Llevo años padeciendo etapas con trastorno depresivo (diagnosticado). Una vez que sentía que mejorab
12
respuestas
Llevo años padeciendo etapas con trastorno depresivo (diagnosticado). Una vez que sentía que mejoraba mi estado, volvía a tener recaídas. Sin embargo, desde hace tres años nacieron pensamientos suicidas como única solución y con terapia pude reconducirme a buscar razones (aunque sean pequeñas) para vivir. Asistí a terapia durante un tiempo y finales de septiembre dejé de ir a terapia (había mejorado mi ánimo significativamente de manera prolongada) por cuestiones económicas y meses después tuve una recaída muy fuerte a la que no encuentro ninguna razón o desencadenante. Simplemente el sentimiento de tristeza y dolor es tan fuerte que es imposible no pensar en suicidarme, añadiendo que mis antidepresivos han dejado de surgir efecto, he dejado de tener fuerzas para esto. Quiero intentar por última vez ir a terapia para tener la consciencia tranquila de que ya lo he intentado todo. No veo que mi futuro sea diferente de lo que he ido experimentando, reiteradas veces y no soporto más, a pesar de ser bastante joven. ¿Es descabellado pensar que hay personas que no estamos psicológicamente hechos para soportar vivir una vida?
Hola, quería escribirte unas palabras desde un lugar muy sincero y humano. Lo que estás atravesando no es menor, y no estás sola en esa sensación de cansancio profundo, de hartazgo, de preguntarte si realmente esto va a cambiar alguna vez. Entiendo que ahora mismo todo te pese, que incluso respirar cueste, y que aparezca esa idea —tan dura— de que quizás tú no estás hecha para vivir. Pero permíteme decirte algo con toda la honestidad posible: no es que no estés hecha para vivir, es que quizás has vivido demasiado tiempo cargando con un dolor que no deberías haber llevado sola.
La terapia no es magia, ni una solución inmediata. Pero sí es, a veces, ese espacio donde lo imposible empieza a tener un poquito de sentido. Donde el dolor se nombra y deja de ser tan asfixiante. Y aunque hoy sientas que ya lo has intentado todo, que no hay nada nuevo que puedas hacer… permíteme acompañarte en este último intento, que quizás no sea el último, sino el primero de un camino diferente.
Volver a terapia no es rendirse, es todo lo contrario: es decir “no quiero rendirme todavía”. Y si hay una parte, aunque sea pequeñísima, dentro de ti, que aún quiere probar una vez más, aquí estaré para acompañarla. Lo haremos con calma, sin exigencias, y sin promesas vacías. Sólo con presencia, con escucha, y con respeto profundo por todo lo que has vivido.
A veces, cuando ya no se tienen fuerzas, lo único que se necesita es alguien que camine a tu lado un rato. Yo quiero ofrecerte eso.
¿Te animas a dar ese paso conmigo?
La terapia no es magia, ni una solución inmediata. Pero sí es, a veces, ese espacio donde lo imposible empieza a tener un poquito de sentido. Donde el dolor se nombra y deja de ser tan asfixiante. Y aunque hoy sientas que ya lo has intentado todo, que no hay nada nuevo que puedas hacer… permíteme acompañarte en este último intento, que quizás no sea el último, sino el primero de un camino diferente.
Volver a terapia no es rendirse, es todo lo contrario: es decir “no quiero rendirme todavía”. Y si hay una parte, aunque sea pequeñísima, dentro de ti, que aún quiere probar una vez más, aquí estaré para acompañarla. Lo haremos con calma, sin exigencias, y sin promesas vacías. Sólo con presencia, con escucha, y con respeto profundo por todo lo que has vivido.
A veces, cuando ya no se tienen fuerzas, lo único que se necesita es alguien que camine a tu lado un rato. Yo quiero ofrecerte eso.
¿Te animas a dar ese paso conmigo?
Hola, gracias por escribir.
Puedes enviarme un mensaje directamente desde mi perfil y te atenderé con carácter de urgencia. Esa primera consulta será gratuita, así que no te preocupes por el pago.
Solo hablaríamos de honorarios si más adelante decides iniciar un tratamiento continuado.
Lo que estás viviendo es muy doloroso, pero tiene salida. Que te sientas al límite no significa que no puedas mejorar, sino que necesitas apoyo profesional y un ajuste en tu tratamiento.
Estoy aquí si decides dar ese paso. No estás solo/a.
