Tengo un problema de “imagen” que me acompleja mucho. Ahora viene el cambio de temporada y tengo que

Buenos días. ante todo, gracias por atreverte a hacer esta consulta, seguro que no ha sido fácil. Con la información que proporcionas, parece probable que tengas un problema de autoestima. lo cual te lleva a tener problemas para aceptarte tal y como eres. Seria necesario trabajar este aspecto tan importante a fin de mejorarlo y conseguir que tu calidad de vida mejore considerablemente. No dudes en acudir a un profesional y empezar a hablar del tema. Un saludo

Gracias por compartir tu experiencia con tanta honestidad. Lo que describes es muy común: después de un proceso de pérdida de peso o cambios físicos importantes, la mente no siempre se adapta al nuevo cuerpo con la misma rapidez. Por eso, aunque objetivamente hayas mejorado tu salud o tu figura, puedes seguir viéndote “fatal” y sintiendo rechazo hacia tu imagen.

Aceptar el propio cuerpo no es algo que ocurra de la noche a la mañana ni consiste solo en repetirse frases positivas. Implica un trabajo profundo de autoimagen y autocompasión, aprender a mirar tu cuerpo con menos juicio y más respeto, y cuestionar las creencias y comparaciones que has ido interiorizando durante años.

La terapia psicológica puede ayudarte a reconstruir tu autopercepción, desarrollar habilidades para manejar la ansiedad en situaciones como la compra de ropa y mejorar tu autoestima. No estás solo ni es imposible: con acompañamiento adecuado se puede avanzar y sentirte mejor contigo mismo.

Si lo deseas, puedes pedirme una cita online y trabajamos juntos en este proceso.

Hola,

Gracias por abrirte y contar cómo te sientes, sé que no es fácil poner en palabras algo tan doloroso. Entiendo lo duro que puede ser mirarse al espejo o enfrentarse a comprar ropa y sentir que nada encaja. Sin embargo, hay algo muy importante que quiero señalarte: la forma en que te hablas a ti mismo también pesa, y mucho. Cuando te llamas “fantoche” u otros términos hirientes, tu mente termina reforzando esa visión, aunque no sea cierta ni justa contigo.

Aceptar tu cuerpo no significa conformarse, sino empezar a relacionarte con él desde un lugar más compasivo y menos crítico. Puedes comenzar por pequeños cambios: observar qué palabras usas para describirte, preguntarte si se las dirías a alguien a quien quieres, y poco a poco ir cambiando ese diálogo interno por uno más amable. Esa transformación no sucede de un día para otro, pero es el camino que realmente te permitirá sentirte mejor contigo mismo, más allá de los cambios físicos que ya has hecho.

Este proceso puede ser más llevadero con acompañamiento terapéutico. Juntos podríamos trabajar en desmontar esas creencias, aprender a tratarte con respeto y empezar a vivir tu cuerpo desde la calma y no desde la lucha.

Un saludo,
David

Entiendo lo duro que es verte así. La aceptación no es rendirse, sino dejar de pelear contigo mismo. Una terapia como la cognitivo-conductual o de aceptación y compromiso (ACT) puede ayudarte a cuestionar esos pensamientos y a relacionarte mejor con tu cuerpo. Busca un profesional en quien confíes para trabajarlo paso a paso.

Entiendo perfectamente cómo te sientes; la insatisfacción con la imagen corporal puede generar mucho malestar y afectar actividades cotidianas como vestirse o comprar ropa. La aceptación corporal no significa “conformarse” ni dejar de cuidarse, sino aprender a relacionarte de forma más amable con tu cuerpo, incluso cuando no es como te gustaría. Esto suele requerir un proceso, no solo fuerza de voluntad.
Algunas pautas que pueden ayudar: cuestionar los pensamientos automáticos negativos (“¿soy realmente un fantoche o esto es una percepción aprendida?”), practicar la autocompasión (hablarte como lo harías con un amigo en tu situación) y enfocarte en lo que tu cuerpo te permite hacer, no solo en su apariencia. A veces es muy útil trabajar esto en terapia, ya que hay enfoques específicos para mejorar la imagen corporal y reducir la autoexigencia. Pedir ayuda no es debilidad; es un paso para sentirte más libre.

Lo que describes es un sentimiento muy frecuente en personas que han luchado con su imagen corporal. Aunque hayas hecho cambios físicos importantes, como una reducción de estómago, la percepción que tienes de ti mismo no cambia al mismo ritmo que el cuerpo. A veces, la mente sigue funcionando con el mismo patrón crítico, y eso genera frustración al mirarse al espejo o probarse ropa.

Aceptar no significa resignarse ni conformarse, sino aprender a relacionarte de otra forma con tu cuerpo y con tu autocrítica. Esto se trabaja en terapia a través de técnicas para mejorar la autoestima, la autoimagen y la autocompasión. Muchas personas descubren que, al cambiar su diálogo interno, su forma de mirarse también mejora y el momento de comprar ropa deja de ser una fuente de ansiedad. Un psicólogo especializado en imagen corporal puede acompañarte en este proceso para que no sea solo “decirlo”, sino realmente vivirlo.

