Hola, Cuando era menor, aproximadamente entre los 12-13 años, jugaba mucho con un primo de 6-7 año

11 respuestas
Hola,
Cuando era menor, aproximadamente entre los 12-13 años, jugaba mucho con un primo de 6-7 años. Un día él estaba durmiendo desnudo y le di un beso en sus partes o no sé si chupé la zona por unos sg y luego me quité porque no me gustó. Ese acontecimiento no sucedió más, ni ninguno parecido.

Ahora siendo mayor de edad, un adulto, tengo angustia por esa situación. Me siento súper mal y me arrepiento, pero en su momento no lo hice con mala intención. Ahora no paro de pensar que es súper grave y que si lo hablo con un psicólogo es delito? Mi madre me dijo que como no lo cometí más que no pasaba nada, que fue curiosidad.


Desde la teoría del apego, comprendemos que la manera en que nos vinculamos con los demás está profundamente marcada por nuestras experiencias tempranas, especialmente aquellas que ocurren en contextos de exploración afectiva, familiar y emocional. Cuando una persona recuerda un episodio de su infancia o preadolescencia que hoy, con mirada adulta, le genera culpa o angustia, es importante atender no solo el hecho en sí, sino el estado emocional y evolutivo desde el que ocurrió.

En torno a los 12 o 13 años, la mente atraviesa una etapa de transición: el pensamiento abstracto aún está en formación, la conciencia moral está en proceso de consolidarse, y el desarrollo de la identidad —incluyendo la sexual— comienza a despertar con dudas, confusión y, a veces, comportamientos impulsivos que no siempre pueden ser entendidos desde las categorías éticas adultas. No es infrecuente que en este periodo aparezcan conductas de exploración, especialmente en vínculos familiares cercanos donde hay un apego emocional seguro o estable. Estas conductas, aunque puedan parecer inapropiadas desde la mirada adulta, no siempre surgen con intenciones dañinas o conscientes de transgresión, sino como parte del intento infantil de comprender el cuerpo, la intimidad y el afecto.

Desde esta perspectiva, es relevante no sólo lo que ocurrió, sino el hecho de que hoy, como adulto, te conectas con ello desde el arrepentimiento, la reflexión y el deseo de reparar. Esto habla de una organización interna empática y ética, que se ha desarrollado con el tiempo. En términos del apego, podemos decir que estás intentando integrar una experiencia confusa de tu historia a tu narrativa actual, buscando coherencia, reparación y alivio.

Las personas con un apego seguro o en proceso de desarrollar uno tienden, en la adultez, a enfrentarse a recuerdos difíciles no desde la negación ni la disociación, sino desde la capacidad de mentalización: es decir, de observar sus propios estados internos, preguntarse qué motivaciones había, cómo se sentían en ese momento, y cómo eso se conecta (o no) con lo que son hoy. Lo que genera angustia ahora no es el recuerdo en sí, sino la interpretación que estás haciendo desde una moralidad adulta —mucho más desarrollada— que juzga con dureza lo que probablemente fue un acto inmaduro, aislado y motivado por curiosidad infantil, no por una intención dañina o estructural.

En este contexto, hablar de ello con un profesional de la salud mental no representa en sí un delito. Los psicólogos están formados para trabajar con material complejo, incluyendo recuerdos de infancia que puedan resultar confusos o vergonzosos, y no están obligados legalmente a denunciar si no existe una amenaza actual o evidencia de riesgo real para otra persona. Al contrario, hablarlo puede ayudarte a integrar esta experiencia de forma compasiva y honesta, dentro de tu historia personal, sin que eso te defina como persona.

