Buenas! Bueno les cuento mi situación y me gustaría que me dieran su consejo viéndolo desde afuera,
10
respuestas
Buenas! Bueno les cuento mi situación y me gustaría que me dieran su consejo viéndolo desde afuera, el tema es que se acerca fin de año y en mi trabajo las compañeras me invitaron a cenar en un restaurante, el tema es que mi pareja es demasiado celoso y se que cuando se lo diga le va a molestar, se enoja y me tiene dias hablándome frio y seco, y medio que ignorándome. El tema es que somos todas mujeres y es una cena corta no es que despues vayamos a salir a tomar ni a bailar ni nada, pero no hay quien le haga entender razones, después la que se siente mal y culpable soy yo, porque pienso, si no hubiera ido estaría todo bien entre nosotros, y el tema es que muchas ganas no tengo de ir tampoco, pero no solo por lo que el diga (que en parte si es por eso) sino porque no soy de salir mucho y menos con gente del trabajo , pero siento que en esta ocasión tendria que hacer el esfuerzo e ir ya que pienso que voy a quedar mal en el trabajo también por no ir, y despues tengo que estar con ellas todo el año, porque soy la unica que no iría. Que piensan ustedes de toda esta situación?
Gracias por compartir la situación con tanta claridad. Vista desde fuera, hay varios puntos importantes a tener en cuenta:
1. Sobre tu pareja
Lo que describes no es solo “celos”. El enfado prolongado, el trato frío, el silencio y el hacerte sentir culpable funcionan como una forma de presión emocional. No hace falta que haya gritos o prohibiciones explícitas para que una dinámica sea dañina: cuando una persona acaba dejando de hacer cosas por miedo a la reacción del otro, algo no está equilibrado. El problema aquí no es la cena, ni que sean compañeras, ni que sea corta; el problema es que no hay espacio para tu autonomía sin consecuencias emocionales.
2. Sobre la culpa
Es comprensible que pienses: “si no voy, todo estaría bien”. Pero esa idea es tramposa y muy habitual en relaciones con este tipo de dinámicas. La calma se consigue a costa de que tú te reduzcas, te adaptes o renuncies. A corto plazo parece que “funciona”, pero a medio y largo plazo suele generar malestar, resentimiento y pérdida de seguridad personal.
3. Sobre el trabajo y tu decisión
También es honesto reconocer que no te apetece demasiado ir por tu carácter o porque no sueles salir con gente del trabajo. Eso es válido. La pregunta clave no es solo si vas o no vas, sino desde dónde decides.
– Si decides no ir porque realmente no te apetece y lo sostienes con tranquilidad, es una cosa.
– Si decides no ir principalmente para evitar el castigo emocional de tu pareja, es otra muy distinta.
4. La presión en ambos lados
Ahora mismo estás atrapada entre dos presiones: quedar bien en el trabajo y no generar conflicto en la pareja. Y curiosamente, la única que paga el precio emocional eres tú. Eso ya es una señal de alerta que conviene mirar con calma.
Mi consejo profesional no es decirte “ve” o “no vayas”, sino ayudarte a entender por qué una situación aparentemente pequeña te genera tanta angustia, culpa y conflicto interno. Ahí es donde está el verdadero trabajo.
Si te parece, podemos abordarlo con más profundidad y de forma personalizada. Te invito a que pidas cita online para poder acompañarte y pensar juntas esta dinámica, no solo este evento concreto.
Un saludo
1. Sobre tu pareja
Lo que describes no es solo “celos”. El enfado prolongado, el trato frío, el silencio y el hacerte sentir culpable funcionan como una forma de presión emocional. No hace falta que haya gritos o prohibiciones explícitas para que una dinámica sea dañina: cuando una persona acaba dejando de hacer cosas por miedo a la reacción del otro, algo no está equilibrado. El problema aquí no es la cena, ni que sean compañeras, ni que sea corta; el problema es que no hay espacio para tu autonomía sin consecuencias emocionales.
2. Sobre la culpa
Es comprensible que pienses: “si no voy, todo estaría bien”. Pero esa idea es tramposa y muy habitual en relaciones con este tipo de dinámicas. La calma se consigue a costa de que tú te reduzcas, te adaptes o renuncies. A corto plazo parece que “funciona”, pero a medio y largo plazo suele generar malestar, resentimiento y pérdida de seguridad personal.
