Estoy llegando a un límite con mi madre No soporto que todo el tiempo me esté reprochando por la li

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Estoy llegando a un límite con mi madre
No soporto que todo el tiempo me esté reprochando por la limpieza de casa, es evidente que tiene una manía por eso, y por más que quiera ayudarla en casa no puedo porque le parece mal, se queja constantemente de que no hago nada, cuando siempre voy a trabajar, el trabajo me produce estrés y al llegar a casa solo quiero descansar y no estar escuchando estas cosas, siento que tampoco tiene empatía por la gran cantidad de trabajo que tengo todos los días, no entiende mi cansancio y tampoco pareciera que le sea suficiente que ayude en casa, eso siento, entre muchas cosas más que han estado llegando a un límite y solo me frustro y me echo a llorar de la ira porque no le puedo decir nada simplemente porque es mi madre
Estás atravesando una situación profundamente desgastante, en la que se entrelazan el agotamiento, la frustración y la sensación de no ser visto ni reconocido. Vivir con alguien que tiene una necesidad obsesiva de control sobre la limpieza puede convertir el hogar en un espacio tenso, en lugar de un lugar de descanso. Y cuando esa persona es tu madre, la carga emocional se vuelve aún más compleja. No solo estás intentando manejar tu vida laboral, que ya de por sí implica estrés y cansancio, sino que además, al volver a casa, lejos de encontrar un refugio o un poco de comprensión, te encuentras con reproches, acusaciones injustas y una constante sensación de insuficiencia.

Y no es que no ayudes. Lo haces, dentro de tus posibilidades, con el cuerpo cansado y la mente exhausta. Pero da la impresión de que nada alcanza, de que el listón siempre está más alto, de que no importa cuánto te esfuerces, ella solo ve lo que falta y no lo que haces. Eso mina, no solo la energía física, sino también la emocional. Porque uno no solo necesita descansar: también necesita sentir que lo que hace tiene valor, que sus límites son comprendidos, que su presencia en casa no es constantemente cuestionada o corregida.

Lo que estás viviendo tiene también un componente emocional muy fuerte: la dificultad para poner límites claros con tu madre sin que eso te genere culpa. Es como si tuvieras que aguantarte todo solo porque es ella, como si tu vínculo te impidiera protegerte de su malestar. Pero lo cierto es que no eres menos hijo por necesitar protegerte, por querer ser tratado con empatía, por pedir un mínimo de paz al llegar a casa. Hay una línea muy fina entre querer entender el malestar del otro y cargar con él, entre amar a alguien y permitir que ese amor se convierta en una cárcel emocional. Que sea tu madre no significa que tengas que resignarte al desgaste ni callar lo que te duele.

Tu llanto de rabia no es solo una explosión de emociones acumuladas: es un grito del cuerpo, un grito del alma que ya no puede más con tanto desborde. Es la forma que tiene tu sistema emocional de decirte que esto te está haciendo daño, que algo necesita cambiar. Y no necesariamente tiene que ver con dejar de quererla o con romper el vínculo, sino con revisar la forma en que ese vínculo está funcionando. Porque si el amor va acompañado de reproche constante, si el cansancio no es comprendido, si tu presencia solo se valida cuando haces algo "útil" para ella, entonces no se trata de convivencia: se trata de supervivencia emocional.

Hay heridas que se activan en estas dinámicas familiares. Puede que haya en ti una parte que anhela reconocimiento, que necesita ser vista y valorada por lo que hace, y no solo corregida por lo que no hace. Y esa parte, si no encuentra validación, se quiebra, se frustra, se repliega. No estás solo en esto que sientes. Muchas personas que viven con padres o madres exigentes, perfeccionistas o emocionalmente absorbentes, experimentan este mismo bucle: intentar ayudar, sentirse juzgados, frustrarse, callarse por respeto, explotar emocionalmente y volver a empezar. Pero mereces salir de ese bucle. Mereces descanso, cuidado, y una relación en la que tus límites sean respetados.

Ojalá encuentres la fuerza para poner en palabras lo que te duele, de la manera que puedas, incluso aunque sea por escrito, en una carta, o hablando en otro momento más tranquilo. Y si eso no es posible ahora, al menos que puedas validar internamente que no estás exagerando, que tu malestar tiene sentido, y que es legítimo sentirte así. Porque lo que estás viviendo no es menor. Es profundamente humano y doloroso, y merece ser mirado con la misma empatía que tú desearías recibir.

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Hola, entiendo lo difícil que debe ser lidiar con esa situación, especialmente cuando sientes que no hay comprensión ni empatía por lo que estás viviendo. El estrés laboral puede ser muy abrumador y es normal que, al llegar a casa, busques un espacio para descansar y desconectar. En este tipo de dinámicas familiares, muchas veces se mezclan expectativas no comunicadas, y es importante encontrar una manera de hablar de tus necesidades y límites sin que eso signifique un conflicto.

