sentimos mejor somos capaces de tomar decisiones hacia una mejor vida (relaciones, hábitos, ponemos más límites...). Un abrazo y ánimo.
Gracias por compartir algo tan profundo y difícil. No estás sola, aunque así lo sientas. Lo que estás viviendo no es poca cosa: estás cargando con muchas emociones, relaciones complicadas y un cansancio de fondo que viene de años. Lo que describes —falta de ilusión, ganas de desaparecer, sentir que ya lo diste todo— son señales serias de agotamiento emocional. Pero también son señales de que tu alma está pidiendo auxilio, descanso, sentido, y un nuevo comienzo, aunque ahora no puedas verlo con claridad.
Estás exhausta, no rota. Has hecho demasiado durante demasiado tiempo, sola. Criar, sobrevivir, intentar amar otra vez, cuidar relaciones, buscar trabajo, estar al tanto de todo… Es humano que estés cansada. Tu dolor no es señal de debilidad: es una señal de que has resistido más de lo que nadie debería tener que resistir sola.
No estás fallando como madre por discutir con tu hija. A los 12 años, ella también está en un momento difícil. Muchas veces, los hijos sienten lo que sus madres sienten, incluso sin palabras. A veces replican con rebeldía lo que no entienden o lo que les duele. No eres una mala madre por tener conflictos. Eres humana. El amor puede seguir estando en medio del caos. Si puedes hablar con alguien (psicólogo, terapeuta familiar), podría ayudarte muchísimo a reconstruir ese vínculo, pero también a dejar de juzgarte tanto.
Volver a confiar tras una traición no es simple ni obligatorio. Es completamente normal que sientas desconfianza. No estás obligada a estar con alguien por miedo a la soledad. El amor de pareja no tiene que doler. No mereces mendigar calma o respeto. A veces dar segundas oportunidades a quien nos hizo daño termina por hacernos daño a nosotras otra vez. No estás equivocada por tener dudas.
Sentir que no hay propósito es común cuando estás en modo supervivencia. Cuando vives sobreviviendo, no hay espacio mental ni emocional para soñar. Solo para resistir. Es imposible tener ilusión si estás ahogada. Pero eso no significa que no haya nuevos caminos, ni que todo esté dicho.
Esto no es una receta mágica, pero puede ser un primer paso realista:
Pedir ayuda profesional. Un psicólogo o psiquiatra puede ayudarte a salir de este pozo. No tienes que esperar a "estar peor". Ya es suficiente. Puedes pedirla en un centro de salud, por servicios sociales, incluso hay líneas de ayuda emocional gratuitas donde alguien te escucha.
Descansar del juicio. No necesitas ahora exigirte más. Solo respirar, soltar culpas, decir: “Estoy haciendo lo que puedo, no puedo con todo y eso está bien.”
Buscar una red que te contenga. Amistades, grupos de apoyo, incluso espacios online donde puedas compartir sin sentirte juzgada..
Pequeños propósitos. No pensar en "la vida", sino en hoy. Algo simple: caminar, escribir lo que sientes, poner una canción que te haga bien, mirar una serie que te distraiga. No subestimes el poder de los pequeños actos de autocuidado cuando estás rota.
Un abrazo
Estás exhausta, no rota. Has hecho demasiado durante demasiado tiempo, sola. Criar, sobrevivir, intentar amar otra vez, cuidar relaciones, buscar trabajo, estar al tanto de todo… Es humano que estés cansada. Tu dolor no es señal de debilidad: es una señal de que has resistido más de lo que nadie debería tener que resistir sola.
No estás fallando como madre por discutir con tu hija. A los 12 años, ella también está en un momento difícil. Muchas veces, los hijos sienten lo que sus madres sienten, incluso sin palabras. A veces replican con rebeldía lo que no entienden o lo que les duele. No eres una mala madre por tener conflictos. Eres humana. El amor puede seguir estando en medio del caos. Si puedes hablar con alguien (psicólogo, terapeuta familiar), podría ayudarte muchísimo a reconstruir ese vínculo, pero también a dejar de juzgarte tanto.
