Hola tengo una niña que va a cumplir 4 años y estoy gestando por el momento, pero mi hija aveces sue

10 respuestas
Hola tengo una niña que va a cumplir 4 años y estoy gestando por el momento, pero mi hija aveces suele llorar sin motivo alguno y le cuesta seguir indicacioneso cuando le negamos algo que ella quiere¿ Es normal? ¿Como podría ayudarla? Porque muchas veces ya a su papá y a mi se nos va la paciencia.
 Félix Valderrama Díaz
Psicólogo, Psicólogo infantil, Terapeuta complementario
Sevilla
Gracias por compartir lo que estáis viviendo. Lo que describes es bastante común en niños de esa edad, especialmente en momentos de cambio como la llegada de un nuevo hermanito. A los 4 años las emociones aún son intensas y difíciles de regular, y muchas veces el llanto o la frustración surgen cuando no pueden expresar lo que sienten de otra forma.

Es normal que os sintáis desbordados a veces; la crianza puede ser exigente, especialmente en etapas tan sensibles. Para ayudarla, es importante mantener rutinas claras, poner límites con calma y consistencia, y, al mismo tiempo, validar sus emociones (“entiendo que estés enfadada porque querías eso…”). A veces, el simple hecho de sentirse comprendida reduce mucho la intensidad emocional.

Si veis que estas conductas se repiten con frecuencia o afectan mucho al día a día familiar, puede ser útil tener un espacio de orientación más individualizado.
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 Francisco M Arenas Rodriguez de Boente
Psicólogo, Psicólogo infantil, Sexólogo
Córdoba
Los niños van pasando por etapas, y es normal que la niña actúe así, apenas tiene 4 años... Lo peor que Vds pueden hacer es perder la paciencia. Ser buenos padres implica ser personas pacientes.
 Elena Banzo-Arguis
Psicólogo, Psicólogo infantil
Huesca
Hola! Los niños siempre tienen un motivo para llorar aunque no lo sepan identificar. A veces el motivo es simplemente el cansancio. Es normal que no haga caso a la primera, está aprendiendo. Hasta los 5 años necesitan repeticion y límites claros firmes y amorosos. ¡Ánimo! ES UNA ETAPA PRECIOSA Y exigente!
 Ariadna Martinez Fernandez
Psicólogo, Psicólogo infantil
Badalona
Es bastante normal esta reacción en niños tan pequeños. En estas edades están aprendiendo a autoregularse, es decir, no saben gestionar sus propias emociones y, en ocasiones, no saben bien lo que quieren lo cual les genera más frustración. No se trata de eliminar el llanto o la frustración, sino de enseñarle poco a poco a gestionar sus emociones y aceptar límites con amor y firmeza. Algunos consejos serían anticipar los límites, por ejemplo avisar con antelación de lo que va a suceder ("nos iremos del parque en 5 minutos"), dar apoyo e intentar no perder los nervios porque los niños también lo notan y, además, crear un rincón de la calma o caja de la seguridad donde añadir materiales y juguetes que puedan reducir la intensidad de la rabieta, puede ser el recurso más útil.
 Cinthya Lecam
Psicólogo, Psicólogo infantil
San Sebastián de los Reyes
Hola,

Lo que comentas es bastante frecuente a esta edad. A los 4 años, los niños aún están desarrollando su capacidad para gestionar emociones como la frustración, y suelen expresar su malestar a través del llanto o de conductas desafiantes.

Además, el embarazo puede estar generando cambios en la dinámica familiar que ella percibe, aunque no sepa expresarlo con palabras. Es normal que necesite más atención o que reaccione con intensidad ante límites.

Lo más importante es acompañarla con firmeza, pero también con calma y empatía. Validar sus emociones, anticiparle los cambios y mantener rutinas claras puede ayudar mucho.

Si veis que estas conductas generan mucho desgaste o preocupación, un acompañamiento profesional puede orientaros con herramientas concretas para gestionar estos momentos sin perder la paciencia.

