Soy madre divorciada, tengo 48 años, de un niño de 12 años con autismo grave de grado 3, durante el

12 respuestas
Soy madre divorciada, tengo 48 años, de un niño de 12 años con autismo grave de grado 3, durante el matrimonio con su padre sufrimos violencia tanto física como verbal, al niño y a mí nos llamaba rata, le llamaba hippie al niño en cuanto le crecía el pelo, ponía marchas militares y se ponía a cantar a gritos mientras el niño y yo dormíamos, le teníamos que pedir permiso para ducharnos y secarnos luego, me decía constantemente que yo era una vieja de la tercera edad que lo tenía todo colgando, que veía más mi culo que al niño, que yo estaba ahí sólo porque estaba el niño no porque él quisiera que estuviese, se ponía a grítar de repente cerca de mí y cuando me veía asustada se reía, un día se me acercó muy cabreado con un cuchillo y cuando estuvo a un paso de mí me dijo "¿sabes que lo hago para que reacciones así, verdad?" sonrió y se dio la vuelta y volvió a la cocina, todo lo hacía delante de mi hijo, en mi vida había pasado tanto miedo, le denuncié y le detuvieron pero el juez le soltó y no me dio orden de alejamiento y cuando volvió a casa fue peor, humillaciones, gritos, no nos dejaba dormir, nos habría la puerta del baño de golpe cuando estaba duchando a mi hijo o me duchaba yo, apagaba el calentador mientras estaba en la ducha, me decía cosas como "voy a coger una servilleta, agarra al niño o secuéstralo" le decía al niño "no Jose Antonio no puedo sacarte a la calle porque soy un pederasta" "Jose Antonio deberías estar en la calle corriendo, cortandote el pelo que pareces un hippie, a no que tienes que secuestrarme", fue un infierno, me divorcié de él , me dieron la custodia de mi hijo pero la patria potestad compartida y la casa hasta que mi hijo cumpliera 25 años, él se ha negado a las terapias del niño, a adaptar las visitas a la discapacidad del niño, a que le atiendan en la USMI al niño, el niño tuvo que ser ingresado en psiquiatría porque tenía crisis en las que se auto lesionaba arañándose , pegándose en la cabeza, golpeando la cabeza contra las paredes, cristales, espejos, las crisis con el tiempo se fueron incrementando en frecuencia y gravedad, el pasado día 3 de diciembre durante una actividad del colegio de educación especial de mi hijo se presentó mi ex marido con su padre y estuvo diciéndome que me iba a quitar al niño y dejarme en la calle y su padre, mi ex suegro, no paraba de gritar a mi padre, que me había acompañado a mí y a mi hijo para que yo me sintiera segura, "¡¡pégame, pégame!!", mi hijo se ponía muy nervioso y me clavaba las uñas y tiraba del pelo y tuvo 3 intento de fuga en los que mi padre y yo tuvimos que salir corriendo detrás de mi hijo para que no cruzase la calle, las profesoras, la orientadora y el director del colegio no hicieron nada por detenerlos ni por ayudar a mi hijo, cuando volví a casa yo estaba con ataques de ansiedad en los que no podía parar de temblar y llorar, no podía dejar de recordar su voz, lo que me decía, como me miraba, como sonreía cuando el niño me clavaba las uñas y tiraba del pelo, estuve así días, luego cuando mi abogada solicitó que autorizase las terapias del niño a las cuales yo había dado autorización, la patria potestad es compartida, él se volvió a negar, hace poco tuvieron que ingresar otra vez a mi hijo en psiquiatría del hospital por las crisis y le tenían amarrado para que no se hiciera daño, ahora está haciendo reposo en casa mientras se adapta a la nueva medicación pero me ha llegado un mensaje de la tutora a través de web familia en la que me cita para la reunión de fin de curso para hablar de la evolución del niño y mi ex marido a contestado diciendo que irá a la reunión con su padre, lo sé por que me lo ha dicho la orientadora escolar, y yo desde que sé que él va a ir a la reunión estoy aterrada, vuelvo a tener pesadillas con lo que me decía y como lo decía, me da mucho miedo su voz, su presencia, me aterroriza estar en el mismo edificio que él, me da miedo que su padre me grite otra vez o intente hacerme daño y no sé que hacer porque no puedo parar de llorar y sé que no me puedo permitir estar así porque mi hijo necesita que esté tranquila porque si estoy nerviosa o asustada mi hijo lo notará y se pondrá nervioso y volverá a tener otra crisis pero no puedo evitar tener mucho miedo
 Francesc Carda
Psicólogo, Psicólogo infantil
Vinarós
Gracias por abrirte y compartir algo tan profundo y doloroso. Lo primero que quiero transmitirte es que tu miedo es completamente legítimo. Lo que has vivido no es simplemente una experiencia difícil o un conflicto familiar: es violencia psicológica, emocional y física prolongada. Has estado expuesta durante años a un entorno coercitivo, humillante y aterrador, no solo tú, sino también tu hijo, que además es un niño con autismo grave y por tanto especialmente vulnerable.