Volver a confiar tras una traición no es simple ni obligatorio. Es completamente normal que sientas desconfianza. No estás obligada a estar con alguien por miedo a la soledad. El amor de pareja no tiene que doler. No mereces mendigar calma o respeto. A veces dar segundas oportunidades a quien nos hizo daño termina por hacernos daño a nosotras otra vez. No estás equivocada por tener dudas.
Sentir que no hay propósito es común cuando estás en modo supervivencia. Cuando vives sobreviviendo, no hay espacio mental ni emocional para soñar. Solo para resistir. Es imposible tener ilusión si estás ahogada. Pero eso no significa que no haya nuevos caminos, ni que todo esté dicho.
Esto no es una receta mágica, pero puede ser un primer paso realista:
Pedir ayuda profesional. Un psicólogo o psiquiatra puede ayudarte a salir de este pozo. No tienes que esperar a "estar peor". Ya es suficiente. Puedes pedirla en un centro de salud, por servicios sociales, incluso hay líneas de ayuda emocional gratuitas donde alguien te escucha.
Descansar del juicio. No necesitas ahora exigirte más. Solo respirar, soltar culpas, decir: “Estoy haciendo lo que puedo, no puedo con todo y eso está bien.”
Buscar una red que te contenga. Amistades, grupos de apoyo, incluso espacios online donde puedas compartir sin sentirte juzgada..
Pequeños propósitos. No pensar en "la vida", sino en hoy. Algo simple: caminar, escribir lo que sientes, poner una canción que te haga bien, mirar una serie que te distraiga. No subestimes el poder de los pequeños actos de autocuidado cuando estás rota.
Un abrazo
Es normal que te sientas así por todo lo que comentas. Se puede ver como varios de los pilares más importantes en una persona (familiar, laboral, personal y amoroso), se encuentran bastante deteriorados en tu caso.
Por lo que cuentas, tienes actualmente bastante carga emocional derivada de haber soportado durante mucho tiempo, muchas cargas y peso, lo cual ha derivado en todo este deterioro que expresas.
La edad de tu hija es una edad complicada pero, estaría bien que te sentaras con ella para llegar a un entendimiento de si está bien o hay algo que la ocurra, y poder llegar a un acuerdo en la convivencia y comunicación entre vosotras.
Respecto a la pareja, si hay tanto deterioro en la relación debido al daño tan grande que te hicieron todas esas acciones por su parte, en estos casos lo mejor es dejar ir y tratar de seguir hacia delante. Esto es algo bastante complicado puesto que los sentimientos entran en juego y a veces impiden que podamos avanzar con facilidad. Si es algo que te cuesta, estaría bien acudir a un profesional para que te muestre pautas o herramientas para conseguir el objetivo que quieras.
En referencia al trabajo, es posible que hayas perdido la ilusión por ello, que te haya dejado de gustar o bien que no sea el momento por como te encuentras actualmente. Para ello, primero es necesario estar uno bien, entender y comprender que quiere y trabajar desde ahí para conseguir ese camino que tanto deseas.
No obstante, dada la situación en la que te encuentras actualmente, lo más recomendable sería acudir a un especialista que te ayude a enfrentar y procesar todos estos frentes que comentas, para así volver a encontrar esa ilusión y esperanza que ahora no encuentras.
Por lo que cuentas, tienes actualmente bastante carga emocional derivada de haber soportado durante mucho tiempo, muchas cargas y peso, lo cual ha derivado en todo este deterioro que expresas.
La edad de tu hija es una edad complicada pero, estaría bien que te sentaras con ella para llegar a un entendimiento de si está bien o hay algo que la ocurra, y poder llegar a un acuerdo en la convivencia y comunicación entre vosotras.
Respecto a la pareja, si hay tanto deterioro en la relación debido al daño tan grande que te hicieron todas esas acciones por su parte, en estos casos lo mejor es dejar ir y tratar de seguir hacia delante. Esto es algo bastante complicado puesto que los sentimientos entran en juego y a veces impiden que podamos avanzar con facilidad. Si es algo que te cuesta, estaría bien acudir a un profesional para que te muestre pautas o herramientas para conseguir el objetivo que quieras.
