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Preguntas sobre Ataques de pánico
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Los expertos hablan sobre Ataques de pánico
El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad en el que la persona afectada sufre repetidos ataques súbitos de terror en ausencia de estímulos externos que puedan desencadenarlos. Los episodios frecuentes de terror acompañados de un fuerte estado de ansiedad se denominan ataques de pánico o, en algunos casos, ataques de ansiedad o crisis de ansiedad.
Según el NIMH, el trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por episodios inesperados y repetidos de intenso miedo acompañados por síntomas físicos que pueden incluir dolor en el pecho, palpitaciones aceleradas del corazón, falta de aire, mareos, angustia o molestia abdominal.
Un ataque de pánico és una de las experiencias más desagradables y devastadoras. El tratamiento básico consiste en explicar cómo y porqué se produce, enseñar al paciente que hacer ante una crisis (relajación, reglas del pánico....) y analizar conjuntamente qué desencadena éstos ataques.
El tratamiento para las crisis de ansiedad o ataque de pánico es preferentemente de tipo cognitivo conductual dada su probada eficacia científica y se trabaja con otros enfoques terapéuticos dependiendo de las necesidades del paciente, ya que aunque existen protocolos de tratamiento para las crisis de ansiedad existen factores psicológicos que hay que abordar en cada caso particular por tener especial relevancia en el mantenimiento de las crisis.
Las personas que padecen ataques de pánico (o crisis de ansiedad) presentan episodios repentinos y repetidos de miedo intenso que suelen durar varios minutos, aunque en ocasiones pueden durar más tiempo. Estas crisis se caracterizan por la presencia de síntomas físicos como opresión en el pecho, taquicardia, dificultad para respirar, temblor y pensamientos del tipo "voy a perder el control", "me va a dar un infarto", "me voy a volver loco" o "de esta no salgo". Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento, sin un claro desencadenante; además, quien ha presentado ataques de este tipo llega a mostrarse angustiado por la posibilidad de que aparezca un nuevo ataque sin previo aviso.
Los ataques de pánico se definen como la experiencia de aparición brusca de una intensa miedo acompaña de síntomas fisiológicos.
El tratamiento que nosotros ofrecemos se centra en el Método Lluveras, basado en potenciar los recursos internos que disponemos en nuestro interior para poder hacer frente a la situación en que nos encontramos en estos momentos. Así pues, se trabaja conjuntamente con la terapia cognitiva conductual y la hipnosis clínica para ayudar a nuestra mente inconsciente, con EMDR para procesar los traumas que hayan podido aparecer por culpa de las situaciones temidas y con los bloqueos energéticos. El programa se adapta a cada caso.
Lo que caracteriza especialmente al ataque de pánico, como derivada de la ansiedad, es anticipar posibles consecuencias catastróficas ante un hecho que aún no se ha producido. Al inicio de la terapia los marcadores de ansiedad, tanto de estado como de rasgo personal son elevados, y tras unas primeras sesiones de terapia dichos marcadores comienzan a remitir progresivamente. Es importante la escucha y comprensión del mundo del paciente para empatizar completamente y sentir como si se fuese la otra persona.
El ataque de pánico es una reacción de ansiedad muy intensa, acompañada de la sensación de incapacidad para controlar esta reacción, e incluso la convicción de que uno puede llegar a morir en ese momento. A menudo se vive como un infarto. Esta crisis de ansiedad no dura más de 10 minutos y no ha producido ninguna muerte a nivel mundial. Puede producirse en diferentes situaciones (conduciendo, en la calle, etc.), las cuales tenderán a evitarse posteriormente. El tratamiento debe ser el mismo que se aplica para la ansiedad.
Primero bajar el "ruido" de la ansiedad, sus síntomas físicos y después escucharla, entenderla e iniciar los cambios posibles hacia donde "ella" nos indica.