Puedes enviarme un mensaje directamente desde mi perfil y te atenderé con carácter de urgencia. Esa primera consulta será gratuita, así que no te preocupes por el pago.
Solo hablaríamos de honorarios si más adelante decides iniciar un tratamiento continuado.
Lo que estás viviendo es muy doloroso, pero tiene salida. Que te sientas al límite no significa que no puedas mejorar, sino que necesitas apoyo profesional y un ajuste en tu tratamiento.
Estoy aquí si decides dar ese paso. No estás solo/a.
Gracias por abrirte con tanta honestidad. No, no es descabellado pensar que hay personas para quienes la vida se vuelve demasiado difícil de sostener, pero eso no significa que estés mal hecho o que no tengas valor. Lo que estás sintiendo ahora esa tristeza profunda, la desesperanza, el cansancio mental no es un reflejo de tu esencia, sino de una etapa dolorosa, posiblemente prolongada, en la que tu identidad y sentido de vida se han visto golpeados una y otra vez. La mente, cuando está exhausta, deja de ver salidas. Eso no significa que no las haya.
Desde nuestra experiencia terapéutica, lo que estás viviendo parece una crisis existencial profunda, no una señal de que estés roto, sino de que estás al límite de tus recursos actuales. En este punto, tu deseo de volver a terapia no es solo un acto de responsabilidad: es un acto de amor propio, de resistencia silenciosa. No estás fracasando porque volviste a caer; estás luchando desde hace años en un terreno difícil, y eso también habla de tu fuerza. Tu dolor merece compañía, no juicio. Y la recaída, aunque no tenga un desencadenante claro, puede ser una señal de que aún hay partes de ti que necesitan ser vistas, escuchadas y sostenidas.
Entiendo que no es comprensible que no veas futuro cuando el presente duele tanto. Pero no podemos pedirle al dolor que construya esperanza: ese es el trabajo del vínculo, de la palabra compartida, de la presencia terapéutica. Buscar razones para vivir, aunque sean pequeñas, como hiciste antes, no es ingenuo: es sabiduría en medio del caos. Tal vez hoy no puedas creer en una versión futura de ti más libre, pero esa posibilidad no muere porque no la sientas ahora. Se construye paso a paso, incluso desde el suelo.
Tu pregunta final es en realidad una afirmación de conciencia: sabes que algo no está funcionando, y estás buscando un nuevo sentido. Esa búsqueda ya es vida. Te podemos acompañar lo sabes. Las personas no somos hechas para vivir, aprendemos a hacerlo a veces con mucho dolor, con ayuda, con recaídas, con reconstrucciones lentas. Y en ese camino, lo más valiente que puedes hacer hoy es exactamente lo que estás haciendo: pedir ser escuchado. Y lo estás siendo.
Un saludos
Ramiro
Desde nuestra experiencia terapéutica, lo que estás viviendo parece una crisis existencial profunda, no una señal de que estés roto, sino de que estás al límite de tus recursos actuales. En este punto, tu deseo de volver a terapia no es solo un acto de responsabilidad: es un acto de amor propio, de resistencia silenciosa. No estás fracasando porque volviste a caer; estás luchando desde hace años en un terreno difícil, y eso también habla de tu fuerza. Tu dolor merece compañía, no juicio. Y la recaída, aunque no tenga un desencadenante claro, puede ser una señal de que aún hay partes de ti que necesitan ser vistas, escuchadas y sostenidas.
Entiendo que no es comprensible que no veas futuro cuando el presente duele tanto. Pero no podemos pedirle al dolor que construya esperanza: ese es el trabajo del vínculo, de la palabra compartida, de la presencia terapéutica. Buscar razones para vivir, aunque sean pequeñas, como hiciste antes, no es ingenuo: es sabiduría en medio del caos. Tal vez hoy no puedas creer en una versión futura de ti más libre, pero esa posibilidad no muere porque no la sientas ahora. Se construye paso a paso, incluso desde el suelo.
Tu pregunta final es en realidad una afirmación de conciencia: sabes que algo no está funcionando, y estás buscando un nuevo sentido. Esa búsqueda ya es vida. Te podemos acompañar lo sabes. Las personas no somos hechas para vivir, aprendemos a hacerlo a veces con mucho dolor, con ayuda, con recaídas, con reconstrucciones lentas. Y en ese camino, lo más valiente que puedes hacer hoy es exactamente lo que estás haciendo: pedir ser escuchado. Y lo estás siendo.
