Últimamente tengo pensamientos y comportamientos que siento que no controlo. Me pasa sobre todo con
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Últimamente tengo pensamientos y comportamientos que siento que no controlo. Me pasa sobre todo con los hombres: intento no mirar la zona de la cremallera, pero mi mente me empuja a hacerlo sin que quiera. No me produce placer ni atracción, simplemente ocurre de forma automática y después me siento muy mal, con culpa y ansiedad.
Es como si mi mente me obligara a fijarme justo en lo que no quiero mirar. Cuanto más intento evitarlo, más miedo tengo de hacerlo, y al final acabo mirando sin querer. Me agobia pensar que esto signifique algo sobre mí o sobre mi relación, aunque sé que no lo hago por deseo.
Siento que es más bien una obsesión o un pensamiento intrusivo que no puedo controlar, y quiero aprender a gestionarlo para no sentir tanta culpa ni ansiedad cada vez que ocurre
Es como si mi mente me obligara a fijarme justo en lo que no quiero mirar. Cuanto más intento evitarlo, más miedo tengo de hacerlo, y al final acabo mirando sin querer. Me agobia pensar que esto signifique algo sobre mí o sobre mi relación, aunque sé que no lo hago por deseo.
Siento que es más bien una obsesión o un pensamiento intrusivo que no puedo controlar, y quiero aprender a gestionarlo para no sentir tanta culpa ni ansiedad cada vez que ocurre
Hola,
Gracias por compartir algo tan personal. Lo que describes se asemeja mucho a lo que llamamos pensamientos o impulsos intrusivos, muy comunes en situaciones de ansiedad o TOC. No reflejan deseo ni atracción real, sino una reacción automática de la mente cuando intenta evitar algo que teme.
Cuanto más intentas controlarlo, más se repite, y eso aumenta la culpa y la ansiedad. No es un signo de tu orientación ni de tus verdaderas intenciones, sino un mecanismo ansioso que puede tratarse.
Con acompañamiento psicológico se puede aprender a romper ese círculo, entender por qué ocurre y recuperar la calma. Si lo deseas, puedo acompañarte en este proceso para que puedas mirar lo que te pasa con menos culpa y más comprensión.
Un saludo,
David
Gracias por compartir algo tan personal. Lo que describes se asemeja mucho a lo que llamamos pensamientos o impulsos intrusivos, muy comunes en situaciones de ansiedad o TOC. No reflejan deseo ni atracción real, sino una reacción automática de la mente cuando intenta evitar algo que teme.
Cuanto más intentas controlarlo, más se repite, y eso aumenta la culpa y la ansiedad. No es un signo de tu orientación ni de tus verdaderas intenciones, sino un mecanismo ansioso que puede tratarse.
Con acompañamiento psicológico se puede aprender a romper ese círculo, entender por qué ocurre y recuperar la calma. Si lo deseas, puedo acompañarte en este proceso para que puedas mirar lo que te pasa con menos culpa y más comprensión.
Un saludo,
David
Hola, gracias por compartir tu situación con tanta claridad. Lo que describes encaja con lo que llamamos pensamientos intrusivos de tipo obsesivo, muy comunes en personas con ansiedad o con rasgos de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Estos pensamientos o impulsos no reflejan deseos reales ni intenciones, sino que surgen de manera automática y generan precisamente lo contrario: malestar, culpa y miedo.
El hecho de que intentes evitar mirar y aun así sientas que “tu mente te empuja” es un patrón típico en la ansiedad obsesiva: cuanto más esfuerzo haces por controlar o evitar el pensamiento, más fuerza toma. La buena noticia es que esto se puede tratar y mejorar significativamente con terapia psicológica.
La terapia cognitivo-conductual, especialmente con técnicas de exposición y prevención de respuesta, ayuda a disminuir la ansiedad y a romper ese círculo de control y culpa. También se trabaja la aceptación de los pensamientos sin interpretarlos como peligrosos o significativos.