Por último, es importante recordar que sentir culpa no siempre indica haber hecho “algo imperdonable”, sino que muchas veces es el reflejo de una sensibilidad moral y un deseo de actuar de forma coherente con los propios valores. La culpa, bien trabajada, puede transformarse en una oportunidad de crecimiento, reparación interna y mayor conexión con uno mismo.
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Gracias por tu confianza al compartir una vivencia tan delicada. Entiendo que te sientas angustiado o atrapado entre el arrepentimiento y la incertidumbre. Vamos por partes, desde una mirada profesional y sin juicio: lo que describes ocurrió en una etapa temprana de tu vida (12-13 años), en un contexto en el que muchas personas todavía están formando su identidad, su comprensión del cuerpo, de los límites, de lo sexual y lo relacional. En muchos casos, la curiosidad infantil o adolescente puede llevar a conductas que, vistas desde la adultez, generan vergüenza, culpa o remordimiento. Es comprensible que hoy, como adulto, te impacte emocionalmente recordar aquello. Es importante subrayar que ese acto no se repitió, que no hubo intención de hacer daño, y que el recuerdo te afecta porque tienes conciencia, empatía y valores claros en este momento de tu vida. Hablar con una psicóloga es absolutamente aconsejable y seguro. La confidencialidad profesional está protegida por ley, y como psicóloga estoy para ayudarte a entender, reparar y aliviar el malestar, no para juzgarte ni denunciarte. Lo que cuentas tiene un contexto evolutivo y no implica una conducta delictiva ni te convierte en una mala persona. Si lo que necesitas es procesar el arrepentimiento, revisar tu historia con respeto hacia ti mismo y aprender a vivir en paz con eso, la consulta psicológica es el lugar adecuado para hacerlo. En consulta podrás explorar lo que ocurrió con un enfoque profesional y comprensivo, entender el desarrollo evolutivo de la sexualidad infantil y adolescente, trabajar la culpa, la vergüenza y la autoimagen sin quedarte atrapado en el pasado, y distinguir lo que fue una conducta inadecuada desde la ignorancia de una conducta dañina intencionada (que no es tu caso, por lo que relatas). Si quieres hablar de esto con más calma, puedes escribirme un mensaje privado y estaré encantada de orientarte sin compromiso. Y si decides dar un paso más y empezar un proceso, puedes reservar una cita online a través de mi perfil. Estás dando un paso valiente al afrontar esto y buscar ayuda. No estás solo.
Gracias por compartir algo tan difícil y delicado. Es completamente comprensible que ahora, desde una perspectiva más madura y consciente, te genere angustia y culpa recordar ese episodio. Lo primero que quiero decirte es que la forma en que lo estás procesando ahora muestra una gran sensibilidad moral y una búsqueda de reparación interna.
Lo que describes entra en una zona muy compleja desde el punto de vista ético y psicológico, y merece una mirada cuidadosa, sin juicios automáticos, pero con claridad.
A la edad que mencionas (12-13 años), todavía se está en una etapa de desarrollo donde la curiosidad sexual y el desconocimiento de límites adecuados pueden generar comportamientos que, aunque inadecuados, no necesariamente nacen de una intención dañina.
El hecho de que eso no se haya repetido, que no lo hayas hecho desde la intención de causar daño, y que hoy lo recuerdes con angustia y deseo de comprenderlo y repararlo, es muy importante.
No, no es delito hablar de esto con un psicólogo. Al contrario: los psicólogos estamos formados para acompañar este tipo de procesos, con ética y confidencialidad. Salvo que exista un peligro actual, un abuso en curso o un riesgo grave para alguien, los profesionales están obligados por ley a mantener la confidencialidad de lo que compartas.
Hablarlo con un psicólogo te puede ayudar mucho a entender desde dónde surgió esa conducta y procesar tu culpa de una manera saludable.
Aprender a perdonarte y construir una ética sólida sin castigarte de por vida por un error de tu infancia. Reforzar tu compromiso como adulto con el respeto a los demás y con tu propia salud mental. Tu angustia habla de tu capacidad empática y de tu deseo de hacer lo correcto. No eres la misma persona que eras a los 12 años. Lo que importa ahora es qué haces con eso: cómo lo entiendes, lo enfrentas y lo integras para crecer como persona.