En referencia al trabajo, es posible que hayas perdido la ilusión por ello, que te haya dejado de gustar o bien que no sea el momento por como te encuentras actualmente. Para ello, primero es necesario estar uno bien, entender y comprender que quiere y trabajar desde ahí para conseguir ese camino que tanto deseas.
No obstante, dada la situación en la que te encuentras actualmente, lo más recomendable sería acudir a un especialista que te ayude a enfrentar y procesar todos estos frentes que comentas, para así volver a encontrar esa ilusión y esperanza que ahora no encuentras.
Considero que has tocado fondo y tienes que hacer algo para volver a la superficie. Para eso necesitas tener energía para salir adelante. En realidad, todo lo tenemos que hacer nosotros solos, con ayuda, pero solos. Para eso necesitas tener un apoyo que esté fuera de tu entorno porque este te falla. Busca dentro de ti e intenta descubrir que es aquello que querías hacer, que te gustaría hacer y no has podido. Esto puede ser un estimulante que te ayude.
Ánimos
Andrés Fernández
Ánimos
Andrés Fernández
Comprendo perfectamente por lo que estás pasando. Tu mensaje irradia un profundo cansancio, desilusión y una sensación de sobrecarga que es totalmente válida. A tus 43 años, has llegado a un punto donde parece que el peso de haberlo hecho todo sola te está pasando factura, y es normal sentirse así cuando las esferas más importantes de tu vida (familiar, sentimental, laboral y personal) están generando tanta tensión.
Cuando mencionas frases como "sin ilusión, sin ganas de la vida, estoy cansada, quiero desaparecer, siento que ya lo he hecho todo, no tengo propósitos", quiero que sepas que son una clara señal de un agotamiento emocional profundo, y es posible que estés experimentando síntomas de depresión.
Todo esto que describes no es una debilidad, sino una respuesta comprensible a una acumulación de desafíos/problemáticas que has ido acumulando.
Entiendo que la idea de "hacer algo" puede parecer abrumadora ahora mismo, pero te voy a dar algunos puntos por donde empezar, con la idea de que pasito a pasito te vayas encontrando mejor:
En primer lugar, prioriza tu bienestar urgentemente.Tu mensaje es un llamado de auxilio de tu propia mente y cuerpo. La prioridad número uno eres tú. Te recomiendo encarecidamente que busques la ayuda de un psicólogo o terapeuta. Un profesional te brindará las herramientas para gestionar tus emociones, entender el origen de este agotamiento y trazar un camino hacia la recuperación.
Por otro lado, ¿Hay alguna amiga, familiar o persona en la que confíes y con la que puedas desahogarte honestamente? A veces, el simple hecho de verbalizar lo que sientes con alguien que te escuche sin juzgar, puede aliviar la carga.
En segundo lugar, intenta sacar pequeños momentos al día dedicados para tí, una ducha tranquila, escuchar una canción que te guste, o sentarte a tomar un café en silencio. No tiene que ser mucho, pero que sea solo tuyo.
También sería aconsejable, buscar momentos al día para hacer deporte, no me refiero a ir al gimnasio si no te apetece, pero salir a caminar un poco, estirar el cuerpo. El movimiento ayuda a liberar tensiones y mejora el ánimo.
Por último, atendiendo a las relaciones más cercanas que te generan malestar, respecto a tu hija intenta buscar momentos de calma para hablar con ella. Quizás un momento para ver una película juntas, cocinar o simplemente charlar de cosas triviales. No todas las interacciones tienen que ser de conflicto. Reconoce que ambas están estresadas. Además, ten en cuenta que también está pasando por la adolescencia.
Respecto a tu pareja/amigo: La desconfianza no desaparecerá de la noche a la mañana. Si decides continuar con esta relación, el trabajo en la confianza debe ser mutuo y lento. Si sientes que la relación te quita más de lo que te da, es importante que evalúes si es el lugar donde quieres estar.
Y respecto a tu madre, no tienes que ir a verla si no te sientes capaz y te genera más malestar. Está bien poner límites. Puedes intentar una conversación honesta (si crees que es posible) explicando cómo te sientes, o simplemente espaciar las visitas hasta que te sientas más fuerte. Tu bienestar emocional es lo primero.
Espero que todo esto, te sirva de ayuda.
Te mando un abrazo.