Te sugiero que, cuando te sientas más tranquila, intentes expresar lo que estás sintiendo de forma clara y honesta, sin que se convierta en un reproche. Hablar sobre tu cansancio y el esfuerzo que estás poniendo, tanto en el trabajo como en las tareas de la casa, podría ayudar a que tu madre entienda mejor tu situación. A veces, las emociones pueden volverse muy intensas y, si sientes que no puedes manejar la conversación sola, un profesional podría ayudarte a gestionar estos sentimientos y encontrar un camino para resolver esta situación de manera más saludable.

Te envío mucho ánimo en este proceso.
 Anxo Blanco Villaverde
Psicólogo
Santiago de Compostela
Lo que estás viviendo no es raro, pero eso no lo hace menos agotador. Cuando uno siente que haga lo que haga nunca es suficiente, y además no puede expresar lo que le pasa porque “es mi madre”, el desgaste emocional se multiplica.

Parece que el conflicto no es solo por la limpieza, sino por algo más profundo: la falta de reconocimiento, de límites claros, y de empatía hacia tu situación actual. Y cuando eso se repite día tras día, es normal llegar a un punto de saturación, incluso aunque quieras a esa persona.

La clave aquí no está en “hacer más” o “aguantar mejor”, sino en aprender a poner límites —aunque cueste— y dejar de tragarte todo el malestar solo por no confrontar. No para entrar en guerra, sino para no seguir rompiéndote tú por dentro.

A veces, lo más sano es dejar de intentar que el otro entienda… y empezar a actuar desde lo que tú necesitas, aunque no lo aprueben.

Claramente estas viviendo una situación de estrés agudo o un posible trastorno adaptativo debido a este estrés.
En estos casos hay que analizar los factores que te provocan estrés en el trabajo y ver la forma en la que minimizar su impacto, dándote herramientas y habilidades para ello. Una de estas muy posiblemente sea la asertividad.
En casa con tu madre igual. Habría que analizar bien la situación y dentro de lo posible disminuir la carga de estrés, muy posiblemente también utilizando la asertividad.

Esto habría que complementarlo paralelamente con actividades de autocuidado y calma mental.
Animo, tu problema aunque duro tiene salida.
Gracias.
Hola, gracias por compartir lo que estás viviendo.
Tu mensaje refleja un nivel de carga emocional muy alto. Estás enfrentando una doble presión: por un lado, el estrés del trabajo diario, y por otro, una convivencia que lejos de ser un refugio, se convierte en otro foco de tensión. Es comprensible que te sientas frustrado/a, incluso desbordado/a, especialmente cuando sientes que tus esfuerzos no son reconocidos y no puedes expresarte con libertad por tratarse de tu madre.

Cuando los reproches son constantes y no hay espacio para el descanso ni el diálogo, es habitual que aparezcan la ira, la tristeza o incluso el bloqueo emocional. Trabajar todo esto en un espacio terapéutico puede ayudarte a recuperar claridad, autoestima y herramientas para abordar el conflicto desde otro lugar, sin dejarte a un lado.

Si lo deseas, puedes escribirme directamente o agendar una cita. Estaré encantada de acompañarte en este proceso.
Hola, gracias por abrirte con algo tan difícil. Lo que estás sintiendo es completamente válido y, por lo que cuentas, estás enfrentando una situación emocionalmente desgastante. Vivir en un entorno de criticas e invalidez puede generar una carga enorme, especialmente si ya estás agotado por el trabajo. Te invito a que comiences una terapia en la que puedas poner en palabras lo que sientes y comenzar a establecer límites saludables. Ánimos!
 Sol Menga
Psicólogo
Barcelona
Hola, ¿Cómo te encuentras? ¿Cuántos años tienes? Puedo llegar a imaginarme la gran frustración que sientes con las respuestas que obtienes de tu madre. Es muy difícil entender que muchas veces no somos responsables de las respuestas del otro y esto nos enoja, nos da impotencia. Sin embargo, uno puede aprender a relacionarse con lo que no puede cambiar mientras seguimos teniendo la vida que queremos armar.
Si quieres más ayuda con ello te invito a que te contactes conmigo!
Saludos,
Sol Menga
Las relaciones familiares son complicadas. A veces las personas nos comunicamos de forma inadecuada, es posible que tu madre esté intentando decirte algo a través de esa queja, seguro que detrás de esta queja de falta de limpieza hay algo importante que te quiere transmitir. Ten paciencia y habla con ella sobre lo que realmente le molesta.
¡Hola! Muchas gracias por compartir cómo te sientes. Lo que estás viviendo suena muy agotador y entiendo que estés llegando a un límite. Cuando convivimos con alguien que tiene una necesidad muy marcada —como puede pasar con el tema de la limpieza—, es muy fácil que se generen tensiones, sobre todo si sentimos que no hay espacio para nuestro cansancio o que nuestra ayuda nunca es suficiente.

