Hola! Desde hace casi dos años voy a terapia para conocerme un poco mejor y entender todo lo que pa

12 respuestas
Hola!
Desde hace casi dos años voy a terapia para conocerme un poco mejor y entender todo lo que pasa por mi mente. El tema es que este año está siendo de bastante reflexión y frustración.

Hace poco me he dado cuenta de que puede que tenga trastorno de ansiedad generalizada (no estoy diagnosticado). He descubierto que desde que era más o menos adolescente lidio casi cada día con pensamientos catastróficos.
Ahora mismo por mi mente pasan estas situaciones: que me van a despedir del trabajo, que no voy a dar la talla, que discuto con el manager de mi equipo y nos acabamos llevando mal, que discuto con amigos de toda la vida y dejamos de hablarnos, que mi futura pareja me va a dejar o ser infiel o abandonar (no tengo pareja ahora mismo), que la gente en general me va a ignorar, que no voy a tener futuro... Luego está la otra parte, la de fantasía. Fantaseo con que llego lejos en mi carrera profesional, que tengo una buena familia, buenos amigos, que puedo hacer lo que quiera con mi tiempo... Parece contradictorio pero creo que esas fantasías son un mecanismo de defensa para evitar pensar en lo catastrófico.

A esto se ha sumado pensamientos suicidas. La primera vez que tuve estos pensamientos fue en la adolescencia y hasta ahora casi no los había tenido. El problema es que este año estos pensamientos suicidas han sido bastante frecuentes, incluso he llegado a autolesionarme un poco. También tengo episodios de nerviosismo casi cada día, con dificultad para respirar y temblores en las manos.

Hoy en día me cuesta mantener la motivación por algo. He calculado que como máximo puedo estar dos meses motivado en una cosa en concreto y luego viene la caída y me cuesta recuperarme. Es como un cohete, que después de prender la mecha sale disparado, explota y los restos caen la suelo.

Este año prácticamente he estado sin hacer nada, siento que he observado como los días pasaban y yo ni me enteraba.
He intentado distraerme con cosas sencillas y por unos días funciona, pero luego esos pensamientos vuelve a mi cabeza. El problema es que lo que suelo utilizar para distraerme es por impulso y obsesiones que no puedo controlar. Me obsesiono con leer unos días hasta que pierdo el interés; o me obsesiono con algún videojuego hasta que deja de interesarme; me he comprado un vaper para ver si con eso me relajo un poco, pero no (no soy fumador); o me obsesiono con tener citas con chicas hasta que dejo de escribirles. Para esta parte mi psicóloga me pidió que dejara de tener citas por evitar el patrón que sigo. Lo mismo me ocurre con el gimnasio, con el trabajo, con viajes...
También tengo momentos en los que sé que puedo conseguir mis objetivos, pero mi mente me impide ponerme en marcha. Soy incapaz.

Ya me han aconsejado antes que intente relajarme, que disfrute de las pequeñas cosas, que me tome los días con calma... Eso no funciona del todo conmigo. Unos pocos días puede funcionar pero no es la solución, simplemente es un parche.

Tengo el miedo de que esto me arrastre el resto de mi vida (tengo 33 años) y que no pueda tener una vida normal y tranquila. Que no pueda mantener un trabajo y tenga que cambiar constantemente como he estado haciendo hasta ahora; que no pueda mantener una relación de pareja ni amistades largas o que me obsesione con cosas que en realidad no me aportan nada.

¿Hay alguna solución para esto o simplemente voy a tener que acostumbrarme a estos pensamientos y obsesiones el resto de mi vida?
 Lorena Parrondo Mesa
Psicólogo
Cangas de Onis
Antes de nada quiero decirte algo importante: lo que estás viviendo no es un simple “parche” ni una cuestión de voluntad, sino un proceso de ansiedad profunda con pensamientos intrusivos, catastróficos y un patrón de obsesiones que se mezcla con episodios de desesperanza y autolesiones. No es raro que se parezca a un trastorno de ansiedad generalizada, pero también puede estar relacionado con otros factores emocionales (como depresión, baja autoestima, exigencia personal elevada o incluso un patrón obsesivo-compulsivo). Lo fundamental es que tiene tratamiento y no estás condenado a vivir así para siempre.
Por qué ocurre lo que describes:
- Los pensamientos catastróficos son una forma de tu mente de “anticiparse” a lo peor, creyendo que así estarás preparado, pero en realidad solo alimentan la ansiedad.
- Las fantasías positivas funcionan como un “contrapeso”, un escape mental, pero al ser extremas, terminan generando frustración cuando la realidad no encaja con ellas.
- Los impulsos (leer compulsivamente, videojuegos, citas, compras, etc.) son intentos de regular la ansiedad, pero como no resuelven la raíz, acaban siendo temporales y crean un ciclo de enganche-desinterés.
- Los pensamientos suicidas y la autolesión son señales claras de que tu mente y cuerpo están pidiendo ayuda urgente para salir de este bucle.