Un saludos
Ramiro
Hola la vida no es siempre fácil y hay que encontrar eso que hace que sea difícil para pelearlo y ver que de nuevo puede ser ilusionante. No hay personas que no estén hechas para soportar la vida sino que a veces nos faltan herramientas para pelear posibles baches. Si te fue bien el profesional al que acudiré vuelve de nuevo. Un saludo
Hola, no es descabellado lo que te está ocurriendo, cuando atravesamos una depresión son comunes los sentimientos de desesperanza acompañados de este tipo de pensamientos. Pero como bien has explicado, esto nos ocurre cuando la depresión distorsiona nuestra realidad y, al salir de ella, estos sentimientos e ideas desaparecen y podemos comenzar a vivir en lugar de continuar sobreviviendo.
El paso que estás dando de escribir, como el de plantearte volver a terapia, es un indicador del inicio del proceso de recuperación. Además, ya en el pasado has usado y aprovechado estas herramientas, lo que te facilitará el camino. Antes de nada, es importante que cuentes con un plan de emergencia cuando aparecen estas emociones y pensamientos: como pedir ayuda a la gente cercana, hablar de ello, llamar al teléfono 024 o incluso acudir a emergencias o al centro de salud cuando sentimos que no podemos más. Si en terapia te enseñaron alguna técnica de identificación y regulación emocional o cualquier otra estrategia que te sirviese en el pasado, también sería conveniente aplicarla.
Finalmente, en los tratamientos muchas veces adquirimos herramientas que nos sirven para aliviar el dolor, pero que no curan la herida. Por ello es importante que encuentres un lugar donde primero te acompañen para sostenerte en el presente, pero donde también podáis trabajar sobre el origen, las implicaciones en tu vida y un plan de prevención de recaídas. Recuerda que este camino ya lo has transitado con éxito en el pasado.
El paso que estás dando de escribir, como el de plantearte volver a terapia, es un indicador del inicio del proceso de recuperación. Además, ya en el pasado has usado y aprovechado estas herramientas, lo que te facilitará el camino. Antes de nada, es importante que cuentes con un plan de emergencia cuando aparecen estas emociones y pensamientos: como pedir ayuda a la gente cercana, hablar de ello, llamar al teléfono 024 o incluso acudir a emergencias o al centro de salud cuando sentimos que no podemos más. Si en terapia te enseñaron alguna técnica de identificación y regulación emocional o cualquier otra estrategia que te sirviese en el pasado, también sería conveniente aplicarla.
Finalmente, en los tratamientos muchas veces adquirimos herramientas que nos sirven para aliviar el dolor, pero que no curan la herida. Por ello es importante que encuentres un lugar donde primero te acompañen para sostenerte en el presente, pero donde también podáis trabajar sobre el origen, las implicaciones en tu vida y un plan de prevención de recaídas. Recuerda que este camino ya lo has transitado con éxito en el pasado.
Entiendo que estás atravesando un momento muy difícil, con pensamientos muy duros y sentimientos de desesperanza que parecen abrumadores. No obstante, no siempre has tenido estos pensamientos. A menudo creemos todo lo que pensamos sin tener en cuenta si hay diferentes opciones.
Es completamente comprensible que te sientas agotado y que hayas llegado a pensar en que quizás no estás hecho para soportar vivir, pero quiero recordarte que, incluso en los momentos más oscuros, hay posibilidades de encontrar apoyo, comprensión y cambios positivos. La decisión de volver a terapia es muy valiente y un paso importante. La terapia puede ofrecerte un espacio seguro para explorar estos nuevos sentimientos, entenderlos mejor y encontrar nuevas estrategias para afrontar la situación.
También es importante que hables con tu psiquiatra de referencia, especialmente si los antidepresivos ya no parecen hacer efecto. Puede ser necesario revisar tu tratamiento, explorar otras opciones o incluso considerar un seguimiento más cercano, en caso de que estés en riesgo.
En momentos que te sientas desbordado te recomiendo llamar al 024 o al 112 dónde encontraras ayuda las 24 horas de especialistas psicólogos o ir al hospital más cercano.
Recuerda que tu vida tiene valor, y aunque ahora no puedas ver un camino claro. No dudes en buscar ayuda y en expresar todo lo que sientes.