Tu relato muestra las secuelas típicas de una exposición constante al maltrato: miedo paralizante, hipervigilancia, ansiedad intensa, pensamientos intrusivos, dificultad para regular las emociones… Y no es para menos. Lo que estás experimentando ahora, ese temblor, esa imposibilidad de dormir, las pesadillas, el llanto que no se detiene, son síntomas comunes en personas que han vivido situaciones de abuso severo. Se trata de una herida traumática, y es normal que el simple hecho de saber que vas a compartir un espacio con tu agresor (y con quien lo secunda) dispare todo ese dolor.

Pero también quiero decirte algo muy importante: has hecho cosas muy valientes. Denunciaste, saliste del vínculo, sigues cuidando a tu hijo cada día, gestionando ingresos, adaptaciones, médicos… con todo en contra. Eso no lo hace cualquiera. Aunque sientas que te derrumbas por dentro, tú no estás fallando. Estás haciendo lo que puede hacer una madre que ha sobrevivido a una violencia devastadora y sigue adelante, aunque muchas veces sea a costa de su propio bienestar.

Ahora mismo, tu miedo vuelve a activarse porque sientes que vas a estar desprotegida en un contexto donde ya sabes que puede haber hostilidad y amenazas. Es fundamental que no enfrentes esto sola. Puedes pedir acompañamiento a alguien de confianza, solicitar en el propio centro educativo que se garantice un entorno seguro (la ley obliga a ello) y que, si el padre va a estar presente en la reunión, se tomen las medidas necesarias para evitar el contacto directo o cualquier tipo de agresión o situación que altere tu bienestar o el de tu hijo.

Además, sería importante que valores el acompañamiento psicológico especializado, tanto por todo el daño acumulado como por el impacto que sigue teniendo en tu vida presente. No es debilidad pedir ayuda; es una forma de seguir protegiéndote a ti y a tu hijo. También sería recomendable revisar con tu abogada la posibilidad de solicitar una modificación de medidas, especialmente en lo relativo al ejercicio de la patria potestad, si está generando un perjuicio constante para el niño y para ti.

Tienes todo el derecho del mundo a estar a salvo. Nadie debería exigirte que enfrentes sola a alguien que te ha hecho daño y que sigue mostrando comportamientos amenazantes. Y no estás exagerando ni siendo “demasiado sensible”; estás respondiendo al dolor de muchas heridas que no han cicatrizado porque siguen siendo tocadas.
Encuentra un experto
Gracias por compartir todo esto, de verdad. Lo primero que quiero decirte es que lo que estás sintiendo es completamente comprensible. No estás exagerando, no estás siendo débil, ni estás perdiendo el control. Estás reaccionando con una enorme sensibilidad y coherencia a una situación que te ha puesto durante mucho tiempo en tensión y en alerta, y que ahora, con todo lo que está ocurriendo con tu hijo, se está haciendo aún más pesada.

