Tengo un niño con autismo y a veces pierdo la paciencia y lo jaloneo luego me arrepiento xk se k no
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Tengo un niño con autismo y a veces pierdo la paciencia y lo jaloneo luego me arrepiento xk se k no es xk el quiera ser así pero a veces me enoja k x todo haga berrinche.. algún consejo?
Gracias por confiar en mí para compartir algo tan delicado y humano. Tener un hijo con autismo puede ser una experiencia profundamente amorosa y, al mismo tiempo, inmensamente desafiante. Que te des cuenta de que a veces pierdes la paciencia y luego te arrepientes ya es un paso muy importante. No porque sea suficiente solo con el arrepentimiento, sino porque muestra que tienes conciencia, sensibilidad y el deseo genuino de hacerlo mejor. Y eso es algo que tu hijo, aunque quizás no lo pueda poner en palabras, seguramente percibe en ti.
A veces, cuando él hace un berrinche por algo que tú no consideras importante, lo más automático es pensar que lo está haciendo por capricho, por testarudez o incluso para provocarte. Pero en muchos casos, lo que hay detrás es una profunda dificultad para regular lo que está sintiendo, para interpretar lo que le rodea o para comunicar lo que necesita. En los niños con autismo, el berrinche muchas veces no es un intento de llamar la atención, sino una expresión de que están completamente desbordados. Es decir, no es que quiera hacerlo, sino que no puede evitarlo. Su sistema nervioso está luchando por adaptarse a un mundo que muchas veces es demasiado ruidoso, cambiante o exigente para él.
Y sin embargo, tú también estás en tu derecho de sentirte desbordada. Porque por mucho amor que haya, el cansancio emocional de sostener una crianza compleja, donde cada día hay que interpretar y responder con paciencia, es real. Nadie nace sabiendo cómo acompañar a un niño con estas necesidades, y muchas veces la frustración no es con él, sino con la impotencia de no saber cómo ayudarlo, cómo calmarlo o cómo encontrar un momento de respiro. En esos momentos en que reaccionas con un jalón o un grito, no es porque seas una mala madre o padre. Es porque tú también necesitas recursos, contención y espacios para calmarte. La violencia nunca es justificable, pero sí es comprensible desde la fatiga emocional. Y si logras transformar esa culpa en responsabilidad y autocuidado, entonces ya estás haciendo algo inmensamente valioso.
Una de las cosas que más puede ayudarte es cambiar el foco del control hacia la comprensión. En lugar de pensar “por qué hace esto” o “cómo logro que pare”, intenta preguntarte “qué está sintiendo él ahora” o “qué está tratando de comunicar con esto”. Ese pequeño giro te puede permitir conectar desde otro lugar, incluso aunque no tengas la respuesta inmediata. Y si no sabes cómo actuar, no hace falta tener siempre una solución perfecta. A veces basta con sentarte a su lado, sin exigirle que se calme, y dejarle sentir que no está solo, que tú estás ahí, aunque sea difícil. Porque eso también enseña a regular: no tanto desde el castigo, sino desde el vínculo.
Y en los momentos en los que tú sientas que vas a explotar, permítete parar. Ir al baño, respirar, soltar un poco el cuerpo. No se trata de ser un adulto perfecto todo el tiempo, sino de darte margen para equivocarte y para cuidarte. Si tú estás demasiado tensa o agotada, es imposible acompañarlo desde un lugar tranquilo. No te olvides que tú también necesitas apoyo. No tienes que hacerlo sola o solo. Hay asociaciones, terapeutas, grupos de familias, que pueden ayudarte a sentirte menos solo en esta crianza, y que pueden darte recursos específicos para acompañarlo de forma más amorosa, más efectiva, y también más liviana para ti.
Si te parece útil, te dejo tres ejercicios que puedes hacer por escrito durante esta semana. El primero es que escribas una carta a ti misma o a ti mismo desde la compasión. No para justificar nada, sino para recordar que estás haciendo lo mejor que puedes con las herramientas que tienes. El segundo es que anotes qué cosas suelen detonar sus berrinches: momentos del día, ruidos, situaciones, o incluso palabras. Tener este mapa puede ayudarte a anticiparte un poco antes de que llegue la tormenta. Y el tercero es que escribas al final de cada día un pequeño momento en que hayas logrado manejar una situación difícil sin perder el control. No importa si fue pequeño. Celebrarlo te ayuda a confiar en tu capacidad de regular, incluso cuando cuesta.
Estás haciendo un trabajo difícil y muy valiente. Y lo más importante es que no estás sola. Tu hijo no necesita que seas perfecta: necesita que sigas intentando comprenderlo. Y tú también mereces ser comprendida.
A veces, cuando él hace un berrinche por algo que tú no consideras importante, lo más automático es pensar que lo está haciendo por capricho, por testarudez o incluso para provocarte. Pero en muchos casos, lo que hay detrás es una profunda dificultad para regular lo que está sintiendo, para interpretar lo que le rodea o para comunicar lo que necesita. En los niños con autismo, el berrinche muchas veces no es un intento de llamar la atención, sino una expresión de que están completamente desbordados. Es decir, no es que quiera hacerlo, sino que no puede evitarlo. Su sistema nervioso está luchando por adaptarse a un mundo que muchas veces es demasiado ruidoso, cambiante o exigente para él.