Los ataques de pánico o trastorno de pánico, es un trastorno de ansiedad. Se trata de un miedo intenso e irracional o terror que aparece repentinamente sin que haya un peligro real. Puede aparecer en cualquier momento y lugar, incluso estando relajados. Algunos síntomas son; taquicardia, sudores, dolor en el pecho o estómago, mareos, hormigueos o entumecimiento. Una vez que se ha experimentado, el individuo suele tener miedo a otros ataques, generándose ansiedad anticipatoria que le puede llevar a que se confirmen sus temores. En ocasiones dicha ansiedad limita a acudir a determinados sitios o salir de casa, por miedo a sufrir un nuevo ataque. Es importante su control con psicoterapia.
Los ataques de pánico forman parte de los trastornos de ansiedad. Un alto nivel de estrés lo origina. No todas las personas desarrollan ataques de pánico, ello depende de su personalidad (otras personas acusan el estrés o la ansiedad a través de depresiones, fobias (agorafobia, claustrofobia, fobia social, etc) o extremando su natural obsesividad. Lo novedoso son las técnicas que aplico, que dependiendo de la personalidad del paciente resuelve sus ataques en el primer mes de tratamiento, y en un período que va de dos meses a cuatro aprende a detectar primero y controlar después su ansiedad.
Los ataques de pánico, como todos los trastornos generados por un estado de ansiedad extrema y cronificada, responden muy favorablemente a la disciplina llamada Mindfulness, o en español, Conciencia Plena o Atención Plena. Es una disciplina que se puede enseñar a pacientes de todas las edades y condiciones socio-culturales. Los inicios de Mindfulness se aplicaron hace más de 30 años a pacientes crónicos que sufrían de un estado ansioso-depresivos. Mindfulness no solo reduce el estrés y ansiedad de manera significativa, también sirve como método de autoconocimiento, mejora la concentración y la salud física, se aprende a gestionar las emociones que logra un equilibrio mente-cuerpo.
Los ataques de pánico son crisis bruscas y repentinas de ansiedad intensa. Pueden incluir temblor, rigidez, palpitaciones, dificultad para respirar y en los casos extremos de sensación de descontrol y desrealización. Pueden tener desencadenantes concretos o presentarse espontáneamente. Se trata de un trastorno que puede resultar muy limitante para la vida diaria pero que con el tratamiento adecuado (farmacológico o terapéutico según el caso) se resuelve sin secuelas.
Existen diferentes trastornos de ansiedad. Quizás el más destacable es el trastorno de pánico que se caracteriza por la presencia intensa y repetida de un miedo muy intenso que suele acompañarse de múltiples y diversos síntomas.
Los objetivos de la primera consulta serán:
1.Un diagnóstico preciso que delimite los síntomas y situaciones que más le asustan.
2.Que usted entienda como funciona su organismo cuando tiene una crisis de pánico
3.Elaborar un plan de tratamiento.
Nuestro objetivo es eliminar totalmente las crisis de pánico. Nuestro tratamiento se fundamenta básicamente en la Terapia cognitivo conductual, que tiene una gran solidez científica.
Los ataques de pánico son un malestar frecuente en mi consulta, con síntomas como: taquicardia, sensaciones de ahogo, dolor en el pecho, sensación de pérdida de control, hormigueo y miedo a morir.
Existe un trasfondo inconsciente relacionado con situaciones infantiles y fantasías que una vez que se hacen conscientes pueden reducir y eliminar los ataques.
Una paciente que disfrutaba de sus vacaciones en la playa sufre su primer ataque de pánico, trabajando en terapia encuentra que inconscientemente tiene miedo a que su padre, (que tiene problemas cardiacos desde que ella era una bebé) muera mientras ella esta de viaje.
¿Crees que te está dando un infarto por sentir un dolor fuerte en el pecho?, ¿Crees que te estás volviendo loco, por tener una sensación rara de irrealidad? ¿O acaso sientes que te falta el aire, que no puedes respirar? estos son algunos de los síntomas del ATAQUE DE PÁNICO. Este trastorno posee una sintomatología muy intensa y molesta que asusta e incapacita mucho a quien la sufre, pero aunque cueste entender esto: SÓLO ES UN CUADRO DE ANSIEDAD Y TIENE TRATAMIENTO. Si padecéis un ataque de pánico, pedid ayuda pronto para que este miedo no se relacione con diferentes situaciones y se generalice, generando así mayor incapacidad.