Te animo a pedir una cita online para poder valorar tu caso con calma y empezar a trabajar estrategias personalizadas para recuperar el control y aliviar la ansiedad.
Un saludo
El hecho de que intentes evitar mirar y aun así sientas que “tu mente te empuja” es un patrón típico en la ansiedad obsesiva: cuanto más esfuerzo haces por controlar o evitar el pensamiento, más fuerza toma. La buena noticia es que esto se puede tratar y mejorar significativamente con terapia psicológica.
La terapia cognitivo-conductual, especialmente con técnicas de exposición y prevención de respuesta, ayuda a disminuir la ansiedad y a romper ese círculo de control y culpa. También se trabaja la aceptación de los pensamientos sin interpretarlos como peligrosos o significativos.
Te animo a pedir una cita online para poder valorar tu caso con calma y empezar a trabajar estrategias personalizadas para recuperar el control y aliviar la ansiedad.
Un saludo
Los pensamientos intrusivos y obsesivos a veces pueden jugarnos muy malas pasadas. Lo que describes encaja bastante con ese tipo de procesos: ideas o impulsos que aparecen sin que tú quieras, te generan malestar y ansiedad, y cuanto más intentas controlarlos y evitarlos mas fuerza cogen.
Es importante entender que no hablan de tus deseos reales ni de tu personalidad, sino que tienen más que ver con la ansiedad y con el funcionamiento del cerebro cuando intenta “no pensar en algo”. Ese esfuerzo por controlar o evitar suele reforzar el ciclo, haciendo que la atención se dirija justo a lo que tu quieres impedir.
La terapia puede ser un espacio en el que aprendas formas de lidiar con estos pensamientos, entender cómo funcionan estos ciclos y reducir la culpa y la ansiedad que los acompañan. Con el acompañamiento adecuado y creando un espacio seguro, es posible recuperar la sensación de control y bienestar.
Muchísimo ánimo!
Es importante entender que no hablan de tus deseos reales ni de tu personalidad, sino que tienen más que ver con la ansiedad y con el funcionamiento del cerebro cuando intenta “no pensar en algo”. Ese esfuerzo por controlar o evitar suele reforzar el ciclo, haciendo que la atención se dirija justo a lo que tu quieres impedir.
La terapia puede ser un espacio en el que aprendas formas de lidiar con estos pensamientos, entender cómo funcionan estos ciclos y reducir la culpa y la ansiedad que los acompañan. Con el acompañamiento adecuado y creando un espacio seguro, es posible recuperar la sensación de control y bienestar.
Muchísimo ánimo!
Lo que comentas es un efecto muy típico de intento de control de la atención: queremos no hacer algo y nos preocupamos mucho por no hacerlo y, paradójicamente, nuestra mente lleva nuestra atención una y otra vez hacia eso para que podamos no hacerlo. Lo cual tiende a preocuparnos más y más, con lo cual nuestra atención se amplifica sobre eso que queremos evitar... Y se produce un bucle muy molesto. De manera general te diría que lo mejor que puedes hacer es darle la menor importancia posible, ya que eso hará que tu atención retorne a la normalidad. Y si ves que te agobia mucho, es algo que se puede trabajar en consulta psicológica, no tiene mayor importancia pero quizás sea justo la ayuda que necesitas.
Hola, como bien dices, ese pensamiento parece una preocupación obsesiva e, igualmente, como has explicado, cuanto más tratas de evitarlo, más ocurre. En ocasiones tenemos que solicitar apoyo profesional para descubrir la función que cumple ese pensamiento, por qué aparece y qué se puede hacer con ello. Existen técnicas concretas focalizadas a reducir la frecuencia, intensidad y percibir mayor control sobre el mismo, sin embargo, mi recomendación es que busques acompañamiento terapéutico para trabajar el origen. Mucho ánimo.
