Buenas. Tengo un hermano que tiene ahora 17 años y tiene síndrome de Down. Cuando era pequeño padeci
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Buenas. Tengo un hermano que tiene ahora 17 años y tiene síndrome de Down. Cuando era pequeño padeció ciertas patologías, que afortunadamente las pasó y ahora sólo sigue con hipotiroidismo lo cual está controlado. En cuanto a su carácter es un chico tranquilo le gusta simplemente ver la tele o jugar a la play y estar en casa, el problema mas bien que es lo único que le interesa o bueno jugar de vez en cuando a las luchas con sus primos, fuera de allí no quiere hacer nada mas desde pequeño le hemos apuntado a clases a logopedia y demás pero sigue sin hablar mas allá de palabras sueltas, pero aún no formula frases y en cuanto al entendimiento puede ser confuso ya que a veces algunas cosas las entiende muy bien pero otras que oueden ser básicas parece que no, entonces ya no sabemos bien cómo ayudarlo con el aprendizaje. Yo que creo que el principal problema es que el no quiere, desde pequeño nunca ha hecho caso a nada que tenga que ver con estudiar o aprender. En el colegio los profesores dicen que es un niño muy bueno que les hace caso y hace lo que le dicen aunque lo cierto es que avanza muy lentamente, pero en casa es que sí que se niega rotundamente a estudiar ni aprender nada. Entonces mi consulta básicamente es, si esta teoría de que el aprendizaje no avanza, realmente podría ser porque el no quiere o no tiene que ver y es solo dificultad que él tiene. Él tiene un grado de discapacidad del 39% pero tiene buena memoria, por ejemplo la play o el móvil todo eso lo usa sin saber leer solo con memorizar los iconos y donde está cada cosa. Y bueno se que la información no es suficiente pero si alguien puede darnos algun consejo de que poder hacer para que avance le estaria agradecida. Gracias de antemano por su tiempo. Un Saludo a todos!
Buenas tardes. Por lo que explicas, no cabe duda de que ponéis mucho esfuerzo en que tu hermano mejore. Puede resultar muy frustrante no ver resultados o la dificultad de que en casa atienda.
Normalmente la inteligencia de los niños con el Síndrome de Down se sitúa, en promedio, dentro del rango de discapacidad intelectual de leve a moderada, puede variar de un persona a otra.
- Lo que te dicen en la escuela entra dentro de la normalidad, es decir su desarrollo es más lento, pero sigue la misma secuencia que la del resto de niños.
- El lenguaje es una de las principales dificultades, especialmente el lenguaje expresivo. La comprensión está más desarrollada. Es decir, entiende más de lo que es capaz de expresar. La expresión oral, como dices, es la más afectada, la fluidez, la pronunciación, les cuesta.
Ya que veo que tu principal interés es saber de qué forma lo podéis ayudar, te digo algunas claves:
- Centraros en sus fortalezas. ¿En qué es bueno tu hermano? Ahí has dado en el clavo, ya que son buenos en el procesamiento visual (por eso la facilidad para el uso del móvil o los video juegos. Utiliza imágenes. También la imitación, la mímica a través del juego y refuerza, celebra cada progreso.
- Lenguaje: suelen desenvolverse bien a través de gestos, permite que se exprese con mímica. Descubrir juntos una nueva forma de comunicación. Es difícil que aprenda en un contexto estructurado tradicional, es mejor aprovechar las rutinas y el entorno natural para introducir palabras nuevas. Hablarle con frases cortas, concisas, claras. Utiliza apoyos visuales. Cantar, jugar...
Tiempo, paciencia, herramientas visuales y mucho afecto para construir vínculo son las claves.
Normalmente la inteligencia de los niños con el Síndrome de Down se sitúa, en promedio, dentro del rango de discapacidad intelectual de leve a moderada, puede variar de un persona a otra.
- Lo que te dicen en la escuela entra dentro de la normalidad, es decir su desarrollo es más lento, pero sigue la misma secuencia que la del resto de niños.