Y sin embargo, tú también estás en tu derecho de sentirte desbordada. Porque por mucho amor que haya, el cansancio emocional de sostener una crianza compleja, donde cada día hay que interpretar y responder con paciencia, es real. Nadie nace sabiendo cómo acompañar a un niño con estas necesidades, y muchas veces la frustración no es con él, sino con la impotencia de no saber cómo ayudarlo, cómo calmarlo o cómo encontrar un momento de respiro. En esos momentos en que reaccionas con un jalón o un grito, no es porque seas una mala madre o padre. Es porque tú también necesitas recursos, contención y espacios para calmarte. La violencia nunca es justificable, pero sí es comprensible desde la fatiga emocional. Y si logras transformar esa culpa en responsabilidad y autocuidado, entonces ya estás haciendo algo inmensamente valioso.
Una de las cosas que más puede ayudarte es cambiar el foco del control hacia la comprensión. En lugar de pensar “por qué hace esto” o “cómo logro que pare”, intenta preguntarte “qué está sintiendo él ahora” o “qué está tratando de comunicar con esto”. Ese pequeño giro te puede permitir conectar desde otro lugar, incluso aunque no tengas la respuesta inmediata. Y si no sabes cómo actuar, no hace falta tener siempre una solución perfecta. A veces basta con sentarte a su lado, sin exigirle que se calme, y dejarle sentir que no está solo, que tú estás ahí, aunque sea difícil. Porque eso también enseña a regular: no tanto desde el castigo, sino desde el vínculo.
Y en los momentos en los que tú sientas que vas a explotar, permítete parar. Ir al baño, respirar, soltar un poco el cuerpo. No se trata de ser un adulto perfecto todo el tiempo, sino de darte margen para equivocarte y para cuidarte. Si tú estás demasiado tensa o agotada, es imposible acompañarlo desde un lugar tranquilo. No te olvides que tú también necesitas apoyo. No tienes que hacerlo sola o solo. Hay asociaciones, terapeutas, grupos de familias, que pueden ayudarte a sentirte menos solo en esta crianza, y que pueden darte recursos específicos para acompañarlo de forma más amorosa, más efectiva, y también más liviana para ti.
Si te parece útil, te dejo tres ejercicios que puedes hacer por escrito durante esta semana. El primero es que escribas una carta a ti misma o a ti mismo desde la compasión. No para justificar nada, sino para recordar que estás haciendo lo mejor que puedes con las herramientas que tienes. El segundo es que anotes qué cosas suelen detonar sus berrinches: momentos del día, ruidos, situaciones, o incluso palabras. Tener este mapa puede ayudarte a anticiparte un poco antes de que llegue la tormenta. Y el tercero es que escribas al final de cada día un pequeño momento en que hayas logrado manejar una situación difícil sin perder el control. No importa si fue pequeño. Celebrarlo te ayuda a confiar en tu capacidad de regular, incluso cuando cuesta.
Estás haciendo un trabajo difícil y muy valiente. Y lo más importante es que no estás sola. Tu hijo no necesita que seas perfecta: necesita que sigas intentando comprenderlo. Y tú también mereces ser comprendida.
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Hola!
A veces es difícil para nosotros como adultos, poder mantener la calma cuando nuestro hijo tiene crisis frecuentes. Es normal sentirse frustrado/a, pero recuerda: los berrinches no son una forma de desafiarte, sino una señal de que está desbordado y no sabe cómo expresar lo que siente.
Algunos consejos que te puedo recomendar es el hecho de respirar antes de reaccionar, observar cómo estas emocionalmente y si estas desbordado/a, pedir ayuda y que otra figura de apego se encargue de la situación con tu hijo hasta que tu consigas calmarte.
También es importante que seas compasivo/a contigo mismo/a: equivocarse no te hace mal padre o madre. Lo valioso es reparar y seguir aprendiendo.
Tu hijo no necesita que seas perfecto/a, necesita un adulto que intente comprenderlo y estar ahí, incluso en los momentos más difíciles.
A veces es difícil para nosotros como adultos, poder mantener la calma cuando nuestro hijo tiene crisis frecuentes. Es normal sentirse frustrado/a, pero recuerda: los berrinches no son una forma de desafiarte, sino una señal de que está desbordado y no sabe cómo expresar lo que siente.
Algunos consejos que te puedo recomendar es el hecho de respirar antes de reaccionar, observar cómo estas emocionalmente y si estas desbordado/a, pedir ayuda y que otra figura de apego se encargue de la situación con tu hijo hasta que tu consigas calmarte.
También es importante que seas compasivo/a contigo mismo/a: equivocarse no te hace mal padre o madre. Lo valioso es reparar y seguir aprendiendo.
Tu hijo no necesita que seas perfecto/a, necesita un adulto que intente comprenderlo y estar ahí, incluso en los momentos más difíciles.
Gracias por tu sinceridad al compartir lo que estás viviendo. Criar a un niño con autismo puede ser muy exigente a nivel emocional, especialmente cuando hay conductas difíciles como los berrinches frecuentes. Sentir frustración o perder la paciencia no significa que no quieras a tu hijo, sino que estás sobrecargada y posiblemente necesites más apoyo.
Es importante recordar que los berrinches no son una forma de manipulación, sino muchas veces una expresión del malestar, la sobreestimulación o la dificultad para comunicar lo que necesita. Sin embargo, eso no quita que para ti sea agotador y frustrante.