Esta patología es mucho más frecuente de lo que quien la padece (realmente es causa de gran sufrimiento y limita mucho la vida cotidiana) suele creer, lo que sucede es que instintivamente se oculta, tanto que incluso las personas de mayor confianza ignoran que su familiar, amigo... padece crisis de pánico. Esto es porque el paciente suele considerarlo erróneamente como un “fallo” o debilidad personal que causa vergüenza; así el enfermo vive atrapado entre el miedo a sufrir un ataque y el esfuerzo titánico de disimular ante los demás. Siempre piensan que no hay salida ni solución, nada más falso: un tratamiento adecuado permite volver a llevar una vida normal, relajada y sin miedo.
Los ataques de pánico son episodios en los que sentimos un nivel de ansiedad muy elevado durante un tiempo de unos 15-20 minutos.
Son episodios que normalmente nos producen mucho miedo, sentimos incluso que podemos morir, por lo que vamos a estar muy pendientes en cuanto sintamos algún inicio de síntoma en nuestro cuerpo.
Probablemente vamos a estar en una situación de alerta, observando todo el tiempo nuestro cuerpo y nuestras sensaciones, asustándonos y favoreciendo, sin quererlo, que aumenten.
El tratamiento que realizaríamos estaría enfocado en reducir el miedo a los síntomas, aumentar la sensación de autocontrol para manejar nuestras emociones y permitirnos sentir nuestro cuerpo.
Los ataques de pánico son la visita más frecuente que tengo en consulta. Las personas normalmente que acuden a consulta ya han pasado anteriormente por las urgencias del hospital pensando que en el momento sufría un ataque al corazón e iban a morir; un ataque de pánico es especialmente desagradable por todos los síntomas que aparecen en el momento, pero lejos de matarnos nos da una información muy valiosa en consulta y es que el vaso de la persona está demasiado lleno emocionalmente y hay que empezar a vaciarlo.
En consulta trabajamos entendiendo de donde proviene el AP, dándoles un sentido, aprendemos a regularnos y al final conseguimos que puedan desaparecer de la vida de las personas.
La APA describe los ataque de pánico como un repentino miedo abrumador que surge de un estado de alerta.
Los ataque de pánico se consideran la antesala del trastorno de pánico.
Cualquier persona puede llegar a experimentar ocasionalmente un ataque de pánico sin que esto suponga la presencia de trastorno.
La principal característica para su evaluación clínica es la persistencia de miedo intenso o la anticipación de futuros ataques. Sus efectos estarán presentes a corto, medio y largo plazo, afectando a la autoestima, a las relaciones sociales, laborales. etc. Impidiendo el desarrollo funcional de la tareas cotidianas.
El abordaje más eficaz es el psicológico, a través de la terapia C.C.
Se caracterizan por sentir un miedo intenso o terror, acompañado de sensaciones y pensamientos extremos como por ejemplo pensar que estás teniendo un ataque al corazón, o que estás a punto de ahogarse, desfallecer, vomitar, volverse loco, hacer el ridículo o incluso de perder el control. Este pánico puede aparecer de manera súbita y sin previo aviso y aunque suelen durar poco (entre 5 y 10 minutos) se experimentan con mucha intensidad. Viene acompañada de numerosos síntomas físicos como palpitaciones, inestabilidad y mareo, sudoración, sensación de falta de aire y sensación de desconexión con la situación.
Un ataque de pánico es una de las situaciones más limitantes que puede experimentar y sufrir una persona pues el grado de incomprensión e impotencia ante los síntomas físicos y psíquicos que presenta suele ser muy elevado. Los ataques de pánico continuados representan un desgaste anímico y emocional muy importante y deben ser tratados con toda la prontitud que sea posible. Aunque es necesario ayudar a la persona a manejar/reducir los ataques, resulta igual o más importante comprender por qué se producen y de dónde viene toda esa angustia que, a modo de volcán en erupción, suelta su lava descontroladamente y arrasa con todo a su paso. La terapia es fundamental para poner fin a las crisis.