Un abrazo,
Cinthya
 María Bermejo
Psicólogo, Psicólogo infantil
Villanueva de la Serena
Es comprensible que te preocupe la reacción de tu hija y que, en ocasiones , sientes que se te agota la paciencia, sobre todo en este momento en que también estás gestando. A los 4 años, los niños y niñas todavía están desarrollando su capacidad para autorregularse emocionalmente, por lo que es normal que puedan llorar con intensidad o frustrarse cuando no consiguen lo que quieren.
Algunas estrategias que pueden ayudarte son:
1. Valida sus emociones: aunque no entiendas el motivo de su llanto, pon en palabras lo que pueda estar sintiendo( "Entiendo que estés enfadada porque no puedes tener eso ahora"). Esto le ayuda a aprender a identificar y nombrar sus emociones.
2. Rutinas claras y predecibles: la estructura diaria les da seguridad y reduce reacciones impulsivas.
3. Opciones limitadas: cuando le niegas algo, ofrécele alternativas aceptables ("Hoy no podemos comer dulces, pero puedes elegir entre comer fruta o yogur")
4. Modelar calma: aunque sea difícil, mostrar autocontrol le enseña a regularse a través del ejemplo. Si lo necesitas, puedes tomarte unos segundos para respirar antes de responder.
5. Refuerzo positivo: felicítala cuando maneje bien su frustración, aunque sea un pequeño avance.

Si notas que le llanto y la dificultad para seguir indicaciones interfieren mucho en su día a día, o que las reacciones son muy intensas y frecuentes, podría ser útil una valoración con un psicólogo infantil para descartar causas emocionales. o del desarrollo y recibir orientación personalizada.
 María Luisa de los Ángeles Álvarez
Psicólogo, Psicólogo infantil
Huelva
Hola. Puede que esté llorando por motivos que los adultos no somos capaces de ver o no somos iguales de sensibles a ellos. Puede que ella esté más irritable por alguna situación y llorar sea para ella una vía de descargar sus emociones acumuladas durante un tiempo. Cuando esto pase, ponte a su altura, ponle nombre a lo que pueda estar sintiendo. Evita quitarle importancia o todo lo contrario, dramatizar. Que los adultos se muestren serenos ayuda a la niña a tener una referencia que tiene el control pero son sensibles a sus sentimientos. Por otro lado, acompañar a la niña a aquello que le estamos pidiendo pero sin hacerlo por ella quizás pueda ser un buen comienzo para que vaya ajustándose a vuestras demandas. No dudes en consultar a un psicólogo infantil para que las pautas se ajusten a vuestro caso con mayor precisión. Gracias por compartir y buscar ayuda.
 Andrea Álvarez Ibán
Psicólogo, Psicólogo infantil
Granada
Hola, gracias por compartir tu preocupación. Es muy común que niños alrededor de los 4 años expresen sus emociones de forma intensa, incluyendo llorar sin motivo aparente y cierta dificultad para seguir indicaciones, especialmente cuando están en una etapa de desarrollo emocional y de regulación. Además, la llegada de un nuevo hermano puede generar cambios en su mundo emocional que se reflejan en su conducta. Para ayudarla, es importante mantener la calma y la paciencia, establecer límites claros y consistentes, y validar sus emociones con frases como “entiendo que te sientas así”. Juegos y actividades que fomenten la expresión emocional también pueden ser muy útiles. Si en algún momento sienten que la situación es abrumadora, consultar con un psicólogo infantil puede ofrecerles estrategias específicas para comunicarse y apoyar a su hija en esta etapa.
 Garazi Gainzarain Martínez
Psicólogo, Psicólogo infantil
Valencia
Entiendo que se puede acabar la paciencia cuando se está ante una situación que es frustrante y no sabemos cómo manejar.

Por una parte, cuando un niño o niña llora, no es sin motivo alguno, igual que si se comporta de forma que las personas adultas consideramos inadecuada, no es por nada o porque sea "mala". Algo está sintiendo, experimentando, vivenciando... que le hace sentir emociones como frustración, tristeza y seguramente ira o rabia.