Algunos consejos que pueden ayudarte:
1. Pide ayuda profesional: Contar con orientación específica sobre cómo manejar estos momentos puede marcar una gran diferencia. La intervención psicoeducativa y el acompañamiento emocional para ti también son clave.
2. Prepara rutinas claras y anticipaciones: A muchos niños con autismo les ayuda saber lo que va a pasar y tener ciertos apoyos visuales o frases repetidas que les den seguridad.
3. Cuida tu propio bienestar: Es muy difícil acompañar bien cuando una está al límite. Buscar espacios para ti, aunque sean breves, no es un lujo, es una necesidad.
4. Trabaja el autocuidado emocional y la culpa: Perder la paciencia no te hace una mala madre, pero sí es importante que te tomes en serio tu malestar para que no se vuelva crónico y te impida disfrutar de la relación con tu hijo.
Si sientes que necesitas orientación personalizada, puedes ponerte en contacto conmigo. Estaré encantada de ayudarte.
Es importante recordar que los berrinches no son una forma de manipulación, sino muchas veces una expresión del malestar, la sobreestimulación o la dificultad para comunicar lo que necesita. Sin embargo, eso no quita que para ti sea agotador y frustrante.
Algunos consejos que pueden ayudarte:
1. Pide ayuda profesional: Contar con orientación específica sobre cómo manejar estos momentos puede marcar una gran diferencia. La intervención psicoeducativa y el acompañamiento emocional para ti también son clave.
2. Prepara rutinas claras y anticipaciones: A muchos niños con autismo les ayuda saber lo que va a pasar y tener ciertos apoyos visuales o frases repetidas que les den seguridad.
3. Cuida tu propio bienestar: Es muy difícil acompañar bien cuando una está al límite. Buscar espacios para ti, aunque sean breves, no es un lujo, es una necesidad.
4. Trabaja el autocuidado emocional y la culpa: Perder la paciencia no te hace una mala madre, pero sí es importante que te tomes en serio tu malestar para que no se vuelva crónico y te impida disfrutar de la relación con tu hijo.
Si sientes que necesitas orientación personalizada, puedes ponerte en contacto conmigo. Estaré encantada de ayudarte.
Hola, es completamente natural que pierdas la paciencia, sobre todo porque los ataques de nervios de niños con autismo son muy difíciles de comprender, no tenemos herramientas para manejarlos y genera mucho sentimiento de impotencia.
Es muy útil entender que el "berrinche" del niño en la mayoría de las veces es ansiedad, y entendiendo esto podemos ajustar nuestra reacción. En lugar de enfrentarse o intentar conseguir lo que queremos ofrecerles seguridad. Un sitio seguro, un objeto de seguridad, etc.
Para tí, y para el sentimiento de culpa te diría que sí, puede pasar, haces algo muy difícil y a veces no sale bien. Si te lo puedes perdonar y sigues aprendiendo cómo ayudar a una persona con autismo, cada vez irá mejor.
Te recomiendo un libro: Ansiedad en el autismo de Isabel Paula.
Un abrazo!
Es muy útil entender que el "berrinche" del niño en la mayoría de las veces es ansiedad, y entendiendo esto podemos ajustar nuestra reacción. En lugar de enfrentarse o intentar conseguir lo que queremos ofrecerles seguridad. Un sitio seguro, un objeto de seguridad, etc.
Para tí, y para el sentimiento de culpa te diría que sí, puede pasar, haces algo muy difícil y a veces no sale bien. Si te lo puedes perdonar y sigues aprendiendo cómo ayudar a una persona con autismo, cada vez irá mejor.
Te recomiendo un libro: Ansiedad en el autismo de Isabel Paula.
Un abrazo!
Muy buenos días. Gracias por compartir con tanta sinceridad lo que te sucede con tu hijo. Antes de nada decirte que lo que sientes es normal, eres humana. Eres una madre que está haciendo lo mejor que puede con lo que tiene y con lo que sabe. Y reconocer lo que ocurre ya es un acto de amor hacia ti y hacia tu hijo, pues quieres lo mejor para él.
Desde la bioneuroemción®, vemos un conflicto como una oportunidad para conocernos más, para crecer. Puedes preguntarte en esta situación:
-¿Qué me refleja mi hijo con su conducta? ¿Qué parte de mí se activa cuando hace un berrinche?
Tal vez no es que él "haga berrinche", sino que toca en ti una emoción más antigua, una necesidad no expresada, un cansancio o una expectativa no cumplida.
- ¿Qué no estoy expresando de forma libre, sin importar lo que opinen los demás? Y si lo hago, me juzgo.
Puedes explorar si, en tu historia familiar, hubo situaciones en las que no se permitió expresar libremente las emociones o en las que ser “demasiado emocional” no era aceptado. A veces, lo que hoy nos cuesta en nuestros hijos está conectado con algo no sanado en nuestro propio niño interior.
Y lo más importante: no se trata de culpas, sino de comprenderte con amor. Desde esa comprensión podrás poco a poco transformar esa rabia en paciencia, esa culpa en ternura, y ese cansancio en autocuidado.
Si lo deseas, podemos trabajarlo juntas para acompañarte a descubrir qué hay detrás de estas reacciones, y cómo resignificarlas desde tu historia personal.
Un saludo enorme
Desde la bioneuroemción®, vemos un conflicto como una oportunidad para conocernos más, para crecer. Puedes preguntarte en esta situación:
-¿Qué me refleja mi hijo con su conducta? ¿Qué parte de mí se activa cuando hace un berrinche?