Los ataques de pánico o de angustia pertenecen a los llamados trastornos de ansiedad. Pueden aparecer solos o combinados con agorafobia( miedo a lugares o a situaciones donde resulta difícil escapar).
Los síntomas principales suelen ser sudoración, palpitaciones, opresión en el pecho, malestar gástrico, mareos, perdida de conciencia de la realidad, etc.
Los estudios revelan que un 10% de la población ha sufrido alguna vez una crisis de pánico, sin llegar a producirse un trastorno de pánico en su vida, y alrededor del 2% de la población padece trastorno de pánico, siendo mayor el porcentaje de mujeres que hombres.
A nivel de tratamientos resultan eficaces la terapia cognitivo-conductual.
¿Qué es una “crisis de angustia" o "ataque de pánico”? Aparece de forma aislada y temporal un miedo intenso que se manifiesta con algunos de estos síntomas: palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácico, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, sensación de irrealidad, miedo a perder el control/volverse loco, miedo a morir, sensación de entumecimiento u hormigueo, escalofríos o sofocaciones.
En una primera fase se realiza una exploración para identificar y reconocer la manera en la que la ansiedad se manifiesta. Tras explicar a la persona el planteamiento del problema se seleccionan las estrategias y técnicas psicológicas más adecuadas para cada persona. Este paso es muy importante para aclarar mitos, dudas,... sobre el funcionamiento de la ansiedad como emoción. Así, en casos de una manifestación de síntomas físicos muy intensos se recurre a técnicas como entrenamiento en respiración, relajación, mindfulness, técnicas corporales; en síntomas cognitivos (frecuentes pensamientos desagradables) se recurre a la terapia cognitiva; en síntomas conductuales a técnicas conductuales.
Los ataques de pánico son fruto de una reacción en cadena que mezcla sensaciones físicas intensas y desagradables, interpretaciones catastrofistas de estas sensaciones y más sensaciones más intensas y más desagradables hasta dar lugar a un ataque de pánico, también llamados ataques de ansiedad. Esto puede suceder tanto despiertos como mientras dormimos y es posible que lo tengamos asociado a ciertos lugares o que aparezca en cualquier momento.
El mejor abordaje combina trabajar con la forma en que interpretamos las sensaciones físicas para rebajar el nivel de amenaza, con un trabajo de exposición a las propias sensaciones temidas. Para aprender a soportarlas y evitar que resulten molestas.
Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo o malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos.
Desde la consulta situada en el centro de Barcelona trabajamos para disminuir o paralizar los mismos. Una de las causas más importantes de los ataques de pánico es el mismo miedo a tener otro ataque. Se crea consciencia de que éstos no son peligrosos en sí, sino que son una consecuencia de lo que sucede en el momento.
Se ayudará a evitar las conductas de seguridad que prolongan la ansiedad. La psicoterapia dirigida a los ataques de pánico va acompañada de sentimientos de tristeza o falta de autoestima. Se debe enfocarse integralmente para que no se repitan en un futuro.
Un ataque de pánico es un "sistema de alarma" que se activa ante un peligro( real o imaginado). Es una reacción de miedo intenso, con dificultad para respirar, dolor pecho, taquicardia, temblor, sensación de perder el control, etc. que produce que la persona evite esa situación en el futuro. De este modo la persona entra en un círculo vicioso evitando situaciones y con pensamientos alentadores sobre enfermedades. Por tanto el pánico termina siendo un miedo al miedo. El tratamiento psicológico en ataques de pánico se centra en dotar a la persona de herramientas para hacerle frente, combatir esas ideas irracionales y fomentar todos sus recursos.
Se debe tener en cuenta que los ataques de pánico afectan mucho la vida de las personas que las padecen y que aunque se pueden mejorar, no suelen desaparecer a menos que se reciba un tratamiento adecuado.