Qué puedes empezar a hacer ahora mismo:
1. Hablar de tus pensamientos suicidas sin ocultarlos. Es fundamental que no los cargues solo. Si vuelves a sentir la tentación de hacerte daño, busca inmediatamente a alguien de confianza o los servicios de urgencias de tu zona. No tienes que atravesarlo en silencio.
2. Registrar tus pensamientos automáticos. Apuntar cuándo aparece un pensamiento catastrófico y anotar: qué pasó, qué pensaste, cómo te sentiste, y luego buscar una interpretación más realista. Esto entrena a tu mente para no dar por ciertas las ideas más negativas.
3. Establecer rutinas cortas y realistas. En lugar de exigirte grandes cambios (como ir al gimnasio todos los días), empieza con pasos pequeños que sean alcanzables y mantenibles (ejemplo: caminar 10 minutos). Lo importante no es la cantidad, sino la constancia.
4. Entrenar la regulación emocional. Respiración diafragmática, relajación muscular o técnicas de mindfulness pueden ayudarte a bajar los picos de nerviosismo (temblores, dificultad para respirar). Practicadas de forma diaria, no solo en crisis, pueden marcar diferencia.
5. Aceptar ayuda profesional de manera más estructurada. Ya estás en terapia, lo cual es muy positivo, pero si los pensamientos suicidas y la autolesión se mantienen, también podría ser recomendable consultar con un psiquiatra para valorar un tratamiento complementario que ayude a estabilizar la ansiedad y el ánimo.

Por qué la terapia es clave en tu caso: El trabajo terapéutico puede ayudarte a:
- Aprender a identificar y cuestionar esos pensamientos catastróficos para que no dominen tu vida.
- Romper el ciclo de obsesión-abandono, encontrando maneras de mantener motivaciones estables.
- Fortalecer tu autoestima y sentido vital, para que no sientas que estás “arrastrado” por la ansiedad.
- Trabajar los pensamientos suicidas y la autolesión de forma segura, con estrategias para regular la angustia sin hacerte daño.
Como psicóloga general sanitaria, neuropsicóloga y especialista en diferentes áreas, trabajo desde un enfoque cognitivo-conductual integrando otras técnicas según la necesidad de cada persona. En tu caso, podríamos diseñar un plan de intervención específico para romper con ese patrón de pensamientos intrusivos y obsesiones, y ayudarte a recuperar estabilidad y motivación real en tu vida.

No tienes por qué acostumbrarte a vivir así. Hay salida, y dar este paso de pedir ayuda ya es muy valioso. Si necesitas mi ayuda aquí estoy para acompañarte. Un abrazo.
Encuentra un experto
Gracias por compartir tu experiencia con tanta sinceridad. Lo que describes encaja con un patrón de ansiedad generalizada acompañado de pensamientos catastróficos recurrentes, oscilaciones motivacionales y, de forma muy preocupante, con ideación suicida y conductas de autolesión.

Lo primero que quiero transmitirte es que esto tiene tratamiento y no tienes por qué resignarte a vivir siempre así. Lo que experimentas no es una condena, sino una señal de que necesitas una intervención más integral.

Algunas claves importantes:
• Atención prioritaria: los pensamientos suicidas requieren que busques ayuda profesional especializada cuanto antes. Puede ser necesario complementar la terapia psicológica con tratamiento psiquiátrico.
• Ansiedad y pensamientos catastróficos: existen técnicas de terapia cognitivo-conductual muy eficaces para trabajar la anticipación negativa, la preocupación excesiva y el diálogo interno autocrítico.
• Falta de motivación y ciclos de impulso/abandono: no son rasgos de carácter, sino síntomas de un funcionamiento ansioso-depresivo que puede mejorar aprendiendo a generar rutinas más estables, con objetivos realistas y acompañamiento terapéutico.
• Obsesiones con actividades o relaciones: responden a intentos de autorregularte, aunque luego se conviertan en fuente de frustración. Es algo que se puede trabajar para construir recursos más sanos y sostenibles.