Tal vez no es que él "haga berrinche", sino que toca en ti una emoción más antigua, una necesidad no expresada, un cansancio o una expectativa no cumplida.
- ¿Qué no estoy expresando de forma libre, sin importar lo que opinen los demás? Y si lo hago, me juzgo.
Puedes explorar si, en tu historia familiar, hubo situaciones en las que no se permitió expresar libremente las emociones o en las que ser “demasiado emocional” no era aceptado. A veces, lo que hoy nos cuesta en nuestros hijos está conectado con algo no sanado en nuestro propio niño interior.
Y lo más importante: no se trata de culpas, sino de comprenderte con amor. Desde esa comprensión podrás poco a poco transformar esa rabia en paciencia, esa culpa en ternura, y ese cansancio en autocuidado.
Si lo deseas, podemos trabajarlo juntas para acompañarte a descubrir qué hay detrás de estas reacciones, y cómo resignificarlas desde tu historia personal.
Un saludo enorme
Gracias por compartir algo tan íntimo y difícil. Lo que estás viviendo es tremendamente humano: criar a un niño con autismo puede ser profundamente desafiante, emocionalmente agotador y, a la vez, lleno de momentos de amor y crecimiento. Sentirse frustrada no te convierte en una mala madre, te convierte en una madre que está haciendo lo mejor que puede bajo una carga muy pesada. Reconocer que a veces pierdes la paciencia y arrepentirte ya habla de tu compromiso, de tu conciencia emocional y de tu deseo de hacerlo mejor.
Los berrinches frecuentes en niños con autismo no son caprichos; suelen ser expresiones de sobrecarga sensorial, dificultades en la comunicación o frustraciones que no pueden expresar de otra forma. Entender esto no siempre calma la reacción emocional que te genera, pero sí puede ayudarte a abordarlo con una mirada más compasiva: él no lo hace “porque quiere”, sino porque es su manera de lidiar con un mundo que muchas veces le resulta confuso o abrumador.
Aquí te dejo algunos consejos prácticos que podrías considerar:
Cuida tu autocuidado: tú también necesitas espacios para ti, aunque sean pequeños. Si tú estás sobrecargada, es más difícil responder con paciencia. No se trata de “ser perfecta”, sino de estar lo suficientemente regulada para contener sin explotar.
Identifica los disparadores: a veces ciertos berrinches tienen patrones. ¿Ocurren cuando hay ruido, cambios repentinos, hambre, cansancio? Si logras anticipar, puedes prevenir o suavizar la intensidad.
Tiempo fuera emocional (para ti): cuando sientas que vas a perder el control, retírate por un minuto si es seguro hacerlo. Respira, cuenta hasta diez, toma agua. No es rendirse, es una estrategia para proteger a ambos.
Busca ayuda profesional: no tienes que hacerlo sola. Un terapeuta ocupacional, psicólogo infantil o especialista en autismo puede enseñarte estrategias de manejo de conducta y ayudarte a entender mejor sus necesidades y las tuyas.
Trabaja la culpa con amor: sentir culpa es una señal de que te importa. Pero no te quedes ahí. Úsala como motor para pedir apoyo, para aprender nuevas herramientas, no como castigo.
Tu hijo no necesita una madre perfecta, necesita una madre que siga intentando, que lo ame —como ya lo haces— y que también sepa pedir ayuda cuando lo necesita. Y tú mereces esa ayuda. Lo estás haciendo mejor de lo que crees.
Los berrinches frecuentes en niños con autismo no son caprichos; suelen ser expresiones de sobrecarga sensorial, dificultades en la comunicación o frustraciones que no pueden expresar de otra forma. Entender esto no siempre calma la reacción emocional que te genera, pero sí puede ayudarte a abordarlo con una mirada más compasiva: él no lo hace “porque quiere”, sino porque es su manera de lidiar con un mundo que muchas veces le resulta confuso o abrumador.
Aquí te dejo algunos consejos prácticos que podrías considerar:
Cuida tu autocuidado: tú también necesitas espacios para ti, aunque sean pequeños. Si tú estás sobrecargada, es más difícil responder con paciencia. No se trata de “ser perfecta”, sino de estar lo suficientemente regulada para contener sin explotar.
Identifica los disparadores: a veces ciertos berrinches tienen patrones. ¿Ocurren cuando hay ruido, cambios repentinos, hambre, cansancio? Si logras anticipar, puedes prevenir o suavizar la intensidad.
Tiempo fuera emocional (para ti): cuando sientas que vas a perder el control, retírate por un minuto si es seguro hacerlo. Respira, cuenta hasta diez, toma agua. No es rendirse, es una estrategia para proteger a ambos.
Busca ayuda profesional: no tienes que hacerlo sola. Un terapeuta ocupacional, psicólogo infantil o especialista en autismo puede enseñarte estrategias de manejo de conducta y ayudarte a entender mejor sus necesidades y las tuyas.
Trabaja la culpa con amor: sentir culpa es una señal de que te importa. Pero no te quedes ahí. Úsala como motor para pedir apoyo, para aprender nuevas herramientas, no como castigo.
Tu hijo no necesita una madre perfecta, necesita una madre que siga intentando, que lo ame —como ya lo haces— y que también sepa pedir ayuda cuando lo necesita. Y tú mereces esa ayuda. Lo estás haciendo mejor de lo que crees.