Hola ¿qué tal? Entiendo tu incomodidad, pero es importante saber que la aceptación es un proceso y no un acto inmediato. Para avanzar en esta aceptación, primero es fundamental cambiar la manera en que te hablas a ti mismo y empezar a tratar tu cuerpo con respeto y amabilidad, dejando de lado la autocrítica destructiva. Además, practicar el autocuidado, como realizar actividades que disfrutes y cuidar tu salud física y emocional, contribuye a crear una relación más positiva contigo mismo.

Por otro lado, un ejercicio útil es hacer una lista de cosas que te gusten de ti, no solo en lo físico sino también de tu personalidad y habilidades, para compensar esa voz interior crítica que magnifica las inseguridades. También es clave aceptar que todos los cuerpos son válidos y tienen valor, y que la presión social afecta mucho cómo nos vemos. Gradualmente, mirar tu cuerpo sin juzgar y agradecerle por lo que hace, más allá de la apariencia, puede ayudarte a empezar a sentirte mejor. Si esta dificultad persiste y afecta tu bienestar, la ayuda profesional es muy recomendable para trabajar en profundidad estas creencias y emociones que sostienen la insatisfacción. En terapia, te acompañaría a encontrar un equilibrio donde la autoaceptación sea real y durable, construyendo una autoestima sólida que no dependa solo del aspecto físico. Un saludo, Silvia

La relación con el cuerpo puede convertirse en una fuente de sufrimiento profundo, especialmente cuando se mezcla con expectativas sociales, experiencias pasadas y heridas que aún duelen.
Has hecho esfuerzos enormes, incluso intervenciones médicas, y eso habla de tu compromiso. Pero también muestra algo que muchas personas descubren con el tiempo: que el cambio físico no garantiza automáticamente el cambio en cómo nos vemos o sentimos. La imagen corporal no es solo lo que vemos en el espejo, sino cómo nos hablamos, cómo nos tratamos, y qué historia emocional acompaña a ese cuerpo.
Aceptar no significa resignarse ni conformarse. A veces, aceptar es dejar de pelear contra uno mismo, y empezar a construir una relación más amable con lo que somos hoy. No se trata de “gustarte” de inmediato, sino de empezar a tratarte con respeto, incluso cuando no te gusta lo que ves. Ese es el primer paso hacia una aceptación real.
No eres un ¨fantoche

Hola , gracias por compartir algo tan íntimo y tan doloroso. Es comprensible que, después de haber hecho esfuerzos tan grandes —incluso pasar por una cirugía— sigas sintiendo frustración y desánimo al verte al espejo. El cambio físico no siempre va acompañado, de forma automática, de un cambio en la forma en que nos percibimos; la imagen corporal está muy vinculada a emociones, experiencias previas y autoexigencias, no solo al cuerpo real.

Aceptar no significa “resignarse” ni tampoco dejar de cuidarse; significa poder mirarte con respeto y sin castigo, reconocer tu historia y tus esfuerzos y, desde ahí, construir una relación más amable con tu cuerpo. Esto suele necesitar un proceso terapéutico, con técnicas específicas para trabajar la autoimagen, la autocrítica y el diálogo interno (por ejemplo, terapia cognitivo-conductual, mindfulness o autocompasión guiada).

Puedes empezar con pequeños gestos: cuestionar los pensamientos muy duros (“fantoche”), practicar una mirada más neutra ante el espejo, reconocer logros no solo físicos sino de salud y fortaleza. Si te sientes bloqueado, pedir ayuda profesional es totalmente válido; no tienes que recorrer este camino solo. Con apoyo y práctica, sí es posible aprender a verte con más respeto y cariño.

Un abrazo,

Elbire Arana Iturrarte
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada M-42807

Seria como enfocarte más en las cosas que te gustan de ti y potenciarlas. Nadie es perfecto ni se acepta completamente, y eso no es malo. Es mirarte con más amor y comprensión.

En este tipo de situaciones, en terapia se pueden hacer varias cosas. Por un lado, escuchar ese malestar en el que te sientes “fatal y gordo” y ver qué puedes hacer para trabajar en un estado físico con el que te sientas más satisfecho. Se trata de entender qué barreras te impiden cuidarte o mantener hábitos que te hagan sentir mejor contigo mismo, y de ir resolviéndolas poco a poco.

También puede ayudarte explorar con qué tipo de ropa te sientes más a gusto o más tú, ya que puede que parte del malestar venga de no haberte encontrado todavía en ese sentido.

Y por último, trabajar en lo que tu mente te dice cuando te miras. Identificar esos pensamientos, ver de dónde vienen y aprender a tomar distancia de ellos es algo que se entrena con ejercicios prácticos. La aceptación no se explica, se vive, y cuando se experimenta, la relación con uno mismo empieza a cambiar.

Si quieres trabajar en esto, puedes entrar en mi perfil y reservar una primera reunión de valoración. Estaré encantado de acompañarte para que empieces a sentirte mejor contigo.

Siento que estés pasando por problemas con tu imagen. Vivimos en una sociedad donde se valora demasiado el aspecto físico y esto puede acabar afectándonos más de la cuenta. Te diría que puedes empezar a valorarte como persona, mucho más allá del físico que tengas: el tipo de persona que eres, cómo tratas a tus seres queridos, tus gustos, aficiones, habilidades... Todo esto es un conjunto que te hace ser quien eres, mucho más allá de lo que diga la báscula. Desde luego, también puedes trabajar todo esto en terapia, pero como consejo a tus preguntas es lo que te puedo decir: tu valor como persona no depende del físico que tengas.