Es completamente comprensible que te sientas agotado y que hayas llegado a pensar en que quizás no estás hecho para soportar vivir, pero quiero recordarte que, incluso en los momentos más oscuros, hay posibilidades de encontrar apoyo, comprensión y cambios positivos. La decisión de volver a terapia es muy valiente y un paso importante. La terapia puede ofrecerte un espacio seguro para explorar estos nuevos sentimientos, entenderlos mejor y encontrar nuevas estrategias para afrontar la situación.
También es importante que hables con tu psiquiatra de referencia, especialmente si los antidepresivos ya no parecen hacer efecto. Puede ser necesario revisar tu tratamiento, explorar otras opciones o incluso considerar un seguimiento más cercano, en caso de que estés en riesgo.
En momentos que te sientas desbordado te recomiendo llamar al 024 o al 112 dónde encontraras ayuda las 24 horas de especialistas psicólogos o ir al hospital más cercano.
Recuerda que tu vida tiene valor, y aunque ahora no puedas ver un camino claro. No dudes en buscar ayuda y en expresar todo lo que sientes.
No, no es descabellado lo que sientes. Es profundamente humano. Cuando una persona atraviesa episodios depresivos recurrentes y ha hecho esfuerzos considerables (como lo has hecho tú) sin obtener un alivio sostenido, es lógico que surjan pensamientos desesperanzados y una sensación de agotamiento total. Sin embargo, es importante destacar que esta percepción está profundamente influida por el estado depresivo actual, que tiende a distorsionar la visión del futuro, de uno mismo y del mundo, haciéndolo parecer irremediablemente oscuro. El hecho de que los antidepresivos hayan perdido efectividad y que no encuentres un desencadenante claro de esta recaída sugiere que puede ser momento de una reevaluación clínica completa, tanto del tratamiento farmacológico como del abordaje terapéutico. A veces, los tratamientos deben ser ajustados o combinados de manera distinta.
Asimismo, es valioso que aún conserves la intención de intentarlo una vez más; eso no es poco. No lo minimices. Es un signo de vida y de que, aunque muy tenue, hay una parte de ti que sigue creyendo que puede haber algo distinto. Te animo, desde mi experiencia, a que te acerques a un profesional especializado en trastornos depresivos resistentes o recurrentes. Y si los medios económicos son una barrera, existen recursos comunitarios, universidades con atención psicológica a bajo costo, y en algunos países, servicios públicos gratuitos. No estás sola en este malestar, aunque tu mente hoy te haga sentirlo así. No es que no estés hecha para esta vida; es que has cargado mucho durante mucho tiempo, y tu sistema necesita ayuda y descanso, no un juicio sobre su valor o capacidad. El sufrimiento que describes no es una sentencia definitiva, aunque lo parezca. Puede ser aliviado. Mereces esa oportunidad, una más, pero no como último intento: como un acto de dignidad hacia ti. Un saludo y ¡ánimo!
Asimismo, es valioso que aún conserves la intención de intentarlo una vez más; eso no es poco. No lo minimices. Es un signo de vida y de que, aunque muy tenue, hay una parte de ti que sigue creyendo que puede haber algo distinto. Te animo, desde mi experiencia, a que te acerques a un profesional especializado en trastornos depresivos resistentes o recurrentes. Y si los medios económicos son una barrera, existen recursos comunitarios, universidades con atención psicológica a bajo costo, y en algunos países, servicios públicos gratuitos. No estás sola en este malestar, aunque tu mente hoy te haga sentirlo así. No es que no estés hecha para esta vida; es que has cargado mucho durante mucho tiempo, y tu sistema necesita ayuda y descanso, no un juicio sobre su valor o capacidad. El sufrimiento que describes no es una sentencia definitiva, aunque lo parezca. Puede ser aliviado. Mereces esa oportunidad, una más, pero no como último intento: como un acto de dignidad hacia ti. Un saludo y ¡ánimo!
Hola, !buenas tardes!
Antes que nada, quiero agradecerte por la valentía que supone compartir lo que estás viviendo. Lo que relatas no es fácil de expresar, y hacerlo ya es un acto de fortaleza, aunque ahora no lo sientas así.
Has puesto mucho de ti para salir adelante, incluso en momentos de profundo dolor. Eso tiene un valor inmenso y merece ser reconocido. A veces, cuando la tristeza es tan intensa y persistente, perdemos de vista el esfuerzo que hemos hecho para mantenernos en pie. Pero ese esfuerzo cuenta, y mucho.
