Prof. Javier Sánchez Caro

Mi vocación por la psicología siempre estuvo conmigo. Era un niño muy curioso, atento a lo que sentían los demás, a sus reacciones y relaciones con los demás, a las diferentes formas de vivir. Al principio me sentía desorientado, quería el saber de los libros, busqué experiencias viviendo en otros países, leía a los mejores y a los no tan buenos mientras las incógnitas crecían tras cada respuesta. Y finalmente llegó la carrera de psicología con su estructura y su orden, con nuevas respuestas y mayores enigmas en un camino de aprendizaje sin fin.
Sin embargo, seguía sin saciarse esa curiosidad de mi infancia, se hacía cada día más fuerte de modo que empecé a formarme en diferentes corrientes de psicoterapia, cada una con sus propias genialidades y dificultades. Conocí a grandes profesionales, a maestros y a sabios, a terapeutas llenos de talento, a compañeros que compartían mi pasión. En toda esa aventura poco a poco, también me fuí descubriendo a mí.
Sin darme cuenta había crecido mi confianza, había sido valiente y trabajado, formándome académica, intelectualmente, había crecido en conocimiento y en sabiduría emocional, exponiéndome, formándome también de forma vivencial y con prácticas individuales supervisadas. Mi compromiso era extraordinario, sabía que podía ser útil, lo siguiente era un paso natural.
Empecé a trabajar hace varios años, atendiendo a mis clientes, entregado a mi propósito de ahorrar a las personas tiempo, esfuerzo y dolor, de ser alguien eficaz, cercano y honesto.
La verdad es que estoy muy satisfecho con los resultados que entre todos hemos ido consiguiendo. He encontrado satisfacción en mi trabajo, en mi propia evolución personal y profesional. Creando un buen equipo de trabajo conseguimos en no pocas ocasiones llevar esa satisfacción a la vida de otras personas, a veces frente a problemas muy importantes. Lleva trabajo y seriedad, no es algo mágico, pero es posible obtener de la vida mucho más de lo que a veces nos atrevemos a imaginar.
Mi aprendizaje seguirá por siempre, es mi deseo que el tuyo también.