En resumen: no es que tengas que “acostumbrarte”, sino que necesitas un abordaje psicológico diferente. Hay salida, pero es fundamental que no lo enfrentes en soledad. Si lo deseas, puedes ponerte en contacto conmigo y valoramos juntos cómo acompañarte en este proceso.

Hola, gracias por abrirte y compartir con tanta honestidad lo que estás viviendo. Se nota el esfuerzo que haces por comprenderte y buscar apoyo, y eso ya es un paso muy importante.

Lo que describes —preocupación constante, pensamientos catastróficos, oscilaciones entre ilusión y frustración, nerviosismo físico, dificultad para mantener la motivación, autolesiones y pensamientos suicidas— refleja un malestar emocional significativo que no tienes por qué atravesar en soledad.

Es comprensible que sientas miedo a que esto te acompañe siempre, pero quiero transmitirte un mensaje claro: sí hay soluciones y sí se puede mejorar. Los pensamientos y patrones que cuentas no son rasgos permanentes de tu identidad, sino síntomas que pueden trabajarse con el acompañamiento adecuado.

Algunas ideas importantes:

1. Estás ya en terapia, lo cual es fundamental. Te animo a que hables abiertamente con tu psicóloga sobre los pensamientos suicidas y las autolesiones, para que podáis abordarlos de manera directa y con estrategias específicas de seguridad.

2. Puede ser recomendable valorar también apoyo psiquiátrico, ya que en ocasiones la combinación de terapia psicológica y tratamiento farmacológico es lo que permite estabilizar y dar más fuerza al trabajo terapéutico.

3. Evita quedarte solo con la idea de que “esto es para toda la vida”: los problemas de ansiedad, depresión y patrones obsesivos pueden mejorar mucho con el enfoque terapéutico adecuado. No quiero interferir en tu proceso terapéutico y tampoco sé si lo estáis haciendo ya, pero en ocasiones es importante analizar experiencias pasadas / tempranas por si existe algún tipo de trauma que pueda estar interfiriendo en el presente y en tu sintomatología actual.

Mientras tanto, si los pensamientos de hacerte daño se intensifican, por favor, no lo dudes y busca ayuda inmediata: llama a los servicios de urgencias (112 en España) o acude a un centro sanitario. No es una exageración: tu vida y tu seguridad son lo más importante.

Lo que cuentas tiene tratamiento y un camino de salida. Estás dando un paso muy valioso al expresarlo aquí. Con el apoyo adecuado, es posible recuperar la motivación, encontrar calma y construir una vida más estable y significativa.

Un abrazo y mucho ánimo

Elbire Arana
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807
 Toni González Masana
Psicólogo
Vilassar de Mar

Buenas, me presento, soy Toni. Te felicito por haber tomado la inciativa de conocerte mejor y tomar ese camino que en ocasiones puede ser duro pero siempre gratificante.
Comentas que sientes que padeces ansiedad generalizada. Cantidad de pensamientos catastróficos, negativos, avanzando o fantaseando escenarios reales o imaginarios en que las opciones se malogran. Me llama la atención especialmente la de la futura pareja. Ese miedo que se avanza, que no está pero se vive casi como una realidad. En este caso parece como una forma de protección: si imagino que va a ir mal o bien sufro por adelantado y no sufriré tanto cuando suceda (porqué sucederá seguro) o no sufro en absoluto porque el miedo me paraliza y no hay pareja futura ni presente. Aunque en realidad si que hay un sufrimiento. Hay parálisis ante un deseo obstruido.
Y luego estas fantasías maravillosas de futuro que supones mecanismos de defensa. Por un lado qué bonitas fantasías. Qué necesarias. Para poder pensar en futuros posibles. Pero que no debieran de ocupar toda nuestra energía mental. Explico. Si uno no pasa de las ideas a los hechos (planificando pasos, corrigiendo en el camino si se malogran) uno no vive nunca esas fantasías que nos sirven para explorar posibilidades, para poner a caminar nuestro deseo. El deseo se atora en un mero fantaseo que nos hace sonreir pero no logra, no logra alcanzar el deseo.
Y entre estos dos (castástrofe y maravilla) el bloqueo y los pensamientos suicidas. Una energía vital atrapada que lucha por salir del embarcadero y navegar y si no lo hace se estanca en estos otros pensamientos. La motivación, afirmas, dura un par de meses y luego llega la caída. Creo que la terapia que iniciaste es fundamental en esto. Tratar de que la motivación dure lo más posible y la caída lo menos. Hasta ahora ha sido como cuentas y seguramente no cambie de la noche a la mañana pero haces bien en trabajar como haces en la terapia. Tratar de que la motivación dure lo más posible y la caída lo menos. Es como un entrenamiento en el que debemos fortalecernos todos. El deseo también puede ser un músculo que se debe tonificar. Hay personas en la que nos puede costar más. Debe ser poco a poco constante, respetando los tiempos de la persona y elegir bien las actividades que nos gusten. Saber que la fustración existe, que te voy a decir, forma parte del proceso. Repito. Tratar de que la motivación, el deseo dure lo más posible y la caída lo menos. Es humano, es para todos igual, aunque en cada vida resulte distinto y a veces parezca muy dificil.
A respecto de si esto durará toda la vida: no tiene porqué. No es una buena metáfora la del deseo como un músculo, pero para este momento nos sirve. Alguien con poca tonificación muscular necesitará más tiempo de entrenamiento, menos intenso y muy constante. Y tendrá mayor tono muscular (y de deseo). Pero todos tenemos altibajos musculares ( y emocionales y de deseo) y todos perdemos cierto esplendor físico con los años. Contra mejor tono muscular ( y de deseo) mejor transitaremos los años que vendrán. Estás en la treintena, muy buen momento para poder plantearse todos estos temas, incluso aún mejor ya que tu psicóloga te acompaña.
Hola! Lo que describes muestra que tu vida está bastante condicionada por los pensamientos y las sensaciones que aparecen. Entiendo que quieras una explicación global o un diagnóstico, pero lo más importante no es ponerle un nombre a todo eso, sino mirar qué haces cuando esos pensamientos o emociones aparecen, y cómo esas conductas van manteniendo el malestar.