3. Sobre el trabajo y tu decisión
También es honesto reconocer que no te apetece demasiado ir por tu carácter o porque no sueles salir con gente del trabajo. Eso es válido. La pregunta clave no es solo si vas o no vas, sino desde dónde decides.
– Si decides no ir porque realmente no te apetece y lo sostienes con tranquilidad, es una cosa.
– Si decides no ir principalmente para evitar el castigo emocional de tu pareja, es otra muy distinta.
4. La presión en ambos lados
Ahora mismo estás atrapada entre dos presiones: quedar bien en el trabajo y no generar conflicto en la pareja. Y curiosamente, la única que paga el precio emocional eres tú. Eso ya es una señal de alerta que conviene mirar con calma.
Mi consejo profesional no es decirte “ve” o “no vayas”, sino ayudarte a entender por qué una situación aparentemente pequeña te genera tanta angustia, culpa y conflicto interno. Ahí es donde está el verdadero trabajo.
Si te parece, podemos abordarlo con más profundidad y de forma personalizada. Te invito a que pidas cita online para poder acompañarte y pensar juntas esta dinámica, no solo este evento concreto.
Un saludo
Consigue respuesta gracias a la consulta online
¿Necesitas el consejo de un especialista? Reserva una consulta online: recibirás todas las respuestas sin salir de casa.
Mostrar especialistas ¿Cómo funciona?
Hola. Veo que dudas entre ir o no ir a esta cena, y el motivo que más pesa para decantarte por el "No" es la reacción de tu pareja. Esta cuestión necesita un análisis más detallado para poder dar una respuesta, ya que pueden estar implicados temas de autoimagen, de diferentes visiones de la relación de pareja, etc. Y es posible que esta situación se repita en el futuro, por lo que se trata de buscar una solución que sirva para el presenta y también para el futuro. ¿Cómo verías reservar una cita aquí para empezar a trabajar personalmente en ello? Gracias!
Quiero invitarte a separar los dos problemas que planteas, porque son muy diferentes:
La cena de trabajo: Es normal que a veces no nos apetezca socializar por cansancio o pereza. Si decides no ir porque tú prefieres quedarte en el sofá, es una decisión válida y respetable. Pero si tu "pocas ganas" nacen del miedo a la reacción que habrá en casa, entonces no es libertad, es coacción.
La reacción de tu pareja: Aquí es donde, como psicóloga, debo alertarte. Lo que describes (enfadarse, días de frialdad, ignorarte) se llama Ley del Hielo y es una forma de manipulación y castigo emocional.
Su objetivo no es comunicar un malestar, sino "domar" tu comportamiento. Te castiga con su retirada de afecto para que tú aprendas la lección: "Si salgo, pierdo su amor".
Dices: "Si no hubiera ido estaría todo bien". Cuidado con esa trampa. Esa es una falsa paz. Estarías comprando tranquilidad a cambio de renunciar a tu autonomía. Hoy es una cena, mañana será visitar a tu familia o vestirte de cierta forma.
Mi recomendación profesional: Toma la decisión sobre la cena basándote únicamente en lo que sea mejor para tu carrera y tu bienestar social, sacando de la ecuación la reacción de él. Si decides ir, y él decide castigarte con el silencio, recuerda: Ese silencio habla de su incapacidad para gestionar sus celos, no de que tú hayas hecho nada malo.
Ir a una cena con compañeras es un acto saludable y normal. Sentir culpa por ello es el síntoma de que estás en una dinámica que te está haciendo pequeña. Si sientes que el miedo a sus reacciones dirige tu vida, te animo a buscar apoyo profesional para fortalecer tus límites.
Un abrazo fuerte y mucho ánimo.
Ana Ocaña Psicóloga Sanitaria | Especialista en Relaciones y Autoestima
La cena de trabajo: Es normal que a veces no nos apetezca socializar por cansancio o pereza. Si decides no ir porque tú prefieres quedarte en el sofá, es una decisión válida y respetable. Pero si tu "pocas ganas" nacen del miedo a la reacción que habrá en casa, entonces no es libertad, es coacción.
La reacción de tu pareja: Aquí es donde, como psicóloga, debo alertarte. Lo que describes (enfadarse, días de frialdad, ignorarte) se llama Ley del Hielo y es una forma de manipulación y castigo emocional.