¡Hola! Gracias por abrirte y compartir algo tan personal. Lo primero que quiero decirte es que ES muy comprensible sentirte desbordada a veces. Criar a un niño con autismo puede ser muy desafiante, sobre todo cuando se suman el cansancio, la frustración y el deseo de que las cosas vayan bien.
El hecho de que reconozcas lo que sientes y te cuestiones ya dice mucho de ti como madre. Es normal que a veces la paciencia se agote, somos humanas, y más aún cuando no siempre sabemos cómo manejar ciertas situaciones. Lo importante es empezar a trabajar desde ahí, sin culpa, pero con conciencia y con apoyo.
Podría ayudarte mucho contar con un espacio para ti, donde puedas entender mejor tus emociones y aprender herramientas para regularte en esos momentos tan difíciles. También sería ideal que pudieras recibir orientación sobre cómo acompañar a tu peque desde la calma, entendiendo sus necesidades sensoriales y emocionales.
Un abrazo!
El hecho de que reconozcas lo que sientes y te cuestiones ya dice mucho de ti como madre. Es normal que a veces la paciencia se agote, somos humanas, y más aún cuando no siempre sabemos cómo manejar ciertas situaciones. Lo importante es empezar a trabajar desde ahí, sin culpa, pero con conciencia y con apoyo.
Podría ayudarte mucho contar con un espacio para ti, donde puedas entender mejor tus emociones y aprender herramientas para regularte en esos momentos tan difíciles. También sería ideal que pudieras recibir orientación sobre cómo acompañar a tu peque desde la calma, entendiendo sus necesidades sensoriales y emocionales.
Un abrazo!
Gracias por tu sinceridad. Lo que expresas —sentirte desbordada, perder la paciencia y luego sentirte culpable— es algo que muchas madres y padres experimentan, especialmente cuando crían a un niño con autismo. No se trata de justificar los jaloneos, pero sí de entender que detrás de esas reacciones hay mucho cansancio, frustración y también amor.
Es importante que puedas encontrar un espacio para ti: para hablar, para desahogarte, y también para pensar qué lugar está ocupando este enojo y este sentimiento de impotencia. A veces, cuando los berrinches del niño se vuelven constantes, lo que se pone en juego no es solo lo que él hace, sino lo que eso despierta en uno como madre: el dolor de no poder calmarlo, la sensación de fracaso, o la herida de no ser reconocida por ese hijo.
En cuanto al niño, es fundamental recordar que muchas veces su forma de expresar malestar, incomodidad o necesidad puede parecer berrinche, pero en realidad es la única manera que ha encontrado para comunicar algo. No es fácil. Pero en vez de pensar que “lo hace porque quiere”, te invito a preguntarte qué te está queriendo decir con esa conducta, qué le pasa, qué lo desorganiza.
Mi consejo es que busques un espacio terapéutico para ti, donde puedas ir elaborando lo que te pasa en tu maternidad, sin juicio. A veces, cuando tú puedes estar mejor, el vínculo con tu hijo también mejora. Y si aún no cuentas con apoyos específicos para su diagnóstico, sería muy bueno consultar con profesionales especializados en autismo que puedan orientarte y ayudarte a comprender mejor sus modos de ser y estar en el mundo.
Estás haciendo lo que puedes, pero no tienes por qué hacerlo sola.
Es importante que puedas encontrar un espacio para ti: para hablar, para desahogarte, y también para pensar qué lugar está ocupando este enojo y este sentimiento de impotencia. A veces, cuando los berrinches del niño se vuelven constantes, lo que se pone en juego no es solo lo que él hace, sino lo que eso despierta en uno como madre: el dolor de no poder calmarlo, la sensación de fracaso, o la herida de no ser reconocida por ese hijo.
En cuanto al niño, es fundamental recordar que muchas veces su forma de expresar malestar, incomodidad o necesidad puede parecer berrinche, pero en realidad es la única manera que ha encontrado para comunicar algo. No es fácil. Pero en vez de pensar que “lo hace porque quiere”, te invito a preguntarte qué te está queriendo decir con esa conducta, qué le pasa, qué lo desorganiza.
Mi consejo es que busques un espacio terapéutico para ti, donde puedas ir elaborando lo que te pasa en tu maternidad, sin juicio. A veces, cuando tú puedes estar mejor, el vínculo con tu hijo también mejora. Y si aún no cuentas con apoyos específicos para su diagnóstico, sería muy bueno consultar con profesionales especializados en autismo que puedan orientarte y ayudarte a comprender mejor sus modos de ser y estar en el mundo.
Estás haciendo lo que puedes, pero no tienes por qué hacerlo sola.
Hola, que tal? El autismo y los trastornos del desarrollo en general plantean dificultades importantes para el niño y su familia y entorno. El seguimiento por parte de profesionales que atiendan al niño desde el inicio como los recursos públicos de atención temprana pueden ser una grana ayuda.
El juego y su desarrollo simbólico es importante en estos niños ya que ayuda a contener la agitación y el movimiento.
Sería importante que pudieras consultar esto que te ocurre con un psicólogo-a y comentarlo con un profesional en donde darle un desarrollo y un sentido a lo que te viene ocurriendo desde hace tiempo.
Atentamente.
Luis Roser Rodriguez
Psicólogo General Sanitario
El juego y su desarrollo simbólico es importante en estos niños ya que ayuda a contener la agitación y el movimiento.