Dices que cuando te sientes mal, buscas distraerte de forma rápida (videojuegos, leer de golpe, citas, vaper, gimnasio, etc.). Esos intentos funcionan un rato, pero después vuelves a estar en la misma situación. Esto es un patrón: la evitación inmediata alivia un poco, pero hace que el problema se mantenga en el tiempo. También mencionas que tu motivación aparece con fuerza y luego decae; esa oscilación se parece a lo que pasa cuando las conductas dependen de impulsos y no de un plan sostenido en el tiempo.

Sobre los pensamientos suicidas y la autolesión: eso es un tema muy delicado. No se trata de acostumbrarse ni de “aguantar”. Cuando aparecen con frecuencia, lo prioritario es buscar apoyo profesional inmediato, incluso de urgencia si lo necesitas en algún momento. Esos pensamientos no son algo con lo que “aprender a convivir sin más”: son señales de que necesitas más apoyo ahora, no después.

Lo que planteas de si hay una solución: no existe una receta rápida ni un “parche” que borre los pensamientos. Lo que sí es posible es aprender a relacionarte de otra manera con ellos, de forma que no dirijan todo lo que haces. Y también ir construyendo, poco a poco, rutinas estables y conductas que te acerquen a lo que valoras en tu vida (trabajo, relaciones, proyectos), aunque los pensamientos sigan apareciendo.

Resumiendo:
- No, no tienes que resignarte a vivir siempre de esta manera.
- Sí, es posible cambiar cómo respondes a esos pensamientos y emociones.
- Para eso hace falta trabajo constante, con un plan y con acompañamiento terapéutico.

Si los pensamientos de hacerte daño vuelven a ser intensos, lo más importante es pedir ayuda de inmediato.

Espero haberte sido de ayuda. Un fuerte abrazo.
Gracias por compartirlo, entiendo lo difícil que debe ser para ti. Lo que describes puede relacionarse con un cuadro de ansiedad generalizada y episodios depresivos, con pensamientos suicidas que requieren atención clínica especializada. Es importante que hables de ello con tu psicóloga y valores también apoyo psiquiátrico. Con el tratamiento adecuado (psicoterapia y, si procede, medicación) es posible reducir la ansiedad, estabilizar tu ánimo y recuperar tu motivación. No tienes por qué acostumbrarte a vivir así, hay soluciones eficaces.
Hola! Claro que hay solución. Si sientes que estás un poco estancado en la terapia quizás es momento de cambiar de aires. Al final la terapia tiene que cumplir un objetivo fundamental y es generar cambios en la vida de la persona, de manera que eso le lleve a una mayor satisfacción vital. Además la terapia debería tener un principio y un final, cuando se consiguen los objetivos establecidos. Muchas veces esto ocurre con los procesos terapéuticos, no es que tu psicólogx no esté haciendo bien su trabajo, ni que tu tengas ningún trastorno, simplemente quizás habéis llegado a un punto donde es difícil seguir haciendo cambios. Yo no pienso que haya nada malo en ti, aunque no te conozca, pienso que no has dado con la clave de lo que necesitas, de entenderte a ti y de donde vienen esos pensamientos que tanto te abruman. Yo confío en que claro que podrás tener una vida tranquila, pero quizás necesitas más comprensión de ti mismo y tu historia de vida. Espero que te haya sido útil mi comentario. Un saludo!
¡Hola!