Su objetivo no es comunicar un malestar, sino "domar" tu comportamiento. Te castiga con su retirada de afecto para que tú aprendas la lección: "Si salgo, pierdo su amor".
Dices: "Si no hubiera ido estaría todo bien". Cuidado con esa trampa. Esa es una falsa paz. Estarías comprando tranquilidad a cambio de renunciar a tu autonomía. Hoy es una cena, mañana será visitar a tu familia o vestirte de cierta forma.
Mi recomendación profesional: Toma la decisión sobre la cena basándote únicamente en lo que sea mejor para tu carrera y tu bienestar social, sacando de la ecuación la reacción de él. Si decides ir, y él decide castigarte con el silencio, recuerda: Ese silencio habla de su incapacidad para gestionar sus celos, no de que tú hayas hecho nada malo.
Ir a una cena con compañeras es un acto saludable y normal. Sentir culpa por ello es el síntoma de que estás en una dinámica que te está haciendo pequeña. Si sientes que el miedo a sus reacciones dirige tu vida, te animo a buscar apoyo profesional para fortalecer tus límites.
Un abrazo fuerte y mucho ánimo.
Ana Ocaña Psicóloga Sanitaria | Especialista en Relaciones y Autoestima
Hola,
Gracias por compartirlo, lo que describes es una situación muy común y muy desgastante emocionalmente. Por un lado, hay una invitación laboral normal, sana y limitada en el tiempo; por otro, una reacción de tu pareja basada en celos que termina generándote culpa, ansiedad y autocensura. Es importante señalar que cuando una persona se enfada, castiga con silencio o frialdad y te hace sentir responsable de su malestar, no estamos ante una simple incomodidad puntual, sino ante una dinámica que puede volverse controladora.
También es relevante que conectes con algo clave: dices que muchas veces dejas de hacer cosas no porque no quieras, sino para evitar el conflicto. A largo plazo, esto suele tener un coste alto para la autoestima y la libertad personal. Ir o no a la cena debería ser una decisión tuya, basada en lo que tú deseas y necesitas, no en el miedo a la reacción del otro. En una relación sana, el malestar se habla, no se castiga.
Quizá este momento sea una oportunidad para reflexionar sobre hasta qué punto estás adaptando tu vida para no incomodar, y qué lugar ocupan tus necesidades dentro de la relación. Trabajar estos límites y comprender por qué aparece tanta culpa puede marcar una gran diferencia. Si lo deseas, en consulta puedo acompañarte a aclarar esta situación, fortalecer tu seguridad emocional y ayudarte a tomar decisiones desde la calma y no desde el miedo.
Un saludo,
David
Gracias por compartirlo, lo que describes es una situación muy común y muy desgastante emocionalmente. Por un lado, hay una invitación laboral normal, sana y limitada en el tiempo; por otro, una reacción de tu pareja basada en celos que termina generándote culpa, ansiedad y autocensura. Es importante señalar que cuando una persona se enfada, castiga con silencio o frialdad y te hace sentir responsable de su malestar, no estamos ante una simple incomodidad puntual, sino ante una dinámica que puede volverse controladora.
También es relevante que conectes con algo clave: dices que muchas veces dejas de hacer cosas no porque no quieras, sino para evitar el conflicto. A largo plazo, esto suele tener un coste alto para la autoestima y la libertad personal. Ir o no a la cena debería ser una decisión tuya, basada en lo que tú deseas y necesitas, no en el miedo a la reacción del otro. En una relación sana, el malestar se habla, no se castiga.
Quizá este momento sea una oportunidad para reflexionar sobre hasta qué punto estás adaptando tu vida para no incomodar, y qué lugar ocupan tus necesidades dentro de la relación. Trabajar estos límites y comprender por qué aparece tanta culpa puede marcar una gran diferencia. Si lo deseas, en consulta puedo acompañarte a aclarar esta situación, fortalecer tu seguridad emocional y ayudarte a tomar decisiones desde la calma y no desde el miedo.
Un saludo,
David
Hola, gracias por compartir tu situación. Lo que planteas es más común de lo que parece y genera mucho malestar interno.