Entiendo que esta última recaída, sin un motivo aparente, ha sido especialmente dura. En estos casos es importante recordar que la depresión no siempre tiene una causa externa clara. Existen formas de depresión reactiva (o exógena), que surgen tras experiencias dolorosas como una pérdida o una ruptura, y otras de tipo endógeno, donde intervienen factores internos o biológicos, incluso cuando aparentemente todo está bien. Ambas son reales y válidas, y ambas merecen el mismo nivel de comprensión y tratamiento.
Mencionas también que los antidepresivos han dejado de hacer efecto. Esto puede ocurrir, y es importante que lo valores con un profesional, porque hay alternativas terapéuticas y farmacológicas que pueden ajustarse a lo que necesitas ahora. La medicación, al igual que la terapia, es una herramienta valiosa, pero no definitiva por sí sola. Para explicarlo con una metáfora: si tuvieras una lesión de rodilla, los analgésicos te ayudarían con el dolor, pero para sanar y recuperar movilidad necesitarías rehabilitación. La terapia, en este sentido, es esa rehabilitación emocional.
Desde la psicología cognitivo-conductual, hay una idea que puede ayudarte a entender parte de este proceso: cuando estamos deprimidos, dejamos de hacer cosas que nos hacían sentir bien, y al mismo tiempo, no tenemos energía ni ganas para retomarlas. Es una especie de círculo vicioso: no hacemos porque no sentimos, y no sentimos porque no hacemos. Y salir de ahí, aunque parezca mínimo, es un acto de gran coraje.
Una herramienta útil para empezar poco a poco es la rueda de la vida, donde se identifican distintas áreas personales: ocio, relaciones, trabajo, salud, familia, desarrollo personal, etc. A veces creemos que todo está mal, pero al visualizarlo, nos damos cuenta de que algunas áreas siguen sosteniéndonos. A partir de ahí, podemos planificar actividades que, aunque pequeñas, pueden empezar a devolvernos algo de estabilidad emocional. El objetivo no es "sentir ganas" para actuar, sino actuar para, con el tiempo, empezar a recuperar esas ganas. Como suelo decir: “Primero sal a tomar el café, y luego, si llega, encontrarás el gusto por tomarlo.”
También quiero mencionarte algo importante sobre lo que compartes respecto a los pensamientos suicidas. No estás solo/a en sentirte así, y aunque ahora te parezca imposible ver salida, sí la hay. Existen herramientas concretas como el Plan de Seguridad de Stanley y Brown (2012), que ayudan a prepararse para los momentos de mayor vulnerabilidad. Este plan incluye identificar señales de alarma, recursos personales y profesionales, estrategias de afrontamiento y lugares seguros. Es una guía que sirve como red de contención cuando más lo necesitamos.
Sé que has dicho que quieres intentarlo una vez más, y solo eso ya habla de tu compromiso contigo, incluso si ahora lo sientes como el último recurso. Yo te animaría a no enfocarlo como “el último intento”, sino como el siguiente paso, uno más, en un camino difícil, sí, pero no imposible.
No es descabellado lo que sientes. No eres débil ni estás defectuoso/a por estar cansado/a de vivir con tanto peso emocional. Pero ese cansancio no es el final: es una señal de que necesitas alivio, descanso y apoyo. Y eso es posible.
Si sientes que podría ayudarte en este momento de tu camino, estaré aquí para escucharte y acompañarte con el respeto, la calma y el compromiso que mereces. No tienes que atravesar esto solo/a.
Antes que nada, quiero agradecerte por la valentía que supone compartir lo que estás viviendo. Lo que relatas no es fácil de expresar, y hacerlo ya es un acto de fortaleza, aunque ahora no lo sientas así.
Has puesto mucho de ti para salir adelante, incluso en momentos de profundo dolor. Eso tiene un valor inmenso y merece ser reconocido. A veces, cuando la tristeza es tan intensa y persistente, perdemos de vista el esfuerzo que hemos hecho para mantenernos en pie. Pero ese esfuerzo cuenta, y mucho.
Entiendo que esta última recaída, sin un motivo aparente, ha sido especialmente dura. En estos casos es importante recordar que la depresión no siempre tiene una causa externa clara. Existen formas de depresión reactiva (o exógena), que surgen tras experiencias dolorosas como una pérdida o una ruptura, y otras de tipo endógeno, donde intervienen factores internos o biológicos, incluso cuando aparentemente todo está bien. Ambas son reales y válidas, y ambas merecen el mismo nivel de comprensión y tratamiento.