Cuando mencionas frases como "sin ilusión, sin ganas de la vida, estoy cansada, quiero desaparecer, siento que ya lo he hecho todo, no tengo propósitos", quiero que sepas que son una clara señal de un agotamiento emocional profundo, y es posible que estés experimentando síntomas de depresión.
Todo esto que describes no es una debilidad, sino una respuesta comprensible a una acumulación de desafíos/problemáticas que has ido acumulando.
Entiendo que la idea de "hacer algo" puede parecer abrumadora ahora mismo, pero te voy a dar algunos puntos por donde empezar, con la idea de que pasito a pasito te vayas encontrando mejor:
En primer lugar, prioriza tu bienestar urgentemente.Tu mensaje es un llamado de auxilio de tu propia mente y cuerpo. La prioridad número uno eres tú. Te recomiendo encarecidamente que busques la ayuda de un psicólogo o terapeuta. Un profesional te brindará las herramientas para gestionar tus emociones, entender el origen de este agotamiento y trazar un camino hacia la recuperación.
Por otro lado, ¿Hay alguna amiga, familiar o persona en la que confíes y con la que puedas desahogarte honestamente? A veces, el simple hecho de verbalizar lo que sientes con alguien que te escuche sin juzgar, puede aliviar la carga.
En segundo lugar, intenta sacar pequeños momentos al día dedicados para tí, una ducha tranquila, escuchar una canción que te guste, o sentarte a tomar un café en silencio. No tiene que ser mucho, pero que sea solo tuyo.
También sería aconsejable, buscar momentos al día para hacer deporte, no me refiero a ir al gimnasio si no te apetece, pero salir a caminar un poco, estirar el cuerpo. El movimiento ayuda a liberar tensiones y mejora el ánimo.
Por último, atendiendo a las relaciones más cercanas que te generan malestar, respecto a tu hija intenta buscar momentos de calma para hablar con ella. Quizás un momento para ver una película juntas, cocinar o simplemente charlar de cosas triviales. No todas las interacciones tienen que ser de conflicto. Reconoce que ambas están estresadas. Además, ten en cuenta que también está pasando por la adolescencia.
Respecto a tu pareja/amigo: La desconfianza no desaparecerá de la noche a la mañana. Si decides continuar con esta relación, el trabajo en la confianza debe ser mutuo y lento. Si sientes que la relación te quita más de lo que te da, es importante que evalúes si es el lugar donde quieres estar.
Y respecto a tu madre, no tienes que ir a verla si no te sientes capaz y te genera más malestar. Está bien poner límites. Puedes intentar una conversación honesta (si crees que es posible) explicando cómo te sientes, o simplemente espaciar las visitas hasta que te sientas más fuerte. Tu bienestar emocional es lo primero.
Espero que todo esto, te sirva de ayuda.
Te mando un abrazo.
Hola, gracias por compartir todo lo que estás sintiendo. Has vivido y sostenido muchas cosas durante mucho tiempo, y es natural que hoy te sientas así: cansada, sin ilusión, sin rumbo claro. Es un agotamiento que no solo es físico, sino emocional, y se nota que has estado funcionando mucho tiempo en modo supervivencia.
Tu sensación de no tener ganas de nada, de discutir con tu hija, de desconfiar aunque quieras estar bien con tu pareja, o de no encontrar tu camino laboral, no son fallos tuyos: son señales de una herida profunda que se arrastra desde hace años. Cuando una persona se ha sentido sola desde pequeña, muchas veces crece creyendo que tiene que poder con todo, y eso pesa muchísimo con el paso del tiempo.
Además, la relación con tu madre parece seguir esa misma lógica: sentir que hagas lo que hagas, no es suficiente. Y claro, en medio de todo esto, es normal que no tengas espacio para ti, para descansar, para ilusionarte, o incluso para simplemente respirar tranquila.
¿Qué puede ayudarte ahora?
En situaciones como la tuya, la terapia EMDR puede ser muy efectiva. Esta terapia trabaja con las emociones no resueltas del pasado que siguen afectando tu presente. Ayuda a desbloquear lo que quedó congelado en momentos difíciles, permitiéndote sentir más calma, claridad y conexión contigo misma.