Por un lado, estás ante una decisión cotidiana y razonable (una cena corta de trabajo, solo con compañeras). Por otro, aparece una reacción de tu pareja basada en los celos, que no se expresa con diálogo sino con enfado, frialdad e indiferencia durante días. Eso, aunque no sea un grito o una prohibición directa, es una forma de presión emocional.
Es importante que puedas diferenciar dos cosas:
Elegir no ir porque realmente no te apetece, lo cual es legítimo.
No ir para evitar el enfado del otro, sintiéndote luego culpable o responsable de su malestar.
Cuando una persona termina renunciando a planes normales para mantener la calma en la relación, suele aparecer esa culpa que describes y una sensación de estar “haciendo algo mal” aunque no lo esté.
Los celos no se solucionan con explicaciones constantes ni con demostrar buena conducta. Son un problema de quien los siente, no de quien actúa de forma adecuada. Tú no estás haciendo nada incorrecto por aceptar una invitación laboral.
Mi recomendación profesional es que intentes decidir desde lo que tú necesitas y eliges, no desde el miedo al enfado. Y, a medio plazo, sería importante revisar la dinámica de la pareja: una relación sana permite espacios propios sin castigos emocionales.
Escúchate:
si no vas, que sea porque no te apetece;
si vas, que no sea sintiéndote culpable.
Cuidarte también es una forma de cuidar la relación.
Saludos.
Pilar Rapela – tu psicóloga amiga.
Por un lado, estás ante una decisión cotidiana y razonable (una cena corta de trabajo, solo con compañeras). Por otro, aparece una reacción de tu pareja basada en los celos, que no se expresa con diálogo sino con enfado, frialdad e indiferencia durante días. Eso, aunque no sea un grito o una prohibición directa, es una forma de presión emocional.
Es importante que puedas diferenciar dos cosas:
Elegir no ir porque realmente no te apetece, lo cual es legítimo.
No ir para evitar el enfado del otro, sintiéndote luego culpable o responsable de su malestar.
Cuando una persona termina renunciando a planes normales para mantener la calma en la relación, suele aparecer esa culpa que describes y una sensación de estar “haciendo algo mal” aunque no lo esté.
Los celos no se solucionan con explicaciones constantes ni con demostrar buena conducta. Son un problema de quien los siente, no de quien actúa de forma adecuada. Tú no estás haciendo nada incorrecto por aceptar una invitación laboral.
Mi recomendación profesional es que intentes decidir desde lo que tú necesitas y eliges, no desde el miedo al enfado. Y, a medio plazo, sería importante revisar la dinámica de la pareja: una relación sana permite espacios propios sin castigos emocionales.
Escúchate:
si no vas, que sea porque no te apetece;
si vas, que no sea sintiéndote culpable.
Cuidarte también es una forma de cuidar la relación.
Saludos.
Pilar Rapela – tu psicóloga amiga.
Hola. Sería interesante pensar cuál es la razón real de tu duda. Qué pesa más en tu decisión.
Gracias por compartirlo, se nota que estás en un conflicto interno que desgasta mucho. Desde fuera, lo que describes no es solo una cena, sino un patrón de celos y castigo emocional (distancia, frialdad, silencio) que acaba haciéndote sentir culpable por hacer algo normal. Eso es importante mirarlo con calma, porque poco a poco puede hacerte dudar de tus decisiones y de tu derecho a elegir. Ir o no ir a la cena debería basarse en lo que tú quieres, no en evitar el enfado de tu pareja ni en sentirte obligada. Si te parece, en consulta podemos trabajar límites, culpa y cómo manejar estas dinámicas sin perderte a ti. Puedes contactarme cuando lo necesites. Monika Varela
Hola, gracias por compartir tu situación! Lo que describes no es una situación sencilla y es normal que te genere mucha confusión.
El problema de fondo no es la cena, sino la reacción de tu pareja. El enfado prolongado, el trato frío y hacerte sentir culpable por planes normales es una forma de presión emocional, aunque no sea intencionada. Eso, a la larga, desgasta y te va llevando a dejar de hacer cosas para evitar conflictos.
También es importante algo: no ir solo para que “todo esté bien” no es una decisión libre, es una decisión condicionada por miedo a la reacción del otro. Y eso suele acabar pasando factura.
Ahora bien, tampoco se trata de forzarte a ir si realmente no te apetece. La pregunta clave es:
Si tu pareja no reaccionara así, ¿qué elegirías tú?