Mencionas también que los antidepresivos han dejado de hacer efecto. Esto puede ocurrir, y es importante que lo valores con un profesional, porque hay alternativas terapéuticas y farmacológicas que pueden ajustarse a lo que necesitas ahora. La medicación, al igual que la terapia, es una herramienta valiosa, pero no definitiva por sí sola. Para explicarlo con una metáfora: si tuvieras una lesión de rodilla, los analgésicos te ayudarían con el dolor, pero para sanar y recuperar movilidad necesitarías rehabilitación. La terapia, en este sentido, es esa rehabilitación emocional.
Desde la psicología cognitivo-conductual, hay una idea que puede ayudarte a entender parte de este proceso: cuando estamos deprimidos, dejamos de hacer cosas que nos hacían sentir bien, y al mismo tiempo, no tenemos energía ni ganas para retomarlas. Es una especie de círculo vicioso: no hacemos porque no sentimos, y no sentimos porque no hacemos. Y salir de ahí, aunque parezca mínimo, es un acto de gran coraje.
Una herramienta útil para empezar poco a poco es la rueda de la vida, donde se identifican distintas áreas personales: ocio, relaciones, trabajo, salud, familia, desarrollo personal, etc. A veces creemos que todo está mal, pero al visualizarlo, nos damos cuenta de que algunas áreas siguen sosteniéndonos. A partir de ahí, podemos planificar actividades que, aunque pequeñas, pueden empezar a devolvernos algo de estabilidad emocional. El objetivo no es "sentir ganas" para actuar, sino actuar para, con el tiempo, empezar a recuperar esas ganas. Como suelo decir: “Primero sal a tomar el café, y luego, si llega, encontrarás el gusto por tomarlo.”
También quiero mencionarte algo importante sobre lo que compartes respecto a los pensamientos suicidas. No estás solo/a en sentirte así, y aunque ahora te parezca imposible ver salida, sí la hay. Existen herramientas concretas como el Plan de Seguridad de Stanley y Brown (2012), que ayudan a prepararse para los momentos de mayor vulnerabilidad. Este plan incluye identificar señales de alarma, recursos personales y profesionales, estrategias de afrontamiento y lugares seguros. Es una guía que sirve como red de contención cuando más lo necesitamos.
Sé que has dicho que quieres intentarlo una vez más, y solo eso ya habla de tu compromiso contigo, incluso si ahora lo sientes como el último recurso. Yo te animaría a no enfocarlo como “el último intento”, sino como el siguiente paso, uno más, en un camino difícil, sí, pero no imposible.
No es descabellado lo que sientes. No eres débil ni estás defectuoso/a por estar cansado/a de vivir con tanto peso emocional. Pero ese cansancio no es el final: es una señal de que necesitas alivio, descanso y apoyo. Y eso es posible.
Si sientes que podría ayudarte en este momento de tu camino, estaré aquí para escucharte y acompañarte con el respeto, la calma y el compromiso que mereces. No tienes que atravesar esto solo/a.
Hola,
Lo que estás describiendo no es descabellado, es el resultado de un sufrimiento profundo y sostenido que ha ido desgastando tus recursos. Cuando alguien ha atravesado varios episodios depresivos, ha hecho esfuerzos por mejorar, y aun así vuelve a recaer, es comprensible que empiece a pensar que ya no tiene sentido seguir intentándolo. Pero eso no significa que no haya salida.
Las recaídas pueden llegar incluso cuando no hay un desencadenante claro. A veces no es cuestión de “razones externas”, sino de una “acumulación de desgaste” que el cuerpo y la mente ya no saben cómo sostener. Que en este momento no veas futuro no quiere decir que no exista, solo que ahora no tienes la fuerza suficiente para proyectarte en él. Eso, en sí mismo, es parte del estado depresivo.
Volver a terapia no es “intentar por última vez”, es permitirte una nueva oportunidad de abordar lo que te ocurre con otros recursos, con más conocimiento sobre ti y, quizás, con una estrategia distinta. Hay formas de trabajar el sufrimiento que van más allá de los síntomas. No estás solo/a en esto.
Espero haber sido de ayuda. Un abrazo,
Cecilia
Lo que estás describiendo no es descabellado, es el resultado de un sufrimiento profundo y sostenido que ha ido desgastando tus recursos. Cuando alguien ha atravesado varios episodios depresivos, ha hecho esfuerzos por mejorar, y aun así vuelve a recaer, es comprensible que empiece a pensar que ya no tiene sentido seguir intentándolo. Pero eso no significa que no haya salida.