Sería importante que pudieras consultar esto que te ocurre con un psicólogo-a y comentarlo con un profesional en donde darle un desarrollo y un sentido a lo que te viene ocurriendo desde hace tiempo.
Atentamente.
Luis Roser Rodriguez
Psicólogo General Sanitario
Hola, primero me gustaría darte las gracias por expresarte, buscar ayuda y pedir consejo ante esta situación que estás viviendo, es un signo de querer mejorar y crecer como persona.
Entiendo que estás pasando por una situación muy difícil. Criar a un niño con autismo puede ser todo un reto, y en ocasiones puede resultar agotador y es normal sentirse frustrado. El hecho de que te arrepientas después muestra que te importa y que quieres hacerlo mejor, ya que reconoces que no es de las mejores respuestas que uno puede tener.
Los berrinches en niños con autismo suelen ser una forma de comunicar algo que no pueden expresar de otra manera, las necesidades y emociones las expresan a través de la conducta, tenemos que aprender como adultos a leer esas señales y descifrarlas para que no nos genere impacto y enfado. Esos comportamientos no parten de caprichos, sino que son señales de que están desregulados o sobrepasados. Aun así, tu cansancio es válido y nos refleja que puedes sentirte superado/a.
Es importante que también te cuides a ti mismo: buscar apoyo, espacios para descomprimir, y aprender estrategias para manejar esas emociones fuertes. No se trata de ser perfecto, sino de ir encontrando formas más sanas de responder, tanto para tu hijo como para ti mismo.
Los niños necesitan aprender poco a poco como pueden regular sus emociones y eso lo empiezan a aprender a partir de cómo nos regulamos los adultos. Te animo a que puedas buscar apoyo profesional para definir estrategias y recursos que te ayuden a regular tus propias emociones y, que eso mismo, pueda darte mayor seguridad para hacer frente a esos episodios.
Espero que puedan ayudarte estas palabras, estamos aquí para lo que necesites.
Un abrazo y ánimo
Entiendo que estás pasando por una situación muy difícil. Criar a un niño con autismo puede ser todo un reto, y en ocasiones puede resultar agotador y es normal sentirse frustrado. El hecho de que te arrepientas después muestra que te importa y que quieres hacerlo mejor, ya que reconoces que no es de las mejores respuestas que uno puede tener.
Los berrinches en niños con autismo suelen ser una forma de comunicar algo que no pueden expresar de otra manera, las necesidades y emociones las expresan a través de la conducta, tenemos que aprender como adultos a leer esas señales y descifrarlas para que no nos genere impacto y enfado. Esos comportamientos no parten de caprichos, sino que son señales de que están desregulados o sobrepasados. Aun así, tu cansancio es válido y nos refleja que puedes sentirte superado/a.
Es importante que también te cuides a ti mismo: buscar apoyo, espacios para descomprimir, y aprender estrategias para manejar esas emociones fuertes. No se trata de ser perfecto, sino de ir encontrando formas más sanas de responder, tanto para tu hijo como para ti mismo.
Los niños necesitan aprender poco a poco como pueden regular sus emociones y eso lo empiezan a aprender a partir de cómo nos regulamos los adultos. Te animo a que puedas buscar apoyo profesional para definir estrategias y recursos que te ayuden a regular tus propias emociones y, que eso mismo, pueda darte mayor seguridad para hacer frente a esos episodios.
Espero que puedan ayudarte estas palabras, estamos aquí para lo que necesites.
Un abrazo y ánimo
Hola! educar un niño es una tarea muy difícil y más en la sociedad individualista en la que vivimos, y el autismo todavía es una condición poco conocida fuera del entorno de la discapacidad. Te animo a que te conviertas en detective de tu hijo y de ti durante un tiempo, porque tú eres la mayor especialista que existe en tu niño. Focalízate en qué sucede antes del berrinche, durante el mismo y después.
Antes para saber qué sucede en el ambiente (personas presentes, estímulos físicos como por ejemplo ruidos fuertes, hora en que sucede...) y poder investigar si se debe a algo que sucede en vuestro entorno o le sucede al niño (por ejemplo cansancio, hambre, sed, saturación estimular, etc.)
Durante el berrinche (cómo actúa tu hijo y cómo actúas tu misma) para averiguar qué le ayuda a regularse a sí mismo y a ir rebajando la intensidad del llanto, por ejemplo.
Después (cómo se ha calmado, qué ha hecho y qué has hecho tú), observar a tu hijo te va a dar mucha información para conocerlo cada vez más y poder evitar ciertos estímulos, ayudarle a contactar lentamente con aquellos que le resultan molestos, en definitiva ayudarte en prevención.
Comprender lo que le pasa te va a ayudar con sus berrinches, y también a centrarte en aquello que le agrada, que busca, que le beneficia para regular su comportamiento, su emocionalidad, etc. contribuyendo a que tú te descubras a ti misma como la gran madre que eres.
Antes para saber qué sucede en el ambiente (personas presentes, estímulos físicos como por ejemplo ruidos fuertes, hora en que sucede...) y poder investigar si se debe a algo que sucede en vuestro entorno o le sucede al niño (por ejemplo cansancio, hambre, sed, saturación estimular, etc.)
Durante el berrinche (cómo actúa tu hijo y cómo actúas tu misma) para averiguar qué le ayuda a regularse a sí mismo y a ir rebajando la intensidad del llanto, por ejemplo.