Lo que describes encaja muchísimo con un mecanismo de ansiedad e intrusión obsesiva, no con un deseo real ni con un “problema moral”. De hecho, la forma en que lo cuentas: no quiero hacerlo, ocurre sin intención, me genera culpa y cuanto más lo evito más pasa, es exactamente cómo funcionan los pensamientos o impulsos intrusivos.
Quiero que sepas desde el principio: esto no dice nada negativo sobre ti como persona. No te hace rara, mala, ni significa nada sobre tu sexualidad o tus valores.
¿Qué te está pasando?
Cuando intentas no mirar, tu cerebro interpreta ese pensamiento como una amenaza que debe vigilar. Entonces activa un ciclo:
1. Aparece el pensamiento intrusivo: “No mires ahí”.
2. Intentas controlarlo o evitarlo.
3. El cerebro lo toma como algo importante y vuelve a empujarte a mirar.
4. Mirar sin querer → culpa y ansiedad.
5. Esa culpa refuerza el ciclo.
Este mecanismo es muy típico en personas con ansiedad o rasgos obsesivos: cuanto más te esfuerzas en no pensar o no hacer algo, más lo hace el cerebro de forma automática.
No es deseo, es hiperfocalización por prohibición.
Normalizar lo que ocurre:
Muchas personas viven intrusiones similares con otros temas: “No mires la cicatriz de esa persona”, “No pienses en X cuando hablas con alguien”, “No digas algo inapropiado”...
El patrón es el mismo: no es un acto voluntario, sino un reflejo ansioso de vigilancia.
La culpa que sientes es comprensible, pero injusta hacia ti, porque esto no surge de una mala intención, sino de ansiedad.
¿Qué puede ayudarte?
1. Cambiar la forma de responder al pensamiento:
En lugar de pelear contra él, usa una respuesta de aceptación:
“Mi mente está teniendo un pensamiento intrusivo, puedo dejarlo pasar sin darle importancia.”
Esto reduce el poder del pensamiento mucho más que intentar evitarlo.
2. Técnica de desfusión (inspirada en ACT):
Cuando aparezca el impulso de mirar:
Nómbralo como “mi mente está haciendo ese truco otra vez”.
Respira y dirige la atención a otra parte sin castigarte.
No es suprimir, es dejar que exista sin reaccionar.
3. Reducir la culpa:
Pregúntate:
Si fuera otra persona a quien le pasa esto sin querer, ¿la juzgarías igual de duro?
Seguramente no. Practica darte el mismo trato que darías a alguien que te lo contara con vergüenza.
4. Si interfiere mucho en tu vida…
La terapia que mejor trabaja esto es la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), especialmente con técnicas de exposición y prevención de respuesta (EPR) para obsesiones. No tienes que tener un diagnóstico de TOC para beneficiarte de estas herramientas.
Un ejercicio sencillo para empezar:
La próxima vez que ocurra:
1. Detente un momento internamente.
2. Dite:
“Esto es un pensamiento intrusivo, no soy yo. No tengo que hacer nada con él.”
3. Lleva tu atención a algo neutro: la respiración, colores de la ropa de la otra persona, o el entorno.
4. Agradece internamente cada vez que logres no castigarte por ello —ése es el progreso real.
Lo importante que quiero que te lleves es esto:
No es deseo.
No es tu personalidad.
No te hace mala persona.
Es un síntoma de ansiedad intrusiva, y se puede trabajar.
Desde mi rol como terapeuta, puedo acompañarte a comprender lo que te está ocurriendo, a reducir la culpa que sientes y a desarrollar herramientas para gestionar estos pensamientos sin que te generen tanta angustia. Trabajaremos paso a paso, con un enfoque respetuoso, seguro y sin juicios, para que puedas recuperar la calma y sentirte más en control. Si te parece, podemos hacerlo a tu ritmo y con estrategias específicas que han demostrado ayudar en este tipo de situaciones. Un abrazo enorme.
Quiero que sepas desde el principio: esto no dice nada negativo sobre ti como persona. No te hace rara, mala, ni significa nada sobre tu sexualidad o tus valores.