- El lenguaje es una de las principales dificultades, especialmente el lenguaje expresivo. La comprensión está más desarrollada. Es decir, entiende más de lo que es capaz de expresar. La expresión oral, como dices, es la más afectada, la fluidez, la pronunciación, les cuesta.
Ya que veo que tu principal interés es saber de qué forma lo podéis ayudar, te digo algunas claves:
- Centraros en sus fortalezas. ¿En qué es bueno tu hermano? Ahí has dado en el clavo, ya que son buenos en el procesamiento visual (por eso la facilidad para el uso del móvil o los video juegos. Utiliza imágenes. También la imitación, la mímica a través del juego y refuerza, celebra cada progreso.
- Lenguaje: suelen desenvolverse bien a través de gestos, permite que se exprese con mímica. Descubrir juntos una nueva forma de comunicación. Es difícil que aprenda en un contexto estructurado tradicional, es mejor aprovechar las rutinas y el entorno natural para introducir palabras nuevas. Hablarle con frases cortas, concisas, claras. Utiliza apoyos visuales. Cantar, jugar...
Tiempo, paciencia, herramientas visuales y mucho afecto para construir vínculo son las claves.
Hola, gracias por compartir tu situación con tanto detalle y cariño.
Por lo que cuentas, tu hermano ha superado muchas dificultades y cuenta con un entorno familiar que se ha implicado desde pequeño en su desarrollo. Eso ya es un gran punto a favor.
Respecto a tu duda sobre si no avanza porque "no quiere" o porque realmente le cuesta, es importante tener en cuenta que, en personas con síndrome de Down, el ritmo de aprendizaje puede ser más lento y, además, muy desigual: pueden mostrar fortalezas (como esa memoria visual que mencionas) y a la vez tener dificultades importantes en lenguaje, atención o motivación.
Cuando hablamos de “no querer aprender”, muchas veces lo que hay detrás es frustración o desconexión con los métodos que se han usado. Si algo les resulta repetitivo, poco significativo o difícil de entender, es muy frecuente que se resistan o simplemente no lo intenten. Esto no es falta de voluntad, sino una forma de protegerse del malestar.
Que tu hermano use la consola o el móvil con soltura indica que tiene recursos cognitivos importantes que podrían aprovecharse como puente para otros aprendizajes, siempre que estén adaptados a sus intereses y capacidades.
En estos casos, lo más útil suele ser:
Trabajar desde lo que a él le motiva (por ejemplo, aprender a leer o comunicarse a partir de sus juegos favoritos).
Introducir apoyos visuales, rutinas claras y actividades muy concretas y breves, que generen sensación de logro.
Valorar la posibilidad de apoyo con un/a logopeda o psicopedagogo/a con experiencia en comunicación aumentativa o alternativas al lenguaje verbal.
Y sobre todo, ajustar las expectativas al ritmo real de tu hermano, celebrando los pequeños avances sin presión.
El entorno emocional también influye mucho. Sentirse respetado, comprendido y acompañado en lugar de forzado o comparado, marca una gran diferencia.
Gracias por tu sensibilidad y por buscar apoyo para él. Con el acompañamiento adecuado, es posible seguir avanzando, aunque el camino no siempre sea lineal.
Un abrazo.
Por lo que cuentas, tu hermano ha superado muchas dificultades y cuenta con un entorno familiar que se ha implicado desde pequeño en su desarrollo. Eso ya es un gran punto a favor.
Respecto a tu duda sobre si no avanza porque "no quiere" o porque realmente le cuesta, es importante tener en cuenta que, en personas con síndrome de Down, el ritmo de aprendizaje puede ser más lento y, además, muy desigual: pueden mostrar fortalezas (como esa memoria visual que mencionas) y a la vez tener dificultades importantes en lenguaje, atención o motivación.