En mi caso utilizo la terapia cognitivo-conductual en el manejo de la crisis de ansiedad. También incluyo medidas conductuales, consejos de actuación por escrito, entrenamiento en el manejo de los síntomas (enseñanza de técnicas de relajación y aprendizaje de ejercicios de respiración para manejar la hiperventilación), y técnicas de exposición. Además informo a la familia sobre este tipo de actuaciones ante la aparición de nuevas crisis. Complemento el tratamiento con terapia mindfulness.
Aparición brusca de intenso miedo acompañado de síntomas fisiológicos. Es de breve duración, entre minutos y varias horas, siendo su pico máximo generalmente a los 10 minutos. Cuando finaliza, la persona se siente cansada físicamente y con dificultades para concentrarse. Son comunes en la población general, pero pueden convertirse en un trastorno cuando se repiten y cronifican, alterando el día a día de las personas.
Los ataques de pánico generan algunas de las emociones más desagradables de experimentar para una persona. El pánico provoca sensaciones de muerte, temor a perder el control y miedo a volverse loco. Muchas veces estos temores van acompañados de sentimientos de desesperanza e impotencia. Las personas que experimentan su primer ataque de pánico sienten que están a punto de morir, en muchos casos. Las personas con trastorno de pánico pueden aprender, a través de la terapia, cómo mejorar, paso a paso, hasta que ya no ocurran los ataques de pánico.
El objetivo es superar el círculo vicioso que incluye pánico, ansiedad, evitar situaciones, miedo y, en ocasiones, depresión.
Es lo más frecuente que he tratado a lo largo de mi trayectoria profesional. Es de los trastornos que más sufrimiento genera y que más fácil solución tiene, al menos en mi experiencia. El huir de los ámbitos donde se percibe empeoramiento de la sintomatología, el evitar afrontar los síntomas y el posponer buscar ayuda, empeorará todo el cuadro y por tanto el sufrimiento.
Una sesión de evaluación y tres de tratamiento bastarán para mejorar de forma muy significativa tanto los síntomas físicos como mentales de este trastorno.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad y el pánico es una sensación corporal (es decir, una sensación fisiológica) que se acompaña generalmente de:
- Palpitaciones.
- Temblores.
- Sudoración.
- Sensación de falta de aire o de ahogo.
- Sensación de atragantamiento.
- Presión en el pecho.
- Molestias en el abdomen o náuseas.
- Sensación de mareo, desmayo o inestabilidad.
- Sensación de estar separado de uno mismo o sensación de irrealidad.
- Sensación de hormigueo.
- Escalofríos o sofocos.
- Miedo a morir.
- Miedo a volverse loco.
Para hablar de ansiedad podemos usar crisis de angustia, crisis de ansiedad o Panic Attack. Dependiendo de cada caso, podremos sentir unas sensaciones u otras.
Como enfermera y psicóloga, puedo afirmar que los ataques de pánico se viven con mucho malestar. En terapia conseguimos normalizar esos síntomas y aprender recursos para poder gestionarlos con autonomía y sin la importante limitación que causan. Desde la cognición te entrenamos para poder parar los pensamientos desde que aparecen, desde la emoción te mostramos cómo gestionar los síntomas fisiológicos para frenar el sistema nervioso simpático y desde la conducta de aproximamos a los experimentos conductuales para que vayas ganando confianza en tu ejecución.
El ataque de pánico es una reacción de ansiedad muy intensa, acompañada de la sensación de falta de capacidad para controlar esta reacción, e incluso la convicción de que uno puede llegar a morir en ese momento. La sensación es muy desgradable y muy limitante para la vida, se tiende a dejar de hacer ciertas actividades por temor a sufrir otro nuevo ataque. Está muy relacionado con el momento de vida en el que se encuentra la persona, y con la capacidad de gestión de las emociones. Tienden a sufrirlo más , personas muy exigentes consigo mismas, también aquellos que necesitan tener todo controlado.
Cuanto mas quieras tener el control más fácil es sufrir un ataque de ansiedad.