Hola, gracias por tu valentía al expresar esto. Es evidente que estás atravesando una gran angustia y que esta situación te genera un profundo malestar emocional. Eso ya nos habla de que estás tomando conciencia.
Lo primero que quiero que sepas es que en el espacio terapéutico no estás solo. Lo que ocurrió forma parte de tu historia personal.
Que no lo hayas vuelto a repetir y que hoy te genere arrepentimiento indica que hay una reflexión sincera. Esto es algo que se puede abordar en un proceso terapéutico desde el cuidado, la responsabilidad emocional y el crecimiento personal. El objetivo del espacio terapéutico es ayudarte a entender lo que pasó, cómo te afecta hoy y cómo seguir adelante de una forma saludable.
El arrepentimiento no borra lo ocurrido, pero puede ser un punto de partida para construir desde una mayor conciencia y respeto hacia ti mismo y hacia los demás. Lo más importante ahora es que te permitas trabajar esto con acompañamiento profesional. Estás dando un paso muy importante al buscar ayuda.
Estoy aquí para acompañarte si decides iniciar ese proceso.

Lo que viviste en tu infancia, aunque hoy te cause angustia y culpa, debe ser comprendido desde una mirada profunda y compasiva. Desde nuestra praxis te invitamos a ver esos actos no como simples hechos, sino como símbolos que el inconsciente y el árbol familiar expresan para llamar la atención sobre heridas ocultas y patrones emocionales que necesitan ser sanados. Al mismo tiempo, además te enfatizaría que cada persona es única y que lo que ocurrió debe ser interpretado en el contexto de tu historia personal, reconociendo que en esa etapa tu conciencia y comprensión eran limitadas.

La carga de culpa que sientes es una señal de tu crecimiento ético y emocional, pero no debe convertirse en un peso inmovilizador. Desde nuestro enfoque terapéutico vemos que, el proceso real de sanación ocurre cuando te permites explorar esas emociones con alguien que te escuche sin juzgar, ayudándote a encontrar dentro de ti mismo las respuestas y los recursos que necesitas para integrarlo y transformar ese dolor. Te puedo proponer un acto simbólico que te permita liberar esa energía reprimida, perdonarte y reconciliarte con tu historia y tu linaje.

Hablar con un terapeuta no solo es seguro, sino fundamental para que puedas sostener este proceso de manera profunda y personalizada. Ni la lectura, ni la culpa interna, ni el silencio te darán la sanación verdadera.desde mi experiencia creo que el cambio auténtico nace en la experiencia única de cada individuo y en la relación terapéutica, Tr recuerdo que sanar implica conectar con la parte simbólica y espiritual de nuestro ser para cortar con patrones heredados y abrir espacio a la libertad emocional.

Finalmente, es fundamental que te perdones tus errores creativos. Reconocer que actuaste desde la inocencia y la curiosidad, sin intención dañina, te permite dar un paso vital hacia la liberación interior. Combinar la escucha compasiva, la exploración terapéutica y un acto simbólico puede transformar ese peso en una oportunidad para crecer, reconciliarte contigo mismo y reconstruir tu historia desde la conciencia, el amor propio y la sanación profunda.

Un saludo, preguntas y acompañamiento con gusto ….
 Víctor Vela Carod
Psicólogo
Sant Cugat del Vallès
Es normal que tengas dudas. Un psicólogo no te tendría que decir-aconsejar qué hacer. Lo que está claro es que lo que hizo, fuese por la razón que fuese, es algo que te pudo hacer daño, tero depende de tí vojver o no. Todo depende de si sientes suficiente confinza para que no vuelva a pasar en un futuro. Antes de volver, deberias sentir que hace un acto sincero de redención y tu sientes suficiente confianza como para perdonar, aunque sin olvidar lo que hizo en esta ocasión. En una relación de pareja, pueden pasar cosas, pero según el calibre de las mismas es un lastre que hace difícil disfrutar de uka relación saludable.
Gracias por compartir esto. Entiendo que estés atravesando una gran angustia emocional y que este recuerdo te genere mucho malestar. Es importante poder hablar de estos temas con sensibilidad, contención y sin juzgar, ya que detrás de esta preocupación hay una necesidad legítima de comprensión, reparación emocional y búsqueda de sentido.