Cuando hablamos de “no querer aprender”, muchas veces lo que hay detrás es frustración o desconexión con los métodos que se han usado. Si algo les resulta repetitivo, poco significativo o difícil de entender, es muy frecuente que se resistan o simplemente no lo intenten. Esto no es falta de voluntad, sino una forma de protegerse del malestar.
Que tu hermano use la consola o el móvil con soltura indica que tiene recursos cognitivos importantes que podrían aprovecharse como puente para otros aprendizajes, siempre que estén adaptados a sus intereses y capacidades.
En estos casos, lo más útil suele ser:
Trabajar desde lo que a él le motiva (por ejemplo, aprender a leer o comunicarse a partir de sus juegos favoritos).
Introducir apoyos visuales, rutinas claras y actividades muy concretas y breves, que generen sensación de logro.
Valorar la posibilidad de apoyo con un/a logopeda o psicopedagogo/a con experiencia en comunicación aumentativa o alternativas al lenguaje verbal.
Y sobre todo, ajustar las expectativas al ritmo real de tu hermano, celebrando los pequeños avances sin presión.
El entorno emocional también influye mucho. Sentirse respetado, comprendido y acompañado en lugar de forzado o comparado, marca una gran diferencia.
Gracias por tu sensibilidad y por buscar apoyo para él. Con el acompañamiento adecuado, es posible seguir avanzando, aunque el camino no siempre sea lineal.
Un abrazo.
Entiendo perfectamente vuestra preocupación y el deseo de ayudarle a avanzar.
Lo primero que quiero transmitirte es que la falta de iniciativa para aprender no suele deberse a que “no quiera” en el sentido más común, sino más bien a cómo su desarrollo, capacidades cognitivas y estilo de aprendizaje están condicionados por su perfil. En personas con síndrome de Down, las dificultades en el lenguaje expresivo, la comprensión verbal y la flexibilidad cognitiva pueden generar frustración y baja motivación, especialmente si las tareas se sienten muy difíciles o poco gratificantes.
El hecho de que tenga buena memoria visual (como para manejar el móvil o la consola sin saber leer) es una gran fortaleza, y puede ser una vía clave para trabajar con él. A veces el aprendizaje avanza más cuando se adapta a sus intereses o se presenta de forma más visual, práctica y vinculada a lo que le gusta. Es decir, no se trata tanto de “obligar a aprender”, sino de encontrar formas que le motiven y le resulten accesibles.
En cuanto a su ritmo lento en el colegio y el contraste con su actitud en casa, es algo bastante habitual: fuera del entorno estructurado del aula, muchos chicos pueden mostrarse menos colaborativos o más resistentes si no sienten conexión con lo que se les propone. Por eso, el entorno familiar puede ser clave para reforzar aprendizajes de forma más lúdica y sin presión.
Mi recomendación sería contar con una evaluación actualizada por parte de un equipo especializado (neuropsicólogo infantil, psicopedagogo, o terapeuta ocupacional, con experiencia en discapacidad intelectual), para identificar bien sus capacidades, dificultades y estilos de aprendizaje. A partir de ahí, se pueden establecer estrategias concretas para estimular su desarrollo desde lo que sí puede y sí le interesa.
Y sobre todo, recordar que cada pequeño avance, por lento que parezca, cuenta. Acompañarlo con paciencia, sin comparar, y reforzar sus logros diarios puede marcar una gran diferencia.
Lo primero que quiero transmitirte es que la falta de iniciativa para aprender no suele deberse a que “no quiera” en el sentido más común, sino más bien a cómo su desarrollo, capacidades cognitivas y estilo de aprendizaje están condicionados por su perfil. En personas con síndrome de Down, las dificultades en el lenguaje expresivo, la comprensión verbal y la flexibilidad cognitiva pueden generar frustración y baja motivación, especialmente si las tareas se sienten muy difíciles o poco gratificantes.