Trabajar en consulta cómo poner límites desde un lugar que no te haga sentir culpable, y cómo gestionar esa ira que se acumula, puede ayudarte a aliviar esta carga. A veces necesitamos permiso para protegernos emocionalmente, incluso dentro de la familia.

Mucho ánimo con esto.
Hola, gracias por expresar lo que estás viviendo. Lo que cuentas refleja un nivel de cansancio emocional importante, y es completamente válido sentir frustración cuando una relación cercana, como la que se tiene con una madre, se vuelve fuente constante de tensión.

Parece que estás en un punto en el que sientes que no importa cuánto te esfuerces, nunca es suficiente, y eso puede generar mucho dolor, impotencia y, como dices, incluso ira. Además, estás cargando con el peso de no poder expresar lo que sientes, lo cual intensifica ese malestar.

Es comprensible que tras una jornada de trabajo necesites descanso, y que la falta de reconocimiento a ese esfuerzo te haga sentir poco valorado/a. Cuando uno no puede hablar abiertamente por temor o por los roles familiares tradicionales, muchas emociones se quedan atrapadas y salen en forma de llanto o desgaste físico y mental.

A veces, detrás de estos conflictos cotidianos hay dinámicas familiares más profundas, expectativas no habladas o necesidades emocionales que no están siendo reconocidas.

Te animo a que puedas explorar esto en un espacio terapéutico, donde no solo puedas expresar libremente lo que sientes, sino también entender mejor los límites saludables que puedes empezar a establecer, sin culpa, incluso con las personas que más queremos.

Gracias nuevamente por tu confianza al abrirte y cómo te sientes.
Gracias por compartir lo que estás viviendo. Lo que decís muestra una experiencia de mucho desgaste emocional, de impotencia.

Es muy común que en ciertas relaciones con figuras parentales, sobre todo cuando hay algo de lo no dicho, se genere un circuito de reproche, culpa y frustración. Quieres ayudar, ser reconocida, pero lo que parece instalarse es una exigencia sin fin, que te deja sin lugar y sin voz.

Dices no poder hablar porque “es tu madre” pero el vínculo con una madre también puede ser pensado, revisado, no para rechazarla, sino para poder ubicarte en otro lugar, es decir, otro vínculo posible.

Te recomendaría buscar un espacio donde puedas hablar de esto más profundamente. Porque lo que estás sintiendo —esa mezcla de ira, tristeza y agotamiento— no es algo que se “resuelva” solo. Se necesita un lugar donde puedas preguntarte por qué te afecta tanto, qué lugar estás ocupando en esa dinámica, y cómo podrías empezar a tomar distancia de lo que te hace mal, incluso sin romper el vínculo.

Poner un límite no es dejar de querer a tu madre. Es empezar a quererte tú también.
 Eva Larios
Psicólogo
Cercedilla
Entiendo lo difícil que debe ser para ti vivir esta situación. Estás haciendo un gran esfuerzo en tu trabajo y al mismo tiempo enfrentando exigencias en casa que no consideran tu cansancio ni tus emociones. Es posible que tu madre actúe desde su propia ansiedad, pero eso no invalida lo que tú sientes. Poner límites no es faltar al respeto, es cuidarte. Si necesitas apoyo para manejar esto o encontrar formas de expresarte con claridad, aquí estoy para ayudarte.
Gracias por abrirte con algo tan personal. Lo que estás viviendo es emocionalmente muy desgastante y es totalmente válido que te sientas frustrada, cansada y sobrepasada.

Por lo que entiendo, actualmente estás atravesando una situación de alta carga emocional, en la que el conflicto con tu madre, particularmente por temas de control y exigencias en casa, se suma al estrés laboral, dejándote sin espacio para descansar ni sentirte comprendida. Es muy común que, en relaciones cercanas, como con una madre, haya dificultades para poner límites sin sentir culpa, especialmente cuando hay una dinámica donde tus esfuerzos no son reconocidos.

Te podría ayudar mucho trabajar esto en un proceso terapéutico, especialmente con terapias terapias de tercera generación, como ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso), que te ayudan a tomar decisiones alineadas con tus valores personales, aún cuando las emociones sean intensas, y a manejar mejor el malestar sin sentir que estás fallando como hija.

No estás sola, y lo que estás sintiendo tiene solución con el acompañamiento adecuado. Buscar apoyo es un acto de autocuidado, no de egoísmo. Mucho ánimo con tu proceso.

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