Por ejemplo, se podría trabajar en terapia:
• El dolor de haberte sentido sola desde niña.
• La sensación de carga y culpa constante.
• La angustia y el miedo que surgen cuando confías y te decepcionan.
• El desgaste de tener que cuidar y sostener a todos menos a ti.
• El vacío que aparece cuando parece que has hecho todo pero no encuentras sentido.
Esto no se resuelve de un día para otro, pero sí se puede transformar. Con acompañamiento adecuado, muchas personas logran volver a sentir que su vida tiene dirección, sentido, y que aún quedan cosas por vivir que sí merecen la pena.
¿Tiene sentido empezar ahora, a los 43?
Sí. Y es un muy buen momento. A esta edad muchas personas hacen un alto, no porque todo vaya mal, sino porque algo dentro pide parar, revisar, y sanar. Lo que sientes —esa tristeza, esa sensación de que ya no puedes más— no es el final, puede ser el principio de un cambio real.
Si decides empezar, intenta buscar una terapeuta especializada en EMDR o en trauma relacional. Y si te interesa una terapia online, puedes hacerlo de forma muy sencilla a través de plataformas como Doctoralia.
Tu historia importa. Tú importas. Aún puedes encontrar nuevos caminos, pero esta vez acompañada, no sola. Gracias por atreverte a escribir. Aquí empieza algo diferente.
Tu sensación de no tener ganas de nada, de discutir con tu hija, de desconfiar aunque quieras estar bien con tu pareja, o de no encontrar tu camino laboral, no son fallos tuyos: son señales de una herida profunda que se arrastra desde hace años. Cuando una persona se ha sentido sola desde pequeña, muchas veces crece creyendo que tiene que poder con todo, y eso pesa muchísimo con el paso del tiempo.
Además, la relación con tu madre parece seguir esa misma lógica: sentir que hagas lo que hagas, no es suficiente. Y claro, en medio de todo esto, es normal que no tengas espacio para ti, para descansar, para ilusionarte, o incluso para simplemente respirar tranquila.
¿Qué puede ayudarte ahora?
En situaciones como la tuya, la terapia EMDR puede ser muy efectiva. Esta terapia trabaja con las emociones no resueltas del pasado que siguen afectando tu presente. Ayuda a desbloquear lo que quedó congelado en momentos difíciles, permitiéndote sentir más calma, claridad y conexión contigo misma.
Por ejemplo, se podría trabajar en terapia:
• El dolor de haberte sentido sola desde niña.
• La sensación de carga y culpa constante.
• La angustia y el miedo que surgen cuando confías y te decepcionan.
• El desgaste de tener que cuidar y sostener a todos menos a ti.
• El vacío que aparece cuando parece que has hecho todo pero no encuentras sentido.
Esto no se resuelve de un día para otro, pero sí se puede transformar. Con acompañamiento adecuado, muchas personas logran volver a sentir que su vida tiene dirección, sentido, y que aún quedan cosas por vivir que sí merecen la pena.
¿Tiene sentido empezar ahora, a los 43?
Sí. Y es un muy buen momento. A esta edad muchas personas hacen un alto, no porque todo vaya mal, sino porque algo dentro pide parar, revisar, y sanar. Lo que sientes —esa tristeza, esa sensación de que ya no puedes más— no es el final, puede ser el principio de un cambio real.
Si decides empezar, intenta buscar una terapeuta especializada en EMDR o en trauma relacional. Y si te interesa una terapia online, puedes hacerlo de forma muy sencilla a través de plataformas como Doctoralia.
Tu historia importa. Tú importas. Aún puedes encontrar nuevos caminos, pero esta vez acompañada, no sola. Gracias por atreverte a escribir. Aquí empieza algo diferente.
Hola: Por lo que cuentas estás atravesando una situación muy difícil con varios frentes abiertos. En estas situaciones es normal sentirse abromada y sobrepasada por la situación. Cuando vemos que todo nos abruma nos da la sensación de que no podemos hacer nada. El ver la situación desde otra perspectiva he intentar ir realizando cambios poco a poco es una posible salida para ir encontrándonos un poco mejor.
Espero haberte ayuda y gracias por abrirte y contar tu situación.