¿Qué te está pasando?
Cuando intentas no mirar, tu cerebro interpreta ese pensamiento como una amenaza que debe vigilar. Entonces activa un ciclo:
1. Aparece el pensamiento intrusivo: “No mires ahí”.
2. Intentas controlarlo o evitarlo.
3. El cerebro lo toma como algo importante y vuelve a empujarte a mirar.
4. Mirar sin querer → culpa y ansiedad.
5. Esa culpa refuerza el ciclo.
Este mecanismo es muy típico en personas con ansiedad o rasgos obsesivos: cuanto más te esfuerzas en no pensar o no hacer algo, más lo hace el cerebro de forma automática.
No es deseo, es hiperfocalización por prohibición.
Normalizar lo que ocurre:
Muchas personas viven intrusiones similares con otros temas: “No mires la cicatriz de esa persona”, “No pienses en X cuando hablas con alguien”, “No digas algo inapropiado”...
El patrón es el mismo: no es un acto voluntario, sino un reflejo ansioso de vigilancia.
La culpa que sientes es comprensible, pero injusta hacia ti, porque esto no surge de una mala intención, sino de ansiedad.
¿Qué puede ayudarte?
1. Cambiar la forma de responder al pensamiento:
En lugar de pelear contra él, usa una respuesta de aceptación:
“Mi mente está teniendo un pensamiento intrusivo, puedo dejarlo pasar sin darle importancia.”
Esto reduce el poder del pensamiento mucho más que intentar evitarlo.
2. Técnica de desfusión (inspirada en ACT):
Cuando aparezca el impulso de mirar:
Nómbralo como “mi mente está haciendo ese truco otra vez”.
Respira y dirige la atención a otra parte sin castigarte.
No es suprimir, es dejar que exista sin reaccionar.
3. Reducir la culpa:
Pregúntate:
Si fuera otra persona a quien le pasa esto sin querer, ¿la juzgarías igual de duro?
Seguramente no. Practica darte el mismo trato que darías a alguien que te lo contara con vergüenza.
4. Si interfiere mucho en tu vida…
La terapia que mejor trabaja esto es la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), especialmente con técnicas de exposición y prevención de respuesta (EPR) para obsesiones. No tienes que tener un diagnóstico de TOC para beneficiarte de estas herramientas.
Un ejercicio sencillo para empezar:
La próxima vez que ocurra:
1. Detente un momento internamente.
2. Dite:
“Esto es un pensamiento intrusivo, no soy yo. No tengo que hacer nada con él.”
3. Lleva tu atención a algo neutro: la respiración, colores de la ropa de la otra persona, o el entorno.
4. Agradece internamente cada vez que logres no castigarte por ello —ése es el progreso real.
Lo importante que quiero que te lleves es esto:
No es deseo.
No es tu personalidad.
No te hace mala persona.
Es un síntoma de ansiedad intrusiva, y se puede trabajar.
Desde mi rol como terapeuta, puedo acompañarte a comprender lo que te está ocurriendo, a reducir la culpa que sientes y a desarrollar herramientas para gestionar estos pensamientos sin que te generen tanta angustia. Trabajaremos paso a paso, con un enfoque respetuoso, seguro y sin juicios, para que puedas recuperar la calma y sentirte más en control. Si te parece, podemos hacerlo a tu ritmo y con estrategias específicas que han demostrado ayudar en este tipo de situaciones. Un abrazo enorme.
Hola,
Lo que describes encaja con lo que en psicología llamamos pensamientos intrusivos: ideas o impulsos que aparecen de forma automática, sin que uno los elija, y que generan una gran incomodidad precisamente porque van en contra de lo que la persona desea o valora. No tienen un significado oculto ni definen quién eres, pero pueden causar mucha ansiedad cuando se interpretan como algo “malo” o “anormal”.