Sobre lo ocurrido:
Lo que describes parece ser un episodio aislado en la infancia temprana-adolescencia, en un contexto que muchas veces puede estar influido por la curiosidad sexual, el desconocimiento o la confusión sobre los límites. En ningún momento mencionas que hubo intención de hacer daño o una dinámica de abuso sostenida. Aun así, es completamente válido que hoy lo veas desde otra perspectiva y te genere culpa.

¿Es esto un delito si lo cuentas a un profesional?
No. Los psicólogos están legal y éticamente comprometidos con la confidencialidad profesional, salvo en casos donde haya riesgo actual para terceros o situaciones de abuso continuado. En tu caso, hablas de un episodio aislado, antiguo, y no se describe un patrón continuado ni una situación de riesgo actual. Puedes hablar de ello con tranquilidad en un espacio terapéutico, donde lo que se trabajará es tu malestar actual, tu necesidad de entender lo que pasó, y el modo de integrar esto en tu vida sin que te genere sufrimiento crónico.

¿Qué podrías trabajar en terapia?
La diferencia entre exploración infantil y abuso.
La forma en que los valores actuales influyen en la reinterpretación del pasado.
Cómo gestionar la culpa, sin negarla ni dejar que te bloquee.
El valor de la reparación simbólica y el aprendizaje desde lo sucedido.
El perdón hacia uno mismo desde un lugar de madurez y conciencia.
Reflexión importante:
El hecho de que te cuestiones, que sientas angustia y que busques ayuda no te convierte en una mala persona. Al contrario, habla de tu capacidad ética y emocional para responsabilizarte de tus actos, entender su impacto y querer ser coherente con tus valores actuales.

¿Qué puedes hacer ahora?
Busca apoyo psicológico profesional para trabajar esto con cuidado y sin miedo. No estás solo.
Permítete mirar esto como parte de tu proceso de crecimiento, no como una condena.
Recuerda: sentir culpa es humano. Transformarla en responsabilidad emocional es un acto de madurez.
Lo mejor es que lo hables con un profesional de la salud mental. Es un trauma para ti, claramente, y eso te genera o puede generar toda una serie de síntomas. Confía en que un psicólogo o psicóloga podrá trabajarlo y ayudarte.
Hola, la experimentación sexual se produce a una edad mucho más temprana de lo que pensamos.
Hay una serie de factores por los que se podría considerar abuso: si hubo abuso de poder por tu parte al ser mayor, si no hubo consentimiento por parte de tu primo, si usaste la fuerza etc.
Si respondes que no a todo, plantéate que no es abuso, igual a tu primo no le importó.

Si te hace sentir mejor puedes acudir a un profesional para analizar el remordimiento que hay actualmente, pero deberías plantearte hablar del tema directamente con tu primo y ver si se acuerda de ello y se le ha supuesto algún tipo de problema.
Si así ha sido, trabajarlo juntos, os puede ayudar a ambos, pues él se sentiría apoyado por ti y vería tu interés en su bienestar.
Buena, consultante anónimo. Entiendo que recordar eso te genere sufrimiento y malestar, lo cual significa algo importante. Significa que hay una cosa que hiciste de la cual te arrepientes, por lo que eso no va con la clase de persona que quieres ser y te genera malestar. Eso da pie a poder sacar una versión de ti que vaya más en línea con la clase de persona que quieres ser. Aprovecha esa experiencia para recordar que clase de persona quieres ser y actuar en tu día adía en esa dirección. Nuestros remordimientos pueden servir de gasolina para nuestras mejoras
 Nuria Caballero
Psicólogo
Las Rozas de Madrid
Buenos días.
Creo que es importante para ti entenderte y perdonarte.
Sin duda por lo que cuentas fue una situación traumática para ti que ha estado acompañándote durante mucho tiempo.
Hablarlo y trabajarlo es lo mejor que puedes hacer para ayudarte con esa sensación de culpa.
Si necesitas algo no dudes en contactar conmigo.
Un saludo

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