Por otra parte, puede que tenga que ver con el embarazo, o con la dinámica relacional que existe en casa... La manera de comunicaros con ella o lo que se hace antes y después de sus "rabietas" (las cuales pueden ser adecuadas a la edad, por cierto). A los 3-4 años las capacidades para autorregular emociones siguen en desarrollo: el lenguaje para decir lo que sienten mejora, pero las emociones fuertes (frustración, rabia, celos, cansancio) a menudo “se desbordan”. Además, estar embarazada y la expectativa de un bebé puede aumentar inseguridad o regresiones (más llanto, exigencia de atención). También las personas adultas están más nerviosas por lo que va a venir y suelen darse cambios en el entorno (cambios en la casa, compras para el bebé, cambios en el cuerpo y en la energía de mamá...). Todo eso es habitual, pero necesita acompañamiento tierno y límites claros.

Tenemos que entender la actitud de vuestra hija como un síntoma de algo que ella está viviendo de manera incómoda. Es su forma de comunicarnos que hay algo que no está bien para ella. De forma que tenemos que sentir compasión y responsabilidad por ayudarla a que se encuentre mejor.

A pesar de que falta mucha información para determinar el motivo por el cual la pequeña se desborda, os animo a que probéis lo siguiente (recordad que sois sus principales referentes y si vosotros perdéis la calma y os desreguláis es imposible enseñarle a ella a mantenerse en calma y tranquila cuando se siente mal):

Antes de pedirle que se calme, conectad con ella: agachaos a su nivel, bajad la voz, miradla y nombrad lo que veis (“Veo que estás muy enfadada…”), y ofreced contacto o cercanía si lo acepta; poned palabras a la emoción (“estás triste porque no podemos comprarlo ahora” o “¿probamos a soplar como un dragón?”) para ayudarle a regularse. Marcad límites con ternura (“Veo que quieres X. No podemos ahora. ¿Prefieres A o B?”), ofreced pequeñas elecciones para devolverle control y usad rutinas y avisos de transición (“en 5 minutos recogemos”). Una caja o rincón de calma (peluche, libro, botellita de calma, objetos de seguridad para ella...) donde acudir cuando la situación se desborda, acompañada de mamá o papá (no un aislamiento o castigo). Retiraos y manejad la paciencia en pareja (por ejemplo, con turnos cuando uno de los dos siente que no va a responder bien y una señal breve el uno al otro), y en momentos de tensión usad frases cortas como “Ahora no puedo, voy a respirar y vuelvo” o “En un minuto te escucho", pero sin hacerla sentir abandonada.

Es complicado, lo entiendo, pero es importante que rompáis el ciclo de malestar para recuperar el buen vínculo y la calma en familia.

Mucho ánimo!
 Tirso Pérez de Argila
Psicólogo, Psicólogo infantil
Madrid
Buenas tardes.

A los cuatro años puede haber momentos en los que una niña llore con facilidad, le cueste tolerar frustraciones y se haga complicado para ella seguir indicaciones. Es una etapa en la que las emociones todavía son muy intensas y el autocontrol está en pleno desarrollo. Además, el hecho de que tú estés gestando puede influir. A veces los niños perciben que algo importante está cambiando y reaccionan con más sensibilidad o necesidad de atención, aunque no puedan expresarlo con palabras.

Puedes ayudarla transmitiéndole calma y disponibilidad afectiva, incluso cuando pones límites. Algo como: "Entiendo que estás enfadada porque querías eso, y ahora no puede ser. Estoy aquí contigo mientras te tranquilizas". Esa combinación de comprensión y claridad puede darle mucha seguridad. Si en algún momento pierdes la paciencia, también puedes reparar después diciendo algo como "antes me frustré, pero te quiero y estoy contigo". Eso ayuda mucho a que ella aprenda a regularse sin sentirse culpable.

Observar si hay momentos del día en los que está más irritable puede servir para anticiparse (por ejemplo, cansancio, hambre o cambios de rutina). Y pequeños rituales de conexión diaria, como leer juntas o un rato de juego tranquilo, pueden aportar estabilidad afectiva.

Si ves que el llanto es muy frecuente, que le cuesta mucho volver a la calma o que la situación genera mucho malestar familiar, puede ser buena idea consultar con un profesional de salud mental infantil para que os acompañe y revise qué necesitáis en casa en esta etapa. A veces un pequeño ajuste en el modo de acompañar las emociones marca una diferencia importante.

Te mando mucho ánimo. Un cordial saludo.

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