Cuando uno ha vivido situaciones de miedo, de maltrato psicológico, de sentirse silenciado o invalidado, ese miedo se queda dentro del cuerpo, incluso cuando uno intenta convencer a la cabeza de que “ya no debería tener miedo”. Que sientas pánico con solo saber que vas a coincidir con él, que te tiemble todo al pensar en su voz, que te angustie la posibilidad de que vuelva a gritarte o a hacerte daño, no es una señal de fragilidad; es una señal de que tu sistema emocional se está protegiendo como puede de una amenaza que ha aprendido a identificar como peligrosa. Y aunque el peligro actual pueda parecer menor que el del pasado, el cuerpo no lo distingue. El cuerpo recuerda.

También es muy comprensible que te sientas atrapada entre el miedo que él te provoca y la necesidad de cuidar a tu hijo, de estar serena por él, de no transmitirle ese estado de alarma. Pero no estás fallando por tener miedo. No estás fallando por llorar. Eres una madre que está haciendo lo imposible por sostener a su hijo en medio de una situación profundamente dolorosa. Y lo que estás haciendo tiene un valor inmenso. Porque aún con todo este miedo, con todo este dolor, tú estás aquí, buscando cómo hacerlo mejor.

Quizás ahora más que nunca sería bueno que pudieras tener un espacio para ti. Un lugar donde puedas hablar sin miedo, donde puedas ser escuchada sin juicios, donde no tengas que justificar lo que sientes. Donde no se te pida ser fuerte, ni perfecta, ni contenida. Donde simplemente puedas empezar a soltar todo lo que llevas dentro. A veces nos acostumbramos tanto a vivir en alerta que se nos olvida que no todo el mundo es un peligro. Que también existen espacios seguros. Y tú te mereces uno.

No sé si has ido a terapia alguna vez, pero si alguna parte de ti siente que ya no puede más, que necesita sostén, o simplemente que quiere empezar a cuidarse, yo estoy aquí. Y no hace falta que tengas claro por dónde empezar. Basta con que vengas y podamos crear juntas ese espacio seguro, poco a poco. Uno donde no tengas que tener miedo de tu propio miedo. Uno donde todo esto tenga lugar, se entienda, se repare.

Te lo digo con todo el cariño y el respeto del mundo: no tienes por qué estar sola con esto. Y no tienes que seguir haciéndote cargo de todo sin recibir también algo para ti. Porque si tú estás bien, tu hijo también lo notará. Pero para poder estar bien, necesitas poder ser cuidada también tú. No solo cuidar.

Ojalá podamos vernos pronto. Y si te cuesta dar el paso, si te da vergüenza o dudas de si mereces esa ayuda, recuerda esto: el simple hecho de estar aquí, de seguir buscando cómo ayudar a tu hijo a pesar del miedo, ya habla de toda la fuerza que hay en ti. No estás rota. Estás cansada de resistir sola. Y eso sí se puede cuidar. Aquí te espero cuando estés preparada.

Gracias por tu confianza al compartir algo tan doloroso y complejo. Lo que has vivido es violencia severa y sostenida, tanto para ti como para tu hijo. Es absolutamente comprensible que sientas miedo, ansiedad y agotamiento: tus reacciones no son exageradas, son respuestas humanas a un entorno traumático.

Estás haciendo un enorme esfuerzo por proteger y cuidar a tu hijo, incluso en condiciones muy adversas. Reconocer lo que has vivido ya es un paso valiente. Ahora, tu seguridad emocional y la de tu hijo deben ser prioridad.

Podemos trabajar juntas en:

Recuperar tu sensación de seguridad.
Regular el miedo y la ansiedad que estás sintiendo ahora.
Prepararte emocionalmente para esa reunión
Buscar apoyo legal y educativo adicional, si es necesario.
No estás sola, con abordaje terapeutico y paso a paso se puede volver a construir una vida más estable para ti y para tu hijo.