Me alegra saber que cuentas con el acompañamiento de una psicóloga, porque estos momentos son muy difíciles de sostener en soledad. Los pensamientos obsesivos y catastróficos suelen responder a un patrón del miedo: son narrativas creativas que tu mente construye a raíz de una experiencia de temor.

Lo primero que recomiendo es intentar relativizar esos pensamientos, recordando que lo que imaginamos muchas veces no es real. Seguro que en algún momento has fantaseado con una situación que nunca llegó a suceder; esos pensamientos funcionan de manera similar, como una fantasía que la mente genera para dar cobijo al miedo.

En segundo lugar, puede ser muy valioso establecer un diálogo con ese miedo; ahí tu psicóloga puede ayudarte a encontrar su raíz. Y, para los momentos de mayor estrés o activación corporal, te sugiero apoyarte en técnicas de relajación o de presencia que te ayuden a salir de la rumiación y volver al cuerpo.

Siento que tu trabajo interno es profundo. ¡Mucho ánimo en este proceso! Y cualquier cosa, dime: aquí estoy para acompañarte.
Hola, gracias por compartir tu experiencia con tanta honestidad. Por lo que describes, estás lidiando con un patrón de ansiedad y pensamientos intrusivos que lleva tiempo en tu vida y que ahora se ha intensificado. Es comprensible sentir frustración y preocupación por cómo esto puede afectar tu futuro; reconocerlo es el primer paso hacia el cambio.
Aunque no puedo hacer un diagnóstico sin una evaluación presencial completa, los síntomas que mencionas —preocupaciones excesivas, catastrofización, nerviosismo, dificultad para mantener motivación y pensamientos suicidas— son señales de que necesitas acompañamiento profesional intensivo y especializado. La seguridad es lo primero: si los pensamientos suicidas aumentan o temes hacerte daño, busca ayuda inmediata a través de un servicio de urgencias o el número de emergencia de tu comunidad.
A la par, hay estrategias que puedes comenzar a aplicar:
1. Manejo de la activación fisiológica: técnicas de respiración consciente y anclaje sensorial pueden ayudarte a reducir la ansiedad cuando surgen temblores, palpitaciones o sensación de ahogo.
2. Registro de pensamientos: mantener un diario donde anotes pensamientos, emociones y reacciones te permite identificar patrones y diferenciar lo que depende de ti de lo que es solo interpretación o miedo.
3. Establecimiento de hábitos sostenibles: en lugar de intentar cambios grandes de golpe, prueba pequeños pasos consistentes. Por ejemplo, dedicar 15–20 minutos diarios a una actividad que te aporte sensación de logro y no depender de impulsos o obsesiones.
4. Apoyo profesional continuado: un plan terapéutico adaptado a tu situación, que incluya manejo de ansiedad, regulación emocional y seguimiento de tus pensamientos, es fundamental para transformar estos patrones de manera segura y efectiva.
Quiero que recuerdes: no tienes que acostumbrarte a vivir con estos pensamientos. Con acompañamiento adecuado y práctica constante, es posible recuperar estabilidad emocional, mantener relaciones sanas y lograr objetivos de forma sostenible. Ya has dado un gran paso al identificar tus patrones y buscar ayuda.
Un abrazo,
Lenia M Rosell
 Laura Romero
Psicólogo
Huelva
Gracias por contarlo con tanta claridad —se nota que has hecho un trabajo de observación importante. Lo que describes encaja con un cuadro de ansiedad sostenida y patrones compulsivo-impulsivos (alternancia de “arranques” intensos y caídas), y todo eso se puede trabajar: en TCC utilizamos técnicas concretas como activación conductual (planificar pequeñas acciones diarias), tiempo para preocuparse (worry time), restructuración cognitiva para desmontar pensamientos catastróficos y ERP (exposición + prevención de respuesta) para las conductas compulsivas. Si aparecen pensamientos suicidas o autolesiones, es imprescindible pedir ayuda ya (urgencias o 112).