Los ataques de pánico son unas situaciones muy incómodas para quién las padece. Responden a un estado de ansiedad muy alterado, donde se dan una serie de síntomas relacionados con una gran activación de la persona. Se puede observar en la persona que lo sufre una elevación en la frecuencia cardíaca, un aumento de pensamientos negativos, malestar general, dificultad para hablar, etc.
Los ataques de ansiedad nos alertan de que hay presente un peligro. Para poder superar este tipo de situaciones, la persona ha de exponerse a estas permaneciendo en la situación hasta que los síntomas remitan.
Como seres humanos tenemos todas las herramientas para combatir el pánico y cualquier otra emoción que podría potencialmente descontrolarnos.
Pero necesitas aprender las herramientas con las que recuperar ese control ante cualquier situación por desagradable que sea.
El cuerpo humano es sabio y solo aprendiendo a ponerlo a funcionar a tu favor, podrás enfrentarte a la circunstancia más desfavorable que te puedas imaginar.
Los ataques de pánico suponen la vivencia de una situación de urgencia en que el sujeto puede llegar a sentir que su bienestar, o incluso su propia vida, se encuentran comprometidos. Su efecto es tan potente que, en ocasiones, basta un único episodio para que este tipo de evento irrumpa en la vida de la persona generando en quienes los sufren un marcado malestar e interferencia en su día a día.
Mi objetivo es favorecer el control sobre este tipo de eventos, de manera que se recuperen los niveles de bienestar, a través del uso de diversas estrategias de desactivación, manejo de la ansiedad y otras técnicas de afrontamiento.
Los ataques de pánico o crisis de ansiedad (también ataques de ansiedad o crisis de pánico) son períodos en los que se padece angustia , ansiedad y sensación de falta de aire, acompañado de síntomas físicos como: sudoración, palpitación, taquicardia, etc. Sienten un intenso miedo o temor o malestar intensos, con una duración variable y pueden aparecer en cualquier momento.
Habitualmente sensación de riesgo o catástrofe inminente y de un impulso a escapar .
Tratamiento: Cognitivo- conductual a través de distintas técnicas y estrategias, dependiendo el caso. Se puede superar este tipo de problema.
Son impredecibles, súbitas, temporales y aisladas crisis de ansiedad que cursan con intenso miedo y malestar. Es tal el terror que en adelante la persona suele anticipar la probable aparición de un nuevo episodio, sintiendo incapacidad para estar tanto solo como expuesto públicamente: todo implica un riesgo. La terrible sensación de indefensión es altamente incapacitante, con la constante sensación de estar en peligro y sin posibilidades de ayuda. Sin embargo, hay salida.
El trastorno de angustia (ataque de pánico) se caracteriza por la presencia de crisis de angustia inesperadas recurrentes.
Al menos una de ellas va seguida durante un mínimo de un mes de inquietud o preocupación persistente por la aparición de nuevas crisis o sus consecuencias, y/o por un cambio significativo y desadaptativo en el comportamiento que se relacione con las crisis de angustia.
Para abordar la ansiedad es necesario seguir los siguientes pasos:
1. Identificar la causa que genera la ansiedad
2. Adquirir herramientas para la gestión emocional y
3. Enfrentarse al verdadero problema.
El temor a perder el control sobre el propio pensamiento, conducta o impulsos, es frecuente en los trastornos de ansiedad. En cierto modo, este sentimiento, o pre-sentimiento, es consubstancial a la experiencia de ansiedad elevada. La ansiedad guarda relación con la percepción del sujeto de verse desbordado, respecto de su capacidad y recursos, por las demandas y exigencias del medio (externo o interno), es natural que dicha experiencia se equipare a pérdida de control sobre uno mismo o sobre el medio: cuando tenemos una dificultad pero es asumible, nos consideramos con los recursos, apoyos, y capacidad para hacerla frente.
El ataque de pánico se caracteriza por un miedo intenso acompañado de sensaciones corporales acentuadas. De hecho, muchas personas acuden a centros de urgencia ante la suposición de estar sufriendo un problema cardiaco o de salud importante. Una vez desmentida esa posibilidad algunas personas muestran perplejidad e incomprensión. En ocasiones estas personas son derivadas a un profesional de la psicología para solventar el problema pero en otros casos esto no ocurre y entonces la persona puede sentirse desalentada ante la imposibilidad de encontrar una solución real para su problema. En caso de que usted sospeche que puede estar padeciendo este problema símplemente consulte a un psicólogo/a.