El hecho de que tenga buena memoria visual (como para manejar el móvil o la consola sin saber leer) es una gran fortaleza, y puede ser una vía clave para trabajar con él. A veces el aprendizaje avanza más cuando se adapta a sus intereses o se presenta de forma más visual, práctica y vinculada a lo que le gusta. Es decir, no se trata tanto de “obligar a aprender”, sino de encontrar formas que le motiven y le resulten accesibles.
En cuanto a su ritmo lento en el colegio y el contraste con su actitud en casa, es algo bastante habitual: fuera del entorno estructurado del aula, muchos chicos pueden mostrarse menos colaborativos o más resistentes si no sienten conexión con lo que se les propone. Por eso, el entorno familiar puede ser clave para reforzar aprendizajes de forma más lúdica y sin presión.
Mi recomendación sería contar con una evaluación actualizada por parte de un equipo especializado (neuropsicólogo infantil, psicopedagogo, o terapeuta ocupacional, con experiencia en discapacidad intelectual), para identificar bien sus capacidades, dificultades y estilos de aprendizaje. A partir de ahí, se pueden establecer estrategias concretas para estimular su desarrollo desde lo que sí puede y sí le interesa.
Y sobre todo, recordar que cada pequeño avance, por lento que parezca, cuenta. Acompañarlo con paciencia, sin comparar, y reforzar sus logros diarios puede marcar una gran diferencia.
Tu observación es muy valiosa: en personas con síndrome de Down, las dificultades de aprendizaje no suelen deberse a falta de voluntad o desinterés, sino a diferencias en el procesamiento cognitivo, la atención y la motivación. Es decir, no es que “no quiera”, sino que a menudo las tareas escolares le resultan demasiado abstractas, lentas o poco significativas para él, y por eso no encuentra motivación para hacerlas.
A los 17 años, es común que los intereses se centren en actividades concretas y visuales, como la televisión o los videojuegos, donde obtiene éxito inmediato y refuerzo positivo. En cambio, el aprendizaje formal exige esfuerzo sostenido y resultados a largo plazo, algo que puede ser muy frustrante si siente que no logra avanzar.
Puede ser útil aprovechar sus propios intereses, como los videojuegos o los vídeos, para introducir elementos que favorezcan el aprendizaje y la comunicación. Más que centrarse en contenidos académicos, conviene enfocarse en habilidades prácticas y cotidianas que fomenten su autonomía. Las actividades deben ser breves, claras y acompañadas de refuerzo positivo, evitando situaciones que generen frustración. Es importante también mantener coordinación con el colegio o con profesionales especializados, que puedan adaptar los métodos a su ritmo y necesidades. Y sobre todo, valorar cada pequeño avance, por mínimo que parezca, ya que eso refuerza su autoestima y motivación para seguir aprendiendo.
A los 17 años, es común que los intereses se centren en actividades concretas y visuales, como la televisión o los videojuegos, donde obtiene éxito inmediato y refuerzo positivo. En cambio, el aprendizaje formal exige esfuerzo sostenido y resultados a largo plazo, algo que puede ser muy frustrante si siente que no logra avanzar.
Puede ser útil aprovechar sus propios intereses, como los videojuegos o los vídeos, para introducir elementos que favorezcan el aprendizaje y la comunicación. Más que centrarse en contenidos académicos, conviene enfocarse en habilidades prácticas y cotidianas que fomenten su autonomía. Las actividades deben ser breves, claras y acompañadas de refuerzo positivo, evitando situaciones que generen frustración. Es importante también mantener coordinación con el colegio o con profesionales especializados, que puedan adaptar los métodos a su ritmo y necesidades. Y sobre todo, valorar cada pequeño avance, por mínimo que parezca, ya que eso refuerza su autoestima y motivación para seguir aprendiendo.