Las recaídas pueden llegar incluso cuando no hay un desencadenante claro. A veces no es cuestión de “razones externas”, sino de una “acumulación de desgaste” que el cuerpo y la mente ya no saben cómo sostener. Que en este momento no veas futuro no quiere decir que no exista, solo que ahora no tienes la fuerza suficiente para proyectarte en él. Eso, en sí mismo, es parte del estado depresivo.
Volver a terapia no es “intentar por última vez”, es permitirte una nueva oportunidad de abordar lo que te ocurre con otros recursos, con más conocimiento sobre ti y, quizás, con una estrategia distinta. Hay formas de trabajar el sufrimiento que van más allá de los síntomas. No estás solo/a en esto.
Espero haber sido de ayuda. Un abrazo,
Cecilia
¡Hola! Siento que estés pasando por esta situación tan delicada. Respecto a tu pregunta todo ser humano es capaz de vivir y ser feliz, alegre e inocente. Así nacemos, pero la vida y las experiencias nos van marcando y dirigiendo nuestros pensamientos y emociones hacia lo positivo o hacia un pozo oscuro como el que has experimentado. Si la terapia te funcionó y tuviste la valentía de practicar lo aprendido y sentirte mejor puedes volver a conseguirlo.
Que no encuentres razón o desencadenante desde tu yo consciente, no significa que no lo haya. Siempre lo hay. Si eres bastante joven, podemos trazar en terapia una linea de vida con tu sistema familiar, experiencias tempranas, para darles luz, sacarlas y sanarlas con una reestructuración cognitiva que te permita verlas desde un lado más amable y amoroso hacia ti mismo. No hay personas que no soporten la vida, pero si existen unas personas más sensibles que otras. Hay personas altamente sensibles (estoy especializada en este rasgo de la personalidad) que son capaces de percibir los estados emocionales de las demás personas y cada detalle de su entorno, y esto a la vez que suma, si el entorno no es el más favorable si puede afectar de forma más intensa a su estado de ánimo y sufrir en mayor medida. Por lo que es importante conocerlo y descartar o reconocer si puede ser tu caso.
Que no encuentres razón o desencadenante desde tu yo consciente, no significa que no lo haya. Siempre lo hay. Si eres bastante joven, podemos trazar en terapia una linea de vida con tu sistema familiar, experiencias tempranas, para darles luz, sacarlas y sanarlas con una reestructuración cognitiva que te permita verlas desde un lado más amable y amoroso hacia ti mismo. No hay personas que no soporten la vida, pero si existen unas personas más sensibles que otras. Hay personas altamente sensibles (estoy especializada en este rasgo de la personalidad) que son capaces de percibir los estados emocionales de las demás personas y cada detalle de su entorno, y esto a la vez que suma, si el entorno no es el más favorable si puede afectar de forma más intensa a su estado de ánimo y sufrir en mayor medida. Por lo que es importante conocerlo y descartar o reconocer si puede ser tu caso.
Hola, entiendo lo duro que es vivir con estas emociones y pensamientos. No estás solo/a y no eres débil por sentirlo así. La depresión puede hacer que todo parezca sin salida, pero buscar ayuda nuevamente es un paso importante. No hay respuestas absolutas sobre “estar hechos” para la vida, pero sí hay formas de encontrar alivio y sentido, aunque a veces tome tiempo y apoyo profesional. No dudes en buscar terapia otra vez, te puede ayudar a encontrar nuevas maneras de sobrellevarlo.
— Dolo Boix, psicóloga CV18993
— Dolo Boix, psicóloga CV18993
Gracias por escribir y por poner en palabras algo tan íntimo y tan difícil. El solo hecho de que compartas esto muestra una enorme fuerza, aunque ahora no la sientas. Estás en un momento muy oscuro, sí, pero también estás buscando una salida… y eso no es poca cosa.
Lo que estás viviendo no es descabellado, ni raro, ni indica que estés "no sirvas" para la vida. Lo que sí refleja es un sufrimiento sostenido en el tiempo, con recaídas, con decepciones, con intentos valientes por salir adelante y con una sensación de que el dolor vuelve una y otra vez sin explicación clara. Esa es, lamentablemente, la naturaleza de muchos trastornos depresivos: no siempre tienen un motivo concreto, y eso puede hacer que parezcan aún más injustos e incomprensibles.