Un ataque de pánico se define como una experiencia de intenso miedo, que aparece de forma súbita y va acompañada de síntomas físicos ansiosos: temblores, sudoración, taquicardia, mareos, náuseas, vómitos, diarrea, sensación de falta de aire, etc.
Los ataques de pánico van precedidos por una situación, un pensamiento o un síntoma físico. La persona interpreta cualquiera de estos tres estímulos como peligroso, desencadenándose los síntomas anteriormente mencionados, llegando a creer que le está dando un ataque y se va a morir. Es importante señalar que la ansiedad no es peligrosa, lo cual será un aspecto clave a trabajar en la terapia.
Los ataques de pánico se definen como la aparición repentina de miedo o malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y en los que pueden darse, palpitaciones, temblores, nauseas, escalofríos o dificultad para respirar entre otros.
El tratamiento se basa en la terapia conductual (cuyo objetivo es cambiar la manera en la que actúa la persona ante los ataques), terapia cognitva (se centra en cambiar la perspectiva hacia los miedos y los propios ataques de pánico) y la exposición gradual a las situaciones temidas.
En casos más graves se puede tratar también con fármacos, pero siempre acompañados de terapia psicológica.
El ataque de pánico es una manifestación de la ansiedad, su vivencia genera sensaciones corporales y psíquicas aterradoras. Debajo de esta vivencia existe una emoción: el miedo. Cuando vivimos miedo el cuerpo reacciona para poder sobrevivir, pero a veces la mente no distingue uno real de uno imaginario y por eso se dispara. A través de un protocolo y herramientas precisas te enseñaré a manejar estas situaciones que parecen ilógicas. Por medio de estrategias específicas que poner en práctica iremos valorando la disminución de los mismos. El diario de abordo o la peor fantasía son algunas de ellas. Ánimo y lo primero ¡nadie muere de ansiedad! Se pasa muy muy mal pero se puede gestionar.
Los ataques de pánico o crisis de ansiedad (también ataques de ansiedad o crisis de pánico) son períodos en los que se padece, de una manera súbita, temporal y aislada, un intenso miedo o temor o malestar intensos, con una duración variable: de minutos a horas. Generalmente aparecen de manera inesperada, y pueden alcanzar su máxima intensidad en unos 10 minutos.
No obstante, pueden continuar durante más tiempo, si se desencadenan debido a una situación de la que la persona no es o no se siente capaz de escapar, lo que puede generar desesperación.
Es frecuente que las personas que sufren ataques de pánico sientan que hay algo que va mal en ellas, que hay algo en su mente que ha provocado que sus propios cuerpos les traicionen.
En realidad es todo lo contrario, los ataques de pánico son una reminiscencia de nuestro sistema defensivo, el mismo que nos protegía de los peligros cuando vivíamos en cuevas. Ese sistema activa una serie de respuestas corporales, pensadas para hiperventilarnos, oxigenar nuestros músculos y evitar gastos de energía de nuestro estómago. Esas respuestas se desencadenaban por el miedo a acontecimientos peligrosos y hoy se activan por miedos difusos y ansiedad continuada.
Sabiendo su causa es fácil atajarlos.
Los ataques de pánico son muchas veces comórbidos a la agorafobia. El paciente tiene miedo real a perder la vida en uno de esos ataques de pánico y la anticipación del ataque de pánico hace que finalmente se desencadene.Es una especie de profecía autocumplida en la que se tiene "miedo del miedo". Cuando el paciente empieza a darse cuenta de que las consecuencias temidas, en el caso de la agorafobia, no se producen, comienza la recuperación. Al igual que en otro tipo de trastornos, se le pide al paciente que busque evidencias reales y demostrables de lo que piensa. Se expone al paciente a esas situaciones ansiógenas, bien en imaginación, bien en vivo.
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