Estoy aquí para acompañarte. ¿Te parece si empezamos trabajando técnicas para calmar el cuerpo cuando aparece esa ansiedad tan intensa?
 Clara Yolin Mena
Psicólogo
Vilanova i La Geltrú
Buenas tardes. Primero que nada, lamento mucho la situación por la que estás pasando. Definitivamente, vivir una situación de violencia de género, puede ser muy complicado y tener muchísimos efectos colaterales tanto en ti como en el niño. La violencia vicaria que estáis viviendo es muy compleja y tiene muchas aristas. Es absolutamente esperable que estés con crisis de ansiedad ante una situación así. Te recomiendo muchísimo comenzar un proceso de psicoterapia para acompañarte en este proceso y para que puedas recibir herramientas a nivel personal para enfrentar toda esta situación, sentirte más tranquila, segura y con estrategias para afrontar la ansiedad. De ser posible, buscaría a alguien especializado/a en violencia de género. Mucho ánimo y fuerza para ti.
 Elena Avilés Díaz
Psicólogo, Psicólogo infantil
Badajoz
Buenas tardes! Es normal que con todo lo que usted me cuenta sienta miedo de la situación. De un lado, podría acudir al organismo de la ciudad encargado de las mujeres víctimas de violencia de género para que pudieran darle ayuda desde allí. De otro lado, el padre no puede negarse a que su hijo reciba la ayuda psicológica o psiquiátrica que necesite, ya que si no la recibe puede tener comportamientos que comprometan su salud. En estas situaciones un juez le puede obligar a aceptar las medidas necesarias para el cuidado de su hijo. Usted podría acudir a la reunión también acompañada para poder sentirse más segura y trabajar en sí misma para poder superar ese miedo y dotarla de herramientas para hacer frente a la situación en la que se encuentra. Espero que pronto se mejore su situación y no dude en contactarme si fuera necesario. Un abrazo.
Buenas tardes,

Usted describe una situación muy dolorosa y de mucha angustia. Parece que está haciendo todo lo que puede y considera para cuidar de su hijo. Pero hay cosas que no está en su mano poder controlar.

Entiendo que le gustaría contener su miedo y su sufrimiento frente a su hijo, aunque considero que debe ser muy difícil tratar de contener todo lo que está usted sintiendo. De igual manera que busca apoyo terapéutico para su hijo, le recomiendo buscar un lugar donde pueda hablar y elaborar todo lo que está viviendo. Un espacio terapéutico privado para usted donde, en lugar de contenerse, pueda hablar libremente. Donde. con apoyo, pueda encontrar la manera de lidiar con menor sufrimiento con toda la situación que describe.

Estimada X:
Tienes todos los síntomas de un síndrome de estrés postraumático , y además ahora mismo estás en un episodio de estrés agudo.
Tú también necesitas ayuda psicológica no solo tu hijo.
Te recomiendo que acudas a los servicios sociales de tu ciudad donde existe programas de apoyo a víctimas de violencia d género q incluyen tanto la salud mental como la asistencia jurídica para resolver la situación con el padre de tu hijo.
Tienes varios frentes abiertos que son los que producen tu reacción. Me atrevería a decir que muchos en tu situación estaríamos sufriendo los mismos síntomas.
La razón de enviarte a servicios sociales es porque los programas suelen hacer un acompañamiento integral para todos los aspectos y todos los miembros de la familia (tu hijo y tú).
Siento mucho que estés viviendo esta situación. Mucho ánimo. Espero q te sirva el consejo.
Gracias por compartir algo tan delicado y doloroso. Lo que has vivido —y sigues viviendo— no es solo difícil, es devastador. Has sido víctima de violencia psicológica, física y emocional continuada, tú y tu hijo, y es totalmente comprensible que te sientas aterrada ante la idea de volver a coincidir con esa persona y con su entorno. Lo que describes no es debilidad ni exageración: es el impacto real del trauma sostenido en el tiempo.

La reacción que estás teniendo —llanto constante, temblores, pesadillas, miedo intenso, sensación de amenaza— forma parte de lo que en psicología reconocemos como síntomas de estrés postraumático complejo. Y no, no se trata solo de “poner buena cara por el niño”. Has demostrado una fortaleza inmensa sosteniéndote en este camino tan exigente, pero tú también necesitas ayuda y reparación. Y tienes derecho a sentir miedo, a pedir protección y a no exponerte a más violencia.