Después (cómo se ha calmado, qué ha hecho y qué has hecho tú), observar a tu hijo te va a dar mucha información para conocerlo cada vez más y poder evitar ciertos estímulos, ayudarle a contactar lentamente con aquellos que le resultan molestos, en definitiva ayudarte en prevención.
Comprender lo que le pasa te va a ayudar con sus berrinches, y también a centrarte en aquello que le agrada, que busca, que le beneficia para regular su comportamiento, su emocionalidad, etc. contribuyendo a que tú te descubras a ti misma como la gran madre que eres.
Gracias por abrirte y compartir algo tan difícil. Lo primero que quiero decirte es que no estás sol@. Ser madre o padre de un niño con autismo puede ser profundamente desafiante, y sentir frustración, agotamiento o incluso enojo en algunos momentos no te convierte en una mala persona, sino en un ser humano que también necesita apoyo.
Entiendo lo duro que es ver a tu hijo tener constantes berrinches y no saber cómo ayudarlo o cómo sostener emocionalmente esa situación una y otra vez. Sin embargo, como bien dices, él no lo hace por querer llamar la atención ni por “portarse mal”. Muchos niños con autismo tienen dificultades para expresar lo que sienten, lo que necesitan o lo que les incomoda, y el berrinche muchas veces es la única vía que encuentran para liberar esa sobrecarga.
Aquí van algunos consejos que pueden ayudarte:
- Trabaja en tu autocuidado emocional. No puedes sostener a otro si tú estás desbordad@. Busca espacios para descansar, hablar, respirar, pedir ayuda o simplemente desconectar aunque sea unos minutos al día.
- Anticípate a los desencadenantes. Observa qué situaciones suelen generar los berrinches: ruidos, cambios de rutina, hambre, cansancio, etc. Muchas veces prevenir es más efectivo que corregir.
- Establece rutinas visuales claras. A muchos niños con TEA les ayuda ver con imágenes lo que va a suceder (hora del baño, comida, juego, etc.). Esto les da seguridad.
- Practica el autocontrol desde la compasión. Si te notas al límite, aléjate un momento con seguridad, respira, y vuelve cuando te sientas capaz de actuar desde la calma. No se trata de hacerlo perfecto, sino de ir aprendiendo a regularnos también nosotros.
- Pide ayuda profesional. Un psicólogo o terapeuta especializado en autismo puede orientarte en estrategias concretas, tanto para tu hij@ como para ti como madre/padre.
Y sobre todo… sé amable contigo mism@. Reconocer lo que estás sintiendo ya es un paso importante. El arrepentimiento que sientes es señal de que quieres hacerlo mejor, y eso habla mucho de ti.
Entiendo lo duro que es ver a tu hijo tener constantes berrinches y no saber cómo ayudarlo o cómo sostener emocionalmente esa situación una y otra vez. Sin embargo, como bien dices, él no lo hace por querer llamar la atención ni por “portarse mal”. Muchos niños con autismo tienen dificultades para expresar lo que sienten, lo que necesitan o lo que les incomoda, y el berrinche muchas veces es la única vía que encuentran para liberar esa sobrecarga.
Aquí van algunos consejos que pueden ayudarte:
- Trabaja en tu autocuidado emocional. No puedes sostener a otro si tú estás desbordad@. Busca espacios para descansar, hablar, respirar, pedir ayuda o simplemente desconectar aunque sea unos minutos al día.
- Anticípate a los desencadenantes. Observa qué situaciones suelen generar los berrinches: ruidos, cambios de rutina, hambre, cansancio, etc. Muchas veces prevenir es más efectivo que corregir.
- Establece rutinas visuales claras. A muchos niños con TEA les ayuda ver con imágenes lo que va a suceder (hora del baño, comida, juego, etc.). Esto les da seguridad.
- Practica el autocontrol desde la compasión. Si te notas al límite, aléjate un momento con seguridad, respira, y vuelve cuando te sientas capaz de actuar desde la calma. No se trata de hacerlo perfecto, sino de ir aprendiendo a regularnos también nosotros.
- Pide ayuda profesional. Un psicólogo o terapeuta especializado en autismo puede orientarte en estrategias concretas, tanto para tu hij@ como para ti como madre/padre.
Y sobre todo… sé amable contigo mism@. Reconocer lo que estás sintiendo ya es un paso importante. El arrepentimiento que sientes es señal de que quieres hacerlo mejor, y eso habla mucho de ti.
Hola, ante todo decirte que es normal que no siempre tengamos toda la paciencia que nos gustaría con nuestros hijos, especialmente si presentan necesidades especiales. En cualquier caso, las dinámicas son susceptibles de mejorar, lo que conlleva un mayor bienestar para todos los miembros de la familia. Soy psicóloga y paso consulta online, si quieres ponerte en contacto conmigo puedes enviarme un mail a silviabanospsicologia@gmail.com. La primera consulta es gratuita.
Un abrazo.
Un abrazo.
Gracias por tu sinceridad. Criar a un niño con autismo puede ser profundamente desafiante, especialmente cuando los episodios de berrinche se repiten y tú misma estás agotada. Es normal que, en momentos de frustración, pierdas la paciencia. Pero también es valiente reconocerlo y buscar formas de mejorar.
Aquí tienes algunas recomendaciones que pueden ayudarte a manejar esos momentos difíciles con más calma y eficacia:
**1. Anticipa los desencadenantes**
Muchos berrinches no son “caprichos”, sino reacciones a estímulos que el niño no puede procesar. Observa qué situaciones suelen provocarlos (ruidos, cambios de rutina, hambre, cansancio) y trata de anticiparte.