Cuando intentas evitar esos pensamientos o controlar lo que miras, la mente reacciona intensificando el foco en aquello que más temes. Por eso se vuelve un ciclo: cuanto más te esfuerzas por no hacerlo, más ocurre. Lo importante no es reprimirlo, sino aprender a relacionarte con lo que sientes de un modo más amable y sin juicio.
Estos episodios pueden mejorar mucho con un acompañamiento terapéutico adecuado. Un psicólogo especializado en ansiedad u obsesiones puede ayudarte a comprender por qué aparecen, y sobre todo, a desactivar el miedo y la culpa que los mantienen activos. No estás “perdiendo el control”: tu mente está intentando protegerte del malestar, pero necesita hacerlo de otra manera.
Buscar ayuda no es señal de debilidad, sino un paso de madurez y autocuidado. Con un tratamiento psicológico centrado en la ansiedad y los pensamientos intrusivos, podrás recuperar tranquilidad y sentirte más en paz contigo misma.
Te mando mucho ánimo.
Un cordial saludo.
Lo que describes encaja con lo que en psicología llamamos pensamientos intrusivos: ideas o impulsos que aparecen de forma automática, sin que uno los elija, y que generan una gran incomodidad precisamente porque van en contra de lo que la persona desea o valora. No tienen un significado oculto ni definen quién eres, pero pueden causar mucha ansiedad cuando se interpretan como algo “malo” o “anormal”.
Cuando intentas evitar esos pensamientos o controlar lo que miras, la mente reacciona intensificando el foco en aquello que más temes. Por eso se vuelve un ciclo: cuanto más te esfuerzas por no hacerlo, más ocurre. Lo importante no es reprimirlo, sino aprender a relacionarte con lo que sientes de un modo más amable y sin juicio.
Estos episodios pueden mejorar mucho con un acompañamiento terapéutico adecuado. Un psicólogo especializado en ansiedad u obsesiones puede ayudarte a comprender por qué aparecen, y sobre todo, a desactivar el miedo y la culpa que los mantienen activos. No estás “perdiendo el control”: tu mente está intentando protegerte del malestar, pero necesita hacerlo de otra manera.
Buscar ayuda no es señal de debilidad, sino un paso de madurez y autocuidado. Con un tratamiento psicológico centrado en la ansiedad y los pensamientos intrusivos, podrás recuperar tranquilidad y sentirte más en paz contigo misma.
Te mando mucho ánimo.
Un cordial saludo.
Lo que describes es más común de lo que parece y no significa nada malo sobre ti. No tiene que ver con deseo ni con atracción, sino con pensamientos intrusivos: ideas o impulsos que aparecen de forma automática y generan ansiedad precisamente porque intentas no tenerlos. Cuanto más luchas por evitarlos, más fuerza toman.
No eres culpable de que ocurran, y aprender a gestionarlos con calma y sin culpa puede ayudarte a reducir su frecuencia. Con acompañamiento psicológico es posible trabajar estas obsesiones, entender su origen y recuperar la sensación de control sin miedo ni vergüenza.
No eres culpable de que ocurran, y aprender a gestionarlos con calma y sin culpa puede ayudarte a reducir su frecuencia. Con acompañamiento psicológico es posible trabajar estas obsesiones, entender su origen y recuperar la sensación de control sin miedo ni vergüenza.
Gracias por expresarlo con tanta claridad — lo que describes no es raro ni “raro” en el sentido patológico, aunque resulte muy angustiante. Lo que estás viviendo podría encajar con un patrón de pensamientos y conductas obsesivas dentro del espectro de los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC), concretamente una forma leve o focal de obsesión con contenido tabú o socialmente inapropiado.
Este tipo de fenómeno se denomina obsesión con control del impulso o pensamiento intrusivo.
No implica que tengas un problema con el deseo ni con el autocontrol: es un problema de ansiedad, no de moral o de atracción.