Es totalmente comprensible que tengas dudas sobre si la falta de avances se debe a que él “no quiere” o a que realmente tiene una dificultad. En la mayoría de los adolescentes con síndrome de Down, el aprendizaje avanza a ritmos muy distintos según el área, y es frecuente que tengan muy buenas habilidades para lo que les motiva (como la play o el móvil) y, al mismo tiempo, dificultades importantes para el lenguaje, la atención o la comprensión. Esto no suele ser falta de voluntad, sino diferencias reales en su perfil cognitivo: algunas cosas le resultan intuitivas y otras requieren un esfuerzo que puede frustrarlo o sobrepasarlo, especialmente si desde pequeño sintió que aprender “era difícil”.
Algo que suele ayudar es ajustar las expectativas y el enfoque: más que intentar que “se siente a estudiar”, funciona mejor apoyarse en lo que ya le motiva. Por ejemplo, usar juegos, actividades visuales, apps adaptadas o rutinas prácticas del día a día para trabajar lenguaje y comprensión sin que él sienta que está “haciendo deberes”. El acompañamiento con un profesional especializado en discapacidad intelectual, que haga una evaluación actualizada de sus fortalezas y debilidades, también puede guiarles hacia estrategias más efectivas. Lo importante es recordar que él sí puede seguir avanzando, pero necesita que el aprendizaje se dé en un formato que sea accesible, motivador y respetuoso con su ritmo.
Algo que suele ayudar es ajustar las expectativas y el enfoque: más que intentar que “se siente a estudiar”, funciona mejor apoyarse en lo que ya le motiva. Por ejemplo, usar juegos, actividades visuales, apps adaptadas o rutinas prácticas del día a día para trabajar lenguaje y comprensión sin que él sienta que está “haciendo deberes”. El acompañamiento con un profesional especializado en discapacidad intelectual, que haga una evaluación actualizada de sus fortalezas y debilidades, también puede guiarles hacia estrategias más efectivas. Lo importante es recordar que él sí puede seguir avanzando, pero necesita que el aprendizaje se dé en un formato que sea accesible, motivador y respetuoso con su ritmo.
Por lo que describes, es importante tener en cuenta que en el síndrome de Down el aprendizaje no depende únicamente de la motivación o de la voluntad, sino de una combinación de factores neurocognitivos, emocionales y ambientales. Que tu hermano avance más despacio, que tenga un lenguaje muy limitado o que algunas tareas básicas le cuesten más no significa que “no quiera aprender”, sino que su manera de procesar la información y de adquirir nuevas habilidades es distinta. Además, muchos adolescentes con síndrome de Down tienden a preferir actividades que conocen bien (televisión, videojuegos) porque les dan seguridad, previsibilidad y éxito inmediato, mientras que las tareas de aprendizaje pueden resultarles más exigentes o frustrantes.
Dicho esto, sí hay estrategias que suelen favorecer el progreso: trabajar con apoyos visuales muy claros, rutinas predecibles, objetivos pequeños y concretos, y actividades que partan de sus intereses para introducir aprendizajes funcionales (por ejemplo, usando la play o el móvil como puente para trabajar lenguaje, turnos, comprensión o funciones ejecutivas). También puede ser útil revisar con un equipo especializado qué áreas se están desarrollando y cuáles requieren un enfoque distinto. No es que él no quiera aprender: es que necesita una forma diferente, más estructurada y significativa de hacerlo. Con el acompañamiento adecuado y expectativas realistas, es posible seguir avanzando.
Dicho esto, sí hay estrategias que suelen favorecer el progreso: trabajar con apoyos visuales muy claros, rutinas predecibles, objetivos pequeños y concretos, y actividades que partan de sus intereses para introducir aprendizajes funcionales (por ejemplo, usando la play o el móvil como puente para trabajar lenguaje, turnos, comprensión o funciones ejecutivas). También puede ser útil revisar con un equipo especializado qué áreas se están desarrollando y cuáles requieren un enfoque distinto. No es que él no quiera aprender: es que necesita una forma diferente, más estructurada y significativa de hacerlo. Con el acompañamiento adecuado y expectativas realistas, es posible seguir avanzando.
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