Algunas cosas que pueden ayudarte en este momento:
• Consulta con tu abogada si puedes solicitar que la reunión escolar se realice por separado, o que al menos se garantice tu seguridad (espacio diferente, presencia de personal, etc.). No estás obligada a exponerte a tu agresor.
• Si no tienes orden de alejamiento, quizá sea el momento de valorar, con asesoramiento legal, nuevas medidas de protección, especialmente si el entorno escolar no está interviniendo ante episodios como el que describes.
• A nivel psicológico, es fundamental que puedas contar con acompañamiento especializado en trauma por violencia de género y maternidad con un hijo con discapacidad. Lo que vives requiere una atención específica, que valide tu experiencia y te ayude a recuperar la seguridad interna y externa.

Tu hijo también necesita que tú estés sostenida, no que te exijas estar siempre fuerte. Es legítimo que pidas ayuda, que pongas límites, que digas “no puedo más así”.

Si lo consideras, puedo acompañarte en este proceso desde la psicología. Hay forma de salir del terror constante. No tienes que hacerlo sola.

Un abrazo sincero
 Laura Devesa
Psicólogo
Villajoyosa
Hola,

En primer lugar, muchas gracias por compartir en este espacio la dureza de tu historia y siento mucho que estés pasando por esta situación. Teniendo en cuenta lo que has descrito, es normal que sientas miedo hacia la posibilidad de encontrarte con esta persona, debido a las experiencias vividas y los recuerdos de las mismas. Entiendo que a nivel legal estás siendo asesorada y me pregunto si recibes algún tipo de acompañamiento psicológico en este momento. Espero que puedas encontrar al profesional que pueda acompañarte y ayudarte a sentirte mejor, a pesar de las circunstancias. Un abrazo enorme y mucha fuerza!
Hola, antes que nada quiero decirte que siento profundamente todo lo que has vivido y estás viviendo. Has atravesado una situación de violencia machista prolongada, muy grave y traumática, tanto tú como tu hijo. Y a pesar de todo, has hecho muchísimo por protegerlo, por cuidarlo, por seguir adelante. No hay palabras suficientes para reconocer la fuerza y el amor con el que estás sosteniendo una situación tan dura.

Lo que sientes —miedo intenso, temblores, llanto, ansiedad, recuerdos intrusivos, pesadillas— son respuestas normales y humanas después de haber vivido situaciones traumáticas como las que describes. No estás loca ni exageras: estás respondiendo como responde cualquier persona que ha sido víctima de un trauma continuado y profundo, especialmente cuando hay una amenaza que se mantiene activa, como ocurre en tu caso.

Quiero darte algunos mensajes clave desde la psicoterapia:

- Tienes derecho a tener miedo, y al mismo tiempo, mereces espacios seguros para poder vivir tranquila. Nadie debería obligarte a compartir espacios con una persona que ha ejercido violencia sobre ti y tu hijo.

- Lo que relatas tiene todos los elementos de un trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C), que se da tras vivencias prolongadas de abuso y sometimiento. Este tipo de trauma puede y debe ser abordado con acompañamiento psicológico especializado.

- Hay terapias eficaces para abordar este sufrimiento, como la terapia EMDR o la terapia centrada en el trauma, y otras formas de psicoterapia integradora con enfoque en trauma complejo.

También sería recomendable que pudieras contar con apoyo legal que refuerce la seguridad tuya y de tu hijo. A veces es posible, con informes médicos y psicológicos adecuados, solicitar la suspensión temporal de la patria potestad compartida o restringir contactos y participación del progenitor si representa un riesgo. Sé que los procedimientos son largos y dolorosos, pero hay profesionales que pueden acompañarte en este proceso.

Por otro lado, si ir a esa reunión supone una situación de peligro o desestabilización seria, considera notificar por escrito tu situación emocional y solicitar una alternativa (reunión por separado, acompañamiento, videollamada, etc.). Y si no puedes evitar asistir, valora ir acompañada por alguien de confianza o por una profesional del punto de encuentro o asistencia a víctimas si es posible.

Por último, aunque ahora te sientas desbordada, quiero recordarte algo: no estás sola, y no tienes que poder con todo tú sola. Buscar apoyo psicológico no es un lujo: en tu caso es una necesidad legítima y urgente. Te mereces un espacio seguro donde poder procesar todo esto sin miedo, sin juicio y con total respeto a tu historia.