Tu mente se está quedando enganchada en un ciclo:
Pensamiento → Ansiedad → Intento de control → Mayor ansiedad → Repetición involuntaria
Te recomiendo que busques un psicólogo que te ayude a solucionar tu problema, verás como consigues encontrarte mejor, espero haberte ayudado. Un saludo.
Este tipo de fenómeno se denomina obsesión con control del impulso o pensamiento intrusivo.
No implica que tengas un problema con el deseo ni con el autocontrol: es un problema de ansiedad, no de moral o de atracción.
Tu mente se está quedando enganchada en un ciclo:
Pensamiento → Ansiedad → Intento de control → Mayor ansiedad → Repetición involuntaria
Te recomiendo que busques un psicólogo que te ayude a solucionar tu problema, verás como consigues encontrarte mejor, espero haberte ayudado. Un saludo.
Lamento mucho que estés pasando por este momento de tanta ansiedad, culpa y angustia. Es completamente comprensible que te sientas agobiada cuando experimentas pensamientos y comportamientos que parecen estar fuera de tu control y que, además, van en contra de tus valores y deseos.
Quiero empezar por un mensaje muy importante: lo que describes suena a la experiencia típica de un pensamiento intrusivo u obsesivo, no a un deseo oculto o una falta moral.
El patrón que describes es muy característico de lo que en psicología se conoce como el ciclo de la Obsesión-Compulsión o el efecto del "Intento de Supresión Fallido": Intrusión u Obsesión (Pensamiento no deseado): La mente "te obliga" a mirar la zona que intentas evitar. El pensamiento o impulso es egodistónico, es decir, va en contra de lo que realmente quieres o valoras.
Es crucial que te quedes con esto: El hecho de tener un pensamiento o impulso intrusivo NO significa que lo desees, que seas una "mala persona", o que tu relación esté en riesgo.
Aunque es muy positiva tu intención de aprender a gestionarlo, para un tema que genera tanta angustia, el acompañamiento psicológico profesional es el camino más seguro y eficaz.
La técnica principal para este tipo de obsesiones es la Exposición con Prevención de Respuesta (EPR), que te enseñaría a reducir la evitación y a tolerar la ansiedad sin realizar la compulsión.
Espero haberte ayudado. Un saludo
Quiero empezar por un mensaje muy importante: lo que describes suena a la experiencia típica de un pensamiento intrusivo u obsesivo, no a un deseo oculto o una falta moral.
El patrón que describes es muy característico de lo que en psicología se conoce como el ciclo de la Obsesión-Compulsión o el efecto del "Intento de Supresión Fallido": Intrusión u Obsesión (Pensamiento no deseado): La mente "te obliga" a mirar la zona que intentas evitar. El pensamiento o impulso es egodistónico, es decir, va en contra de lo que realmente quieres o valoras.
Es crucial que te quedes con esto: El hecho de tener un pensamiento o impulso intrusivo NO significa que lo desees, que seas una "mala persona", o que tu relación esté en riesgo.
Aunque es muy positiva tu intención de aprender a gestionarlo, para un tema que genera tanta angustia, el acompañamiento psicológico profesional es el camino más seguro y eficaz.
La técnica principal para este tipo de obsesiones es la Exposición con Prevención de Respuesta (EPR), que te enseñaría a reducir la evitación y a tolerar la ansiedad sin realizar la compulsión.
Espero haberte ayudado. Un saludo
Comprendiendo que falta un montón de información y no sé nada de tu historia de vida, mi comentario se ve limitado exclusivamente a una opinión profesional con un cierto límite, pero te diré lo siguiente: Sería importante destacar que experimentar pensamientos intrusivos es algo común y no define quién eres ni tu valor personal. Desde un enfoque psicoterapéutico, te comparto algunas reflexiones e indicaciones que podrían posiblemente ser útiles:
Inicia para reconocer y aceptar: Es un primer paso reconocer que estos pensamientos son intrusivos y no reflejan tus verdaderos deseos o intenciones. Saber que no eres a la única persona a la que le pasa, esto puede reducir la angustia que sientes. No importa que no conozcas a nadie como tú, yo como terapeuta con 20 años de experiencia te digo: si existe, no es un caso único el tuyo.