**2. Crea rutinas claras y visuales**
Los niños con autismo se sienten más seguros cuando saben qué esperar. Usa pictogramas, dibujos o secuencias simples para mostrarle lo que viene en el día. Esto reduce la ansiedad y los berrinches.
**3. Refuerza el autocuidado emocional**
Cuando sientas que estás perdiendo el control, aléjate unos segundos si es seguro hacerlo. Respira profundo. No eres una mala madre por necesitar un respiro. Eres humana.
**4. Usa el contacto físico con suavidad**
En vez de jalonear, prueba con un abrazo firme si él lo tolera, o simplemente estar cerca sin tocar. A veces, tu presencia tranquila es suficiente para ayudarle a regularse.
**5. Refuerza lo positivo**
Cuando él logre calmarse o expresar algo sin berrinche, felicítalo con palabras sencillas y afecto. El refuerzo positivo es más eficaz que el castigo.
**6. Cuida tu salud mental**
Tú también necesitas apoyo. Busca espacios para ti, aunque sean breves. Una madre que se cuida puede cuidar mejor.
**7. No te castigues por los errores**
Lo importante no es ser perfecta, sino estar dispuesta a aprender y mejorar. Ya estás haciendo eso.
Si lo deseas, te ofrezco una consulta psicológica online gratuita para que puedas hablar con más detenimiento de lo que te preocupa.
Aquí tienes algunas recomendaciones que pueden ayudarte a manejar esos momentos difíciles con más calma y eficacia:
**1. Anticipa los desencadenantes**
Muchos berrinches no son “caprichos”, sino reacciones a estímulos que el niño no puede procesar. Observa qué situaciones suelen provocarlos (ruidos, cambios de rutina, hambre, cansancio) y trata de anticiparte.
**2. Crea rutinas claras y visuales**
Los niños con autismo se sienten más seguros cuando saben qué esperar. Usa pictogramas, dibujos o secuencias simples para mostrarle lo que viene en el día. Esto reduce la ansiedad y los berrinches.
**3. Refuerza el autocuidado emocional**
Cuando sientas que estás perdiendo el control, aléjate unos segundos si es seguro hacerlo. Respira profundo. No eres una mala madre por necesitar un respiro. Eres humana.
**4. Usa el contacto físico con suavidad**
En vez de jalonear, prueba con un abrazo firme si él lo tolera, o simplemente estar cerca sin tocar. A veces, tu presencia tranquila es suficiente para ayudarle a regularse.
**5. Refuerza lo positivo**
Cuando él logre calmarse o expresar algo sin berrinche, felicítalo con palabras sencillas y afecto. El refuerzo positivo es más eficaz que el castigo.
**6. Cuida tu salud mental**
Tú también necesitas apoyo. Busca espacios para ti, aunque sean breves. Una madre que se cuida puede cuidar mejor.
**7. No te castigues por los errores**
Lo importante no es ser perfecta, sino estar dispuesta a aprender y mejorar. Ya estás haciendo eso.
Si lo deseas, te ofrezco una consulta psicológica online gratuita para que puedas hablar con más detenimiento de lo que te preocupa.
realizar terapia para poder tratar los enojos en otro lado, de modo que no sea el niño el receptor de esas imposibilidades o frustraciones
Gracias por abrirte y contar lo que te pasa. Criar a un niño con autismo puede ser muy desafiante, y es completamente normal que en algunos momentos pierdas la paciencia. Que luego te arrepientas demuestra que quieres actuar desde el cuidado y proteger su bienestar, y eso habla mucho de tu amor y compromiso.
Es importante recordar que sus berrinches o conductas difíciles no son un capricho ni un intento de hacerte daño, sino una manera de expresar emociones que todavía no puede regular. Mantener la calma y la contención, aunque sea difícil, le ayuda a aprender a gestionar sus emociones, y también te protege a ti emocionalmente.
Pequeñas estrategias pueden marcar la diferencia: crear rutinas claras, anticipar situaciones que puedan generarle frustración, ofrecerle espacios de calma y, sobre todo, buscar momentos para ti misma, aunque sean breves, para recuperar tranquilidad y paciencia. No estás sola y sentir frustración no te hace mala madre: te hace humana.
Si quieres, puedo acompañarte para aprender juntos estrategias concretas de manejo emocional, regulación de conducta y autocuidado, adaptadas a ti y a tu hijo, para que ambos podáis vivir con más calma y seguridad.
Es importante recordar que sus berrinches o conductas difíciles no son un capricho ni un intento de hacerte daño, sino una manera de expresar emociones que todavía no puede regular. Mantener la calma y la contención, aunque sea difícil, le ayuda a aprender a gestionar sus emociones, y también te protege a ti emocionalmente.
Pequeñas estrategias pueden marcar la diferencia: crear rutinas claras, anticipar situaciones que puedan generarle frustración, ofrecerle espacios de calma y, sobre todo, buscar momentos para ti misma, aunque sean breves, para recuperar tranquilidad y paciencia. No estás sola y sentir frustración no te hace mala madre: te hace humana.
Si quieres, puedo acompañarte para aprender juntos estrategias concretas de manejo emocional, regulación de conducta y autocuidado, adaptadas a ti y a tu hijo, para que ambos podáis vivir con más calma y seguridad.
Expertos
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