Un plan breve que suele funcionar al inicio: 1) pedir cita urgente con tu terapeuta o con atención primaria para valorar la intensidad; 2) establecer rutinas de sueño, ejercicio y “worry time”; 3) fijar micro-objetivos diarios (10–30 min) para reactivar motivación; 4) practicar parada-respira-actúa cuando aparezca la urgencia; y 5) valorar con un psiquiatra si un apoyo farmacológico temporal puede ayudar a bajar la ansiedad mientras trabajas con TCC.

No tienes por qué “acostumbrarte” a esto: con terapia estructurada y, si hace falta, apoyo farmacológico, la mayoría de las personas mejoran de forma sostenida. Si quieres, podemos evaluar tu caso en una sesión y diseñar un plan concreto y escalonado.
 Paula Lao Rodríguez
Psicólogo
Sant Cugat del Vallès
Antes de nada, quiero felicitarte por haber dado el paso de acudir a terapia. Es una decisión valiente y un primer paso fundamental hacia el bienestar. Debes saber que el proceso terapéutico puede ser largo y tedioso, pero con constancia suele dar muy buenos resultados.
Por los síntomas que describes, no parece que presentes un Trastorno de Ansiedad Generalizada. Este diagnóstico requeriría una preocupación excesiva y persistente por múltiples áreas de la vida, junto con dificultades para dormir, irritabilidad o un deterioro significativo en tu funcionamiento diario. Sí parece, en cambio, que podrías presentar algunos rasgos de personalidad obsesiva, dado que mencionas la presencia frecuente de pensamientos intrusivos difíciles de controlar. En tu caso, sería adecuado trabajar la autoestima y el autoconcepto, ya que percibo ciertas inseguridades que podrían mejorar al fortalecer la percepción que tienes de ti mismo.
Respecto a los pensamientos suicidas que comentas, es importante que sepas que son más comunes de lo que parece, aunque suelen permanecer ocultos por el estigma social. Te animo a explorarlos abiertamente con tu terapeuta para poder valorar el nivel de riesgo real. Es importante también que los diferenciemos de las autolesiones, ya que su función es diferente: mientras que las autolesiones suelen tener un carácter analgésico o regulador del malestar emocional, los pensamientos suicidas implican una intención de poner fin a la vida.
Por lo que describes, es probable que estés experimentando algún grado de ansiedad, ya que los “episodios de nerviosismo” que mencionas parecen corresponder a crisis ansiosas. Es positivo que busques mantenerte activo, ya que la actividad ayuda a regular la ansiedad; sin embargo, deberías elegir actividades que puedas sostener en el tiempo, aunque inicialmente resulten menos estimulantes, para romper el círculo de abandono por falta de motivación.
Con un tratamiento psicológico adecuado, un mayor autoconocimiento y un trabajo constante en la gestión de los pensamientos intrusivos, podrás conseguir mejorar significativamente.
 David García Díaz
Psicólogo
Castellón de la Plana
Hola,

Gracias por compartir tu historia con tanta honestidad. Lo que describes refleja un desgaste emocional profundo, fruto de convivir mucho tiempo con una mente en constante alerta. Ese patrón de pensamientos catastróficos, alternados con momentos de euforia o fantasía, es muy característico de un sistema nervioso sobrecargado y de un funcionamiento ansioso que ha aprendido a oscilar entre el miedo y la búsqueda de alivio inmediato.

No estás roto ni condenado a vivir así. Lo que ocurre es que tu mente ha desarrollado estrategias de supervivencia que, aunque antes te ayudaron a sobrellevar la incertidumbre, hoy se han vuelto muy costosas. El hecho de que puedas observarlo, reflexionarlo y ponerle palabras ya es un paso terapéutico muy importante.

Con el acompañamiento adecuado —a veces combinando psicoterapia y apoyo psiquiátrico para estabilizar los síntomas más intensos— es posible reentrenar la mente para no quedarse atrapada en el bucle de miedo, frustración y culpa. No se trata solo de “relajarte”, sino de aprender a regular tus emociones, desmontar los pensamientos automáticos y reconectar con una motivación más estable y realista.

Mi recomendación sería no intentar afrontarlo solo. Buscar una intervención más integral, con un enfoque tanto psicológico como médico si es necesario, puede marcar una diferencia enorme en tu calidad de vida. Con acompañamiento, esto tiene salida.

Un saludo,
David

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