Trata de separar tu juicio de la culpa: La culpa y la ansiedad pueden intensificar el ciclo de los pensamientos intrusivos. Trata de recordar que no tener control sobre un pensamiento no significa que tenga un significado profundo sobre ti como persona.
Practicar mindfulness, o como también se le conoce atención en el presente, puede ayudarte a observar los pensamientos sin juzgarlos y a redirigir tu atención de manera consciente. Ejercicios de respiración o meditación pueden ser útiles.
Enfrentarse de manera controlada y gradual a la situación dentro de la terapia te ayudará un montón, ya que puede disminuir la ansiedad y el impulso asociado.
No te limites solo a mandar un mensaje, llévalo a un segundo nivel hablándolo con un profesional. Ya diste el primer paso y te felicito, ahora da otro. Verás que eso será muy positivo para ti. Considera un psicólogo o psicóloga especializado en trastornos de ansiedad o terapia cognitiva conductual (TCC). Este tipo de psicoterapia puede proporcionarte herramientas específicas para manejar los pensamientos intrusivos y reducir su impacto.
Te deseo el mejor de los progresos para tu vida y a tus órdenes, saludos.
Inicia para reconocer y aceptar: Es un primer paso reconocer que estos pensamientos son intrusivos y no reflejan tus verdaderos deseos o intenciones. Saber que no eres a la única persona a la que le pasa, esto puede reducir la angustia que sientes. No importa que no conozcas a nadie como tú, yo como terapeuta con 20 años de experiencia te digo: si existe, no es un caso único el tuyo.
Trata de separar tu juicio de la culpa: La culpa y la ansiedad pueden intensificar el ciclo de los pensamientos intrusivos. Trata de recordar que no tener control sobre un pensamiento no significa que tenga un significado profundo sobre ti como persona.
Practicar mindfulness, o como también se le conoce atención en el presente, puede ayudarte a observar los pensamientos sin juzgarlos y a redirigir tu atención de manera consciente. Ejercicios de respiración o meditación pueden ser útiles.
Enfrentarse de manera controlada y gradual a la situación dentro de la terapia te ayudará un montón, ya que puede disminuir la ansiedad y el impulso asociado.
No te limites solo a mandar un mensaje, llévalo a un segundo nivel hablándolo con un profesional. Ya diste el primer paso y te felicito, ahora da otro. Verás que eso será muy positivo para ti. Considera un psicólogo o psicóloga especializado en trastornos de ansiedad o terapia cognitiva conductual (TCC). Este tipo de psicoterapia puede proporcionarte herramientas específicas para manejar los pensamientos intrusivos y reducir su impacto.
Te deseo el mejor de los progresos para tu vida y a tus órdenes, saludos.
Gracias por compartir tu experiencia. Lo que describes encaja con lo que en psicología llamamos pensamientos intrusivos u obsesivos, muy frecuentes en el TOC. No son deseos reales ni reflejan una intención consciente, sino actos mentales automáticos que generan culpa precisamente porque chocan con tus valores. Cuanto más intentas evitarlos o controlarlos, más se refuerza el círculo de ansiedad y repetición.
No significa nada negativo sobre ti ni sobre tu relación. Tu mente no “quiere mirar”: está atrapada en un bucle de miedo y control. Con terapia cognitivo-conductual —especialmente con técnicas de exposición y prevención de respuesta— es posible reducir esa ansiedad y recuperar la sensación de control.
Un saludo.
Pilar Rapela.
No significa nada negativo sobre ti ni sobre tu relación. Tu mente no “quiere mirar”: está atrapada en un bucle de miedo y control. Con terapia cognitivo-conductual —especialmente con técnicas de exposición y prevención de respuesta— es posible reducir esa ansiedad y recuperar la sensación de control.
Un saludo.
Pilar Rapela.
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