Quiero decirte con todo el cuidado del mundo:
No estás solo/a, y no estás roto/a.
Estás exhausto/a, eso sí. Y es normal que lo estés después de tanto tiempo luchando con algo tan duro.
Pensar en el suicidio como una forma de descanso cuando todo duele no significa que quieras morir, sino que no sabes cómo seguir viviendo así. Y ese matiz importa. Porque el deseo más profundo no es desaparecer, sino encontrar un alivio real, un espacio donde el dolor no te consuma.
Te aferras a la posibilidad de intentar terapia una vez más, y eso ya es esperanza. Aunque venga envuelta en desesperación, aunque sea tenue. Y merece ser honrada. Pero esta vez, si puedes, busca un espacio terapéutico donde no solo te traten los síntomas, sino donde puedas hablar también de esta parte tuya que siente que no puede más, que se pregunta si hay un lugar para ella en el mundo. Porque ese lugar existe, aunque ahora no lo veas. Y puede construirse, muy poco a poco, con el apoyo adecuado.
También sería importante que revisaras tu tratamiento con el psiquiatra. Que un antidepresivo deje de hacer efecto puede pasar, y no es señal de fracaso. Es señal de que se necesita ajustar el abordaje.
No tienes que hacerlo todo tú. No ahora. No solo/a.
Y no, no es que no estés hecho/a para vivir. Es que es complicado vivir bien cuando el dolor es constante y no hay red que lo sostenga. Pero hay otras formas de vivir, aunque ahora no puedas imaginarlo. Te lo digo con respeto, con convicción y con mucha compasión.
Te mando un abrazo muy grande. Y ojalá encuentres pronto el espacio y las personas que te ayuden a sostener este momento tan difícil, hasta que vuelva un poco de luz.
Aquí sigues. Eso ya es mucho.
Con cariño,
Elbire Arana
Psicóloga General Sabitaria
Colegiada M-42807
Lo que estás viviendo no es descabellado, ni raro, ni indica que estés "no sirvas" para la vida. Lo que sí refleja es un sufrimiento sostenido en el tiempo, con recaídas, con decepciones, con intentos valientes por salir adelante y con una sensación de que el dolor vuelve una y otra vez sin explicación clara. Esa es, lamentablemente, la naturaleza de muchos trastornos depresivos: no siempre tienen un motivo concreto, y eso puede hacer que parezcan aún más injustos e incomprensibles.
Quiero decirte con todo el cuidado del mundo:
No estás solo/a, y no estás roto/a.
Estás exhausto/a, eso sí. Y es normal que lo estés después de tanto tiempo luchando con algo tan duro.
Pensar en el suicidio como una forma de descanso cuando todo duele no significa que quieras morir, sino que no sabes cómo seguir viviendo así. Y ese matiz importa. Porque el deseo más profundo no es desaparecer, sino encontrar un alivio real, un espacio donde el dolor no te consuma.
Te aferras a la posibilidad de intentar terapia una vez más, y eso ya es esperanza. Aunque venga envuelta en desesperación, aunque sea tenue. Y merece ser honrada. Pero esta vez, si puedes, busca un espacio terapéutico donde no solo te traten los síntomas, sino donde puedas hablar también de esta parte tuya que siente que no puede más, que se pregunta si hay un lugar para ella en el mundo. Porque ese lugar existe, aunque ahora no lo veas. Y puede construirse, muy poco a poco, con el apoyo adecuado.
También sería importante que revisaras tu tratamiento con el psiquiatra. Que un antidepresivo deje de hacer efecto puede pasar, y no es señal de fracaso. Es señal de que se necesita ajustar el abordaje.
No tienes que hacerlo todo tú. No ahora. No solo/a.
Y no, no es que no estés hecho/a para vivir. Es que es complicado vivir bien cuando el dolor es constante y no hay red que lo sostenga. Pero hay otras formas de vivir, aunque ahora no puedas imaginarlo. Te lo digo con respeto, con convicción y con mucha compasión.
Te mando un abrazo muy grande. Y ojalá encuentres pronto el espacio y las personas que te ayuden a sostener este momento tan difícil, hasta que vuelva un poco de luz.
Aquí sigues. Eso ya es mucho.
Con cariño,
Elbire Arana
Psicóloga General Sabitaria
Colegiada M-42807
¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!
¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:
Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.