Espero haberte ayuda y gracias por abrirte y contar tu situación.
Hola, gracias por abrirte con tanta honestidad. Lo que estás atravesando no es poca cosa, y es importante que no lo enfrentes sola. Por lo que cuentas, llevas mucho tiempo siendo fuerte, resolviendo, sosteniéndolo todo, y eso agota. Es completamente comprensible que estés cansada, sin ilusión y con la sensación de haber llegado a un punto donde no ves salida.
Cuando alguien ha tenido que cuidarse sola desde pequeña, se instala una soledad muy profunda, aunque estés rodeada de gente. Y aunque te hayas mantenido en pie, eso no significa que no duela o que no necesites que alguien pueda sostenerte.
Estás intentando cuidar de tu hija, tu pareja, del trabajo, de tu madre… pero me pregunto: ¿quién cuida de ti? Porque tú también mereces cuidado, comprensión y un espacio seguro donde simplemente estar.
Empieza con cosas pequeñas. A veces no hace falta tenerlo todo claro. Solo dar un paso. Aquí te dejo tres cosas que podrían ayudarte poco a poco:
Escribe lo que sientes: sin filtro, sin juicio. Aunque sea en el bloc de notas del móvil o en una hoja rota. Vaciar lo que te pesa es una forma de empezar a ordenarlo.
Busca una micro-rutina diaria solo para ti: 5 minutos por la mañana para respirar profundo, ponerte una música que te conecte, caminar una manzana sola o tomar algo caliente con calma. No es egoísmo, es empezar a reconectar.
Haz una lista pequeña de lo que te gustaría dejar de hacer por obligación: y pregúntate si algo de eso puede esperar o si puedes poner un pequeño límite. Cuidarte también es decir “hoy no puedo”.
Este malestar no te define. Es una etapa dura, pero no es el final de tu historia. Aunque ahora sientas que no hay rumbo, hay caminos que aún no conoces. Y muchas veces, el primer paso es pedir ayuda. Aquí ya lo estás haciendo. Eso es muy valiente.
Te animo de corazón a buscar acompañamiento terapéutico. No para “arreglarte”, porque no estás rota, sino para escucharte, cuidarte, y empezar a sanar. Porque incluso en medio del cansancio más profundo, sigue habiendo dentro de ti una parte que quiere vivir distinto.
Un abrazo
Cuando alguien ha tenido que cuidarse sola desde pequeña, se instala una soledad muy profunda, aunque estés rodeada de gente. Y aunque te hayas mantenido en pie, eso no significa que no duela o que no necesites que alguien pueda sostenerte.
Estás intentando cuidar de tu hija, tu pareja, del trabajo, de tu madre… pero me pregunto: ¿quién cuida de ti? Porque tú también mereces cuidado, comprensión y un espacio seguro donde simplemente estar.
Empieza con cosas pequeñas. A veces no hace falta tenerlo todo claro. Solo dar un paso. Aquí te dejo tres cosas que podrían ayudarte poco a poco:
Escribe lo que sientes: sin filtro, sin juicio. Aunque sea en el bloc de notas del móvil o en una hoja rota. Vaciar lo que te pesa es una forma de empezar a ordenarlo.
Busca una micro-rutina diaria solo para ti: 5 minutos por la mañana para respirar profundo, ponerte una música que te conecte, caminar una manzana sola o tomar algo caliente con calma. No es egoísmo, es empezar a reconectar.
Haz una lista pequeña de lo que te gustaría dejar de hacer por obligación: y pregúntate si algo de eso puede esperar o si puedes poner un pequeño límite. Cuidarte también es decir “hoy no puedo”.
Este malestar no te define. Es una etapa dura, pero no es el final de tu historia. Aunque ahora sientas que no hay rumbo, hay caminos que aún no conoces. Y muchas veces, el primer paso es pedir ayuda. Aquí ya lo estás haciendo. Eso es muy valiente.
Te animo de corazón a buscar acompañamiento terapéutico. No para “arreglarte”, porque no estás rota, sino para escucharte, cuidarte, y empezar a sanar. Porque incluso en medio del cansancio más profundo, sigue habiendo dentro de ti una parte que quiere vivir distinto.
Un abrazo
¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!
¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:
Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.