Estoy segura de que tú y tu hijo podéis seguir avanzando, pero para eso necesitas también cuidarte tú. Y eso empieza por sentirte acompañada y sostenida, no solo por profesionales, sino por una red humana que te mire con la compasión y el respeto que mereces.

Te mando un abrazo muy grande, con todo mi reconocimiento por tu valentía.
Hola. Siento mucho por lo que estás pasando. Es tremendamente dolorosa tu historia. Lo que describes son vivencias de violencia grave y sostenida, tanto hacia ti como hacia tu hijo, que han dejado una huella emocional muy profunda. Es totalmente comprensible que sientas miedo, ansiedad y síntomas postraumáticos, especialmente al saber que volverás a coincidir con tu agresor en un entorno vulnerable como la escuela.
Te animo a buscar apoyo psicológico especializado en trauma y violencia de género, si aún no lo tienes, y a consultar con tu abogada o los servicios de protección de víctimas para valorar medidas legales que te protejan a ti y a tu hijo, como una orden de alejamiento o protocolos de intervención en centros escolares.
Tu miedo no es exagerado: es una señal de alerta legítima. Y cuidar de ti es también cuidar de tu hijo. Estoy aquí si necesitas orientación sobre recursos o acompañamiento terapéutico.
Un abrazo grande y solidario.
 Lorena Parrondo Mesa
Psicólogo
Cangas de Onis
Lo que describes refleja una situación de violencia continuada y de altísimo impacto emocional, tanto para ti como para tu hijo. Es totalmente comprensible que, después de tantos episodios traumáticos, tu cuerpo y tu mente reaccionen con ansiedad, miedo intenso, recuerdos intrusivos y una sensación de amenaza constante, especialmente al anticipar el contacto con tu exmarido o su padre. Estos síntomas no significan debilidad, sino que son respuestas normales ante experiencias de violencia y abuso reiteradas.

Es importante que priorices tu seguridad y la de tu hijo. Para la reunión escolar, podrías valorar solicitar asistencia de un trabajador/a social, comunicar por escrito al centro la necesidad de garantizar un espacio seguro o incluso pedir que la reunión sea online o por separado. También es clave que documentes cualquier episodio intimidatorio o de acoso, por si fuera necesario reforzar medidas legales o solicitar un cambio en la patria potestad o en el régimen de visitas.

En cuanto al manejo emocional, técnicas de grounding, respiración profunda y preparación previa para el encuentro pueden ayudarte a disminuir la intensidad de los síntomas en el momento. Sin embargo, dada la magnitud del trauma vivido, el trabajo terapéutico especializado en trauma y estrés postraumático sería muy recomendable para que recuperes la sensación de control y seguridad.

Como psicóloga sanitaria, puedo acompañarte en este proceso, ayudándote a manejar el impacto emocional, fortalecer tus recursos y encontrar estrategias para afrontar estas situaciones sin que te desborden. No estás sola en esto, y es posible avanzar hacia una vida con mayor calma y seguridad. Un abrazo muy fuerte y mucho ánimo, estoy segura de que la decisión que tomes estará bien tanto para ti como para tu hijo.

¿No has encontrado la respuesta que necesitabas? ¡Envía tu pregunta!

  • Tu pregunta se publicará de forma anónima.
  • Intenta que tu consulta médica sea clara y breve.
  • La pregunta irá dirigida a todos los especialistas de Doctoralia, no a uno específico.
  • Este servicio no sustituye a una consulta con un profesional de la salud. Si tienes un problema o una urgencia, acude a tu médico o a los servicios de urgencia.
  • No se permiten preguntas sobre casos específicos o segundas opiniones.
  • Por cuestiones de salud, no se publicarán cantidades ni dosis de medicamentos.

Este valor es demasiado corto. Debe contener __LIMIT__ o más caracteres.


Elige la especialidad de los médicos a los que quieres preguntar
Lo utilizaremos para notificarte la respuesta (en ningún momento aparecerá en Doctoralia)

¿Tu caso es similar? Estos profesionales pueden ayudarte:

Todos los contenidos publicados en Doctoralia, especialmente preguntas y respuestas, son de carácter informativo y en ningún caso deben considerarse un sustituto de un asesoramiento médico.