Desde ahí podrás distinguir qué parte es tuya y qué parte no.
Una relación sana puede tolerar que el otro tenga vida propia, incluso aunque incomode. Si cada vez que haces algo aparece culpa, tensión o castigo emocional, eso merece ser mirado con calma y honestidad.
Si sientes que este patrón se repite y te va apagando o limitando, trabajar esto en un espacio terapéutico puede ayudarte mucho a aclararte y a poner límites sin miedo. En mi perfil encontrarás cómo acompaño este tipo de situaciones, por si te sirve.
El problema de fondo no es la cena, sino la reacción de tu pareja. El enfado prolongado, el trato frío y hacerte sentir culpable por planes normales es una forma de presión emocional, aunque no sea intencionada. Eso, a la larga, desgasta y te va llevando a dejar de hacer cosas para evitar conflictos.
También es importante algo: no ir solo para que “todo esté bien” no es una decisión libre, es una decisión condicionada por miedo a la reacción del otro. Y eso suele acabar pasando factura.
Ahora bien, tampoco se trata de forzarte a ir si realmente no te apetece. La pregunta clave es:
Si tu pareja no reaccionara así, ¿qué elegirías tú?
Desde ahí podrás distinguir qué parte es tuya y qué parte no.
Una relación sana puede tolerar que el otro tenga vida propia, incluso aunque incomode. Si cada vez que haces algo aparece culpa, tensión o castigo emocional, eso merece ser mirado con calma y honestidad.
Si sientes que este patrón se repite y te va apagando o limitando, trabajar esto en un espacio terapéutico puede ayudarte mucho a aclararte y a poner límites sin miedo. En mi perfil encontrarás cómo acompaño este tipo de situaciones, por si te sirve.
Visto desde fuera, el problema no es la cena en sí, sino el patrón que se activa alrededor de ella. Los celos de tu pareja no se expresan con diálogo, sino mediante distancia emocional, frialdad y culpabilización, lo que acaba funcionando como una forma de control indirecto. Eso te coloca en un conflicto interno constante entre cuidar el vínculo y preservar tu autonomía, y termina influyendo en decisiones que, en condiciones normales, no deberían generar malestar.
No hay nada objetivamente inapropiado en la situación: es una cena laboral, con compañeras, de duración limitada. El malestar aparece después, no por lo que haces, sino por la reacción punitiva que anticipas. Renunciar a ir puede aliviar la tensión a corto plazo, pero refuerza ese patrón y deja un coste personal y laboral que se acumula en forma de incomodidad y resentimiento.
Por eso, la decisión más sana no pasa por evitar el conflicto, sino por elegir desde lo que tú quieres y consideras razonable, sin hacerlo en función del castigo emocional esperado. El foco no estaría en justificar conductas normales, sino en marcar límites claros a la forma en que los celos son gestionados dentro de la relación.
No hay nada objetivamente inapropiado en la situación: es una cena laboral, con compañeras, de duración limitada. El malestar aparece después, no por lo que haces, sino por la reacción punitiva que anticipas. Renunciar a ir puede aliviar la tensión a corto plazo, pero refuerza ese patrón y deja un coste personal y laboral que se acumula en forma de incomodidad y resentimiento.
Por eso, la decisión más sana no pasa por evitar el conflicto, sino por elegir desde lo que tú quieres y consideras razonable, sin hacerlo en función del castigo emocional esperado. El foco no estaría en justificar conductas normales, sino en marcar límites claros a la forma en que los celos son gestionados dentro de la relación.
Hola. Esta situación está afectando a tu relación de pareja y a ti misma (profesional y personalmente). Quizás estos celos no son sólo por la cena de empresa si no que están sucediendo con tu pareja en otras situaciones (cuando sales con tus amigas quizás?). Creo que tu pareja debería primero respetar tu decisión de ir, y también entender que es importante para ti. Se puede entender también que pueda tener celos, pero eso no debería coaccionarte. Si los celos son excesivos y/o infundados se los puede tratar con terapia individual (suelen ser síntomas de inseguridades provocados por temas pasados) y también podéis asistir a alguna sesión de terapia de pareja donde podáis expresas vuestros puntos de vista y llegar a acuerdos para estar los dos bien.
¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!
¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:
Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.